Capítulo 6: Pelea fraternal

Nov 05, 2006 13:30


   Patricia Paula: ¿Qué le habrá visto Óscar Luis a esa tía? Es de lo más estirado.
   Carlos Javier: A mí me cae bien...
   Patricia Paula: Aunque, para estirada, la otra. ¡Qué esnobismo! ¡Qué repelencia!
   Carlos Javier: Yo no creo que sean malas chicas, pero han vivido demasiado tiempo en la gran ciudad y no están acostumbradas a esto.
   Patricia Paula: ¡Por Dios! ¿A quién se le ocurre ir al bar de José Ramón con pamela? Es más, ¿a quién se le ocurre ir a alguna parte con pamela?
   Carlos Javier: En verdad no le queda mal la pamela. Y, por cierto, no debiste irte tan rápido anoche; ellas acababan de llegar. Me parece una falta de respeto: pueden haberse ofendido.
   Patricia Paula: Era una situación tan ridícula que me estaban dando ganas de vomitar.  Podría haberme quedado y vomitar encima de una de esas dos estúpidas. Podría incluso haberle salpicado la pamela y... ¡Oh! Hablando del rey de Roma...
   Sara Lorena entra en la chocolatería.
   Sara Lorena: Buenos días. 
   Patricia Paula: Hola...
   Carlos Javier: Buenos días, señorita Tupi.
   Sara Lorena: La cocinera está enferma, así que la criada se ocupa de la cocina: por eso mi abuela me ha enviado a comprar.
   Carlos Javier: Muy bien, ¿qué necesita doña Dorita?
   Patricia Paula hace una mueca y desaparece por la trastienda.
   Sara Lorena: Quisiera dos tabletas de chocolate de hacer y una de chocolate con almendras.
   Carlos Javier: Enseguida, señorita.
   Carlos Javier coge las tres tabletas de chocolate, las mete en una bolsa y se las entrega a Sara Lorena, sin dejar de mirarla a los ojos. Sara Lorena le pone un billete en la mano.
   Sara Lorena: Quédate con el cambio.
   Sara Lorena mira a su vez a Carlos Javier, dedicándole una sonrisa, mete el chocolate en su bolso y sale de la tienda, sin mirar atrás.

Al oír la campanilla de la puerta, Patricia Paula sale de la trastienda.
   Patricia Paula: (mirando a su hermano con reproche) ¿Tú también? 
   Carlos Javier: (saliendo de su ensimismamiento) Yo también, ¿qué?
   Patricia Paula: Son los seres más afectados que he conocido nunca. 
   Carlos Javier: ¿No te parece guapísima?
   Patricia Paula mira de nuevo a su hermano, sin saber muy bien si está hablando en serio o no. Decide no contestar.

Sara Lorena: Abuela, aquí tienes el chocolate.
   Teresina: (con sorna) ¿Has ido a comprar? ¿A una tienda? ¿Tú sola? ¿Pagaste con la tarjeta de crédito? ¿Has ido con bolsas por la calle? ¿Te ha visto alguien?
   Sara Lorena: (sin ofenderse) No, metí el chocolate en el bolso. 
   Teresina: ¿Has metido comida en el bolso? 
   Sara Lorena no considera que su hermana sea merecedora de una respuesta. 
   Teresina: (susurrando) ¿Estaba Óscar Luis en la tienda?
   Sara Lorena mira fijamente a su hermana.
   Sara Lorena: (en voz alta) No, no estaba.
   Sara Lorena sale al jardín, seguida de Teresina. 
   Teresina: ¿Qué te pasa? Podías haber gritado un poco más, ¿no?
   Sara Lorena: Tú podrías haber bebido un poco más, ¿no? Y haber llegado un poco más tarde. O, mejor aún, no haber llegado. No veas lo que nos costó subirte a tu habitación. El mayordomo, la criada y yo. ¡Qué vergüenza!
   Teresina: ¿Te da vergüenza hablar con un mayordomo y una criada?
   Sara Lorena: Me da vergüenza tener una hermana como tú y que todos puedan ver cómo llega a casa borrachísima después de haber estado por ahí haciendo quién sabe qué con un chico.
   Teresina: ¿Qué problema tienes? Ya soy mayorcita para ir donde quiera y hacer lo que quiera con quien quiera. No necesito que me digas lo que tengo que hacer. No te has dedicado más que a fastidiarme desde que hemos llegado a este pueblo. Si tanto asco te da, bien podrías haberte quedado en la ciudad.
   Sara Lorena: (con lágrimas en los ojos) Sigues borracha, Teresina.
   Sara Lorena sube corriendo a su habitación, se tumba sobre la cama y llora desconsoladamente. Luz María, que está limpiando los cristales, deja el espray sobre la cómoda, se quita los guantes y se siente en la cama junto a Sara Lorena.
   Luz María: Señorita Sara Lorena, ¿qué le ocurre?
   Sara Lorena no responde; sigue sollozando con la cara clavada en la almohada. Luz María le acaricia la cabeza.
   Luz María: Vamos, señorita, no se ponga usted así. Nárreme qué le ha pasado.
   Sara Lorena: (incorporándose) He tenido una pelea con mi hermana. Me ha dicho cosas horribles.
   Luz María: No llore, señorita. Seguro que su hermana aún está un poco perjudicada desde anoche. No ha dormido mucho. 
   Luz María pasa el brazo derecho alrededor del cuello de Sara Lorena, mientras con la mano izquierda le ofrece un pañuelo. Sara Lorena se seca los ojos.
   Sara Lorena: Gracias, Luz María.
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