cagada, cagada, cagada...

Mar 05, 2006 10:27

Anoche fue emocionante y una metida de pata increíble; al parecer eso de lo emocionante siempre está ligado a meter la pata, que anoche fue por dos, o a la segunda potencia, pero bien potenciado, aunque, esperemos que la emoción se plazca en dar la cara en momentos de mayor entereza. Sí, entereza, porque el principal problema de anoche fue mi completa ausencia de valor, de huevos para decirle a una amiga que no me besase, que eso no resolvería sus problemas y que quizás añadiría a esa ya extensa sucesión de problemas el detrimento irremediable de nuestra amistad, aunque no de mi lado, al menos yo en cobardía absoluta estoy dispuesto a rectificar y a potabilizar la situación y creo que ella también lo estará, después de todo no creo que haya sido una cuña exitosa. Juré el secreto, eso es, de no decirle a nadie sobre lo ocurrido, así que sólo lo hablaré con Tofu, que está al otro lado del mundo -literalmente- y es como si fuese nadie, incomunicado excepto de mi lado, una extensión de mi mismo se me antoja... uy que bonito, fuera de la mariconado es todo un gesto.
La otra metida de pata es más interesante aún porque me cuesta imaginar las repercusiones, si es que las hay: la hermana de la ex de un amigo, buénisima, me dice que me conoce y yo no la recordaba ni pa la puta, y cuando la recordé, porque está buena de cojones y esas cosas hay que rescatarlas del subconsciente a como de -y por cierto no la recordé anoche sino hoy por la mañana-, me ha dejado con unas ganas increíbles de profundizar en el asunto que me develó, medio a relajo, medio en serio, o sea que luego de decirme acertadamente quien yo era y lograr exitosamente que me recordase -sin recordarle- quién era, entre ella y una chica que estaba con mi grupo a la que conocía, me dijeron que ella gustaba de mi, y yo quise decir que me halagaba y creo que sólo dije algo de belleza o preciosura, y como que me quizo quitar la cara y hacer una mueca de sarcasmo y le salió mal y me dio un beso de despedida, suave, de esos que se arrastran en tu cara, y así pude sentir su cara, más suave aún, muy muy humectada. Y antes de eso, mientras la espiaba, para tratar de recordarme, vi como movía esa cadera, y me dio por recordarla mucho, muchísimo. Menos mal que la otra metida de pata vino después
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