Fanfic: Crepúsculo "Hasta que mi corazón deje de latir"

Jan 17, 2011 17:58

Bueno, he decidido que, ya que voy escribiendo el capítulo 5, voy a poner el 2 aquí xDDD aunque no lo lea nadie , por el simple palcer de hacer algo y/o conseguir que a alguien que esté googleando le salga mi post de los primeros xDD Los tengo también en FanFiction, pero creo que si lo pongo aquí hayan más probabilidades de que salga en Google :D Todo sea por Google...

Ve~, realmente no creo que sea correcto ponerlo ahora porque debería estar estudiando, pero...
Crepúsculo no me pertenece, es de Stephanie Meyer :D

Gracias por su atención.

-----------------------------------------
Reencuentro
Los ojos de Alice estaban desenfocados. Llevaban así días, casi semanas; aunque cada cierto tiempo, volvían a la realidad y miraban a su alrededor, a los ojos de su familia.
La tensión era palpable en la mansión Cullen; tanto, que se podía cortar con un cuchillo. Todos parecían un témpano de hielo desde que Alice había dado la alarma, tiempo atrás. Les había pegado un susto impresionante al principio, pero luego dejaron todo lo que hacían para prestar atención a lo que Alice quería decirles. Lo recordaban perfectamente.
Mientras seguían mirando fijamente a los ojos de Alice, Carlisle rememoró lo acontecido. Rosalie estaba peleándose con Emmet y Jasper porque ella quería ver programas de la Discovery y ellos jugar un rato a la consola, cuando escucharon el grito agudo de la pequeña vampiresa. Jasper inmediatamente había abandonado la disputa sin sentido para auxiliar en lo que fuese a su esposa; pero nada le pasaba a ella. Se dio cuenta entonces de que era algo que había visto. Pero Alice no dijo nada, solo se quedó sentada en la misma posición, con las piernas recogidas delante de su pecho y balanceándose con la mirada perdida; la misma posición que tenía ahora.
- ¿Qué ves, Alice?- Volvió a murmurar Carlisle, despertando a todos de su estado de piedra- ¿Qué le ha pasado a Edward?- Preguntó preocupado, pues llevaban varios meses sin saber nada del mencionado.
Esme soltó un sollozo ahogado, creyendo que algo grave le había pasado a su hijo. La familia miró a Esme, Carlisle y a Alice alternativamente.
- No es Edward,- habló por fin la vampiresa- es Bella.- dijo con voz pastosa, como si su lengua estuviese dormida. Había pasado mucho tiempo sin que nadie mencionase su nombre.
Un escalofrío de terror cruzó por la espalda de todos. ¿Qué peligro acechaba a la frágil y encantadora humana? ¿Qué tan peligroso era para que Alice estuviera en ese estado catatónico?, se preguntaron todos.
- ¿Qué?- casi gritó Rosalie- Dinos, Alice, ¿Qué ves?
La nombrada giró su cabeza y la orientó hacia la rubia con la mirada perdida, concentrada en el futuro todavía.
-Nada.- murmuró- No veo absolutamente nada.
Silencio sepulcral. Todos sabían lo que eso significaba, pero no querían admitirlo. Bella no podía estar muerta.
- Imposible- dijo negando con la cabeza Carlisle- la dejamos segura en su casa de Forks.
Nadie respondió, estaban todavía pesando en la las palabras de Alice.
Cierto es que era poco probable que algo pasara en aquel pueblecito frío y lluvioso de Norteamérica, pero teniendo en cuenta la mala suerte de Bella, casi todo era posible. Jasper miró por la ventana, buscando algo en qué distraerse, para evitar las emociones que recibía de su esposa.
Estaba preocupado por la humana que tanta felicidad había traído a su familia. La verdad, pensó él, es que desde su partida de Forks, nada había sido igual que antes. Edward desapareció pocas semanas después de llegar a su nuevo hogar en la isla británica (lo suficientemente lluvioso y nublado como para vivir a la luz del día), dejando solo una nota como aviso. Tampoco habían seguido con sus vidas, como había pedido Edward cuando les convenció de abandonar el pueblo; Esme no volvió a entusiasmarse por nada, tampoco Alice. Emmet perdió la sonrisa y se volvió una persona seria. Carlisle pasaba más tiempo fuera de la casa, que en compañía de otros, Jasper mismo no podía permanecer con su familia mucho tiempo. Y Rosalie... ella jamás había llorado, en sentido figurado, por otras personas; ella veía lo mucho que la quería su marido y estaba celosa, pero ella había encontrando un cariño especial por Bella que no tenía por nadie más, ni siquiera por Emmet.
Jasper suspiró. Nadie había pensado que era tan difícil irse de aquel lugar, dejar a la humana sola.
- ¡Jasper!- llamó Alice, asustada.
- ¿¡Qué ocurre!- Jazz llegó a su lado como una centella, tragando el nudo que tenía en la garganta al percibir tantos sentimientos intensos juntos- ¿Qué has visto?
- La he visto, pero ha sido muy rápido, un destello muy fugaz.- dijo ella, enfocando el rostro de su marido.
- ¿Has podido ver dónde estaba?- interrumpió Carlisle a lo que Jasper iba a decir.
- Esta en un bosque- Alice frunció el ceño por el esfuerzo.- yo diría que está en... ¡Espera!- sus ojos volvieron a mirar a la nada. Los Cullen se tensaron.- la he vuelto a ver.- Respiraron hondo de alivio- ¡Está aquí!
- ¿Aquí, en Inglaterra? Imposible- Emmet habló por fin negando con la cabeza.- no puede haber desaparecido y aparecido de repente en otro continente.
- Sé dónde está. Vamos.-Alice se levantó y emprendió la marcha hacia el bosque cercano con el resto detrás de ella.
Corrieron a toda la velocidad que le daban las piernas, querían volver a ver a Bella, asegurarse de qué pasaba.
Emmet estaba muy entusiasmado con la idea de volver a ver a la que fue su compañera de juegos y bromas durante mucho tiempo. Fue feliz en aquella época porque los días se habían vuelto más entretenidos, esperaba con ansiedad a que amaneciera para despertar a Bella y gastarle bromas. Miró a Rosalie y se sorprendió de que ella demostrara su ansiedad y ganas de verla de forma tan obvia, creía que Bella le caía mal. Miró a Jasper y a Alice, a Carlisle y Esme; todos con la misma expresión marcada en el rostro. Emmet dirigió la mirada al camino que recorrían, Alice delante guiándoles, aunque era innecesario porque sabía a dónde conducía el sendero por el que corrían. Este llevaba a uno de sus lugares favoritos, un claro que estaba delante de una cueva donde solían haber osos.
Dos segundos después Alice se detuvo abruptamente en el lugar donde acababan los árboles. Todos fijaron la vista en el mismo punto; había un bulto negro muy grande (que resultó ser un oso, pero de los más grandes) tirado en medio del lugar. No había nada anormal, exceptuando el hecho de que ningún animal había venido a llevarse el cuerpo ya frío del oso.
De repente, Rosalie abrió muchísimo los ojos y soltó un grito ahogado. La familia siguió la mirada de la vampira y lo que encontraron les dejó atónitos. Había una figura que se levantaba del suelo al lado del cuerpo del animal, limpiándose la sangre de la boca con lo que quedaba de una camisa azul. No pareció reparar en ellos y siguió con la limpieza de su rostro como podía, soltando un suspiro. Entonces, el desconocido se tensó y se giró hacia ellos en un movimiento muy veloz.
Era una vampira. Aparentaba unos 17 ó 18 años y tenía el cabello castaño oscuro, casi negro. No era muy alta, ni muy desproporcionada, pero tampoco era fea; su silueta era perfecta, naturalmente. Pero nadie se fijó en ello, eran sus ojos lo que les distraían. Eran de un color borgoña brillante, aterrorizantes, que encajaban en el rostro cubierto de restos de sangre (rezaron para que fuera solo del animal); aunque no parecían peligrosos. Es más, daba la sensación de que ella les tenía miedo, pero su rostro permaneció con la misma expresión. De entre los labios entreabiertos, asomaban colmillos afilados de un color blanco perfecto y la mano que limpiaba su mejilla seguía ahí.
Sin avisar, la vampira sonrió ampliamente, mostrando todos los dientes, y abrió aún más los ojos. Rápida como una centella, corrió hacia ellos sin que pudieran defenderse, pero, fue aún mayor la sorpresa al ver cómo abrazaba a Alice, casi que estrangulándola.
- ¡Alice! Oh, Alice, ¿Eres tú de verdad?- dijo todavía abrazando a la pequeña vampiresa- Me alegro de volver a vert...
No termino la oración porque Jasper, asustado, apartó de un empujón muy violento a la vampira de una estupefacta Alice. Esta ya había identificado a la extraña, pero no dijo nada. Nadie se movió mientras la vampira se levantaba del suelo y los miraba fijamente con esos ojos del color de la sangre.
- ¡Oye!- dijo ofendida- ¿Por qué has hecho eso?- frunció el ceño, todavía sin moverse. Su voz era suave y cantarina, era preciosa.
Todos se miraron a los ojos, esperando a que alguien hablase, así que Carlisle decidió adelantar un par de pasos y habló en voz alta y clara:
- ¿Podrías decirnos quién eres?- dijo cauteloso mirando los ojos de la otra, pues sabía que ese era el color de los ojos de los neófitos, seres muy inestables.
- No me digas que no me recuerdas, Carlisle- bufó ella-. Sé que he cambiado, pero no es para tanto.- dio un paso hacia delante, asustando a los Cullen.
Ella se sorprendió de su reacción y su sonrisa resbaló de su rostro. Sus hombros se hundieron y sus ojos perdieron brillo, volviéndose de un color mate. No dio otro paso, quedándose de pie en el mismo lugar. Bajó la cabeza y ocultó su rostro entre el pelo.
-Ya veo- Murmuró, con la voz quebrada- tal vez fue un error venir aquí. No los molestaré más.- se giró y pudieron observar, en los sitios en que la poca tela que quedaba no cubría, una piel blanca como la tiza surcada de cicatrices horribles apenas visibles entre el líquido rojo. Ella dio un paso, aumentando el espacio entre ellos- Adiós.
Nadie dijo nada, no se escuchaba otro sonido aparte de los pasos de la extraña, que se alejaba lentamente.
- ¡Espera!- gritó Alice y la otra se detuvo, dándose la vuelta.- ¿Bella? ¿Eres tú?- Alice sonrió intentado aligerar la situación. La otra vampira también sonrió, volviendo algo de brillo a su mirada.
- Sabía que tú nunca me olvidarías, Alice.- dijo acercándose con cautela, ignorando los movimientos nerviosos de Jasper- Jazz, no te preocupes. Nunca le haría nada a mi mejor amiga.
Las dos se acercaron lentamente hasta fundirse en un abrazo nostálgico. Y ante la determinación de Alice, los demás, poco a poco, caminaron hasta ellas y se unieron al abrazo, menos Jasper, quien todavía no confiaba en Bella. Pero la pregunta era, ¿qué le había pasado a esa chica para llegar en ese estado hasta ahí?
Carlisle fue el último en abrazar a Bella. Él la estrechó entre sus brazos en una muestra de cariño muy paternal deseando que nunca se volviese a ir, que abandonara a la familia que tanto había sufrido en estos meses.
- Me alegro de que estés bien- le susurró feliz.
- Y yo de haberos encontrado- le respondió ella.
Se separaron y Bella los volvió a mirar a ellos, a su familia, la que tanto había buscado con ahínco todo ese tiempo. Es verdad que le había costado, pero ahora todo tenía sentido, había demostrado que eran reales, no un producto de su imaginación. Sonrió, contenta.
Había vuelto al hogar.
- Y... oye, Bella- la llamó Emmet.
- ¿Si?
- ¿Cómo es que estás al otro lado del Atlántico?
Bella dudó un poco al contestar, no sabía qué decir ni por dónde empezar. Era una pregunta extraña, aunque sabía que debían hablarlo, pero más tarde, en casa. Hablarían mucho y debía prepararse primero.
- Es una historia muy larga y aburrida- dijo por fin.
- Entonces creo que deberíamos volver ya a casa, ¿no?- Recomendó Carlisle, conduciendo él mismo a su familia hasta la casa.
- Vale. Pero debo recoger algo primero- ellos se detuvieron y la esperaron mientras observaban cómo ella corría hacia un arbusto cercano, se agachaba y cogía algo del suelo, una mochila negra y pequeña. La poca tela que cubría su espalda se movió, enseñando aún más cicatrices que tenían forma vertical alternando con las horizontales que vislumbraron antes, aunque algunas eran marcas de mordedura de vampiros. Jasper se estremeció. Sabía el dolor que causaban unas heridas como esas, y se preguntó de verdad por qué cosas había pasado Bella para encontrarles.
- Ya está,- confirmó ella, enredando y desenredando las cuerdas de la mochila entre sus dedos, nerviosa por la atención que recibía de su familia.- vamos a casa.
Bella los alcanzó de un salto y siguió el rastro que habían dejado cuando venían. Emmet se detuvo un momento, extrañado por algo. Se giró y observó el claro atentamente. Había algo que no cuadraba, pero no le dio importancia, así que se fue dejando el cuerpo vacío del oso abandonado en aquel claro.
Corrieron y corrieron, con Bella en la delantera, seguida de Carlisle y Esme y el resto detrás de ellos.
La verdad, pensó Rosalie, es que Bella había cambiado mucho exceptuando lo obvio debido a su transformación. No sonreía como antes ni parecía la misma persona. Se estremeció al pensar que tal vez en todo ese tiempo que la habían dejado sola (y desprotegida, como indicaban sus cicatrices) le habían afectado demasiado. Cerró los ojos, arrepintiéndose de haber apoyado la idea de marcharse de Forks, de herir a Bella de ese modo, de herir a su marido y a ella misma en el proceso; se sentía muy culpable. Entonces sintió la mano de alguien en su hombro, la mano de Jasper, que había percibido sus emociones. Él negó con la cabeza respondiendo a su pregunta mental.
No es tu culpa decía este gesto, pero Rosalie sabía que sí lo era. Y se había dado cuenta muy tarde.
Entonces, ante ellos apareció el jardín delantero de la acogedora mansión blanca de tres pisos. Sin detenerse, Carlisle y Bella llegaron a la puerta; abriendo el primero la puerta para todos, entrando él mismo el último. Todos se dirigieron al enorme salón principal de la casa y se sentaron los que cupieron en el sofá de color café y otros simplemente se quedaron de pie, les daba igual. Miraron expectantes a Bella mientras intentaban ignorar con éxito el olor a sangre que ella desprendía, aunque era casi imposible porque su piel apenas y se veía detrás de ésta.
- Bien, creo que es hora de que hablemos de esto.- empezó Bella- Pero antes de todo quería deciros no es vuestra culpa nada de lo que pasó, y aún menos tuya, Jasper.- dijo mirando al suelo y no al nombrado. No podía ver esa expresión en su rostro. Jasper no dijo nada, pero apoyó su peso en la otra pierna, incómodo.
- Pero Bella, ¿Quién te ha hecho esto?- preguntó Alice señalándola- ¿Quién te ha convertido?- concretó.
Bella respiró hondo, un gesto muy humano que sorprendió a todos en la sala. Pero su respuesta les dejó atónitos.
- Fue Jonathan. Jonathan Parker- levantó la cabeza y miró fijamente a Carlisle- te manda saludos.- dijo con una sonrisa débil.
Los Cullen pudieron observar cómo por el rostro de Carlisle aparecía la estupefacción y luego el reconocimiento.
- ¡Ah! Jonathan, sí, ya me acuerdo de él. Me alegro que esté bien.- sonrió recordando la época en que vagaba por Europa y el amigo que hizo por casualidad.- Pero... ¿Qué hacía en Forks?
- Bueno...- dudó mientras pensaba las palabras antes de decirlas- realmente fue a verte, Carlisle. No estabas en casa, pero cuando ya se iba, me encontró a mí.- se estremeció ligeramente. Otro gesto humano.
- Espera, espera, espera... me he perdido. Para empezar, ¿Quién es ese tal Jonathan y por qué te convirtió?- Emmet no soportaba el no saber.
- Jonathan fue mi amigo durante unos años cuando me fui de Italia. Recuerdo que intentaba convencerlo para cambiar su tipo de alimentación.- contestó Carlisle- ¿Y cuándo os encontrasteis?
Bella volvió a cerrar los ojos y dijo, con una sonrisa triste:
- No es una historia muy feliz, ¿De verdad la queréis escuchar?- Su voz sonaba triste mientras miraba sus manos llenas de sangre. A saber de dónde había salido, pensó Jasper.
-Sí, y cuenta todos los detalles, por favor.- pidieron Alice y Rosalie a la vez.
Bella respiró hondo, organizando las ideas intentando poner un orden coherente a lo que quería decir y no soltarlo todo de sopetón.
-El día en que él me dejó, me perdí en el bosque intentando seguirle- comenzó-. Me encontraron en la madrugada del día siguiente, en estado de shock y catatónica.- hizo una pausa y abrió los ojos, midiendo las reacciones en su familia. Esme se apoyaba en su marido para no caerse, y el resto se tensó, esperando que continuase. Miró hacia la ventana evitando así las miradas de su familia- La primera semana no me moví de mi cama, no tenía ganas de comer y no hablé con nadie, ni siquiera con Charlie; hasta que decidí que debía vivir una vida normal, como prometí. Volví al instituto y al trabajo, hacía todas mis tareas en casa y hablaba de vez en cuando con mi padre; pero nadie volvió a hablar conmigo, no me miraban directamente a los ojos y dejaron de llamarme. Charlie hizo lo que pudo, no le culpo de nada. Trajo a mamá para que me llevara a Phoenix, pero me negué; luego me quiso llevar a un psiquiatra, y yo sabía que debía ser sincera y habían preguntas que no podía responder.
Hizo una pausa para mirar a su familia de nuevo. La historia les había calado hondo, pero apenas acababa de empezar.
- Sigue, por favor- pidió Jasper, muy serio.
- Pasaron cinco meses en los que me sumí en un estado que me permitía esquivar el dolor la mayoría del tiempo, pero tenía consecuencias. Me aislaba del resto del mundo: mis sentidos se nublaron y no podía percibir nada a mi alrededor; pero era todo lo que tenía y lo acepté encantada.- miró por la ventana evitando las miradas compasivas de su familia-. No podía dormir y la verdad es que en esa época tenía un aspecto horrible.- soltó una risita suave mientras se frotaba un brazo incómoda.- A principios de Enero, Charlie me obligó a relacionarme con otras personas, así que me fui a ver una película de terror con Jessica.- cruzó las piernas nerviosa.- No sé qué paso ese día, pero desperté de algún modo y empecé a tener alucinaciones; escuchaba voces... bueno, su voz, y realmente creí que me había vuelto loca de verdad.
››Un par de días después, salí de casa y me fui a pasear por el bosque, no me acuerdo por qué- se encogió de hombros-. Cuando me di cuenta de que me había perdido, ya era de noche y no veía nada.- pausa más larga que las anteriores. Debía ser cuidadosa al hablar, porque no quería que su familia supiese todo.
››Entonces, un oso enorme me atacó- alguien soltó un grito ahogado, Esme probablemente- era más fuerte que yo, y más alto a cuatro patas. Me rompió casi todos los huesos de un zarpazo y me estaba desangrando, sabía que iba a morir.- se sumió en sus recuerdos un par de segundos, pensando cómo seguir la historia-. El oso estaba a punto de dar el golpe de gracia para comerme, cuando apareció mi salvador, Jonathan.
- ¿Pero cómo pudo soportar el olor de tu sangre? Quiero decir, él seguía la dieta tradicional.- Carlisle intentaba pensar en otra cosa para distraerse.
- No, Carlisle.- negó Bella con la cabeza.- Él te hizo caso y cambió su alimentación. Tenía los ojos dorados.- sonrió ampliamente la vampira.
Carlisle soltó un suspiro de alivio. Le alegraba saber que le habían escuchado, que todo el esfuerzo no había sido en vano.
- Continúa, por favor -pidió otra vez Jasper. Se sentía culpable por todo lo que Bella les estaba contando, además de que quería saber por qué Bella tenía todas esas heridas.
- Él mató al animal y me miró, pero no dijo nada. Cuando se iba, le pedí que me transformara. Se sorprendió, por supuesto, pero luego me dijo: ‹‹¿De verdad lo deseas? Sabes que puedes morir››. Yo eso ya lo sabía, pero no me importaba si me mataba, la verdad que no me importaba nada más que volver a verle, saber que había hecho una vida feliz lejos de mí- algunos se movieron incómodos ante ese comentario, pero Bella no le dio importancia-. Jonathan me sacó de ahí y me mordió.- Se estremeció violentamente, recordando, y dejó de hablar.
- Sé que tal vez no quieras hablar de esto, pero, ¿Luego me podrías contar tu experiencia? Es por si tengo que convertir a alguien en otro momento- pidió Carlisle esperando una negativa.
- Más tarde- dijo después de pensarlo un poco.
- De acuerdo- se conformó el médico.
Bella se tranquilizó y continuó:
- Cuando desperté, tres días después, no me acordaba de nada ni de nadie. Me sentía perdida, pero Jonathan se quedó conmigo para ayudarme. Siempre le estaré agradecida por todo lo que ha hecho por mi.- dijo con una sonrisa que casi era como las de antes, al menos eso se conservaba.- Pero, a pesar de los cambios en mis sentidos, había algo diferente porque... - Se detuvo de repente y abrió mucho los ojos con mueca de terror sin motivo aparente. Luego, ella se levantó bruscamente y soltó una especie de gruñido y grito, a la vez que su expresión cambiaba a una de ira.
- No puede ser, no... Todavía no ¡Ahora no!- gritó enredando los dedos entre el cabello, corriendo de un lado a otro rápidamente.
- ¡Qué!- Soltó Em de repente. Sus músculos se tensaron preparándose para atacar a lo que fuera que le estuviera haciendo daño a su hermana.
- ¿Que pasa?- Alice se separó de su marido y fue con su amiga- ¿Cuál es el problema?- no podía ver nada, pero quería ayudar a su mejor amiga.
- Es ella.- al ver las caras de duda de su familia concretó, ya más tranquila:- Victoria me ha encontrado y viene hacia aquí con su pequeño ejército.
Todos en la sala enmudecieron. Victoria, la pareja de James, el que hizo daño a Bella hace casi un año, estaba aquí para hacerles daño.
Pero Jasper se fijó más en las últimas palabras, "con su pequeño ejército". Jadeó, sorprendido, mientras recordaba sus días en la guerra entre vampiros, en la que usaban neófitos como soldados.
- Espera... ¿Con un ejército? ¿De qué?- Rosalie se le adelantó.
- Sus marionetas, vampiros neonatos como yo, pero son muy violentos.- Los Cullen miraron fijamente a Jasper, sabiendo a lo que se refería Bella. Esta no hizo preguntas, no las necesitaba; pero la explicaciones eran para después.- Debo irme de aquí.
- ¿Adónde?- preguntó Emmet siguiéndola.
- A cumplir con la rutina- dijo con voz cansada.- Me molesta que siempre sea lo mismo.
Emmet pensó por unos segundos a qué se refería con rutina, cuando se dio cuenta de que no habían escuchado nada sobre ataques de neófitos por las noticias. ¿Querrá decir eso que Bella los mataba? ¿Dónde estaba la Bella asustadiza a la que siempre fastidiaba? Sacudió la cabeza, ignorando los interrogantes, para seguir a Bella junto con su familia.
Recorrieron un trayecto diferente al de antes. La vampira corría todo lo rápido que podían sus piernas de manera que se le perdió de vista pronto; era más rápida que los demás, casi tanto o más que Edward.
Cuando la alcanzaron, ella estaba de pie mirando a ningún punto en particular del otro lado del claro en que estaban. Esperaron unos pocos segundos cuando escucharon una voz aterciopelada y dulce en la dirección hacia la que miraba Bella. La voz se reía de forma siniestra, pero el rostro de Bella no cambió de expresión. Ella estaba seria, pero imponía, y bastante; tenían miedo de mirarla a los ojos siquiera. Una figura femenina que reconocían apareció en el claro acompañada de otros vampiros neófitos; "sus marionetas", como Bella les había llamado. Victoria aplaudía con una sonrisa de oreja a oreja, enseñando todos sus dientes amenazadoramente.
- Mira tú por dónde... Al parecer la pequeña y desprotegida Bella ha encontrado a su querida familia, pero... ¿Donde está Edward?- se burló Victoria- ¡Ah! ¡No está! Admítelo, estúpida, el ya no te quiere.- Victoria estaba enloquecida, el rostro en una macabra sonrisa. Pero no comprendían la fijación de la vampira con Bella.- Ríndete y déjame matarte de una vez por todas.
Los Cullen no dijeron palabra. El miedo y la sorpresa no les dejaba. Eran cerca de diez neófitos sedientos de sangre, contó Rosalie.
Enmudeció, sabía que no saldrían vivos de esta, eran demasiado fuertes y les superaban en número. Ella se giró para mirar a Bella quien no se había movido todavía, pero abrió los labios para contestar.
- Mi familia no tiene nada que ver con esto, Victoria. Déjales irse.- pidió Bella con voz tranquila.- Por favor.
- No tengo por qué obedecerte, así que no, se quedan para verte gritar mientras mis amigos te arrancan la piel a tiras.- dijo haciendo un movimiento que abarcaba a todos los neófitos que estaban detrás de ella.
Emmet ya no podía más. No le perdonaría nunca que hirieran de esa manera a su Bella, su querida hermana. Iba a decir algo, pero Jasper lo interrumpió:
- Sabes en lo que te estás metiendo al usar de esta manera a los vampiros neonatos, ¿verdad?- preguntó, serio- Los Vulturi vendrán a por ti.
Victoria lo miró a los ojos fijamente antes de contestar. Jasper no podía estar seguro, pero percibió cierta burla en los ojos rojos, y negro en los bordes, de Victoria; pero ella controlaba muy bien sus emociones de manera que su poder no le sirvió para asegurarse.
- Lo siento, pero te equivocas. Dejémoslo así.- respondió ambiguamente antes de dar un paso hacia atrás, dejando a los neófitos delante, protegiéndola- Y ahora...
- Por favor, moveos hacia atrás y no os metáis en esto.- dijo Bella, a toda velocidad.- Sobretodo tú, Emmet.
Los Cullen asintieron dieron un par de pasos hacia atrás. Cuando Victoria terminó de hablar, los neófitos avanzaron un paso. Otro paso. Se acercaban a ellos lentamente con los músculos tensos, dispuestos a atacar. Emmet, ignorando la orden de Bella, empezó a correr para atacar a los enemigos; pero Bella lo empujó hacia atrás poniendo una mano en su pecho y, con el impulso, ella se lanzó hacia delante con velocidad.
Los neófitos dejaron los movimientos lentos y corrieron directamente a Bella, preparados para matarla.
- ¡Bella, no!- gritó Alice, queriendo estar con su amiga, pero Carlisle la detuvo negando con la cabeza. Debían quedarse quietos.
Mientras tanto, Jasper observaba la batalla absorto. No podía moverse, emocionado y asustado a la vez. Estaba emocionado al recordar el tiempo que pasó en campos de batalla luchando, y se veía a sí mismo reflejado en Bella. Ella era fuerte, quizá la persona más fuerte que jamás había conocido, y también era hábil. Se sentía orgulloso de que Bella fuera su hermana cuando ella saltó casi ocho metros y, mientras caía en picado, le arrancaba la cabeza a una vampira rubia. Una sonrisita se le escapó en el momento en que Bella mordió el cuello a un vampiro de cabellos morenos, y los brazos le temblaron de emoción cuando su hermana inmovilizó otro par rubio y los redujo hasta el suelo. Pero estaba asustado también porque era algo horrible, el ver cómo Bella rompía brazos, piernas, mordía y arañaba a la vez. Parecía un ángel destructor, con un rostro que te distrae cuando sabes que vas a morir; un ángel con la muerte pintada en los ojos como la sangre.
Pero de repente despertó cuando se escuchó un crujido espantoso. Todos en el lugar miraron fijamente a Bella. Su brazo estaba en una posición extraña y la vampira se lo sostenía con el otro brazo. Su rostro no demostraba ninguna expresión, solo miraba a los neófitos que tenía delante mientras, de un solo gesto, ponía el brazo descolocado en su lugar.
Nadie se movía, era como si el tiempo se hubiera detenido cuando Bella y sus enemigos se estudiaban mutuamente; ellos con el hambre asesina plasmada en el rostro, ella con semblante serio. Los Cullen no se movieron, tampoco. Todavía no se habían repuesto de ver a su querida Bella, que acostumbraban ver tan indefensamente humana, desmembrando neófitos sin ningún sentimiento aparente. Era increíble ver cómo ella sola vencía con facilidad a tantos a la vez en clara desventaja, aunque ella fuera una vampira neonata también. Emmet miró un momento a Victoria, que estaba apartada de la batalla estudiando a Bella con una sonrisita en el rostro. Se preguntó entonces por qué Bella no había atacado primero a la vampira, y cayó en la cuenta de que eran los neófitos los que la impedían moverse. Dio un paso hacia delante, para ayudar en algo, pero le volvieron a detener. No debía interferir.
Entonces los dos bandos, los neófitos y Bella, se pusieron en movimiento a la vez. La Cullen no dio ningún paso, pero plantó bien los pies en el suelo y se quedó en el sitio, preparada para el golpe. El más adelantado llegó hasta Bella, dientes preparados, pero no llegó a morder nada más que aire porque Bella le tocó en la frente, esquivando los brazos que buscaban atraparla, con la palma de la mano. Este se detuvo de golpe y cayó al suelo con el desconcierto y el dolor pintados en el rostro. No se levantó ni se movió. El resto tuvo la misma suerte y, uno a uno, tocaron al suelo con la misma mueca del primero.
Para ese momento, Bella ya se encontraba frente a la otra vampira, Victoria.
- No veo el motivo de hacerle esto a tanta gente, Victoria. Podríamos haberlo hablado tranquilamente sin recurrir a las vidas de estos humanos inocentes.
- ¡No te hagas la santa! Sabes perfectamente como yo que es tu culpa todo esto. Si no te hubieras metido en un mundo que no te concernía, nada de esto estuviera pasando. Así que admite ya que debes morir, Bella. Sé lo que sientes, porque yo pasé exactamente por lo mismo. Por tu culpa. No te creas la pobrecita mártir.
- Eso no nos hace iguales.- refutó Bella- Yo no asesino personas.
- ¡Já!- rió Victoria-¿Ah si? ¿Y qué me dices de todos los neófitos que has matado con ese poder de pacotilla que tienes? Son casi personas, ¿no te sientes culpable? ¿Y sobre aquella chica?- Victoria no dio más detalles, pero Bella empalideció- Si... veo que te acuerdas.- sonrió.
- ¡Yo no la maté!- chilló Bella apretando el cuello de la pelirroja con la mano sana- Ella sobrevivió. Yo no la maté- repitió, pero parecía que intentaba convencerse a sí misma con el rostro descolocado, parecía que su máscara de serenidad se hubiera roto.
- ¿De verdad?- rió otra vez Victoria- Entonces, explica esto.
En ese momento apareció en el claro otra vampira. Tenía el cabello corto, por la barbilla y escondía el rostro detrás de éste, pero sus ojos escarlata eran claramente visibles. Caminaba de forma inestable, tropezando sin caerse y sus brazos colgaban a los costados.
Bella aligeró el agarre en el cuello de Victoria y esta aprovechó para darle una patada en el estómago a la Cullen, pero ella no la soltó. Bella regresó a la realidad y atrapó los brazos de Victoria y sujetándolos por detrás, inmovilizándola. Ella serpenteó entre los brazos de la otra y se escapó con velocidad, pudiendo huir del lugar; pero Bella la siguió y la detuvo de una patada, tumbándola hacia el suelo. Se sentó sobre Victoria, impidiendo cualquier movimiento.
- No permitiré que huyas, esta vez no, Victoria. Has llegado muy lej...
Bella no terminó la oración porque la neófita que acababa de llegar arremetió contra Bella con violencia, pero al contrario que con los anteriores enfrentamientos, Bella no se defendió. Victoria aprovechó la oportunidad para escapar, pero Emmet reaccionó rápido y la detuvo mientras Jasper acudía a socorrer a su hermana, quitándole la neófita de encima.
Bella estaba en estado de shock, sin moverse y con los ojos abiertos de par en par. Jasper sostuvo a la neófita entre sus brazos, consciente de lo que hacía; sabía que esta se revolvería violentamente, que le intentaría morder, que le intentaría romper sus extremidades. Pero la inmovilizó completamente, impidiendo cualquier movimiento, hasta que ella se calmó y dijo:
- ¿Por qué estoy aquí? ¿Quién me ha hecho esto?- murmuró desorientada. Parecía que acababa de despertar de un mal sueño- ¿Quiénes sois?- Miró asustada la escena que la rodeaba, su creadora revolviéndose en brazos de otro vampiro, gente de ojos raros que la miraban atentamente a ella y otra vampira que estaba tirada en el suelo, inmóvil. Le sonaba de algo, pero no lo pudo pensar mucho, porque su atención fue desviada.
- ¡Tú!- gritó Victoria desde el suelo, varios metros más allá- ¡Te dije que la mataras, inútil!- Se revolvía insistentemente entre los músculos de acero de Emmet.- ¡Bella! Todo es tu culpa. ¡Si nunca hubieras nacido, nada de esto estaría pasando!
Ante ese comentario, Bella reaccionó, por fin. Se levantó del suelo despacio entre un silencio digno de tumbas, se enderezó y caminó lentamente hacia la neonata. Se detuvo cuando las separaba casi un metro y levantó el rostro aturdido aún. No dijo nada, tampoco se movió, al igual que la neófita que permanecía asustada entre los brazos de Jasper. Bella no dijo nada todavía, su rostro ensombrecido y oculto tras su pelo y el brillo en su mirada se había esfumado.
Hubo un silencio que ni siquiera los pájaros se atrevieron a interrumpir, hasta que la chica habló, mirando a Bella.
- ¿Quién eres?- parecía sincera- Me recuerdas de algo... pero no puedo estar segura. ¿Por qué estoy aquí? ¿Quiénes son estas personas tan raras?
Nadie contestó y una brisa suave meció los cabellos de Bella, que levantó los brazos lentamente, las palmas abiertas.
- Perdóname, Anne- Parecía que quisiera llorar- Lamento haberlo arruinado todo.- Terminó mientras por fin tocó a la chica en la cara con las manos.
Al principio no pasó nada, pero medio segundo después, la neófita se tensó y gritó de terror. Desvió su vista entre la pelirroja que recordaba haberla instruido en esta nueva vida, y luego a la vampira que llamaban Bella, asustada.
Nadie sabía que ocurría, excepto Bella y Victoria, que miraban indiferentes, como un niño que ha perdido el interés en sus juguetes. Era horrible, como si estuvieran quemando a la neófita viva, pero sin fuego. A Jasper le recordó vagamente al efecto del poder de Jane, así que se preguntó qué clase de poder habría adquirido Bella con su transformación.
Dos segundos después, la tal Anne cayó al suelo sin vida, como sus antiguos compañeros. Jasper se la quedó mirando unos momentos antes de levantar la vista y dirigirla a Bella, quien escondía su rostro detrás de su pelo. No encontraba ninguna explicación a lo que había visto. La verdad, es que Bella cada vez le sorprendía más y más.
- Lo has hecho de verdad...-murmuró Victoria- No te creía capaz... bueno, qué más da,- se encogió de hombros como pudo desde el suelo.- eso no cambia el hecho de que la has matado.
- Victoria.-la llamó Bella con voz suave, pero nada tranquilizante- Te has pasado esta vez. No tenías por qué inmiscuir a tantos inocentes en tu intento de venganza con mi familia y contra mí. - dijo poniéndose en movimiento de nuevo, caminando hacia el lugar en que Emmet mantenía inmovilizada a la vampira.
Bella se detuvo en frente de ellos y se agachó, acercando el rostro a Victoria. Se miraron a los ojos, Victoria con rabia, Bella indiferente, sin energía.
- Que sepas que tus jueguecitos no funcionan conmigo, estúpida. Sea lo que sea que les haces a mis neófitos no me hace efecto.
- ¿En serio?- una sonrisita se le escapó, enseñando parcialmente los colmillos blancos- Em, suéltala, por favor.
Él titubeó, inseguro, pero creyó que no debía contradecir a Bella, así que soltó a Victoria al mismo tiempo que Bella atrapaba el cuello de la otra entre sus dedos. Todos esperaban que ocurriese como con los otros vampiros, pero nada pasó; el rostro de Victoria no cambió en nada.

PD: El coso este me ha dicho que el cap es demasiado largo, así que aquí pongo un trozo, más o menos por la mitad. Joder...

crepusculo, fanfic

Previous post Next post
Up