FBI: Relations (21/?¿)

Aug 19, 2013 13:08

Capitulo 21!... demonios se suponía e solo diez!! y es todo culpa del geme oscuro y su adrada hermana que por una o otra razón solo me inspiran mas de lo planeado jajajaja

en resumen, mundos paralelos, dos Dammys dos Deans y Misha Collins sin alas jajaja, bobby murio por otras razones y Ruby es la jefa de los Sam y Dean de oro mundo... XD




Hablar y que alguien escuche lo que dices es sorprendentemente estimulante, Johanna se entero de la muerte de su otro yo con todos los puntos de vista del más alto de los Winchester respecto a lo sucedido, incluso sobre el beso de adiós de Dean (por el cual el castaño recibió una patada del mayor). Jo chasqueo la lengua mientras sonreía de lado y negaba con la cabeza el desperdicio de una cazadora idéntica a ella, codeando a Misha en el proceso. El de ojos azules se puso nervioso pensando en la idea de dos cazadoras... una de cada lado y enseguida se ofreció a traer cerveza y pedir pizza por si tenían hambre casi sin respirar, despues de todo con dos semanas de conocer a la una sola pequeña rubia era mas que suficiente para el, imaginar siquiera gemelas identicas... fuertes dominantes y austeras, lo hizo temblar con el telefno en la mano.
Ambos Dean estaban totalmente de acuerdo con la idea de la bebida pero fue darse cuenta el uno de que el otro iba a decir que sí al ojiazul, cuando empezó una disputa de a quien le estaba hablando, por suerte a Smith le sonó el celular y sin más se levantó de la mesa de la cocina para contestar en privado.
Sam siguió hablando mientras recibía la bebida del hombre idéntico a Castiel, para el menor de los hermano era extraño verle asi tan... humano... miró a su hermano rapidamente el cual asintio sin decir nada comprendiendo lo que veía, luego explicar el porqué de su estadía allí a la cazadora fue sensillo, pero cuando empino la cerveza y la observo beber el líquido una serie de cicatrices en la mandíbula de Jo se notaron, sumadas a otras que bajaban por su cuello. Le daban a entender que había estado en más de un problema cazando y la boca de su estomago se endurecio.
Ella comentó que había notado raro el trascurso de los días: lentos desde que Dean se fue y apresurados repentinamente cuando todos ellos regresaron. Sam disfrutaba hablar con la chica, y Dean, poniéndose al corriente con lo que era la caza en este lado de la puerta, miró la casa detenidamente mientras el sonido de la voz de Sam llenaba el lugar.
Miró por la puerta de la cocina y noto como el otro Sammy se acercaba a su propio clon mientras éste continuaba hablando por el celular, el chico se abrazó al otro Dean, en la oscuridad del patio trasero por donde entraron, iluminados por la leve luz del pórtico. Era raro verse a sí mismo siendo tan cariñoso con el doble de su hermano. Un escalofrío se coló por su columna vertebral, un flash back de Dean empotrando a su hermanito contra la pared de ese callejón cruzó por sus ojos cuando Sam le llamo y tuvo que sacudir la cabeza antes de responder.
- ¡Eh! ¡Despierta!, ¿En qué estás pensando? - preguntó su hermano, Dean apoyó los codos en la mesa con la mirada de Jo fija en él.
- Nada... solo cavilando lo extraño de nuestras vidas...-
- Estaba comentándole a Jo sobre la puerta del infierno... sobre los otros chicos que Azazel envenenó...- Dean frunce el ceño, y mira a la chica desconfiado, no está seguro de que darle esa información sea bueno.
- ¿Pasa algo?- pregunta la chica entrecerrando los ojos desconfiando a su vez de la reacción del cazador.
- No, no, es solo que no sé qué repercusión pueda tener tal información aquí... El apocalipsis parece ser un deporte anual en lugar de un solo evento, único e irrepetible...- la chica torció su cabeza pensando lo que dijo y su atención se vio atrapada cuando Misha dejó su celular en la mesa y se sentó con ellos observándole casi con anhelo.
- Mira... yo no tengo un hermano como tú... tengo a Sam, mi primo, él es es lo más parecido a un familiar vivo, mi madre murió y Bobby... se fue; solo quiero terminar con esta pesadilla, poder quedarme en un solo sitio...- que Misha estuviera ahí a su lado hacía más fácil sincerarse, suspiró.- Tener algo decente, si se puede... no estoy pidiendo que lo hagas por mí, sé cuál es mi lugar, pero me gustaría sobrevivir a esta mierda hasta los treinta al menos, si sabes a lo que me refiero.- Dean abrió los ojos en cada palabra expresada con coraje, esa actitud era idéntica a la de su Sam por apartarse de esa vida de cazadores.
- Ok... puedo entenderlo...- y sintió la mirada de su hermano puesta sobre él.- Entonces saltémonos un par de eventos y vayamos a lo bueno, ya que creo que, si Sam me secunda, un solo evento podrá borrar a los demonios de tu mundo...- su hermano se mostró de acuerdo.
- ¿Es broma? Eso es como ganarse la lotería todos los benditos días....- sonrió incrédula Johanna, Misha le mira y ella solo sonríe esperando que continúen.
- Esperen, eso qué significa... - los cazadores miran los ojos azules que no están entendiendo nada de lo que dicen y Sam sonríe, se le olvido de que en todo esto Misha no está involucrado.
- Sin demonios, se cancela la cacería exceptuando por las temporadas de monstruos regionales, eso significa...- le dice la rubia mirándole fijo, solo notando allí como Misha se ponía nervioso con cada palabra que ellos mencionan como si nada.
- ¿Hay más cosas que demonios? Además de shapeshifter, werewolf... ¿Hay más?- dice con las manos sobre la mesa destrozando una servilleta de papel.
- Mira Misha, los demonios... están en todos lados, no hay zonas particulares o momentos del año en que se los vea, más personas mueren por demonios que por toparse con un hombre lobo, hay muchas especies de seres, unos prefieren no llamar la atención y ser uno con la sociedad, otro se aíslan para que los cazadores no los hallen y otros son simplemente estúpidos y empiezan a matar gente porque sí o porque tiene hambre y su adaptación a la sociedad no salió tan bien como ellos desearían... no te asustes, la casa ya es segura.- le dice la chica tomando la mano del aturdido agente del FBI y este deja el ir y venir de su mirada entre los dos hermanos para detenerla en los ojos pardos de Jo, tranquilizándose un poco.
- Si aceleramos las cosas, tal vez el Castiel de este mundo no meta la pata con los leviatanes y tú no tengas que lidiar con lucifer y los cuatro jinetes del apo...- Jo patea a Dean por debajo de la mesa cuando Misha voltea a verlo.
- ¿Jinetes? ¡Jo!- exclama con la voz apretada, casi chillona, sintiendo el cuerpo liviano y traspirando debajo de sus prendas, un sudor frio por el miedo a que una persona enfrente algo tan grande ella sola.
- Eso no ha pasado aun... tranquilo...- trata de calmarlo cuando éste se levanta y se zafa de su agarre.
- Mejor me voy a mi casa...- camina apresurado con unas cuantas piedras en el estómago, alejándose de todo ese mundo que es irrisoriamente aterrador. Sale dando un portazo y se sube a su coche.
- ¡Demonios Dean!...- Jo sale disparada detrás de él, como si la persiguieran todos los demonios de su mundo, ella no quiere dejar que Misha se vaya solo.
- ¿Qué?- responde el pecoso ante la mirada acusadora de su hermano.
- Tenías que hablar demás ¿no?-
- Oye, yo no empecé soltando todo lo que mi cabeza tiene, señor.-  Sam estaba por responderle algo cuando Wesson y Smith entras a la casa tomados de la mano.
- ¿Que pasó?.. ¿Dónde está Jo y Misha?- dijo seco el agente.
- Misha se asustó y Jo fue detrás de él... para mí esos dos están saliendo juntos.- acota el Winchester rubio con picardía mientras bebe un largo trago de cerveza.
- No, eso no puede ser, Misha es gay...- y Dean escupe toda la cerveza sobre la mesa y Sam se levanta de su lado apartándose del desastre que hace el cazador.
- ¿Disculpa? Me estás diciendo que el clon del ángel es gay? Gay, gay, ¿Como que las pollas son lo suyo?- espeta con su voz tan gruesa e incrédula que Sam cree que está asqueado, el castaño se cubre el rostro por vergüenza ajena de que su hermano no tenga ningún freno en esa lengua suya.
- No lo digas así...- Sammy se cruza de brazos incómodo.
- Sí, así es... pero he estado notando algunas cosas...- la voz de Smith corta la más que previsible reprimenda de los Sammies al pecoso y su homofóbica lengua, por lo que su Sammy voltea a verle, y él se siente incómodo.- Nada, nada... nosotros tenemos que ir a descansar, mañana debemos ir a la colmena, Sam vamos.- el agente toma de la mano a su novio y con la mirada de los cazadores en ellos se van de la cocina, a pesar de que Sammy tenía algo que decir a todo eso, pero logra soltarse a mitad de la sala para dirigirse al menor.
- Oh sí.. Em, Sam, el segundo cuarto de la derecha es el de Bobby, su cama es grande pueden dormir ahí, yo estaré en la otra punta con Dean, ¿si?- le dice y le da un papel donde anota algo velozmente.- Esto son nuestros celulares, nos iremos temprano en la mañana, y estaremos aquí dentro de diecisiete horas ¿ok?- Sam frunce el ceño.
- ¿Diecisiete horas?- repite Sam.
- ¿Qué haremos mientras tanto?- replica su hermano.
- Lo que quieran, solo no rompan nada... y no toquen el impala, aún tengo que arreglarlo....- murmura Smith tirando de la mano a Sammy y llevándolo arriba, se moría por poner sus manos en el chico más alto con más privacidad.
- ¿Espera, espera tienen un impala?- cae en cuenta Dean sacudiendo su cabeza porque no es posible ¿o sí?
- ¡¡Y qué hacemos con la pizza!!!- pregunta Sam cuando los ve desaparecer escaleras arriba siguiéndoles al sonar el timbre del reparto.
- Sam, esa es la pregunta más estúpida que te he escuchado decir...- Sam mira a su hermano que con cara de pocos amigos le dedica dos segundos de atención y saca dinero de su billetera sin apartar la mirada de él.
Para Dean Winchester, despertar en un lugar extraño es normal, pero la luz y el intenso calor es un jodido despertador. Sudado y demasiado vestido para haberse el dormido en el sofá, reniega de que no haya cortinas en esa sala, y también reniega por su chamarra nueva que lleva puesta porque en medio del campo hace jodido frio por la noche... Y sin embargo, la estructura que está mirando es la casa de Bobby  ... solo que en colores claros, mucho blanco y paredes remachadas de manera extraña.
Aunque lo que no lo deja moverse tiene que ver con la mata de pelos que descansa sobre su estómago. No importa que tan crecido esté Sam, siempre le usa de almohada, sobre todo cuando el cansancio los puede y quedan dormidos en algún lado. Su vientre gruñe de hambre un segundo después y el tío gigantón que lo usa de almohada se seca las babas antes de mirar a su alrededor y notar lo que hace, por lo que se mantiene quieto y cierra los ojos mientras su hermano salta del sillón.
Siempre hace lo mismo, y a Dean le causa mucha gracia que eso sigua siendo algo que no ha cambiado en el pequeño desde los siete años, cuando empezaron a pelearse, antes de esa edad... se abrazaba a él y antes de levantarse le metía los deditos en las orejas o en el ojo para despertarlo y pedirle que le haga de desayunar.
Escuchando como Sam tropieza dormido hasta la cocina y abre la heladera se estira y se quita la chaqueta, necesita buscar un baño, pero, como si estuviera en la “Dimensión Desconocida”, el baño de invitados está detrás de la puerta que ya conocía en la casa del Bobby Singer cazador de monstruos, eso le causa un escalofrío, pues sabe dónde está en realidad y solo atina a abrir el grifo y lavarse la cara....
Más fresco y despierto el olor a comida lo llama a la cocina, cruza el linde y ve a Sam en cueros, traspirado y con el cabello en la cara, con la sartén en la mano, sirviendo huevos y beicon. ¡Dios, como quiere a su hermano!, se sienta satisfecho. La cocina es exactamente como la de su viejo amigo, una foto de él con Sam de adolescente roba por completo su atención, la gigantesca sonrisa de su hermano en esa foto y la sempiterna barba de Bobby, que sonríe levemente debajo de ella, con la casa de fondo, típica de granja y sol, hacen que su corazón de un vuelco por la añoranza.
El plato resonó en la mesa y Dean miró a Sam que trataba de sacarse el pelo de la cara.
- Yo también la ví... es una locura, y creo que no tengo una foto mía de esa edad... ¡Dios! ¿Puede hacer más calor?- Dean escuchó atento, Sam solía balbucear cuando despertaba, sonrió de lado y se inclinó sobre el plato, hambriento.
- Bueno...- La boca llena no le impide hablar y Sam hace mueca de asco.- podrías pedirle una copia ¿No? Y sí, este calor es infernal... jamás había tenido tanto calor en a casa de Bobby, o sea, en la de nuestro Bobby...- tragó y saboreó más de ese beicon doradito y crujiente de su hermano más que feliz.
- Dean, Bobby nunca abría una ventana, siempre llegábamos de noche y además tenía más aires acondicionados que en la casa blanca, casi dos por habitación...- Sam pica con el tenedor un poco de su desayuno, tiene hambre pero tanto calor lo está descomponiendo y está traspirando tanto como si estuviera en un sauna.
- Ya... cuando tienes razón tienes razón, y los tórtolos ¿se fueron?- Sam levantó la vista e ignoró el comentario.- qué...-
- Nada... y sí, temprano.- Sam parecía cansado, más que nada, fastidiado...-  Qué se supone que haremos por dos semanas aquí… -pregunta sin preguntar, como si el comentario se hubiera escapado de su cabeza mientras miraba el plato.
- No sé tú, pero yo buscaré ese impala y la razón por la que mi otro yo dice que él lo arreglará... incógnitas hermanito, incógnitas.- Sam frunce el ceño y achica los ojos porque lo que su hermano dice le pica un poco, más porque sabe que no uso esa frase correctamente y otro poco porque sí sabe a lo que se refiere.
- Supongo... aun así exploraré la casa, la granja... por esa ventana se ve un granero, no recuerdo que Bobby tuviera uno.- al fin come algo de su plato más animado y concentrado en lo que su hermano dijo que tal vez podía buscar literalmente en que entretenerse.
- Lo había... pero cuando jugábamos allí un día como te caíste no sé dónde, y a Bobby le costó mucho sacarte acabó deshaciéndose de él - Sam volteo con rapidez para mirarlo, entre sorprendido y espantado.
- Yo no lo recuerdo... ¿Cuándo? - pregunto mirándole fijo metiendo el cabello detrás de su oreja lentamente.
- No lo sé. Cuando tenías cuatro o ibas a cumplirlos, yo también era pequeño ¿Sabes? - se le queja molesto, ya que a Sam se le olvida muy seguido que él también fue  niño una vez.- sólo recuerdo que el tenía el brazo metido en el pozo hasta el codo, tu llorabas, y yo miraba como la barba se le llenaba de heno, creo que te agarro del codo y tiró hacia afuera, lo siguiente que recuerdo es que estábamos tomando un helado en el asiento trasero de su Mustang...- la manera en cómo Dean puede contar un acontecimiento así de intenso de una niñez frugal con la boca llena de beicon por un lado y huevos del otro sigue sorprendiendo a su hermano.
- ¿Y porque no está más? - Dean levanto sus ojos hacia él y el verde intenso casi cristalino se intensifico en dorados por la intensa luz del sol que entraba por todos lados de la casa.
- Después de eso... Hum, creo que lo tiró abajo para hacer espacio para el desguace, y con lo que sobró armó el taller que conocemos...- Dean paso un pedazo de pan por el plato ya limpio o casi, y  lamiendo el plato se palmeó el estómago.
- Eres un cerdo...- comenta porque verle comer así le quita el apetito.
- Es tu culpa por hacer beicon...- se estira mientras habla y termina por levantarse...- Veamos qué se puede hacer por este lugar...- no le toma dos segundos más verle salir de la cocina al patio trasero, cree que debe terminar de desayunar pero solo puede pensar en lo diferente que es su hermano a Dean, el Dean de Wesson, y como se le eriza la piel de la espalda cuando piensa un segundo en “eso” que escucho durante las primeras horas de la madrugada, sumado al beso que por equivocación tuvo con él.
El sentimiento es fugaz, rápidamente sacude la cabeza y come apresurado para poder ir a por una ducha, el intenso calor lo hace pensar más de la cuenta, sus movimientos son torpes por el nerviosismo común de estar en una casa ajena... una donde lo desconocido no ha acechado nunca y, parece tan normal, apenas si ha dejado los trastos sucios en el fregadero cuando el grito de su hermano y las maldiciones raspadas de su garganta lo hacen mirar por la ventana. Lo único que llega a ver es la cola del impala y la nube de polvo que salen del granero, no sabe a qué se debe tanto alboroto pero no le importa demasiado, tropieza con todo de camino al baño ya que hay muchas cosas aún por el camino predispuestas para terminar los arreglos de las paredes.
Cree que podría colocar uno o dos aires acondicionados, tal vez, robar algo de cable o Internet para la casa, porque sabe que se aburrirá muy rápido sin nada que hacer, solo quiere tomar una ducha fría que le saque esa sensación horrible de soledad, olvidarse entre las gotas clementes de su alma ampollada y afiebrada de un Dean que no existe en su mundo ni es suyo...
******
Explicar que no lo decía enserio no es fácil, más cuando le salió del alma decir que espera sobrevivir hasta los treinta como mucho y solo tiene veintisiete. Misha era incapaz de procesar que su expectativa de vida era escasa y corta, pero más aun cuando los ojos azules eran incapaces de mirarle a pesar de que su discusión no llegaba a ningún lado, ella desearía que el ataque de nervios y desesperación que está teniendo el agente frente a ella sea por lo sobrenatural que le acechaba, por la oscuridad que le rodeaba.
Porque sería más sencillo decir que no lo entiende o que no lo entenderá jamás y marcharse, pero lo único que Misha no entiende es que no espere vivir mucho y lo que desespera al sensible agente es que ella no planea permanecer viva. Que esté al borde de un ataque de pánico porque ella pueda morir de un momento al otro por algo no natural la descoloca, escuchar como alguien en ese mundo, sin contar a su madre, no está dispuesto a es escuchar o ni siquiera pensar en esa posibilidad la confunde.
Por lo que solo intenta sujetarlo luego de verle caminar en círculos alrededor de su sillón. Por más que la evite, forcejea con él para que se detenga, para que deje de tener miedo por la posible y cercana muerte que le espera a la vuelta de cualquier cacería. Le cuesta, porque Misha sigue alejándose, le pide que no lo toque, que no le hable, que se marche si ya ha decidido que tiene su vida decidida desde el principio. Pero ella no puede dejarlo estar, se sujeta a él apenas tiene oportunidad, pegándose a su torso y sintiéndose ridícula por tratar de sujetar a un tío que la supera en altura y envergadura, con la mejilla pegada al pecho palpitante y alterado. Los desesperados latidos y la respiración irregular del agente no impiden que irreflexivamente éste la abrace y la sujete a su vez, con más fuerza ocultándola de ese mundo aterrador que amenaza con llevársela.
- No es fácil... dejarlo ¿sabes?... lo intenté, pero parece que tengo un gran cartel identificativo en el pecho porque no hay demonio o ser sobrenatural que no haya escuchado de mi antes... haciéndome una cazadora muy renombrada en realidad.- habla sobre su clavícula, pero los ojos le arden tanto de la angustia que tiene, que los cierra tan fuerte como puede, porque es una realidad que no desea ver.
- Yo no quiero perderte...- es el susurro contra su oído lo que le eriza la espalda, el tono es bajo y doloroso, infiltrándose en la piel de la cazadora y en lo único en que puede pensar es en cómo estuvo al borde de la muerte más de treinta veces, entre envenenamientos, cortes tan profundos y garras tan certeras que podría haberse hecho con su tripas en un solo movimiento, se hubiera desangrado más de una vez si no fuese por su madre, por lo que se aferra a la camisa de Misha.
- Mish... lo siento, no era mi intención asustarte así...- sentir los dedos fuertes tocarle con gentileza la nuca era reconfortante, pero se suponía que ella lo reconfortaba a él no al revés.
Generalmente es más con su personalidad huir de este tipo de tacto, de ser apreciada en un modo tan sincero, pero le serena el azul en esos ojos cuando Misha le mira a la cara, es como si no vieran a la mujer en la que se convirtió, ni a la cazadora que ha empuñado diferentes armas y ha dado muerte sin pensarlo dos veces, le cuesta mantenerle la mirada, azorada, es como estar desnuda, vulnerable pero Misha levanta su mentón para verla completamente.
- Jo... prométeme algo.- dice, pero ella no quiere hacer promesas que no sabe si podrá cumplir.
- Qué...- le toma solo una mirada para que su atención sea solo suya y quiera memorizar cada una de las tonalidades de azul en eso ojos cansados.
- Que si escuchas a eso sujetos, prométeme que harás lo posible por no salir herida o... o...- Misha presiona su frente contra la de ella cerrando fuertemente los ojos, y no necesita más palabras para descifrar aquello en lo que ni siquiera quiere pensar.
Sentir tanto como lo hace ahora la estremece, sentir tanta confianza entre sus brazos, sentirse indefensa ante alguien más. Confiar no es su fuerte, nunca lo fue y le sorprende poder apreciarlo desde un lazo tan nuevo como el que tiene con el agente del FBI. Cree también que se le olvidó respirar en algún momento. Nota cómo Misha acaricia su mejillas con los pulgares, roza su nariz con la suya y piensa que ese tío se ha olvidado que se besaron hace horas atrás y no tiene idea de cómo volver a hacerlo así que toma la iniciativa, se alza sobre las puntas de su pies y lo besa “repentinamente”, claro que lo de repentino es solo desde la perspectiva de Misha Collins.
Sigue asustándole el besarla, pero  pequeña como es tiene todo el control sobre él por lo que la ayuda, solo un poco, levantándola del piso, colocando todo su peso sobre su pecho y sintiendo como las piernas mullidas rodean su cintura, haciendo trastabillar hasta quedar sentado en el respaldar del sillon en medio de la sala, en su casa. El beso es tan húmedo y sediento que le dan ganas de no terminar con el jamás, pero no es el quien tiene el control aunque si lo comparte con ímpetu, le toma unos minutos muy largo participar un poco más o sujetarla con más fuerza.
Misha está agusto, se siente bien, por esta nueva sensación de no sentirse en peligro, de ser herido, por más que sea consciente de que Jo es mucho más apta para causar daños físicos severos que cualquiera. Lo que más le asombra es lo pequeña que es, lo delgado pero fuerte de su espalda y sus manos se posan en la pequeña cintura y la dibujan sin pensarlo, bajando hasta los redondos glúteos.
- Mish...- le escucha decir e inmediatamente retira sus manos como si un choque eléctrico lo hubiera sacado de su trance placentero y algo perdido la miró.
- ¿Si?...- es lo único que logro soltar de entre su hinchados labios.
- ¿Quieres dormir conmigo?- Le cuesta procesar la pregunta, en realidad nunca nadie antes le preguntó, solo se lo llevaban a la cama, a veces entre el subidón de adrenalina y pasión, otras con peleas, y otras con simples imposiciones mudas.
- Yo... no se...- la miraba a los ojos castaños que pacientes se cerraron y ella lo volvió a besar, más suave y más serena.
- Está bien... Tal vez otro día... - Jo se bajó de su regazo, deslizándose suavemente lejos de él.- hay varias cosas que tengo que arreglar en casa, será mejor que me vaya...- los brazos de Misha cayeron a ambos lados del cuerpo como si le dieran una sentencia que aceptaría sin más, casi como un castigo.
- ¿Qué cosas?- pregunto decaído, por el  cambio abrupto de lo que hasta hace un momento era algo maravilloso.
- ¿Estás bien? - Preguntó ella al verle afectado.
- Si, claro...- mintió con un nudo en la garganta por  haber rechazado la propuesta, sintiéndose culpable por el rechazo inexistente que el mismo se imponía, y porque había arruinado el momento más especial que había tenido o mucho tiempo, al menos era un experto fabricando mentiras para conformar a sus amantes.
- Dios, es increíble lo mal que mientes...- Misha frunció el ceño sin entender y torció la cabeza a un lado como un cachorrillo desvalido, Johanna, al verle así, tuvo que colarse entre su piernas para abrazarlo y besarlo un poco más.
Se siente bien la docilidad de Misha. Ella que es pequeña y siempre han tratado de ser cuidadosos con ella en momentos como estos, pero al mismo no han podido evitar manejar su persona como una muñeca. La actitud de su amigo es refrescante y estimuladora, en realidad le gusta tener el control, pero tampoco quiere forzar a Misha a lago que no ha hecho nunca, por eso deja de besarlo tomando una gran bocanada de aire, percatándose de que su suave beso se trasformó en uno muy necesitado y hambriento.
Misha se abraza a su cintura, disfrutando de lo bien que está entre su brazos...
-Si quiero...- murmura contra su camisa rosada a rayas y la cazadora parpadea un segundo pensando en lo que escucha.
- Hummm....- en realidad no se separan no cuando están mejilla con mejilla pero separados por el halo de calor propio de cada uno.
- Jo...- hunde su rostro en la clavícula de la chica, con el rostro hirviéndole de vergüenza estúpida y por la que el desearía que le tragase la tierra ahora mismo, porque pedir algo así a una mujer, no se le había cruzado por la cabeza.
- Vale, creo que la granja está repleta, si no te molesta me quedaré a dormir aquí...- las manos finas y menudas levantan el rostro del hombre que siente como una especie de alivio cuando la mira.
- Me gustaría que te quedaras...- Jo sonríe de esa manera en la que no puede dejar de perderle el rastro hasta que otra palabra da forma a su labios.- ¿qué pasa?-
- Nada solo dormir ¿OK?- y es completa la sorpresa de Misha.
- ¿Por qué?... ¿hice algo?...- expectante la contempla sin darse cuenta de que se echa la culpa de ello.
- No hiciste nada, solo que creo que es demasiado para ambos, será cursi o tonto, dile como quieras, pero me gusta que seas mi amigo Mish, y me encantaría hacerlo contigo, pero no creo que sea un buen momento... yo me dejo llevar demasiado rápido, siempre lo hago, ya que puede que no esté mañana. Y ¡Eh...- ella lo detiene con su palma en su boca cuando el pecho se le infla al castaño y está a punto de volver al estado anterior de nervios y arrebatos por su manera de pensar.- pero... no quiero que sea así... preferiría, que si sucede sea porque estoy tranquila, sin demonios acechando o intenciones de ir de caza...- respira profundamente calmándose porque le bombea fuertemente la sangre, quiere sexo, lo sabe, lo siente en cada centímetro de piel pero Misha es diferente, no es de los de uso único para luego desaparecer en la carretera.
- OK... cuando cierres las puertas del infierno entonces.- el agente rodea sus costillas con ambos brazos y la levanta, ella casi no pesa por lo que empieza a caminar.
- ¿A dónde me llevas?- dice divertida, sujetándose de los hombros del ojiazul.
- A la cama...- la ceja derecha de Jo se levanta, sonríe con vehemencia y lo besa otro poco camino a las escaleras que Misha sube de memoria.


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