Dedicado a mis gemelos favoritos dark twin y 3r_rosario porque por una razon u otra terminaron por hacerme desarrollar este fic que solo seria sencillo y termino con una realidad paralela jajajaja no es es genialoso!!! XD i'm so happy!!! y ahora A disfrutar de esto que Sam en cualquier momento se encuentra a nuestro Dean y no en las mejores condiciones muajajaj!!! esto soy yo siendo perversa con los nervios de lso gemelos jajajajajajajajajajjajajaja estos soy yo siendo feliz.
Nem espero que te guste también XD hay mucho Bobby aquí XD
Evian y vane-chan espero que puedan leer esto!!! pobre Misha ya le daré un buen uso XD.
Después de esas palabras un silencio muerto los envolvió mientras entraban en la cocina a paso lento y calculado. Sam podía notar como Dean miraba de forma distinta a su prima y cómo ella estaba tensa, esperando algún ataque o que intentaran retenerla a la fuerza, dejando las distancias entre ellos. El informático del FBI no era un experto en defensa y ataque como Dean, pero si le habían enseñado a detectar el comportamiento y a interpretar las posturas de la gente.
Jo se limpiaba el rostro y se desinfectaba los nudillos en el lavamanos mientras que él se ocupada de Dean. Su novio no apartaba a mirada de la pequeña rubia, mientras él, sentado en su pierna izquierda le curaba el rostro. Intentaba poner las cosas en su lugar, intentaba entender a Johanna o la especie de cruzada que vivía por culpa de su madre. El test psicológico prototipo que le hicieron estudiar en la academia encasillaba a su prima como la clásica persona criada en la carretera con ideas sectarias y conducta obsesiva.
Sin lugar de residencia fijo, viajando por todo el país, siendo invisible incluso para las personas más cercanas a ella como Bobby y el, por un objetivo fantasioso que la llevaba a estar armada hasta los dientes. Tenía muchos deseos de acurrucarse sobre Dean ahí mismo y olvidarse de lo que había visto en ese baúl, quería olvidar que la menuda chica había derribado a su novio de metro ochenta y perfectos noventa y tres kilos, pero no podía y viró su cabeza para preguntarle algo cuando Jo ya tenía su mirada en él.
- Sam, no puedo perder más tiempo, solo… dame los cuadernos...- suspiró y en ese momento, con la mano de Dean apretando repentinamente en su baja espalda, alzó la mirada y se mantuvo firme.
- Dime para que los necesitas - preguntó sintiendo el calor de la manos de Dean estabilizando su mente y la fuerza que le infundía para tener las respuestas pertinentes.
- ¡Demonios!, ¡¿Es que no puedes dejarlo?!, lo único por lo que no se te dijo nada de esto es por tu propio bien, Sam. Mi tío...- Jo se muerde la lengua porque estaba a punto de delatar a su fallecido tío, estaba a punto de decirlo todo porque no tenía con quien más hablarlo, por eso se mordió la lengua y por eso miró enfadada la puerta de la cocina.
- ¿Mi tío?- Sam se levantó y cruzó media cocina para enterarse de una vez qué demonios tiene que ver con todo esto, mientras que Dean especulaba en silencio.- Johanna Harvelle, dime qué demonios es todo esto y que tiene que ver tu madre, mi tío y ese baúl con los libros que tanto quieres - la chica se cruzó de brazos y él estaba a punto de sacudirla por la desesperación que lo inundaba.
- Sam cálmate - la voz recia sonó detrás de él y su mano lo hizo retroceder unos paso cuando se dio cuenta de que casi estaba sobre Jo, pero la chica seguía sin decir nada mirando a otro lado, firme en su determinación de mantener la boca cerrada y Dean podía entender eso, el guardar un secreto tan fuertemente incluso si te destroza por dentro como lo veía en la cara de la chica.
- Solo dinos una cosa Jo - la muchacha lo miro con sus ojos fieros y de pestañas largas curvadas sin inmutarse un milímetro y Smith reconoció esa fuerza como la de un soldado dispuesto a cumplir su misión - ¿Que hay en esos cuadernos? - Sam caminaba en círculos lidiando con la idea de vivir dentro de una mentira, pensando que la vida que su tío le dio podía ser una tapadera, dudando de cuanto había vivido hasta ahora sin saber si todo era real o simplemente un montaje.
- No puedo.- respondió en un tono monocorde.
- Que puede ser tan importante como para no decir la verdad, que es tan absolutamente importante como para ocultarlo de este modo Jo - Dean la miraba y trataba de ver a la chica sonrisueña y malcriada que le hizo enfadar hace solo un día atrás, pero la chica que tenía enfrente era un soldado, un ser firme y preparado para no dar el brazo a torcer en ningún caso.
- ¡Basta! No voy a seguir escuchando esto Dean, o me dan los cuadernos o me voy de todos modos, Sam... ¿Sam?- Jo miro detrás de Dean que le ocupaba toda la visión y al costearlo se percató de que Sam no estaba en la cocina.
- ¿Sam?- pegunto Dean mirando a su alrededor porque ni siquiera escucho moverse de detrás de él.
- ¿Donde esta?!!- pregunta enfadada a Dean.
- No tengo idea, ¡SAM!- grito Dean llamando a la sala y de allí escaleras arriba con Jo corriendo detrás de el en su búsqueda, la puerta de su cuarto estaba cerrada y al tratar de abrirla notó que el pestillo estaba echado - ¡Sam abre!- dijo Dean empujando la puerta.
- ¿Dean tiene los cuadernos allí?- Dean la miro y miro la puerta.
- No lo sé.- dijo empujando con más fuerza la perilla.
- Demonios hazte a un lado - Jo empujo a Dean y comenzó a dar de patadas a la puerta ante la mirada incrédula del novio de su primo.
Pero mientras ellos trataban de tirar la puerta abajo, trabajando en equipo para encontrar a Sam, el desconcertado muchacho se había escabullido por la ventana mientras los tenía distraídos con un cuarto vacío. Los nervios de punta le erizan la piel por no saber qué es lo que se le ocultó todo este tiempo, sacó a toda prisa el contenido de las cajas que tiene de su tío en el desván del granero, apresurado por encontrar los condenados cuadernos.
Pero cuando encuentra el primero y está apunto de deshacer el nudo con cordones que lo cierra descubre en la solapa el número seis, grabado en negro, casi desvanecido. Su cabeza hace un rápido giro y antes de abrirlo sigue buscando y se da cuenta de que los siguientes cuadernos que hay están en orden numérico. Se tarda unos diez minutos en desempaquetar todo para encontrar el número uno dentro de una vieja campera de jean.
Cuando tiene los ocho cuadernos los toma y corre al final del desván, donde una enorme pila de heno lo cubriría mientras leía le primer libro, dejó caer los cuadernos de cuero y se arrodilló frente ellos desesperado, tomó el primero y lo abrió para ver al letra de su tío en él y empezar a leer palabra por palabra.
“28 de febrero de mil novecientos ochenta.
Empiezo este diario para contar como cambió todo al llegar aquí, jamás en mis locos años creí llegar a descubrir algo así y en ese momento no lo supe pero encontrar aquella puerta similar a una arcada de piedra escondida en la propiedad que acababa de adquirir cambiaría las cosas en mi vida para siempre. Al principio era solo los restos de alguna casa que había sido construida en piedra por alguna razón solo los cimientos quedaban, pero de la cual habían quedado aquella vieja arcada con el símbolo infinito en la cumbre.
Para mí solo fue un hallazgo pues compré el terreno ese año para alejarme de mi querido Kansas debido a que mi mujer había muerto de cáncer de médula y Dios como la extrañaba, la candidez en su voz, su mirada tierna y esa manera de cuidarme en todos los aspectos. Pero cuando decidí hacer mi casa lejos de esa arcada, pedazo a pedazo solo para tratar de mantenerme en pie y seguir adelante, ni el dolor que sentía pudo haberme preparado para lo que vendría después.
Ocurrió un par de noches después de que encontré a un caballo de mi caballeriza desparramado de adentro para fuera justo enfrente de la arcada, el pobre animal seguía vivo para cuando lo encontré y tuve que pegarle un tiro para sacarlo de su dolor. No podía imaginar cómo había llegado hasta ahí, mis caballerizas estaban en perfecto estado y en la cuadra, donde ese caballo se suponía debía estar esa noche, no había rastro de su huellas siquiera saliendo del establo o llegando a la arcada.
Me pregunté como era eso posible, no había explicación lógica alguna, ni rastro de algún animal que lo hubiera hecho, pero sin embargo el caballo estaba destrozado, huesos rotos sangre por doquier y yo no lo escuche gritar en ningún momento, simplemente no era posible.
Lo deje pasar. No llamé a la policía ni al sheriff porque no tenía argumento alguno para ello. El pueblo Sioux Falls al sur de Dakota era un pueblo en vías de crecimiento, la gente parecía escasa pero muchos niños corrían por las calles despreocupados del mundo, por lo que llevarle a la nueva sheriff Mills algo así me pareció innecesario.
Yo deseaba tener hijos con Karen pero dios quiso que eso jamás pasara y yo no me veía amando a otra mujer y rehaciendo mi vida después de ella. Con el corazón aun en la mano me dedique a mis caballos, mi negocio no era muy prospero pero era el que había formado con mi mujer, peor, al ser ella la experta tuve que ir vendiendo rápidamente a los animales que no aparecían desmembrados frente a la puerta de piedra.
Con un año y medio de vivir allí y sin animales que criar o vender me entretuve arreglando un viejo impala destruido que mi vecino Simmons vendía mientras pensaba que negocio montar con lo que la venta de equinos me había dejado. Ahora, metido aquí dentro, este auto no parece más que un montón de hierros.
Pero una noche un aullido demasiado estrepitoso de lobo me despertó, decidí tomar mi escopeta y ver si ese era la razón de los mutilaciones, pero fui tan ingenuo que fui tras el pensando en un cuadrúpedo con mucha hambre, que equivocado estaba...”
- ¿Cómo? No entiendo nada... jamás vi esa puerta, no hay nada al final de la propiedad....- Sam murmuro mientras seguía oculto y a lo lejos escuchaba a Jo y Dean llamarle, se apresuró a seguir leyendo antes de que lo encontraran.
“Inconscientemente busqué al lobo esa noche, en la oscuridad. Sin miedo y como un completo imbécil me paré frente a la arcada pero no había nada ahí, solo la puerta de piedra y el olor pútrido de la carne a mi alrededor. El hedor fue repentino, apunté a mi alrededor pero solo la oscuridad me acompañaba y estaba seguro de que nada más estaba allí, pero me equivoqué.
Con una altura que sobrepasaba mi cabeza me paralicé al ver a un ser semi lobo semi humano, erguirse imponente frente a mí. Su cuerpo parecía humano pero tenía unas patas gigantescas, cabeza de lobo y orejas puntiagudas y derechas. Traté de disparar, traté de darle, pero rompió de un zarpazo mi escopeta y perdí la lámpara en algún sitio, mi espalda dio contra la puerta de piedra, pero la puerta se abrió y se cerró conmigo del otro lado.
Estaba pálido del susto, intentando ubicarme, aun con la adrenalina del peligro en mi torrente sanguíneo, pero cuando me levanté y miré a mi alrededor... ya no estaba en mi granja. Estaba en un sótano, en la casa de alguien más, fue entonces cuando escuché mi voz atravesar la distancia enojada desde arriba de las escaleras y fue cuando un hombre empezó a bajar por allí con la escopeta en la mano y una gorra en la cabeza. Cuando prendió la luz en medio de la oscuridad y vi su rostro… creí perder por completo la cordura.”
Sam leía incrédulo, debía ser una historia de ficción, era solo el relato en primera persona de algo que su tío se inventó, solo eso, nada más. Pero si sólo fuera un cuento de terror inventado por su tío ¿Que hay en esa páginas para que Jo quiera esos cuadernos? se obliga a prender de nuevo el celular y seguir leyendo.
“ Aquel hombre no estaba asustado o incrédulo de lo que veía y solo repetía una y otra vez, que quien era yo y que quería, no como había llegado ahí o como es que era idéntico a él, por lo que repetía una y otra vez mi nombre, Robert Steve Singer. Hasta que accedí a sentarme en una silla muy extraña y ser atado con sogas, incluso el ser cortado con un cuchillo o ser bañado en agua bendita mi doble no se tranquilizó, pasaron horas hasta que le convencí de mirar a la puerta que estaba al fondo de su sótano y él que también se llamaba Robert Singer la encontró y me hizo repetir por enésima vez lo que lo me hizo cruzar la puerta.
Solo en el momento en que la puerta azul en la pared de piedra de su sótano estuvo frente a sus ojos, me pidió que le describiera a la criatura.
Robert Singer tenía más en común conmigo de lo que yo pudiera imaginar. Atravesó la puerta conmigo esa madrugada, me cargó al hombro una escopeta y balas de plata. Ahora el que no creía una palabra de lo que decía el otro era yo, él me decía que lo que ataco a mis caballos era un hombre lobo y que si no tenía ganado para comer empezaría con la gente del pueblo. Así atravesamos de la puerta azul a la de piedra del oro lado.
Cazamos juntos a esa bestia por tres días, la rastreamos hasta una cueva cerca del cementerio, casi morí ese día, casi pierdo mi brazo derecho en un ataque de la bestia, pero Bobby me salvó. El desgraciado era más duro de lo que jamás creo llegar a ser. Cuando todo terminó me preguntó si era la primera vez y le respondí que fue mi primera vez en todo: encontrar otro mundo detrás de una puerta, encontrarme con un ser así o conmigo mismo y el hombre rio. Volví a mi casa y no pude dormir por días. Pensé que no lo vería más, que esto quedaría en el pasado cuando la puerta se cerró con mi reflejo al otro lado y yo de éste.
Pero no fue así...
A un mes de mi extraordinario encuentro conmigo mismo y de empezar un negocio de compra y venta de automóviles me halle en la necesidad de su consejo, cosas extrañas pasaban en los periódicos, cosas extrañas pasaban en el pueblo y tuve que abrir la puerta nuevamente.
Luego de que me diera algunas indicaciones en su sala de estar de como buscar las pistas correctas o como identificar a la criatura en cuestión por los sucesos que detectaba en mi pueblo, me dijo como cazarlos, como debía mantener el perfil bajo, como debía de formarme una reputación de borracho y solitario solo para mantener a la gente a distancia pero me negué y el rio más fuerte, después de eso me entregó un par de libros que jamás en mi vida olvidaré.
En mi primera cacería solo nada salió bien, pero sobreviví a pesar de que tres familias sufrieron mi falta de experiencia. Tenía que encontrar a dos vampiros en mi ciudad, los cuales habían estado exterminando familias enteras noche tras noche, como bocadillos, lamentablemente la noche en que los decapité no pude salvar a los padres de un pequeño de cinco años, los cuales murieron completamente secos a causa de los vampiros.
El pobre niño no tenía por qué pasar por eso, pero sus padres no eran ejemplares a decir verdad. La sheriff jamás supo porque el niño se escondió detrás de mí cuando entre a la comisaria para saber a qué se debía el alboroto (como si no supiera porque) y la joven oficial me confesó que los Callahan habían muerto y que no lamentaba su muerte en absoluto, ya que tenían varios cargos por maltrato al pequeño, pero si le apenaba que el pequeño se quedara solo por su cuenta, no pude evitar ofrecerme para cuidarlo hasta que servicios sociales viniera por él.
Aun no sé porque lo hice, pero supongo que era porque el pequeño aún estaba aferrado a mi pierna, su nombre era Samuel pero al pronunciarlo el niño temblaba de miedo y apretaba mi pierna como si fuera un escudo u algo y empecé a llamarlo solo Sam. Bobby me dijo que era mala idea tener niños en la casa, pues, si de repente mi instinto de cazador se alertaba y debía salir a algún lugar del país ¿qué iba a hacer con el chiquillo?, pero yo no era de viajar y menos demasiado lejos.
Tiempo después mi amigo al otro lado de la puerta me pidió guardarle algunos ejemplares, solo por si acaso algo le pasara. No creí que fuera problema y mi curiosidad me llevo a leerlos todos, simplemente no podía dejar de leer o proteger mi casa con las indicaciones de algunas de ellos y desarrollé varios modos para hacer las protecciones imperceptibles al ojo inexperto. Cuando los servicios sociales vinieron por Sam, amenazarlos con mi escopeta no fue un movimiento sensato, pero ellos me sorprendieron de improvisto tres días después, al traerlo a mi casa. Me habían investigado y me dieron la tenencia del niño unos días después, jamás pensé en hacerme padre de nadie pero las sonrisas del pequeño Sam me habían robado el corazón y mi deseo de protegerlo habían crecido demasiado.
Poco después me entere de que Bobby hacía de niñera de dos niños y el que rio fui yo, eran los hijos de un cazador conocido suyo, pero cuando los conocí me quede perplejo, ya que el más pequeño era idéntico a mi Sam... ”
En el momento que leyó esa línea sobre sus padres la sangre se le heló, no podía ser cierto y solo una cosa lo sacaría de la duda, tomó los cuadernos y los puso dentro de una mochila de cuero viejo que estaba desparramada en el piso junto con el resto de las pertenencia de su tío, ni Dean ni Jo revisaron el granero y los dos peleaban en el frente de la casa por lo que pudo correr hasta el final de la propiedad surcando los pastos altos en medio de la oscuridad, tenía que desmentir ese diario, tenía que saber si fue así como murieron sus padres y no como le dijo su tío. Porque eso no era posible, porque no había nada en la oscuridad que pudiera dañarlo en realidad.