4o vicio

Aug 25, 2007 16:34

Hola, hola!
Aprovecho ahora que el tiempo y la inspiración se han compinchado para publicar tanto como pueda ^^ El vicio de hoy se basa en la ley "Es más fácil obtener perdón que permiso". No me acaba de convencer la forma en que lo he explicado todo, especialmente el final... pero así me ha venido, que se le hará.  Y además no me ha venido ningún título que me convenza, así que si tenéis sugerencias decídmelo, lo tendré en cuenta ;)  Ya sabéis que las críticas constructivas son bien recibidas. Sin más os dejo con el vicio (hoy, claramente un Lily/James)

Decir que estaba nerviosa era quedarse corta. Estaba convencida de que si el nerviosismo ocupara espacio físico, en el campo de Quidditch no cabría nadie excepto ella.
Respiró hondo, no iba a sacar nada bueno perdiendo la calma. Aunque no entendía el porque de su estado tan… exagerado. Bueno, de acuerdo, debía reconocerlo, sí sabía el porque. Ese día, sábado treinta y uno de octubre, tenía una cita con James Potter. Aun no sabía muy bien como había sucedido todo, pero cuando él le preguntó (casi sin esperanza, hay que decirlo) si quería ir con él a Hogsmeade en Halloween, ella le contestó que sí. El asombro fue general en la Sala Común de Gryffindor, que había sido testigo de más de dos años de rechazos constantes y se esperaba más bien algo como “Antes preferiría pasar el día ayudando a Filch a limpiar el castillo a salir contigo, Potter”. Pero no, para sorpresa general (y en especial de James Potter) Lily Evans había aceptado su propuesta, y por eso ahora estaba delante del espejo mirándose nerviosamente. Decidió que no sacaría nada bueno quedándose en la habitación y se aventuró a bajar a la Sala Común, donde habían quedado. Cuando llegó allí un (también) nervioso James la esperaba. Cuando la vio sonrió de forma tonta y a Lily le pareció que se formaba esa misma sonrisa en sus labios.
 -Buenos días, Lily.
 -Hola, James.
Se quedaron unos segundos mirándose sin saber muy bien qué decir o hacer.
 -¿Quieres desayunar algo aquí, o vamos directamente al pueblo?- Lily sospesó las posibilidades unos segundos antes de decidir que en esos momentos no haría más que jugar con la comida que le pusieran delante
 -Mejor vamos a Hogsmeade, no tengo hambre.
James asintió y salieron de la Sala Común en silencio.
Lily podría jurar que nunca se había sentido tan observada en toda su vida. Cada alumno que se cruzaban por los pasillos les miraba, y si no iba solo, cuchicheaba con su compañero. Lily eligió mirarse una de las mangas de su túnica cuando cruzó una mirada con Snape; se hacía una idea bastante precisa de todo lo que le diría si siguieran siendo amigos y no tenía ganas de pensar en ello. Se metieron en el primer carruaje que encontraron y Lily se dejó caer sobre su asiento como si fuera un saco de patatas.
 -Madre mía, ¿no se cansan de cuchichear?- se quejó Lily mirando a James
 -Supongo que no.- le sonrío James
 Cuando llegaron a Hogsmeade (durante el trayecto mantuvieron una conversación acerca de si era mejor un expelliarmus o un impedimenta como defensa en la que James se vio derrotado por los aplastantes argumentos de la pelirroja) fueron a Honeydukes a comprar tantos dulces como pudieran desear hasta Navidad. También se acercaron a Zonko’s, donde James tuvo que contenerse de comprar todo lo que quería bajo la vigilante mirada de Lily. Comieron en Las Tres Escobas (Lily volvió se a sentir como si tuviera tres cabezas; los estudiantes de Hogwarts nunca se cansan de mirarte con curiosidad) y por la tarde fueron a hacer algunas compras.
   Faltaba apenas una hora para volver a Hogwarts cuando James y Lily llegaron a la Casa de los Gritos. Lily se sentó en un gran roca y se dedicó a observar esa vieja casa. Había oído rumores de que esa casa estaba encantada y que habitaban fantasmas atormentados en ella. La verdad es que después de conocer los fantasmas de Hogwarts, le daría más miedo si vivieran allí algunos poltergeists como Pevees.
James se sentó a su lado mirando también la Casa de los Gritos.
 -Lily… ¿lo has pasado bien hoy?
Lily lo pensó unos segundos y llegó a la conclusión de que había sido uno de los días más divertidos y entretenidos que recordaba.
 -Aunque me cueste creerlo, James, sí. Lo he pasado muy bien contigo.-Lily terminó la frase con una dulce sonrisa, que a James le pareció la más bonita que había visto en toda su vida.
Después de eso Lily sólo podía recordar los labios de James sobre los suyos, besándola con suavidad. Cerró los ojos sin darse cuenta y correspondió tímidamente al beso. Cuando se separaron James la miraba sonriente.
 -¿Te has atrevido a besarme a riesgo de que te dé una bofetada y que no quiera volver a salir contigo nunca más?- preguntó Lily enarcando un ceja desafiante con una expresión difícil de descifrar.
James se limitó a encogerse de hombros y a sonreírle traviesamente.
 -Vamos Lily, sabes que es más fácil que obtenga tu perdón que tu permiso. Aunque si te sirve de algo… ¿Señorita Evans, me concede permiso para besarla de nuevo?
Lily lo pensó unos segundos, fingiendo expresión pensativa.
 -Creo, señor Potter, que a partir de ahora puede besarme tanto como quiera.
James hizo una profunda y exagerada reverencia antes de aprovechar el permiso que su pelirroja le acababa de conceder.

Próximo vicio: Cuando necesites abrir una puerta con la única mano libre, la llave estará en el bolsillo opuesto
Un besazo!!

vicios, james potter, lily evans

Previous post Next post
Up