Do começo ao fim

Apr 06, 2010 05:21

No soy yo una gran entendida en cine. Con deciros que me gustó muchisimo Avatar, que es el tópico de los tópicos cinematográficos, ya veis que no soy una gafapasta, precisamente.

Pero hay veces en que una película se sale de lo habitual. Completamente. Que es todo lo incomodo, lo dificil y lo duro de ver, que no entiendes del todo, que te aplasta y te deja un sentimiento de no entender exactamente lo que estás viendo, pero saber que es maravilloso.

A mi me ha pasado con esta película.




No os engañeis. Yo supe de esta película porque dije 'OMG chicos guapos enrollandose!' y fui de cabeza, que es como suelo ir yo a este tipo de cosas. Luego vi el trailer, y fue algo distinto.

Y os lo advierto, si buscais en esta película solo chicos guapos y slash, dad la vuelta por donde habeis venido.

Si teneis espíritu (espiritu para que os cojan el corazón, os lo destrocen, os lo trituren y luego os los pisen), aguantad.

'Do començo ao fim' cuenta la historia de dos medio-hermanos, Francisco y Thomas. Una historia en la que no hay drama, no hay trauma, no hay nada a lo que culpar, ningún problema de la niñez, nada a lo que aferrarse. Simplemente son dos hermanos que se necesitan y que se aman mucho más de lo que deberían.

"Era ciego cuando nací. Todos los somos, al principio, pero yo permanecí más de quince días con los ojos cerrados. Mi madre, al contrario que el resto de la gente, no estaba preocupada. Decía que ya abriría los ojos cuando me sintiese preparado. Y así fue. Un día, cuando mi Francisco acudía a visitarme en lo que ya se había convertido en una rutina para él... ¡Boom! Abri los ojos. Y estaba él, al otro lado del cristal."

La primera parte de la película son un compendio de estampas familiares. Y no hay en ello nada terrible, nada trágico... nada. Es una familia normal y corriente, una mujer, previamente divorciada y con un hijo de ese matrimonio, viviendo con su nuevo marido y su otro hijo. Todos se quieren, y es una relación perfectamente normal.

El eje en torno al que giran todos los personajes es la madre, Julieta. Una mujer cariñosa, abierta, completamente enamorada de su marido, que adora a sus hijos, a su hermana, que guarda una excelente relación con su ex-marido. Es ella, precisamente, la primera que se da cuenta de que sus hijos se quieren mucho. Muchisimo. Puede que demasiado. Que quizás no es tan normal que la única forma de que su revoltoso hijo pequeño haga caso es si su hermano le amenaza con que va a marcharse. Que quizá su hijo mayor es demasiado protector con su hermanito, frente a todo el mundo, incluso ella.

Hay una escena (una escena gloriosa, porque no sé quien es esa mujer, pero es una pedazo de actriz), en la que después de que Francisco llegue al hospital donde ella trabaja con una pierna rota, ella se queda fuera, desde el otro lado de la ventana, viendo como se comportan sus hijos. Viendo como cuidan el uno del otro, como se abrazan.

¿Es posible que una madre pueda darse cuenta de que sus hijos se quieren demasiado?

Porque su rostro refleja exactamente eso. Brillante.

Juliete: ¿Hay algo que quieras contarme?
Francisco: ¿Sobre qué?
Juliete: No sé, sobre algo que no puedas comprender.
Francisco: ¿Sobre el colegio?
Juliete: No exactamente. Algo sobre ti, sobre tu hermano. Sobre las cosas de la vida.
Francisco la mira, pero no contesta.
Juliete: Si algún día crees que quieres hablar conmigo, si hay algo que no entiendes muy bien... No sientas verguenza, ¿de acuerdo?
Francisco: ... lo sé, mamá. Te quiero mucho.

Esa conversación a mi me deja el corazón en un puño. Porque Francisco ya tiene una edad (quizá 12 años, o así), en la que intuye de lo que su madre le habla. Y su madre... conoce, intuye. Pero no le juzga. Intuye la fuerza de sus sentimientos, pero lo deja estar porque... ¿qué otra cosa puede hacer? ¿Sabiendo que su hijo quiere a su otro hijo más que a nadie, que no es solo su hermano, si no su protector, su todo? ¿Qué puede hacer ella?

Esta película es así. Nos muestra sin mayor alborozo escenas normales y corrientes, familiares, felices. Una perfecta y acomodada familia feliz brasileña. Las aborda con completa naturalidad. Pero estas escenas, más dificiles, más complicadas, las aborda con idéntica tranquilidad. No juzga, no somete. Simplemente, pone sobre la mesa lo que hay. Y que cada uno interprete.

A lo largo del tiempo, la relación entre Francisco y Thomas se hace cada vez más estrecha, más 'íntima', y poco a poco, los más cercanos se van dando cuenta del cáriz que toma esa relación. El padre de Francisco, que vive en Argentina, tras pasar unas Navidades con ambos niños, se da cuenta, y va a hablar con su ex-mujer.

Pedro:  ¿Te has dado cuenta de que son muy... cercanos?
Juliete: Claro que me he dado cuenta, ¡viven conmigo!
Pedro: Me refería a otra cosa. Demasiado cercanos.
Juliete: ¿Demasiado cercanos? ¿A que te refieres?
Pedro: Venga ya, Juliete.
Juliete: Habla, Pedro.
Pedro: Demasiado íntimos.
Juliete: Intimos.
Pedro: Si, se ven el uno al otro de una forma demasiado... sexual.
Juliete: No sé que es lo que está ocurriendo exactamente entre ellos dos, pero son muy jovenes, esas cosas pasan a estas edades.
Pedro: ¿No crees que deberíamos hablar con ellos?
Juliete: No sé exactamente qué estan haciendo o que harán... Pero pienso que no deberíamos. No en esta etapa.
Pedro: ¿Así que no estás preocupada?
Juliete: ... sí lo estoy.

Es mucho lo que esta conversación dice. Sobre los adultos, que no saben como reaccionar ante esa relación entre ambos. Sobre la forma en la que la madre protege a sus dos niños de lo que sea que quiera ir contra ellos.

Simple. Y aún así, no sabes que pensar.

La situación se va desbocando, poco a poco. Francisco es cada vez más protector con su hermanos y, en algunos momentos, ni siquiera su familia sabe que hacer con ellos, como enfrentarse a algo así.

Alex, el padre de Thomas, encuentra a su hijo jugando con su material de trabajo.
Alex: ¿¡No te he dicho muchas veces que no juegues con mis pinturas?!
Thomas: ¡Yo no he hecho nada!
Alex lo zarandea, enfadado. Francisco llega y aparta a su hermano de Alex, casi violento.
Francisco: ¡Apartate de él! ¡No vuelvas a tocarle!
Alex: Es mi hijo.
Francisco: ¡Es mi hermano!
Alex: ¡Se lo merecía!
Francisco: ¡No me importa! A partir de ahora, yo cuidaré de él, para siempre. Vamonos, Thomas.
Llega Juliete, que ha visto toda la escena.
Alex: ¿Lo has visto?
Juliete: Sí.
Alex: Esto se me escapa. No sé como controlar esta situación.
Juliete: Lo sé, amor.

La historia da un salto en el tiempo, primero con la muerte del padre de Francisco y después con la madre de ambos. Se da a entender que, durante todos esos años, la relación entre ambos no hizo más que estrecharse más y más. Todo acaba cuando, tras la muerte de Juliete, el padre de Thomas decide irse a vivir fuera de lo que fue la casa familiar, porque sin su mujer, su estancia no tiene sentido ahi. Intrinsecamente, porque sabe que no es participe de la relación entre Francisco y Thomas. Que no quiere serlo.

Y es como si, con la ausencia de la madre, Francisco y Thomas viesen todo vinculo evaporado. Sin familia, solos, se sostienen el uno al otro. Esa escena sea, probablemente, una de las más incómodas de ver y, a la vez, una de las más bonitas que he visto nunca. Los actores son unos actorazos, y sin tocarse si quiera, desvistiendose ellos solos, únicamente mirándose, son capaces de expresar TANTAS cosas, que te sientes mal. Mal de estar viendo algo así.

Es una escena que incomoda, remueve. Desde luego, no deja indiferente.

Ese amor, esa necesidad, ese...

La química entre los dos actores es innegable. Una de las mayores que yo haya visto en el cine, y es impresionante, porque en sus gestos, en sus palabras, puedes ver que realmente están enamorados (y sea, probablemente, las escenas de un romance gay más bonitas que yo haya visto nunca), pero a la vez se trasluce toda esa familiaridad, toda esa necesidad... Uff. No se puede describir. Hay que verlo, que sentirlo.

Francisco: Te amo.
Thomas: ¿Por qué me quieres?
Francisco: Te quiero porque eres mío. Porque necesitas ser amado. Te quiero porque cuando me miras, me siendo como si fuese un heroe. Y siempre ha sido así. Te quiero porque, cuando te toco, me siento como ningún otro hombre se ha sentido jamás.
Thomas: Yo también te quiero.
Francisco: ¿Y por qué me quieres?
Thomas: Porque... cuando te toco, me siento como ningún otro hombre se ha sentido jamás. Te amo porque nadie sería capaz de culparnos por nuestro amor. Porque para entender nuestro amor, tendrían que volver el mundo de arriba a abajo.Te amo porque podrías querer a cualquiera, pero sigues queriendome a mi. Eres mío.

Cada mirada, cada beso, cada caricia, cada palabra.

Duelen. Porque no están bien, pero estan bien. Porque... ¿qué decir, ante semejante amor?

Porque no te deja indiferente que después de una escena así, amantes, puro romance, cambien a una en donde son hermanos, de los que han cuidado el uno del otro durante toda la vida. Porque no te dejan olvidarte ni un solo minuto y te lo muestran así. Simple, sencillo. Sin tregua. Pasan de un lado de su relación al otro con una naturalidad que remueve, que asusta.

Probablemente, una de las escenas más... desgarradoras, a falta de una mejor palabra, es esa en la que ofrecen a Thomas (nadador profesional), la posibilidad de entrenar con muchisimas mejores oportunidades y condiciones, una gran oportunidad profesional.

Pero es en Rusia. Durante al menos tres años. Sin su hermanos. Del que no se ha separado nunca.

Es sorprendente (y revelador) que el entrenador de Thomas les de la noticia a los dos. Que aunque tal vez no sepa, intuya su especial relación. Se lo diga a ambos, y con muchisimo cuidado. Que les da la distancia, la intimidad que piden. Sus caras, como pasan de la felicidad a casi el horror, cuando se enteran que es en Rusia. Como la primera reacción de Thomas es decir 'No voy. No iré.' Los gestos de ambos, intentando contenerse porque el entrenador está delante, y aún así, como se rompen.

La escena en la que se quedan solos, junto al coche, transmite una desesperación que rompe a cualquiera que la vea. He visto muchos dramones a lo largo de mi vida, muchisimos, y nunca, ninguna escena, había dolido tanto como esa. Porque los dos saben que es una oportunidad única e irrepetible, porque Thomas sabe que es aquello para lo que se ha estado entrenando toda su vida, porque Francisco quiere, por encima de todo (incluso de su propio bienestar, sus propios sentimientos) que Thomas sea feliz haciendo lo que le gusta, que cumpla sus sueños.

Y aún así. El miedo, la desesperación, el no querer separarse.

Esa necesidad del otro casi enfermiza.

No puedo seguir, porque por maldiciones de este cruel mundo cinematográfico, me falta un trozo del metraje. Aunque he leido el guión y... qué decir. Thomas pidiendole matrimonio a su novia, y comprando una anillo para ella. Y otro para su hermano, para que no le olvide. Como Thomas rehace su vida (en el deporte, con su mujer) y Francisco le mira y sonrie y es feliz por él, porque es lo que siempre quiso, que fuese feliz, pero él es incapaz de avanzar, apartando metódicamente a toda persona que se acerque a él. Cualquier posible relación es destruida por el mismo (que ven su anillo y creen que está casado. Y él no les saca de su error). Y Thomas, que no es tan feliz, porque le falta algo. Siempre le faltará algo. ¿Pero a dónde puede ir?

Esta película rompe. Probablemente, trate uno de los mayores tabues que existen, y lo hace de una forma tan limpia como directa. No hay drama, no hay tragedia irremediable. Solo distancia y demasiado amor para poder vivir felizmente.

Merece la pena. En un mundo donde las películas practicamente nos atontan, una película que nos hace sentir de verdad (aunque no todo sea agradable), que nos hace pensar y reflexionar, merece la pena. Os la recomendaría, pero no es una pelicula que pueda gustar a la mayoría de la gente. Sin embargo, a quien quiera, a quien se atreva, adelante. No puedo prometerle que le provoque lo mismo que me ha provocado a mi (que ha sido mucho, y no todo exactamente satisfactorio), pero la oportunidad la merece sin dudarlo.

No sé. Creo que ha sido la peor crítica de la historia de las críticas. Pero necesitaba compartir esto con alguien.

critica, cine

Previous post Next post
Up