Confirmado: Morgan Freeman sigue siendo Dios y Clint Eastwood su mejor representante en la Tierra.
Conozco a bastante gente que se ha desanimado a la hora de ver esta película. Porque no les gusta la política, porque no les gusta el deporte o no saben nada de rugby. Os puedo asegurar que esos no son motivos para disfrutar de este PELICULÓN. Porque Clint Easwood (ahora mismo, el mejor director vivo, al menos para mí) se marca una película perfecta, emocionante, que retrata una figura casi irreal (al menos, para los tiempos que vivimos) como es la de Nelson Mandela sin caer en ningún momento en el sentimentalismo.
'Invictus' trata sobre el poder de un hombre para perdonar, sobre el poder del deporte para unir a un pueblo y sobre el poder de las personas para creer en un sueño.
Objetivamente, no es la mejor película de Clint Easwood (pero es que... venga ya, es CLINT EASTWOOD), pero probablemente se trate porque estoy acostumbrada a que este director trate temas más oscuros, más dramáticos. Pero esta película habla sobre como una mano, de la mano de un presidente envomiable y de un equipo de rugby, ve poco a poco la luz y comienza a dar los primeros pasos para romper las barreras que los han separado durante años.
Morgan Freeman está INMENSO. Todos sabemos que es un actor increible, pero la forma en la que se ha mimetizado con un personaje como el de Nelson Mandela (imitando a la perfección el acento sudafricano y la forma pausada de hablar de este) es impresionante, y hay ciertas escenas que solo te hacen admirar aún más a semejante presidente y persona.
Está muy reflejada el odio, la desconfianza de la población en el nuevo presidente, en los cambios a los que se enfrentan; la venganza y las represalias que aún quieren tomar. Está esplendidamente captado el espíritu de perdón y conciliación que Mandela, poco a poco, va extendiendo a todos aquellos a los que toca. Y sobre todo, está bien captado como poco a poco, el espiritu deportivo, de los campeones, se va trasmitiendo a la sociedad.
Me ha gustado incluso la parte final de la película, en donde se dedica una parte considerable de la película a narrar el último partido final. Es increible que aún sin entender de rugby y conociendo a priori el resultado, desde el momento en el que los equipos saltan al campo hasta que el capitán (muy bien Matt Damon, que no suele destacar precisamente por sus brillantes actuaciones, y aquí está más que correcto incluso al lado de Dios) levanta la copa es emocionante y hay momentos en los que dan hasta escalofrios, pensando en lo que pudo significar esa victoria para una nación en cambio.
Esta película puede significar también un nuevo punto de vista para aquellos que desprecian en cierto modo la influencia del deporte en la sociedad. No es la primera vez que escucho que el deporte (el fútbol en este caso, que es el deporte rey en España) es 'pan y circo', distractor de los verdaderos problemas de la sociedad, como es una vergüenza que en esta sociedad se venere a deportistas en lugar de a cientificos.
Y vale, es probable que tengan razón, pero aquí está el otro punto de vista. No niego que ciertos deportes son, hoy en día, más un negocio que un sentimiento (todos sabemos de lo que hablo). Pero, ¿qué hay de esa sensación de unión? Pocas cosas existen que puedan unir tanto a un país, a completos desconocidos, y ser como un soplo de aire fresco para sociedades en progresivo hundimiento.
Queridos míos, el deporte puede ser un negocio, de acuerdo. Pero también puede ser unión, celebración, deportividad. Humanidad.