Odio los telefonos

Feb 19, 2009 01:33

En serio, los odio.

Yo, que tengo la suerte o la desgracia de ser una estudiante no emancipada y relativamente feliz, tengo la suerte de vivir desconectada de la realidad. No hago entrevistas de trabajo, ni castings ni sucedaneos y, tras pruebas (algunas consideradas torturas por las Naciones Unidas) que parece que nunca acaban, esperar sentada a la oscura luz del flexo, esperando a que alguien (la ETT, la empresa de telemarketing de ayer o, yo que sé, el casting para el nuevo reality de mendigos) llame para decirte que sí, que te han cogido, que vas a perder tus derechos y tu dignidad, pero ey, te van a dar cuatro duros para que te compres cromos y chuches, así que chitón.

Yo aún no he hecho ninguna entrevista (gracias a Diox) y, por ellos, para mi el teléfono móvil es un complemento a juego con el llavero o la goma del pelo. Siempre lo tengo encendido, pero hay días que me paso de la mañana la noche sin mirarlo, o descargado, y cuando lo miro, tengo un centenar de perdidas y medio millón de sms de mi novio y amigos recriminandome que '¡¡¡En que puto siglo vives, mira el movil, coño!!!'.

Pero yo el móvil lo uso para escuchar musica e iluminarme el lóbrego pasillo cuando me acuesto a las tantas.

Pero siempre llega en el momento el que tienes que esperar una llamada. Para confirmar una reserva, un aviso para recoger algún tipo de producto que te hace mucha ilusión. Tal vez la confirmación de que sí, puedes acudir a ese programa que tanta ilusión absurda te hace, que no te van a dejar en la puerta atada a la barandilla.

Y en esos momentos, tu móvil se convierte en tu mejor amigo, si no fuese porque lo llamas 'grandisimohijodelagranputasuena' cada, aproximadamente, 2 minutos. Lo observas fijamente, y te fijas en cada detalle minimo. Joder, si es negro. Y tiene una pequeña ralladura en la pantalla. ¡Anda, mira, que mono, si tengo el politono de los grillos! Movil, bonitoooo, suenaaaaaaaaa... ¡Suena, hijolagranputa!

Pero el móvil, vacilón como la dueña, no suena aunque sienta una mirada de fuego clavandose en sus teclas. Aunque sepa que desde ese Lunes en que su amada dueña estaba durmiendo y no sonó cuando llamaron de una extensión de una oficina, la susodicha se la tiene jurada. Sigue ahi, abierto de tapas, seduciendote, hipnotizandote y, sobre todo, silencioso. Será cabron.

Como en un golpe de gracia, después de dos días de ser tratado con más mimo que el mismisimo primogenito, dormir en la almohada de mamá, y ser mirado cada, aproximadamente, 5 minutos, decide que es el momento. El golpe de gracia. Y empieza a quedarse sin bateria. A mitad de la mañana de el ultimo día en el que pueden llamarte. El día que no puedes regresar a casa hasta las 9 de la noche. El día en el que, si no contestas la llamada, pierdes el tren.

Desesperación. 'Ay, lo miro, no lo miro, que hago' 'Dejalo ya, pesada, si es que lo tienes harto. ¿Cómo no va a gastarse la bateria si lo abres cada minuto?' 'Pero... ¿y si llaman?' 'Pues suena, lo coges y yastá' '¿Y si no suena?' 'Pues vibra, y lo mismo' '¿Y si no vibra?' 'Joder, que tía, ¡haz lo que te salga del coño pero dejame en paz de la llamada y de la madre que lo pario, que estoy de ti y de tu movil hasta las narices!'.

Y encima, causante de una disputa conyugal. Si es que estos telefonos móviles de última tecnologia, sus mp3, sus 3gp, sus gps, sus abc y sus wtf se lo tienen muy creido. En cuanto llamen, tu vas por la ventana, destructor de familias.

La bateria baja una rallita. La última.

Que vas a ir por la ventana. ¡Te quiero, te adoro, Samsung mio! Veras que dosis de bateria te voy a dar en cuanto llegues a casa. ¡Ay mi chiquitín!

Y te vas a tu última clase del día cabizbaja. Son las 5, ¿hasta que hora abren la oficina? ¿cuanto durará la bateria? ¿llamarán o me dejarán tirada? ¿será verdad que las nubes huelen a pedos de vaca? Toda una nueva puerta filosófica se abre ante ti mientras arrastras los pies hacia el aula informática, el movil en el bolsillo del pantalón, arratrandote por el suelo.

Comienzas los ejercicios de ese día con desgana. Es un mundo gris, qué coño me importa a mi esta asignatura. Si yo quiero que llamen. Sacas el movil del bolsillo y lo dejas al lado del teclado, lo veneras, lo adulas y, al final, pesimismo por bandera, pasas de él y te pones a trabajar. El día de mañana, serás una gran ingeniera que diseñará móviles  que suenen cuando su dueño lo indica y que te cantarán nanas para irte a dormir. Se van a enterar estos pretenciosos. Ellos serán de nueva generación, pero la mía va a ser una generación chachi.

Y en estas que, sin sonido (porque estás en clase), sientes la mesa vibrar, y la pantalla del ordenador parpadear ante las ondas entrantes. Número desconocido. Y ya han sonado tres tonos.

Sales corriendo de clase, que le jodan al profesor (que te mira como si te hubiese dado un ataque grave de psicosis paranoica) y a tu compañera, que llega tarde y acaba de ver como su compañera de prácticas sale despavorida mirando el móvil con adoración.

Son ellos. Confirmado, mañana a las 12 teneis que estar aqui. ¿Sabeis como llegar? Preguntar por Milagros. Buenas tardes.

Entras en clase con una sonrisa de felicidad en la boca que se propaga hasta la nuca. Ya está, se acabo la tensión de esperar una llamadita. Apagas el movil, lo metes en su funda, de ahi a la mochila, y la mocila, al suelo en un hueco bien lejos.

Que ahora albergues instintos homicidas no significa que puedas prescindir de él. Ya volvereis a luchar, ya. De momento, este se queda sin carga hasta mañana. A la cama sin cenar. Faltaría más, hombre.

Bueno, pues eso, que ya, después de la falsa intentona del Lunes y de que me desesperase más bien mucho, los de SLQH me han llamado, que sí, que vale, que vaya mañana, que te calles ya, pesada. En serio, con lo dejada que soy yo para mirar el movil o, en general, hacerle caso, tener que estar tan atenta a una llamadita de los cojones me desquicia. Estoy cansina, cansina, pero mira, al final me he salido con la mía. Ya os contaré mañana que tal, aunque os adelanto que seguro que con lo sosainas que soy, será más bien aburrido. Después de mi tragicomedia con el movil, no hay nada que le gane.

real life really sucks

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