Plegarias satisfechas. (I)

Sep 03, 2004 10:31

Estimados amigos y amigas de El Journalero; se ha hecho justicia. Ésta es una entrada dedicada a todos aquellos que guiaron y facilitaron el camino de este humilde siervo de Dios con el fin de que su fiel espada Argucia atacase certeramente donde debe Pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados ( Read more... )

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Venganza anonymous October 26 2004, 14:53:36 UTC
El villano de tanto y tanto que se rió, desató la ira del interior de aquél que también era un ingenioso orador. Entonces Don Miguel Sánchez comenzó a propugnar sin compasión unos gritos tales que su contrincante se colapsó de tanto dolor que sentía en sus tímpanos. Aquel defensor de Dios entendió que existía un loco más loco que cualquier loco. Desquiciado se arrancó las orejas para no oir los gritos pero era tarde y la sangre empezó a brotar de sus ojos y de su boca. Cayó muerto y ya desplomado nuestro héroe, se acercó a aquel pobre cuerpo ensangrentado y en tomando su puñal, le arrancó su lengua. Salió de la caseta con la frente bien alta y orgulloso de su última hazaña. Antes de marcharse orgulloso de su empresa, colgó la lengua de una de las puertas de dicha venta emulando las hazañas de un Gauta. Todos los ciudadanos se vieron liberados de su presunto terror. Don Miguel Sánchez se montó en su Rinoceronte y les pidió a las gentes, que jubilosas festejaban aquella nueva dicha en favor de su libertad, que recordasen aquella batalla como la más valerosa hazaña que en España visto se haya, sin lanza en astillero, sin escudero, despojado de toda arma, con la ayuda de su única aliada: La palabra.

Cide Hamete Berengeli

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