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Han pasado varios años desde la última vez que pasé por aquí, y más aún desde que dejó de ser costumbre. Llevo tiempo sintiendo la necesidad de volver a escribir habitualmente. Estuve tiempo sin tener nada que decir, y cuando volví a tenerlo ya no sabía cómo hacerlo. Me expresé más con sonido sin palabra, he expresado paz, alegría, esperanza, energía, incertidumbre... Y el sonido me sirve como materia prima abstracta, capaz de abarcar lo que la figuración no puede. Me llena y me expande. Pero también echo de menos la concreción de la palabra.
He cambiado tanto en estos años... Siempre me he sabido joven y aprendiz, en constante evolución, no porque avance lejos sino porque partía de muy atrás en el conocimiento propio y en la paz interior. Y por suerte he continuado cambiando, evolucionando y aprendiendo, lo digo con una sonrisa. Me siento satisfecha con lo caminado y con todo lo que me voy colocando delante. Y orgullosa de que mi gato de 8 años esté a mis pies mientras escribo esto. ¡Él ha visto más que nadie!
La búsqueda que me ocupa en esta etapa es la de recuperar las certezas espirituales que tuve. Bueno, no las mismas, pero sí esa sensación, esa experiencia que me hacía sentirme feliz. A momentos sentía un pellizquito de trascendencia certera, como si pudiera asomarme por la mirilla un instante e intuir borrosa la verdad profunda de esta realidad. Tan fugaz que no podía retenerlo en la memoria, pero tan certero que me servía para pisar sobre roca. Incluso tan certero que me sigue sirviendo para saber que lo que busco forma parte de mi esencia viva, sólo tengo que recuperar cierto equilibrio y práctica para observar el lugar adecuado.
Las referencias que tenía ya no me sirven, sin embargo, y esto es una oportunidad para mirar más allá de nuestras fronteras culturales, para buscar en el contraste las verdades que nos unen, la esencia humana universal.
Echo de menos las palabras. Me guían y me abren caminos. A ver si nos vemos más a menudo. Es curioso escribir aquí, que no queda nadie de las personas con las que compartían este espacio, excepto Flavio (un placer reencontrarte, y una alegría). Si fuera una red social como facebook no me atrevería a escribir en primera persona; si mantuviera el anonimato pero hubiera mucha gente en esta plataforma, pondría mis entradas con candado (como pensaba hacer hoy); pero sin haber casi nadie por aquí, casi es más interesante dejarlo público y estar abierta a muy improbables sorpresas. Sea como sea, lo principal era reencontrarme con mis propias palabras. Hoy me ha sentado muy bien, aunque el tono queda tremendamente serio y yo estoy en realidad de un humor muy bueno, jejeje. Ya iré recuperando la habilidad de transmitir más fielmente las emociones.
Buenas noches!
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