Hace ya muchos años, mucho antes del Toro de la Vega y coincidiendo con su prohibición en Catalonia, hice un post razonado sobre las corridas de toros.
En aquel entonces dije que había que prohibirlo porque era un espectáculo en el que la diversión residía en la crueldad o el sufrimiento hacia un animal, no por las razones de siempre, y mucho menos por las razones cínicas del nacionalismo.
En una de las respuestas,
popcorner , un clásico livejournalero, hizo una encendida defensa de las corridas de toros, en la que de forma realista y poética, como solía hacer él cuando no estaba de coña, dió un vuelta de tuerca de lo más interesante al asunto. Pueden
leerlo aquí.
Destaco su final:
"Cuando la sociedad haya evolucionado y cambiado, cuando el hombre consiga ser vegetariano y abolir el sufrimiento total.. ahi yo seré el primer antitaurino. Mientras tanto, y aunque me encanta la dehesa y el toro bravo y no me gusta demasiado cuando entran a la Plaza ... sigo disfrutando mucho mas con la expresión de un Miura desafiante, que con un paquete de Salchichas del DÍA y todo lo que tiene detrás...."
Tras la reciente muerte de un torero y la polémica por los comentarios de los antitaurinos, alegrándose, comenté que no me alegraba, pero el torero no me daba pena, sino su familia, y no por odio, sino porque creo que el torero asume que puede morir en la plaza... es natural para él en su profesión. No es un riesgo laboral, es una posibilidad dentro de sus funciones, de lo contrario vestiría un traje de kevlar, el toro tendría los cuernos embolados... y todo aquello que dificultase la muerte del torero, cosa que no es así.
Esto me llevó a argumentos sobre la "naturalidad" de la muerte del toro en la plaza. Vino a mi cabeza el video de las leonas cazando a una gacela, mordiéndo sus patas para derribarla, comiéndosela viva, empezando por sus tripas. Otro de hienas persiguiendo un ñu al que mordieron en varias partes, desgarrando su carne y siguiéndolo y acosándolo durante horas, para que la pérdida
de sangre lo debilitase lo suficiente para atraparlo.
Pensé que el toro, en la naturaleza, moriría de una manera similar a como muere en la plaza, o seguramente de una forma más cruel y lenta, de lo que muere en la plaza. Estaría horas luchando contra una manada de depredadores, que lo herirían, lo rasgarían y finalmente cuando cayera, lo comenzarían a deborar aún vivo. En la plaza ocurre lo mismo, solo que más breve y cuando el toro cae, se lo remata.
Consecuentemente, pese a las apariencias de un visión rápida sobre el asunto, el público no busca la crueldad. No se cuantos buscan la épica, el morbo, el codearse con la jet... pero la crueldad no es lo que se busca.
El toreo, bajo los valores humanos, no bajo la perspectiva natural, es obvio, que no es tan cruel como su equivalente en la naturaleza. La muerte del toro en la naturaleza sería mucho más lenta y dolorosa, entre otras cosas, tendría que soportar, derrotado, el ver impotente como lo despedazan aún vivo.
La naturaleza pese a Disney y ciertos documentales edulcorados, es mucho más despiadada, sádica, siniestra, carnicera... bajo ojos humanos, que una corrida de toros.
Nuestros mataderos, con sus cintas de transporte, sus electrocuciones y disparos con bala cautiva, para reventar los craneos de los terneros que son empujados con picas, para que entren en masa, a una claustrofóbica cueva que huele a sangre y a lejía... son infinitamente más crueles... Pero no los vemos. Benditos massmedia... Lo único que observamos de esa crueldad es el pulcro resultado, una nevera, con sus bandejas de polietileno blanco, rellenas de rojiza... cosa... proteina... Hablemos sin eufemismos, ternero muerto. Y eso molesta mucho menos.
Basandome en la idea de
popcorner , si hay que ser toro, y como tal morirás cazado ¿cómo preferirías vivir y morir? ¿como un toro capado y engordado, muerto por una barra de hierro que atraviese su craneo, en un terrorifico cuarto de baldosa blanca y luces artificiales, rodeado del olor a visceras y carne de otros como tú? ¿o en una plaza de toros, enfrentándote, como siempre has hecho en tu dehesa, a los depredadores, despues de una buena vida de amor, correrías y manjares?
Sigue sin gustarme el espectáculo, pero no creo que deba prohibirse. Si desaparece, que no lo haga por ley, sino con naturalidad, por abandono.
Es él único reducto que le queda a nuestras fábricas de proteina, los animales de cría para consumo humano, de morir con algo de naturalidad, y a los humanos... también.