¡Por Dios (nunca mejor dicho), no sugieras la abolición del matrimonio civil ahora que lo acabo de realizar!
Ciertamente, y estando completamente de acuerdo con tu tesis, hasta ahora no me había dado cuenta que la culpa de todo este desaguisado con los gays es precisamente el usar la terminología de matrimonio en el ámbito civil, hasta que no me he casado no me he dado cuenta de que no era una expresión derivada de la tradición religiosa y popular, sino que realmente, en los libros de familia, figura la palabra "matrimonio" para definir la relación civil entre mi esposa y yo. Yo he defendido siempre que la solución a este entuerto era simplemente lingüística (el vocablo de matrimonio, imagino, - no soy filólogo - que proviene del sacramento original católico instaurado en tiempos romanos) , y por eso me parecía absurdo alargar tanto el conflicto y la discusión. Pero ahora intuyo el verdadero problema. Desde el día en que se admitió llamar matrimonio a la celebración de una boda por medio de los juzgados, creamos el problema, porque entonces generamos el derecho a que la comunidad gay (y con toda la razón), pidiese que a ellos se les pudiese aplicar, puesto que si no, entraban en una suerte de discriminación por su inclinación sexual. Sin embargo, esto le quita más la razón a la iglesia católica (y de eso no me había dado cuenta hasta ahora, mira tú), puesto que, si en aquél entonces no montaron en cólera por permitir que un hombre y una mujer que se casan delante de un juez puedan llamar a eso matrimonio, pervirtieron el uso del nombre de su sacramento religioso tanto como para volver a permitir que, dentro de su definición, diera ya igual que en vez de hombre y mujer, fuera hombre y hombre o mujer y mujer. Digamos que permitieron el uso de un vocablo religioso para definir situaciones civiles, por tanto la decisión en el ámbito civil de regular qué es exactamente el matrimonio, perfectamente es ajena a injerencias religiosas, ¿no? Y por otro lado, tampoco entiendo porqué la comunidad gay no deja de entrar al trapo a este absurdo debate y plantear la creación de una nueva situación civil, denominada con un nombre sin connotaciones religiosas, y que deje ya totalmente sin argumentos a los vaticanos. Al final todo esto es una pelea entre dos colectivos que realmente se odian, y que no quieren arreglar la situación, sino derrotar las convicciones morales del contrario. Los ultra-católicos no quieren aceptar que pueda existir un tipo de unidad familiar que vive al margen de sus ritos y creencias, tildando de anti-natural algo que, sí, es una desviación biológica a la que (para mí), hemos llegado por una sinergia de la evolución filogenética y social de nuestra especie (vivimos más años, todavía el ciclo de la concepción femenino no ha evolucionado para adaptar la fertilidad a ese "extra" en la expectativa de vida, estamos superpoblados y la naturaleza holística necesita algún mecanismo de regulación de la población, y por el otro lado, la creciente desafección religiosa y la falta de valores, impulsa a que la reproducción no sea un objetivo prioritario en la vida del ser humano, a pesar de las pulsiones biológicas y genéticas, de modo que el sexo ahora se centra más en la función del placer, y la práctica de actividades sexuales no reproductivas (formalmente, perversiones), se han expandido en la naturaleza, sin ningún freno biológico). Y por otro lado, la comunidad gay prefiere denostar a la iglesia católica, en vez de plantear una solución alternativa. Siguen empecinados en que exista un matrimonio para personas del mismo sexo, sin contemplar la sencilla posibilidad de cambiar el término para lograr el verdadero objetivo: tener simplemente los mismos derechos y beneficios legales que las parejas heterosexuales. Así que les den por culo a los dos. ¡Vaya por Dios!
Y por cierto, se me olvidaba que, seguramente existan más de uno y de dos homosexuales, que reclamen el derecho a poder CASARSE POR LA IGLESIA como cualquier otra persona. Estos ya directamente son para que la Iglesia volviese a instaurar la inquisición (pero una modalidad de inquisición mental, lobotomía severa y supositorios de regaliz).
Ahora que lo pienso, ¡si!, ¡¡¡¿¿¿en que estabais pensando cuando lo hicisteis???!! ¿¿en las vacaciones???... Lo que me recuerda, esa es otra, me parece absurdamente anacrónico que por casarte tu empresa se vea obligada a otorgarte vacaciones... Lo gracioso de la ateitud actual es que es incapaz de asumir lo que significa ser ateo y entre otras cosas supone no emplear excusas religiosas para nada... En cuanto a lo del matrimonio y la hipocresía eclesial, no estoy de acuerdo, la iglesia (como los ateos) creen estar en posesión de una verdad superior e indiscutible, creen en el infierno y el cielo y todo eso, y por tanto, su modo de ver natural es que lo civil y lo religioso, simplemente son la misma cosa, por ello comprendo que no viesen nada malo en que después de los anillos se firmase el contrato civil allí mismo bajo el nombre de matrimonio... Ahora, que vengan los aconfesionales y lo adopten, y aun más los gays ateos... es verdaderamente absurdo y contradictorio. Por otro lado, que un gay católico quiera poder casarse por la iglesia, me parece hasta lógico, pero creo que el camino correcto es el del cisma, ya que hoy por hoy ser gay no es pecado mientras no se ejerza, pero no es admitido. Ahora ya, que un gay ateo o ateo hetero o lo que prefiera, lo haga o exija, ya me parece de lobotomía frontal.
Lo hicimos por las vacaciones, en efecto, antes de que Rajoy se de cuenta y saque un Real Decreto que las elimine. Tampoco vimos nada en contra de regular civilmente nuestra situación, dado que el tema de la pareja de hecho al final no es más que un querer y no poder de la administración (el porqué de esto es otra buena cuestión). Pues lamento estar un poco en desacuerdo, pero es que un matrimonio civil, sin anillos ni curas previos, está totalmente fuera ya del ámbito religioso, y de hecho ya no debería estar sujeto a heterosexualidad, salvo los lógicos impedimentos semánticos del vocablo. Y si la Iglesia no negó esta posibilidad, la de llamar matrimonio a un acto meramente civil que nada tiene que ver con ellos, y que de hecho, confirma a los contrayentes como no católicos, ahora no debería poner tanto impedimento si son dos personas del mismo sexo. Aunque sigan viendo moralmente mal este tema, es que ni siquiera esto ocurrió cuando se instauró el matrimonio civil, de modo que están en una incoherencia de razonamiento total. Por mucho que vean todo como una visión integral (eso se nota mucho más en el debate del aborto), eso no tiene nada que ver conque sean incoherentes. Y sobre lo del gay católico, pues que quieres que te diga, tiene un grave problema moral interno, porque aceptar su condición sexual ya es incompatible con la visión que adoptaría en su propio credo. A mí solo me parece un único camino el del cisma.
Respecto al primer párrafo, solo decir que la burocracia necesita regular, ¡es como respirar! A mi modo de ver, el error es el regular "relaciones de pareja sexual", a mi me parece que lo que debe regular son uniones, pero igual que regula la formación de una empresa. No se por qué el estado se arroga el derecho de decidir cuantos pueden ser "matrimonio" y solo ofrece versión contractual basada en el modelo cristiano. Esto encaja con el segundo párrafo, el matrimonio no es algo que a mi entender debiera regular el estado, porque implica meterse en un terreno que no le compete, y en el que los cultos si lo hacen porque los cultos tienen moral (la que sea). El estado civil no pinta nada diciendo que dos personas viven como matrimonio, lo de los matrimonios gays solo es el principio de lo evidente, es una posición insostenible, el estado se mete en un campo que no le compete, el de las relaciones personales y morales. La misión del estado es decir "Pepe y Manolo, en este juzgado declaran que tienen estos bienes etc, y que se comprometen en caso de la disolución de este contrato a indemnizar al otro etc... y que si tienen la tutoría conjunta de un menor tal y tal..." Pero igual que Pepe y Manolo, por qué no "Manolo, Pepe y Jacinto" o "Julian, Roberta y Filomena" (además Roberta y Filomena, son hermanas e incestuosas entre si... ¿y?) Al estado le debe importar un bledo que hacen las personas con sus gónadas mientras sea legal. Finalmente en cuanto al gay católico, si lo es y no tiene sexo homosexual -actualmente- no tiene ningún problema... ahora, si quiere casarse y tal y tal, el cisma es la única salida, nuevas normas para Dios.
Ciertamente, y estando completamente de acuerdo con tu tesis, hasta ahora no me había dado cuenta que la culpa de todo este desaguisado con los gays es precisamente el usar la terminología de matrimonio en el ámbito civil, hasta que no me he casado no me he dado cuenta de que no era una expresión derivada de la tradición religiosa y popular, sino que realmente, en los libros de familia, figura la palabra "matrimonio" para definir la relación civil entre mi esposa y yo. Yo he defendido siempre que la solución a este entuerto era simplemente lingüística (el vocablo de matrimonio, imagino, - no soy filólogo - que proviene del sacramento original católico instaurado en tiempos romanos) , y por eso me parecía absurdo alargar tanto el conflicto y la discusión. Pero ahora intuyo el verdadero problema. Desde el día en que se admitió llamar matrimonio a la celebración de una boda por medio de los juzgados, creamos el problema, porque entonces generamos el derecho a que la comunidad gay (y con toda la razón), pidiese que a ellos se les pudiese aplicar, puesto que si no, entraban en una suerte de discriminación por su inclinación sexual. Sin embargo, esto le quita más la razón a la iglesia católica (y de eso no me había dado cuenta hasta ahora, mira tú), puesto que, si en aquél entonces no montaron en cólera por permitir que un hombre y una mujer que se casan delante de un juez puedan llamar a eso matrimonio, pervirtieron el uso del nombre de su sacramento religioso tanto como para volver a permitir que, dentro de su definición, diera ya igual que en vez de hombre y mujer, fuera hombre y hombre o mujer y mujer. Digamos que permitieron el uso de un vocablo religioso para definir situaciones civiles, por tanto la decisión en el ámbito civil de regular qué es exactamente el matrimonio, perfectamente es ajena a injerencias religiosas, ¿no? Y por otro lado, tampoco entiendo porqué la comunidad gay no deja de entrar al trapo a este absurdo debate y plantear la creación de una nueva situación civil, denominada con un nombre sin connotaciones religiosas, y que deje ya totalmente sin argumentos a los vaticanos. Al final todo esto es una pelea entre dos colectivos que realmente se odian, y que no quieren arreglar la situación, sino derrotar las convicciones morales del contrario. Los ultra-católicos no quieren aceptar que pueda existir un tipo de unidad familiar que vive al margen de sus ritos y creencias, tildando de anti-natural algo que, sí, es una desviación biológica a la que (para mí), hemos llegado por una sinergia de la evolución filogenética y social de nuestra especie (vivimos más años, todavía el ciclo de la concepción femenino no ha evolucionado para adaptar la fertilidad a ese "extra" en la expectativa de vida, estamos superpoblados y la naturaleza holística necesita algún mecanismo de regulación de la población, y por el otro lado, la creciente desafección religiosa y la falta de valores, impulsa a que la reproducción no sea un objetivo prioritario en la vida del ser humano, a pesar de las pulsiones biológicas y genéticas, de modo que el sexo ahora se centra más en la función del placer, y la práctica de actividades sexuales no reproductivas (formalmente, perversiones), se han expandido en la naturaleza, sin ningún freno biológico).
Y por otro lado, la comunidad gay prefiere denostar a la iglesia católica, en vez de plantear una solución alternativa. Siguen empecinados en que exista un matrimonio para personas del mismo sexo, sin contemplar la sencilla posibilidad de cambiar el término para lograr el verdadero objetivo: tener simplemente los mismos derechos y beneficios legales que las parejas heterosexuales.
Así que les den por culo a los dos. ¡Vaya por Dios!
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En cuanto a lo del matrimonio y la hipocresía eclesial, no estoy de acuerdo, la iglesia (como los ateos) creen estar en posesión de una verdad superior e indiscutible, creen en el infierno y el cielo y todo eso, y por tanto, su modo de ver natural es que lo civil y lo religioso, simplemente son la misma cosa, por ello comprendo que no viesen nada malo en que después de los anillos se firmase el contrato civil allí mismo bajo el nombre de matrimonio... Ahora, que vengan los aconfesionales y lo adopten, y aun más los gays ateos... es verdaderamente absurdo y contradictorio. Por otro lado, que un gay católico quiera poder casarse por la iglesia, me parece hasta lógico, pero creo que el camino correcto es el del cisma, ya que hoy por hoy ser gay no es pecado mientras no se ejerza, pero no es admitido. Ahora ya, que un gay ateo o ateo hetero o lo que prefiera, lo haga o exija, ya me parece de lobotomía frontal.
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Pues lamento estar un poco en desacuerdo, pero es que un matrimonio civil, sin anillos ni curas previos, está totalmente fuera ya del ámbito religioso, y de hecho ya no debería estar sujeto a heterosexualidad, salvo los lógicos impedimentos semánticos del vocablo. Y si la Iglesia no negó esta posibilidad, la de llamar matrimonio a un acto meramente civil que nada tiene que ver con ellos, y que de hecho, confirma a los contrayentes como no católicos, ahora no debería poner tanto impedimento si son dos personas del mismo sexo. Aunque sigan viendo moralmente mal este tema, es que ni siquiera esto ocurrió cuando se instauró el matrimonio civil, de modo que están en una incoherencia de razonamiento total. Por mucho que vean todo como una visión integral (eso se nota mucho más en el debate del aborto), eso no tiene nada que ver conque sean incoherentes.
Y sobre lo del gay católico, pues que quieres que te diga, tiene un grave problema moral interno, porque aceptar su condición sexual ya es incompatible con la visión que adoptaría en su propio credo. A mí solo me parece un único camino el del cisma.
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Esto encaja con el segundo párrafo, el matrimonio no es algo que a mi entender debiera regular el estado, porque implica meterse en un terreno que no le compete, y en el que los cultos si lo hacen porque los cultos tienen moral (la que sea). El estado civil no pinta nada diciendo que dos personas viven como matrimonio, lo de los matrimonios gays solo es el principio de lo evidente, es una posición insostenible, el estado se mete en un campo que no le compete, el de las relaciones personales y morales. La misión del estado es decir "Pepe y Manolo, en este juzgado declaran que tienen estos bienes etc, y que se comprometen en caso de la disolución de este contrato a indemnizar al otro etc... y que si tienen la tutoría conjunta de un menor tal y tal..." Pero igual que Pepe y Manolo, por qué no "Manolo, Pepe y Jacinto" o "Julian, Roberta y Filomena" (además Roberta y Filomena, son hermanas e incestuosas entre si... ¿y?) Al estado le debe importar un bledo que hacen las personas con sus gónadas mientras sea legal.
Finalmente en cuanto al gay católico, si lo es y no tiene sexo homosexual -actualmente- no tiene ningún problema... ahora, si quiere casarse y tal y tal, el cisma es la única salida, nuevas normas para Dios.
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