la cuarta fuerza
Pero cuándo va a aprender este país que menos malo no significa bueno. Que no tenemos por qué cerrar los ojos, que no todos los políticos tienen por qué ser corruptos. Que un voto sí puede marcar la diferencia. Se nos llena la boca hablando de lo atrasada que está Italia y luego votamos a Camps, nos regocijamos en lo progres que somos y preguntamos "¿tú a quién has votado, a PP o a PSOE?". Bipartidismo no es lo mismo que democracia, y llevarse la contraria no es oposición. Hoy estoy de luto por esa España azul que me devuelve la mirada desde las urnas, esa nación cobarde que prefiere refugiarse en los brazos del primo feo, borracho e impresentable de la política antes que atreverse a pensar por sí misma.
¿No lo veis? Somos capaces de hacer cosas grandes, si nos lo proponemos. Salir a la calle, tomar los medios de comunicación, hacer que el hombre del saco se cague de miedo. A veces nos ponemos nuestra mejor máscara de ciudadanos libres y nos preocupamos por algo que no son series de televisión y beber en las calles. Somos maravillosos, imbéciles pero maravillosos y quiero pensar que hemos creado una fuerza lenta pero imparable, una onda expansiva que terminará por arrastrarnos a todos porque así es como funcionan las rebeliones. Hoy hemos perdido pero algún día nos alzaremos gloriosos y mientras tanto, cuidaros las espaldas, mamarrachos. La revolución os respira en la nuca.
¿No lo veis? Somos capaces de hacer cosas grandes, si nos lo proponemos. Salir a la calle, tomar los medios de comunicación, hacer que el hombre del saco se cague de miedo. A veces nos ponemos nuestra mejor máscara de ciudadanos libres y nos preocupamos por algo que no son series de televisión y beber en las calles. Somos maravillosos, imbéciles pero maravillosos y quiero pensar que hemos creado una fuerza lenta pero imparable, una onda expansiva que terminará por arrastrarnos a todos porque así es como funcionan las rebeliones. Hoy hemos perdido pero algún día nos alzaremos gloriosos y mientras tanto, cuidaros las espaldas, mamarrachos. La revolución os respira en la nuca.