Illusory Fallacy - Capítulo 1

Nov 10, 2013 01:06


No permito que mis traducciones sean publicadas en ninguna otra página, así que por favor no las utilices ni las adaptes.

Di unos golpecitos con el pie en la mesa frente a mí. El agua del vaso allí posado tembló sutilmente con cada disturbio. Las otras personas a mi alrededor pretendían no notar mi molesto hábito, pero yo me daba cuenta de que se estaban frustrando. El leve movimiento de una boca. La pequeña presión de una mandíbula. El suspiro silencioso detrás de una revista. Hice uso de cada gramo de mi voluntad para mantener la boca cerrada como Chanyeol me había dicho que hiciera.

-¿Byun Baekhyun? -llamó un hombre desde una puerta ahora abierta, que conducía al área de la recepción hacia resto del edificio.

-¿Sí? -respondí, levantándome de mi asiento.

-Hola, soy el doctor Kim Jongwoon. Es un placer conocerte.

Entorné mis ojos hacia el hombre frente a mí. Llevaba anteojos de marco grueso y negro, que se levantaron un poquito cuando sonrió. Sus ojos eran pequeños y oscuros, revelaban nada más que profesionalismo, y su voz suave sin muestras de duda no hacía más que realzar su imagen de experto.

-¿Eres «doctor»?

-Bueno, no en el sentido convencional -dijo mientras reía; el sonido parecía haber sido practicado mucho. Probablemente le habrían hecho la misma pregunta incontables veces-. Tengo un doctorado, pero no para la medicina y las cirugías.

Me hizo un gesto para que lo siguiera mientras me guiaba por una serie de pasillos serpenteantes y aparentemente interminables. Todos lucían iguales: paredes pintadas de colores neutros, simples; puertas de madera y las típicas pinturas de flores en tonos pastel. Uno tras otro. Siempre iguales.

El doctor Kim se detuvo frente a la única habitación que tenía la puerta abierta e ingresó. Lo seguí, dudoso. El cuarto estaba amoblado como si se hubieran esforzado demasiado para que sus ocupantes se sintieran cómodos: con colores cálidos y bellas plantas en macetas. Tuvo el efecto contrario en mí. Se me puso la piel de gallina en el segundo en que crucé la puerta. Necesitaba salir de allí. Necesitaba volver con Chanyeol.

-Toma asiento, Baekhyun -dijo el doctor Kim mientras arrastraba una silla frente al largo sofá. -No tienes por qué estar tan nervioso.

-¡Me puedo sentir como yo quiera! -Estaba furioso. Sabía que trataría de manipular mis emociones y de controlarme. Odio cuando la gente me dice qué hacer. Chanyeol odia a la gente en general, y puedo ver por qué.

-Claro que puedes. Lo lamento. Déjame intentarlo otra vez: ¿querrías sentarte? -Se recuperó con calma.

Apreté la mandíbula pero hice caso a sus instrucciones. El sofá marrón se sentía duro y frío cuando me senté. Miré al doctor Kim, quien tenía una pequeña sonrisa en sus labios.

-¿Cómo ha estado tu día, Baekhyun?

-Bien -murmuré.

-¿Qué hiciste?

-Fui a trabajar. Trabajé. Vine hasta aquí. Y aquí estoy. Fin.

El doctor Kim asintió y escribió algo en el cuaderno que tenía sobre su regazo. Los trazos del bolígrafo sonaban con fuerza en la habitación silenciosa.

-¿Y por qué estás aquí?

-Porque mi tonto amigo me hizo venir.

-Ah, sí… ¿Kim Joonmyun?

-Sí, ese bastardo.

Me crucé de brazos y me recliné en el sofá. ¿Por qué me envió Joonmyun con este doctorzucho?

-¿Sabes por qué te ha enviado?

Finalmente, la pregunta que sabía que me haría.

-Claro.

-¿Por qué crees que estás aquí?

-Todos piensan que estoy loco. ¡Ellos son en realidad los locos! No aceptan cómo he escogido vivir mi vida. Bueno, ¡al diablo con todos!

Más apuntes en el cuaderno. Probablemente juzgando cada cosa que digo. Probablemente juzgándome a mí y a Chanyeol. Todos son así.

-¿Nunca has pensado que tal vez tus amigos están intentando ayudarte?

-Oh dios mío, estás de su lado, ¿¡no es así!?

-No estoy del lado de nadie, Baekhyun.

-Como sea -resoplé-. No lo entenderías. Sólo una persona me comprende.

-¿Y quién sería?

Me mordí el labio con ira y aparté la mirada de los ojos curiosos del doctor Kim. Vi una sombra alta pasar por la ventana y sonreí.

-¿Ya terminamos con esto? -le enseñé una sonrisa cortés al doctor. Mis ojos deben haber expresado mi irritación, sin embargo, porque escribió más cosas en su cuaderno.

-¿Quieres que esta cita termine?

Puse los ojos en blanco y me levanté. Ya había superado por mucho mi nivel de tolerancia.

-Fue tan agradable conocerlo, doctor Kim. Estoy seguro de que Joonmyun ya le habrá pagado. Y estoy seguro de que lo veré la próxima semana si él así lo ordena. Pero creo que es hora de que me vaya.

Mi voz chorreaba sarcasmo y cordialidad forzada.

El doctor Kim se puso de pie también y me dio otra de sus sonrisas indiferentes y profesionales.

-De acuerdo entonces. Te guiaré hasta la salida.

De vuelta por los pasillos aburridos. De vuelta por filas y filas de puertas cerradas. Estaba impaciente por escapar de aquel edificio, con una sensación de ansiedad trepando por mi cuerpo y haciendo que mis manos se crisparan. ¿Por qué estaba el doctor Kim caminando tan lento como una tortuga?

Abrió la puerta de la sala de recepción y se volteó para decir unas últimas palabras. Ni siquiera le presté atención mientras pasaba por su lado, chocando contra su hombro en mi salida. La luz del atardecer estaba tratando de espiar por las persianas de la puerta frontal. Fui deprisa hacia ella, ansiando su promesa de calidez y libertad.

La puerta se abrió de par en par antes de que yo llegara, y choqué contra el amplio pecho de alguien más.

-Ya era hora de que salieras -murmuró una voz grave en mi oído. Envió escalofríos de placer por mi columna, y me sujeté a su camiseta mientras suspiraba con alivio.

-Ah, Chanyeol, estoy tan feliz de que estés aquí -gimoteé. Su cuerpo se sacudió con una risa, y se separó lentamente de mí.

-¿Acaso el «doctor» grande y malvado te asustó? -me preguntó con una sonrisita mientras bajaba la vista hacia mí. Sus ojos oscuros brillaban con humor mirando a los míos; su ojo derecho se cerraba un poco más que el otro, como pasaba cada vez que sonreía.

Jalé de su cabello rizado y rojizo con fuerza, y dejó escapar un aullido.

-¡No, no estaba asustado! ¡Se comportó rudamente nada más, y te extrañé!

Chanyeol hincó mis mejillas infladas con su dedo, con aquella sonrisa idiota que yo tanto amaba en su rostro.

-¡Y por eso es que deberías juntarte solamente conmigo! Los demás simplemente no lo entienden, ¿o sí?

-¡Oh, ya deja de fanfarronear! Vámonos a casa, ¡estoy hambriento!

Arrastré a mi novio quejumbroso por la calle, con una sonrisa dibujándose en mi rostro también. Su felicidad era contagiosa, pero sólo lo era para mí. Todos los demás parecían simplemente ignorarlo en vez de darse cuenta de la persona tan genial que era.

Le eché una carrera a Chanyeol por las escaleras hacia mi departamento, riendo mientras se tropezaba en casi todos los tramos. Estaba a punto de tocar la puerta, victorioso, cuando lo sentí taclearme desde atrás. Chillé conmocionado, y ambos caímos al suelo, exhaustos y sin aliento.

-Diablos, Yeollie, ¡estaba tan cerca! -grité, golpeándole juguetonamente el pecho. Él gruñó y rodó encima de mí, teniéndome fijo en el suelo con toda su fuerza. Me retorcí de un lado al otro en un intento por soltarme, pateando mis propias piernas con torpeza. De pronto, Chanyeol dejó salir un grito poco varonil y se apartó de encima mío rápidamente, con las manos sobre sus partes y el rostro contraído de dolor.

Me puse de pie y corrí hacia la puerta. La abrí velozmente, riendo como maniático hacia el rostro en shock de Chanyeol detrás de mí, provocándolo.

-¡Ja, ja, ja! ¡Te gané, te gané!

-¿Baekhyun-ah? -llamó una voz detrás mío.

Salté un poco y me giré hacia la persona que había llegado a mi apartamento sin invitación.

-¿Joonmyun? ¡¿Q-qué estás haciendo aquí?! -cuestioné furiosamente. No estaba de humor para verlo ahora.

-¿Fuiste a ver al doctor Kim? -me preguntó con calma. Sus ojos se movieron hacia un lado y miraron detrás de mí, probablemente buscando a Chanyeol. La ira aumentó en mi pecho, y di un paso hacia el costado para bloquear su visión.

-¡Sí, lo hice! ¡Y sigo tan cuerdo como lo estaba esta mañana, muchas gracias! Ahora, ¿puedes por favor irte?

-¿Cómo está… Chanyeol?

-Como si te importara siquiera -gruñí-. Tú sólo quieres que se vaya, ¿no? ¿No es por eso que contrataste al doctor Kim? ¡¿Para «arreglarme»?!

-Baekhyun, he tratado de explicártelo. -Joonmyun suspiró, y su voz sonaba tan cansada y hecha polvo que era casi lamentable. Casi.

-Tal vez deberías intentar hablarle, ¿sabes? ¡En vez de odiarlo por algún motivo desconocido y estúpido, como todos ustedes hacen! Y si no vas a hacerlo, ¡entonces simplemente VETE DE MI CASA!

Hervía de furia mientras Joonmyun inclinaba su cabeza hacia el techo. Su nuez de Adán se movió hacia arriba y abajo cuando tragó aquellas palabras que tanto quería dejar salir, pero en vez de eso, volvió a verme con ojos que parecían estar contemplando a algún animal en un refugio: llenos de falsa empatía.

-De acuerdo. Te veré mañana en el trabajo.

La única respuesta que le di fue una elevación de mi cabeza, llena de desprecio y disgusto. Sonrió de forma agridulce y me pasó por al lado, palmeando mi hombro al salir. Me tensé ante el contacto.

Tan pronto como estuvo fuera de mi vista, di un portazo y grité. Los platos en la cocina tintinearon en su gabinete, y el sonido de mi voz reverberó en los muros y los pisos de madera.

-Relájate bebé, por favor -susurró Chanyeol en mi oído mientras me rodeaba fuertemente con sus brazos. Se balanceó de un lado al otro como si me estuviera meciendo, tratando de calmarme. Maldije a Joonmyun, maldije al doctor Kim y maldije al mundo entero. Grité y grité y grité, y no paré hasta que Chanyeol me giró y pegó sus labios a los míos.

Dio unos pasos hacia adelante hasta que mi espalda impactó contra la puerta, y me besó con más pasión todavía. Me fundí en el beso y aumenté su intensidad diez veces, frotando mis caderas contra las suyas. Chanyeol gimió pero se apartó, con sus ojos ardiendo y sus mejillas sonrojadas.

-Me tienes a mí, Baekhyun. No necesitas a nadie más. Tan sólo vámonos de aquí, vámonos a algún lugar donde nadie pueda encontrarnos, ¿sí? Ahora.

Sonreí ante aquel pensamiento mientras pasaba mis manos por su cabello. Mi pulgar flotó sobre sus orejas adorablemente grandes y acarició su mandíbula. Me pregunté, por un breve instante, cómo había entrado siendo que yo había cerrado la puerta inmediatamente después de que Joonmyun se fue, pero aparté ese pensamiento de mi mente.

-Lo haría si pudiera, Channie. Sabes que lo haría. Pero necesitamos dinero para eso, y todavía no tengo el suficiente.

Chanyeol puso alegremente los ojos en blanco y me pellizcó las mejillas. Rió cuando puse mala cara ante sus acciones.

-Excusas, excusas -bromeó mientras me levantaba repentinamente en brazos, como a las novias en las bodas, y me llevó por el apartamento. Le grité que me bajara, pero se negó a hacerlo hasta que llegamos al dormitorio. Me lanzó a la cama y se subió encima mío, para retomar nuestra sesión de besos interrumpida.

-Baekhyun -dijo sin aliento, después de un largo beso.

-¿Mmm?

-Te amo.

-Por supuesto que me amas, bobo.

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