Forevermore (1/3)

Oct 17, 2013 20:01


No permito que mis traducciones sean publicadas en ninguna otra página, así que por favor no las utilices ni las adaptes.

Las cosas que dejaste atrás

“ Algunas personas llegan a nuestras vidas y rápidamente se marchan.

Otras se quedan un tiempo, dejando huellas en nuestros corazones,

y nunca, jamás, volvemos a ser los mismos. ” - Flavia Weedn



Chanyeol no pudo haber llegado a la vida de Baekhyun en un mejor momento: Baekhyun tenía veinte años, y Chanyeol siempre había aparentado veinte. Para ser honestos, nunca supo por qué el tiempo pareció haberse detenido justo cuando finalizó su adolescencia, pero por otra parte, había un montón de otras cosas que no sabía sobre sí mismo.

A veces, Chanyeol pensaba que sabía más de Baekhyun que de sí mismo. Conocía cada pequeño detalle del rostro del muchacho. Podía diferenciar su mano izquierda de la derecha. Sabía que a Baekhyun le gustaba cantar a todo pulmón durante las duchas, porque pensaba que era de lo más natural. Sabía que a Baekhyun le gustaba rozar las puntas de sus dedos sobre el dorso de su mano izquierda y trazar pequeños círculos en ella, porque era su forma de decirle a Chanyeol que quería sujetarle la mano.

Chanyeol sabía, desde un comienzo, que Baekhyun era diferente.

La verdad es que él no tenía veinte años como Baekhyun creía; estaba lejos de ello. De hecho, había vivido veinte años multiplicados por un millón, si no es que por un billón de veces más. Había visto al mundo cambiar siglo tras siglo. Park Chanyeol era inmortal, y lo había visto todo.

Y en la eterna vida de Park Chanyeol, también estaba Byun Baekhyun. Baekhyun, quien tenía una sonrisa realmente radiante y le gustaba crear listas de reproducción con sus canciones favoritas para Chanyeol. Baekhyun, quien tenía veinte pero lucía de dieciséis y se comportaba como alguien de cinco. Baekhyun, quien se suponía que fuera sólo un ser pasajero más en la deslucida estadía en la Tierra de Chanyeol.

Pero estaba lejos de esto último.



Un día de junio, Chanyeol está en el parque de cerezos cerca de su casa, con su cámara Nikon D90 favorita en mano mientras captura el hermoso paisaje. Es lo que siempre hace en junio, cuando las hojas de los árboles de cerezo que tanto ama deciden revolotear para ser unas con la tierra otra vez. Chanyeol observa mientras los rosados pétalos flotan hacia abajo lenta y delicadamente como plumas; no de a uno, pero tampoco como una lluvia. Es relajante la forma en que caen, y Chanyeol captura un retrato de ello en el momento perfecto.

Tarareando con suavidad, camina por el sendero que ha recorrido por ya más de treinta años. Se detiene para tomar alguna foto por aquí y por allá. Una de su madre y su hijo caminando de la mano por el sendero contrario, que los lleva hacia el estanque. Chanyeol siente como si hubiera visto a aquel niño antes, pero definitivamente está más grande este año. Las cosas pueden cambiar mucho en el transcurso de un año, pero para él esos cambios son minúsculos.

Este año parece como si las hojas hubieran comenzado a caer un poco antes, pero tal vez es Chanyeol quien llegó tarde. El tiempo parece desacelerar conforme cada año pasa; no es algo que él quiera, pero es algo que ocurre de todas maneras porque la vida siempre ha sido lenta para él. Últimamente, sus mañanas y tardes parecen mezclarse en una neblina borrosa porque el café matutino está sobrevalorado, y Chanyeol no tiene ningún otro lugar al que ir, ni ningún otro lugar en donde estar, de todos modos.

Park Chanyeol, por alguna extraña razón congelada en el tiempo, hace mucho que dejó de tratar de vivir. Simplemente existe, y está más que bien así.

Inhalando la esencia del tranquilo aire de la tarde, decide que debería sentarse, así que eso es lo que hace. La banca de madera bajo el gran árbol de cerezo luce seductora, y sus piernas están cansadas de todas maneras. La vista desde la banca es extrañamente interesante, también, ya que puede ver a un hombre joven en sus últimos años de adolescencia (o entrando en sus veintes) pululando por ahí con un cuaderno en una mano y un lápiz en la otra, volteando su cabeza hacia uno y otro lado mientras incorpora el paisaje a su alrededor. Da un respiro hondo y garabatea algo en un instante. Será un periodista o un escritor de algún tipo, piensa Chanyeol. Lo observa divertido mientras el joven hombre se lleva el lápiz a la boca para masticarlo en sus cavilaciones. Es raro cómo sus cejas se fruncen mientras juega con el aire en sus mejillas. No obstante, Chanyeol determina que es un tipo nuevo, si no es que bueno, de rareza, así que se lleva la cámara a los ojos, enfoca el objetivo y toma una fotografía.



La segunda vez que Chanyeol se encuentra con Baekhyun es frente a la nueva empresa de arquitectura de la ciudad. Es tarde en la noche, y Chanyeol está caminando a casa después de su turno en la tienda en donde trabaja. Ha estado viendo el nuevo edificio que reemplazó lo que solía ser un restaurant chino de baozis; el cambio es bastante agradable. La arquitectura siempre ha sido algo ausente en su vida, porque nadie decide jamás instalar compañías de arquitectura en los rincones de Seúl donde él vive. Chanyeol se queda merodeando por el nuevo edificio, con sus ojos contemplando el letrero y las altas ventanas espejadas.

De pronto, un fuerte ruido proviene desde adentro del lugar, y esa es toda la advertencia que obtiene antes de que una pila de papeles y archivos vaya volando hacia él a través de la puerta. Cae hacia atrás y aterriza sobre sus palmas mientras que algo colapsa encima de él.

-Oh por Dios, ¡lo siento tanto!

Chanyeol gruñe mientras levanta su cabeza para ver quién es el bastardo torpe, sólo para encontrarse con un pequeño muchacho de rostro pálido y ojos brillantes, abiertos con temor encima suyo. Se congela por un instante debido a la cercanía porque Park Chanyeol realmente odia el contacto, y el chico (u hombre, medio-hombre, lo que sea) se aparta y se pasa los dedos por el flequillo.

-Lo lamento -dice, enseñándole una sonrisa de disculpas mientras se alisa incómodo el flequillo.

Chanyeol se sacude las rodillas mientras se pone de pie, bajando la vista hacia el hombre enano y aclarándose la garganta.

-Está… Está bien.

El más bajo luce asombrado al segundo de que Chanyeol abriera su boca, y termina parpadeando con rapidez.

-W-wow… -murmura.

Chanyeol frunce el ceño y se aleja del raro muchacho. Recién entonces se da cuenta de que es el mismo que vio en el parque hace unos días, pero no es nada inusual porque Chanyeol sabe que la ciudad es pequeña. Se ha topado con unos pocos rostros familiares antes, después de todo. Lo que es extraño, sin embargo, es que nunca había visto a este pequeño hombre por el lugar, excluyendo aquel parcial encuentro. Ha estado viviendo en ese vecindario por más tiempo del que puede siquiera recordar, así que, naturalmente, le resulta extraño.

-Habla otra vez. -El chico parpadea, levantando la vista hacia él con expresión intrigada.

-Ehm… -Chanyeol masculla, sin estar seguro de qué decir. El rostro del muchacho se ilumina con una sonrisa y él piensa, por tercera vez en esos dos minutos, que el chico es realmente raro.

-Tienes una voz verdaderamente genial -se maravilla, sonriéndole con todos los dientes a la vista. Es algo intimidante porque Chanyeol raramente ha tenido sonrisas dirigidas hacia él, y definitivamente no de esa clase. Chanyeol vacila antes de soltar un murmullo de agradecimiento porque, de pronto, se siente avergonzado-. Cielos, mira este desorden -suspira el muchacho para sí mismo, pasándose una mano por el cabello castaño mientras que sus ojos contemplan las montañas de papeles en el suelo. Algunos son bocetos de rascacielos comunes y mundanos, mientras que otros son retorcidos diseños de arreglos coloridos. Eso parecen para Chanyeol: arreglos. Las estructuras no lucen como si pudieran coexistir con las leyes de la física, pero por otra parte, Chanyeol no sabe nada sobre arquitectura, así que tal vez sí puedan.

Observa cómo el hombre se rueda las mangas con una exhalación decidida de aire y comienza a recoger los papeles. Siente que debería alejarse y abandonar al muchacho, porque Chanyeol raramente interactúa con humanos, pero por alguna razón sus pies permanecen pegados al piso, con sus rodillas doblándose hacia adelante, y lo siguiente que sabe es que está en el suelo ayudándolo a recoger sus rudimentarios bocetos a lápiz.

-Oh, gracias -le dice él, echándole un vistazo. Le enseña otra de aquellas sonrisas agraciadas poniéndose de pie, y Chanyeol contempla su rostro mientras le pasa la pila de archivos-. Me acabo de mudar al barrio, así que probablemente soy una cara nueva para ti, ¿no? -Se ríe, sujetando los archivos en brazos y llevándolos a salvo hacia su pecho. Chanyeol lo mira, inexpresivo. -Mi nombre es Byun Baekhyun, si quieres saberlo. -El tal Baekhyun sonríe, ofreciéndole una mano. -¿Es un placer conocerte?

Chanyeol se queda mirándole la mano, pero al final la estrecha con la suya. Ya no está acostumbrado a usar su voz o incluso su cuerpo para mantener una conversación con alguien por más de un minuto, así que aquella es ciertamente una situación incómoda. Baekhyun se ríe ante el débil apretón y le sujeta la mano más duro, con una fuerza sorpresiva. Dicho apretón esta vez es firme y ceñido; es tibio alrededor de la mano de Chanyeol. La calidez se siente tan extraña como la sonrisa que Baekhyun le sigue dando.

-Esta no es precisamente la mejor situación para conocer a alguien nuevo, pero eres la primera persona con la que hablo después de los trabajadores de la empresa, y pareces realmente agradable, así que… eh… -Baekhyun ladea la cabeza. -¿Cuál es tu nombre?

Chanyeol frunce el ceño ante la pregunta y rápidamente aparta su mano. Se pregunta por qué exactamente sigue parado allí todavía, para que el más pequeño se le quede mirando. Sin decir palabra, se voltea sobre sus talones y se aleja, incluso aunque esté yendo en dirección opuesta a su casa. Las alarmas instintivas en su cabeza están en caos, diciéndole que no le hable al pequeño Baekhyun porque, cuanto más sepa él sobre el muchacho y viceversa, las cosas se complicarán en demasía. Pero Baekhyun jamás comprenderá, y Chanyeol reprime un suspiro mientras el extraño simplemente lo alcanza, pegándose a él.

-Hey, ¿por qué te vas? Solamente te pregunté tu nombre. -Baekhyun hace un puchero, esforzándose por mantener el ritmo de las largas zancadas de Chanyeol.

-Sólo me estoy yendo en mi propia dirección -le responde él tan simple y claramente como puede sin herir los sentimientos del chico. ¿Es un chico, siquiera? Ciertamente parece uno.

-Oh, ¿en serio? Bueno, ¡entonces qué bien! Yo también voy en esta dirección -Baekhyun se anima y Chanyeol casi se detiene en seco. -Qué alivio, era aterrador pensar en caminar solo hasta casa a estas horas, de todos modos. ¡Supongo que ahora tengo a alguien que me acompañe!

Chanyeol permanece tan inexpresivo como puede y continúa caminando.

-Entonces… ¿puedes por favor decir algo? -Baekhyun se introduce en su visión tras un par de minutos de caminata. Los ojos de Chanyeol revolotean hacia los de él, y por un momento piensa que está viendo cosas, porque están brillando como dos estrellitas, como si Baekhyun sólo viera arcoíris y rayos de sol en el mundo.

-¿Como qué? -interroga, preguntándose por qué está siquiera respondiendo en primer lugar.

-Oh, cielos. -Baekhyun tiembla, sonriendo como un bobo mientras sus hombros se sacuden. Chanyeol observa el extraño espectáculo. El chico nota su mirada y estalla en risas. -Lo siento, es que tu voz me atrapa cada vez. -Se ríe, y Chanyeol quiere irse a su casa. -Ya que no vas a decirme tu nombre, ¿puedo tan sólo llamarte Mr. Voz? O… ¿voz ahjussi? O…

-No soy un ahjussi. -Chanyeol suspira, mirando aburrido al más bajo. Baekhyun inclina su cabeza a modo de pregunta.

-¿Qué edad tienes?

Los labios de Chanyeol se sellan ante la indagación.

-Te ves como de mi edad -piensa Baekhyun en voz alta, frotándose pensativo el mentón lo mejor que puede con el grupo de archivos en sus brazos-. Así que supongo que… ¿veinte? -Chanyeol se encoge de hombros, sin darle una respuesta definida. El más bajo levanta la vista hacia él y alza una ceja. -Wow, pero eres bastante alto para tener veinte -comenta.

Y entonces el estúpido Park Chanyeol suelta accidentalmente una risotada, porque ¿quién diablos dice que alguien luce «bastante alto para tener veinte»?

-¿Estás seguro de que tienes veinte? -le pregunta Baekhyun, asomando su rostro en su visión. Chanyeol sólo le da un medio asentimiento, o tal vez se vuelve a encoger de hombros. De ambas formas, Baekhyun sigue confundido-. Entonces, chico no-ahjussi de veinte años, ¿cuánto llevas viviendo por aquí?

Doblan en una esquina y Chanyeol no tiene idea de hacia dónde se dirigen, pero de alguna forma los pensamientos sobre todo aquel encuentro y que Baekhyun está muy, muy salido de su rutina diaria no cruzan su mente ni una sola vez.

-Demasiado -contesta, manteniendo sus respuestas concisas. Ha pasado un tiempo desde que ha hablado con alguien más que para decirle «$2,75 por favor» y «gracias» en la tienda.

-Oh, bueno, eso es genial. -Baekhyun asiente con impaciencia. -Entonces debes conocerte toda la zona, ¿no?

Chanyeol asiente aunque no está seguro de conocer todo. Probablemente está cerca, de todas formas, por lo que lo deja así.

-Entonces debes saber que la compañía de arquitectura es nueva también, ¿no? -pregunta Baekhyun, con una sonrisa de nuevo en el rostro. Chanyeol asiente otra vez. -Sí, me mudé junto con el edificio -finaliza con orgullo.

-¿Trabajas allí? -se decide a preguntarle Chanyeol, apenas moviendo la boca. Tal vez es demasiado tarde por la noche como para pensar con claridad. Normalmente no hablaría con estos casi extraños que vienen y van en su vida diaria.

-No, no realmente. Sólo estoy tratando de conseguir una pasantía allí. Tratando. -Baekhyun enfatiza la última palabra, sujetando el manojo de papeles y agitándolos en el aire. -Esto es lo mejor que he conseguido.

Chanyeol y Baekhyun doblan por otra esquina y parece que han alcanzado su destino, porque este último se detiene y señala al edificio iluminado más adelante.

-Bueno, esta es mi parada -dice con una sonrisa-. Fue agradable hablar contigo.

Baekhyun le ofrece una mano otra vez, pero Chanyeol no sabe si quiere irse todavía.

-¿No te irás a tu casa? -le pregunta el chico, agitando metafóricamente una mano frente al inexpresivo rostro de Chanyeol-. Es bastante tarde.

Chanyeol piensa por un momento, pero nada se le viene a la cabeza. Siente una especie de chispa en su interior, pero es una oscura y leve. Aún así, eso no explica la pregunta que le hace a continuación.

-¿Puedo ver lo que haces?

Chanyeol quiere convencerse de que sólo está interesado en la arquitectura; sólo quiere saber sobre aquellos coloridos «arreglos» en las amarillentas hojas de papel. No tiene nada que ver con Baekhyun, para nada. Simplemente tiene curiosidad por la arquitectura. Eso es todo, de verdad.

-… Ehm, claro -dice Baekhyun con lentitud, algo desconcertado al principio. Una sonrisa reaparece, sin embargo-. Sí, claro. ¿Por qué no? Estoy un poco solitario allí solo, de todos modos.

-Genial. -Chanyeol asiente, metiéndose las manos a los bolsillos y caminando enérgicamente hacia el titilante letrero de «ABIERTO» del edificio primero. Baekhyun lo sigue con una ceja alzada, pero está feliz de haber hecho un conocido en aquel aburrido vecindario tan rápido.

Lo primero y único que ve Chanyeol cuando ingresa por las amplias y sucias puertas dobles son máquinas fotocopiadoras. Grandes, pequeñas, estilo faxes de oficina en los costados… Hay allí literalmente cada tipo de impresoras y fotocopiadoras en el mundo, y Chanyeol parpadea mientras Baekhyun entra atropelladamente después de él.

-Bastante abrumador, ¿eh? -dice, llevándose una mano a la cadera-. Para ser honestos, probablemente ni siquiera necesiten todas estas.

Chanyeol se recupera de su aturdimiento y sigue a Baekhyun, quien zigzaguea entre la miríada de máquinas grises. Hay un zumbido bajo en el aire proviniendo de todas las impresoras sobrecalentadas, que otorga una vibra agradable, de calma. Baekhyun sonríe al llegar a una opaca caja gris que tiene rayones de lápiz sobre la tapa y la base, y los lados astillados. Chanyeol alza una ceja ante aquella elección, pero Baekhyun frota la tapa con afecto.

-Nadie usa jamás estas viejas -explica, levantando la tapa. Chanyeol observa mientras el muchacho se pone inmediatamente a trabajar y coloca los archivos dentro de carpetas para poder escanearlos con más facilidad-. Mi trabajo no es nada entretenido, pero aún así puedes mirar si quieres -dice, apoyando uno de los bocetos y presionando el botón rojo para encender la fotocopiadora. Ésta zumba y barre con un rayo brillante de luz verde toda la superficie del papel. Chanyeol asiente y mira con atención cada uno de los diseños que pasan por las manos de Baekhyun. Es interesante cómo lucen, y quiere tomarles fotos a todos.

-¿Esto es todo lo que haces? -le pregunta-. ¿Sacar copias?

Baekhyun asiente, demasiado absorto en su escaneo para siquiera levantar la vista. Luce como si estuviera memorizando cada boceto para transcribirlos luego, y Chanyeol reconoce aquella expresión de concentración intensa. Recuerda haber pensado que Baekhyun era un escritor, y frunce el ceño. Extraño.

-Voy y vengo entre la oficina y las fotocopiadoras, y también hago tareas triviales, como buscar café -responde Baekhyun.

-Así que eres un peón, básicamente -concluye Chanyeol. Baekhyun levanta la vista y él espera ver alguna emoción negativa reflejada en su rostro, porque el estúpido Park Chanyeol ya no tiene en cuenta las emociones humanas, situaciones y toda esa porquería social, pero Baekhyun simplemente sonríe con alegría.

-Supongo. -Se encoge de hombros. -Por ahora -añade, y Chanyeol deja salir un suspiro de alivio porque creyó que había dicho algo ofensivo.

Por un rato, los dos sólo se quedan ahí parados mientras Baekhyun escanea y copia, escanea y copia. Extrañamente, Chanyeol no se aburre; en vez de eso, absorbe las formas abstractas en los papeles como una esponja. Aprende mucho sobre Baekhyun también: principalmente que habla un montón.

En el corto lapso de dos horas, Chanyeol aprende todo sobre él. Solamente están caminando de vuelta desde la oficina de impresión, y ya sabe que Baekhyun no tiene hermanos. Tampoco le quedan sus padres. Tiene pasión por el canto incluso aunque no cree ser bueno en ello, y está mortalmente aterrorizado de los insectos. Byun Baekhyun es un floreciente arquitecto del paisaje, o quiere serlo a toda costa. No está inscripto en una universidad todavía, pero está intentándolo. Funge como «consideración para pasante» en la pequeña división (la de la ciudad) de una gran compañía que le pertenece a un genio multimillonario. Básicamente lo tratan como un peón allí, pero aún así Baekhyun es feliz. Hace todo su trabajo con entusiasmo, sin importar cuán trivial sea, incluso si es solamente algo sencillo como hacer copias de planos o entregar el café matutino. Baekhyun vive esforzándose.

También dice que su sueño es visitar París algún día, porque la arquitectura de allí siempre lo ha intrigado. De hecho, menciona París cinco veces durante su breve caminata.

Otra cosa que menciona es que quiere construir un colosal domo ecológico que «actúe como un árbol arquitectónico al filtrar el aire». Se supone que preserve la poca naturaleza que queda en la ciudad. Chanyeol le pregunta por qué se le dio por estudiar arquitectura, y él le responde diciendo: «¿No te gustaría poder crear tu pequeño mundo propio, a veces?».

Así, Baekhyun tiene grandes sueños.

También le gustan mucho los animales y la naturaleza. Le gustan los perros, y es gracioso porque Chanyeol cree que el chico luce como un cachorro. En algún punto durante su trayecto, por accidente se le escapa su propio nombre, pero Baekhyun no hace escándalo al respecto. No le toma mucho tiempo a Chanyeol el darse cuenta de que Baekhyun tampoco tiene un lugar donde quedarse, y cuando llegan a las puertas de la compañía otra vez, se quedan allí incómodos por un momento, preguntándose si ahí es cuando se separan.

Pero Chanyeol no quiere separarse. No ha hablado con alguien desde hace tanto tiempo, y se siente tan bien hablar con Baekhyun. Desearía que no, sin embargo, porque eso sólo le hace saber cuán solo ha estado antes.

Así que, en algún momento durante su caminata, «debería irme» se convierte en «deberías venir conmigo», incluso aunque a Chanyeol no le gusta encariñarse con humanos. Pero Baekhyun es más bien como un cachorro, de todas formas, así que es una excepción. Le ofrece al joven muchacho un lugar donde pasar la noche, aunque en realidad no tiene mucho para ofrecer. La casa de Chanyeol consiste en un gran colchón y un par de mantas que sustituyen a una cama, pero está seguro de que Baekhyun se sentirá más cómodo allí que en los duros sofás de la oficina.

Baekhyun parece dudar, pero al final Chanyeol lo arrastra con él hasta su casa. Recuerda haber observado al muchacho dormirse a su lado esa noche, dándole la espalda en el lado más lejano de la cama porque Baekhyun es cortés, incluso cuando duerme. En su mente, Chanyeol sabe que se va a arrepentir de haberlo seguido a aquel pequeño y sofocante cuarto de copias, pero ahora, todo en lo que puede pensar es en cuán tranquilo se siente su corazón por dejar salir las palabras que tenía presas en su pecho desde hace tanto.



Cuando Chanyeol se despierta a la mañana siguiente, Baekhyun no está en la cama. Esto es debido a que dicho hombre está balanceando sus piernas en la ventana del segundo piso de su departamento, cantándole a los jodidos pájaros. Chanyeol abre un ojo y casi enloquece porque el muchacho luce como si se fuera a caer en cualquier momento, pero luego escucha su voz y todas las cosas en su cerebro se apagan.

Baekhyun está cantando. Y su canto es hermoso. Su voz es hermosa.

El cuerpo de Chanyeol se paraliza mientras observa una sonrisa boba dibujarse en el despreocupado rostro de Baekhyun cuando los pájaros gorjean una serie de notas embrolladas. La voz del chico es tan, tan suave, y Chanyeol es succionado por ella como un agujero negro. El hecho de que Baekhyun esté comunicándose con las aves a las seis de la mañana es muy, muy extraño, pero Baekhyun ya es extraño de por sí, así que Chanyeol supone que aquella es otra de las «cosas de Baekhyun» que él hace. Tras sus buenos cinco minutos de canto, Baekhyun baja de un salto y nota que Chanyeol está despierto. Le pregunta amablemente si puede ducharse y él asiente.

Baekhyun canta en la ducha también.

Es algo gracioso, y Chanyeol tiene que reprimir una risa una o dos veces porque Baekhyun está tan metido en la canción, pero más que nada se queda allí acostado en la cama respirando con fuerza, porque su canto en verdad genera algo en el aire de sus pulmones.

Baekhyun sale felizmente quince minutos después, con una toalla sobre su cabeza húmeda, y Chanyeol le ofrece una camiseta que a duras penas le queda (sus mangas cuelgan pasando la curva de sus codos). Baekhyun le agradece otra vez por todo, y el mayor suspira de alivio cuando el chico sale por la puerta. Interactuar con humanos es algo a lo que Chanyeol nunca se acostumbrará, y espera que siga así.

El alivio de Chanyeol se va al diablo, sin embargo, porque un par de días más tarde Baekhyun llega golpeando a la puerta a las cinco de la mañana, brincando como un ciervo.

-Baekhyun, ¿qué estás haciendo en mi casa? -Chanyeol frunce el ceño, parpadeando para quitarse el sueño de los ojos.

-Vamos a ir ver el amanecer hoy -anuncia el muchacho. La mano de Chanyeol se detiene a mitad de su restriego y se queda mirándolo, perplejo.

-No, en serio, Baekhyun. ¿Qué haces aquí?

-¡Lo digo en serio! -Baekhyun se ríe, y Chanyeol intenta resistirse a todo lo de aquel muchacho pero no puede. Baekhyun nunca le da la oportunidad de contratacar. -Y además te tenía que devolver tu camiseta.

Antes de darse cuenta, Chanyeol está pagando la tarifa del autobús hacia el muelle más cercano, y Baekhyun está sonriendo junto a él. Es la misma sonrisa intimidante, pero Chanyeol encuentra algo nuevo en ella porque su corazón se siente alegre nuevamente y no puede evitarlo.

-De nuevo, ¿por qué estamos haciendo esto?

-Es una retribución por haberme ayudado aquella noche.

-En verdad no es necesario q…

-Honestamente, sólo quiero ser tu amigo.



No es hasta luego de un año desde su visita a la arenosa costa que Chanyeol comienza a escribirle cartas a Baekhyun. Mientras pasan los días, las palabras que quiere decir se incrementan con rapidez, pero nunca sabe cómo decirlas. Así que en su lugar, decide escribirlas en papel.

Excepto que Chanyeol nunca le da esas cartas a Baekhyun. Las mantiene en una caja dentro de su escritorio, incluso aunque todas comienzan con «Para Baekhyun» y terminan con «De Chanyeol». Algunos pensamientos son demasiado personales para compartirlos. Baekhyun no sabe lo suficiente sobre él, después de todo.

El día que Chanyeol levanta su bolígrafo, Baekhyun llega haciendo sonar su timbre y se menea divertido con otra de sus resplandecientes sonrisas pintadas en su rostro. Chanyeol se acostumbró a que Baekhyun lo visitara cuando le diera la gana, y sabe que usualmente, cuando el chico llega a esa hora, significa «Vamos a ver al sol salir y ocultarse y pasemos el día entero con arena entre los pies.»

Chanyeol no se queja.

En la costa de la playa, el corazón de Baekhyun vuela mientras él extiende sus brazos a los lados y corre por la suave arena. Chanyeol lo observa mientras trata de contener una sonrisa y camina lentamente, sintiendo a la arena enterrar su dedo pequeño cada vez que da un paso muy profundo. El futuro destella en la tranquila luz, y el sol se está ocultando, pintando el cielo con hermosos tonos naranjas y rosados. Chanyeol lleva la cámara a su ojo y la enfoca antes de capturar una foto perfecta. La cabeza de Baekhyun se asoma por una esquina cómicamente y Chanyeol se ríe.

-¡Chanyeol, Chanyeol! ¡Ven a ver esto! -grita fuertemente el chico, haciéndole gestos con la mano al más alto.

-¿Qué ocurre? -le pregunta él cuando alcanza al alegre cachorro. Baekhyun le sonríe y señala el suelo. Está sosteniendo un palo largo en la mano y luciendo orgulloso.

Los ojos de Chanyeol van hacia el suelo y lo que ve lo sorprende.

Es un diseño: el domo de ensueño de Baekhyun, trazado en la granulosa arena con minuciosa precisión. Hay líneas por todas partes y Chanyeol no entiende mucho lo que Baekhyun dibujó, pero aún así lo observa todo. Se queda sin aliento por cuán brillantes son las ideas de Baekhyun en papel, o en este caso, arena, porque nunca en su vida ha visto algo tan increíble como eso. Todo son detalles, detalles, detalles, y es la primera vez que Chanyeol ve qué tan talentosas son las bellas manos del muchacho.

-¿Qué opinas? -le pregunta Baekhyun sonriendo. Chanyeol levanta la vista y lo observa a él también. Hay una gota de sudor en un lado de su frente, y Chanyeol casi estira un brazo para quitársela. El esfuerzo que Baekhyun puso en aquella simple pero abstracta obra maestra estimula algo en su corazón, y lo admira por un segundo, dejando que la imagen de la luz cayendo en la cabeza de Baekhyun cree un halo sobre él.

-Mira, aquí es donde empieza. -Baekhyun comienza a explicar, señalando con su palo la base del domo, donde el vidrio encuentra la tierra. Luce como la mitad de una pelota de fútbol, excepto que está hueca y hecha de cristal. Se cierne protectoramente por encima de un pequeño campo de césped en medio de la ciudad, y bajo él, la pequeña ciudad desprende calma en la serena tranquilidad. Luce como un pequeño pedazo de paraíso en medio de las grises y apagadas tiendas y los encumbrados rascacielos de vidrio. Luce como el cielo. -Y aquí, ¿ves? ¡Paneles de luz solar! -exclama Baekhyun, apuntando con su palo hacia los pequeños rectángulos dibujados en el techo-. ¡Y un sistema de regado automático con rociadores incorporados por si no llegara a haber la suficiente lluvia!

Chanyeol observa el palo y las manos que lo sujetan. Las manos de Baekhyun son hermosas: puras, blancas y suaves, tal como Baekhyun mismo.

-¡Y, y esto también! -Baekhyun enreda sus propias palabras con emoción. -Aquí, el aire contaminado entra y el aire bueno sale, y…

Chanyeol levanta la vista y observa la forma en que los ojos de Baekhyun brillan.

-Y… y los animales pastan aquí, y la gente puede visitarlos si quiere, y sentarse en esta banca…-Baekhyun sonríe ampliamente, respirando entrecortadamente porque está abrumado y sin aliento mientras observa su propio trabajo. -Y podemos caminar hacia allí todos los días y ver las sonrisas en los rostros de todos, porque es tan bello ver a la gente sonreír, ¿no es así? Y esto, esto va a ser… Será…

Baekhyun traga, respirando hondo, y mira a Chanyeol.

-Será como nuestro pequeño mundo, ¿no? Sólo tú y yo juntos detrás de todo. Podemos construir esto juntos y declararlo nuestro, ¿no sería genial?

Las palabras aún resuenan en los oídos de Chanyeol.

«… ¿No sería genial?»



Querido Baekhyun:
Eres en verdad asombroso.

De,

Chanyeol



Es pasadas unas semanas del invierno de aquel año, cuando las hojas de los cerezos hace mucho que se desprendieron, que Baekhyun llega a la casa de Chanyeol a las cinco de la mañana por una razón diferente.

-¡Chanyeol! ¡Abre!

Él está en la puerta dos minutos después, frotándose atontado sus ojos soñolientos como siempre. El aire fresco lo saluda antes que Baekhyun, y se frota los brazos, tiritando.

-¡Chanyeol, está nevando! ¡La primera nevada ya está aquí! -Baekhyun ríe emocionado, sujetándole las perezosas manos y saltando en el aire. -¡Está nevando, Chanyeol!

Él observa a Baekhyun moverse hacia arriba y abajo y no puede evitar sonreír adormilado.

-¿Y sabes qué vamos a hacer? -le pregunta el chico, con los labios curvándose en su rostro.

-¿Qué vamos a hacer? -inquiere él con una risita.

-Vamos a ser los primeros en caminar sobre la nieve -responde Baekhyun, con sus mejillas repletas de alegría.

-¿Por qué tenemos que ser los primeros? -pregunta Chanyeol.

-Porque el primero siempre es el más especial -contesta, tan simple como eso.

Y luego Chanyeol es jalado dentro del mundo de Baekhyun nuevamente mientras abandona su casa con un abrigo, una bufanda y un tibio par de guantes. El mundo de Baekhyun está lleno con nuevas vistas y calidez, y Chanyeol no puede salir.

-Bueno, en realidad, técnicamente fui yo el primero, ya que pisé la nieve para llegar hasta tu puerta, pero igual podemos decir que ambos lo fuimos.

La mano de Baekhyun sujeta con fuerza las de Chanyeol, y hay calidez en toda ella.

-Nosotros dos, tú y yo, porque siempre estamos juntos así; ¿no, Chanyeol?

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