Nothing More Than Ordinary Life [3/3]

Oct 12, 2013 14:14



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-¿De compras? -comenta Joonmyun mientras mira por el hombro de Jongin hacia su monitor. Hay una página de bienes raíces aún abierta en su navegador que se olvidó de cerrar.

-No, vendiendo -lo corrige, y le tiende a su jefe el archivo que le pidió. Joonmyun hace un ruidito pero no dice nada más.

Jongin ha llegado a la conclusión de que si vende su casa, tendrá el dinero suficiente como para comprar un departamento pequeño y quedarse con un resto por si acaso. Las facturas serían más baratas y podría mimar a Kyungsoo apropiadamente con ropa y mejor comida. Y más mangas, porque está leyendo la colección de Jongin a un ritmo alarmante. Mientras que Kyungsoo esté ahí, cualquier lugar puede ser su hogar.

Observa mientras Sehun se pone como en casa, con un jugo en la mano y sus pies descansando encima del escritorio. No tiene sentido regañarlo o tratar de hacer que quite las zapatillas de encima de los papeles. Jongin se conforma con enviarle una mirada sucia, y sus ojos captan a Sehun tragando, con el contenido yendo hacia abajo hasta que queda oculto por el collar alrededor de su cuello. No hace calor en la oficina, el termostato está puesto templado y agradable, pero Jongin se siente acalorado y sus palmas están empezando a sudar.

Si le consiguiera un collar a Kyungsoo, ¿lo usaría? ¿Quiere quedarse con Jongin?

Tras toda la incertidumbre y pasar el resto del día sintiéndose ligeramente nauseabundo por la ansiedad, Jongin se encuentra dentro de una pequeña tienda que vende collares. Nunca ha estado en una, y la variedad que hay lo marea. Hay collares de todos los tamaños y colores, algunos tachonados y otros enjoyados. Divisa una serie de collares con anillos a los lados, para colgarle dijes, puestos sobre un anaquel, y junto a ellos una caja llena de dijes. Es demasiado, y sabe que algo así de llamativo no es para su gato.

Hay una belleza natural en Kyungsoo que Jongin no quiere alterar. Es un balance delicado entre su cabello negro y su casi blanca piel, con labios rosados y ojos oscuros para añadir un toque de color. Kyungsoo no necesita nada que se lleve aquello, y al final Jongin encuentra un simple collar negro que se imagina que lucirá perfecto alrededor de su suave cuello.

El pequeño aro es liviano apoyado en su palma, pero lo hace sentir sobrecargado por la responsabilidad y el compromiso que trae consigo. Es una promesa para toda la vida, una que no se debe tomar a la ligera, y Jongin no está seguro de si se siente tan indeciso porque está a punto de dar un gran paso o porque tiene miedo de que Kyungsoo lo vaya a rechazar. Las últimas semanas han sido memorables, pasó de encontrarlo congelándose y solo a no ser capaz de imaginar una vida sin su sonrisa. ¿Hará aquello sonreír a Kyungsoo?

Jongin se guarda el collar y conduce hacia su casa, tratando de no pensar en lo que está a punto de pasar. La cena ya está en la mesa cuando entra; Kyungsoo lo estaba esperando más temprano, pero no preguntó por su retraso, y Jongin no le ofrece ninguna excusa. Su mente está muy preocupada observando al gato al otro lado de la mesa mientras come, ya imaginándolo con el collar puesto, un deslumbrante negro contra blanco, y sus fideos se le atoran a medio camino.

Con los platos vacíos y sus estómagos llenos, Jongin reconsidera su decisión de comer. En todo caso, la comida sólo consiguió que el estómago le doliera más. Kyungsoo se pone de pie para lavar los platos y Jongin lo sigue, apoyándole la mano en su hombro y dándolo vuelta. El felino luce sorprendido y Jongin traga el grueso nudo adherido a su garganta.

-Compré algo para ti hoy -comienza; su voz tiembla un poco y ahora su nerviosismo es obvio.

Las orejas de Kyungsoo se inclinan un poco hacia adelante y su cola se enreda en su propia pierna para darle más seguridad.

-No tenías que comprarme nada -dice con su suave voz.

-Pero quería… quiero hacerlo. -Jongin desliza su mano hacia su bolsillo y Kyungsoo sigue su accionar con la mirada, y se pregunta si acaso está a punto de arruinarlo todo. Sus dedos se cierran sujetando aquel símbolo de posesión, y vacila antes de sacarlo. La sorpresa se refleja en todo Kyungsoo, desde su lenguaje corporal hasta sus orejas, y sus ojos se dirigen una y otra vez desde el collar en su palma extendida hacia la cara de Jongin. -Sé lo que significa, lo que implica un collar, y no tienes que tomarlo -comienza con apuro-. No quiero que te sientas obligado, porque no lo estás. Sólo necesito que comprendas que voy en serio, y te prometo que nunca te faltará un hogar si estás conmigo. Si no lo quieres, está bien. No tienes que irte. Siempre serás bienvenido aquí.

No obtiene respuesta, y Kyungsoo no se mueve. Jongin deja su mano caer sobre el hombro del gato con la resignación de haber sido rechazado. Con mucho cuidado, deposita el collar en la mesa de la cocina y se aleja del pasmado felino. La decepción amenaza con hacerle derramar unas cálidas lágrimas por sus mejillas, pero las reprime. Su corazón le duele con cada latido, y el silencio se oye fuerte en sus orejas. Jongin enciende la televisión para ahogar la miríada de pensamientos y emociones impactándole en sus hombros, estableciéndose en el sillón.

Los colores pasan por la pantalla y en la distancia puede oír el agua corriendo en la cocina. Kyungsoo está lavando los platos. Una sonrisa amenaza con salir de sus labios, pero se queda a medio camino y Jongin se enfoca en las caras risueñas pixeladas y su cotorreo guionado, porque es mejor que el rechazo. Un programa conduce al siguiente, y Jongin no voltea la cabeza cuando siente el almohadón hundirse bajo el peso de Kyungsoo. Tampoco baja la mirada cuando la cabeza del gato se apoya sobre su regazo, pero lo acaricia como siempre hace. Kyungsoo se posa agradablemente contra él, casi como si el cuerpo de Jongin se amoldara a sus necesidades. Aquello es agradable, incluso perfecto, y es por eso que no quiere que se termine jamás.

Unos minutos más tarde, la pequeña mano de Kyungsoo se estira y sujeta la cintura de Jongin, congelando sus movimientos. Jongin contiene el aliento y su mano es movida hacia abajo, sobre el cabello y la suave piel hasta que se encuentra con una textura más dura. Kyungsoo suelta su agarre mientras Jongin inhala con fuerza. Sus ojos van como una flecha para confirmarlo, registrando negro contra blanco, el collar ajustado contra la piel del cuello de Kyungsoo. Hay mil cosas pasándole por la cabeza, y quiere decir todas ellas en voz alta, pero ninguna parece apropiada.

Jongin arrastra las puntas de sus dedos sobre la parte superior del collar y la piel sobre él. Kyungsoo se sacude antes de comenzar a ronronear con suavidad, y con eso sabe que no necesita decirle nada. Eso es suficiente. Kyungsoo es suyo. El peso en su corazón desaparece sólo para ser reemplazado con un tempo sereno y diferente.

Es sábado cuando Jongin escucha su teléfono sonando y tantea con la mano en su búsqueda hasta que se cierra sobre aquel estúpido artefacto. Está tentado de lanzarlo, pero abre un ojo para presionar el botón de respuesta en su lugar.

-¿Qué? -dice con voz ronca, tratando de mantenerla baja porque Kyungsoo sigue dormido.

-Buenos días, princesa -se burla Wufan, y si hubieran estado cara a cara, se habría sentido impulsado a golpearlo en medio de su bello rostro.

-¿Hay alguna razón en particular por la que me estás llamando antes de las siete durante el fin de semana, o simplemente disfrutas ser un imbécil?

-Tengo dos razones, de hecho: Baekhyun y Yixing.

-No volveré a cuidar a tus gatos otra vez. -La última ocasión había sido un desastre total, con Baekhyun tratando de redecorar su casa y Yixing brincando encima de casi todas las cosas durante una semana. Sin mencionar la falta de agua caliente.

Wufan resopla de forma poco atractiva.

-No, pero sí quien que los visites. Con Kyungsoo. Y creo que las palabras exactas de Baekhyun fueron: «dile a Jongin que traiga a Kyungsoo o lo desollaré vivo».

-No logro ver el incentivo en eso.

-Habrá café gratis.

-Estaremos allí pronto. -Maldita adicción.

Kyungsoo rueda con un gruñido, golpeando el rostro de Jongin con su cola cuando intenta despertarlo. El felino se hunde más en el edredón, y es terriblemente tierno. Es más tentador volverse a acostar con él y acurrucarse por unas horas más, pero café. Y amistad. Jongin se asegura de mencionarle los muffins de chispas de chocolate y Kyungsoo rueda fuera de la cama, adormilado pero sin quejarse.

Jongin tenía razón: aquellos jeans rojos sí son pecaminosos, curvándose alrededor de los muslos de Kyungsoo deliciosamente, y Jongin casi lo lanza al colchón hasta que recuerda que no están en ese tipo de relación. Tal vez si tiene suerte, algún día reúna el coraje para dar aquel paso. Hasta entonces, sólo lo mira y posiblemente también babea un poco, apreciando la forma del collar alrededor de su cuello cuando se abrocha el abrigo. E incluso aunque tiene la mayor parte de su cara cubierta, Jongin puede notar que está sonriendo.

Wufan le entrega una taza de café en cuando pone un pie en la tienda y rápidamente salta hacia atrás, fuera de su alcance. Jongin se ríe e inhala profundamente, permitiéndole al vapor calentarle la nariz y al aroma cubrirle la nariz y la garganta. Se siente como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que pudo disfrutar del simple placer de ingerir cafeína sin estar apresurado o presionado por el dinero. Porque es gratis. Y levanta la vista cuando tres jadeos reverberan por la sala y lo sacan de su ensimismamiento. Jongin cruza una mirada con Kyungsoo, quien tiene el abrigo desabrochado y a medio quitar, exponiendo su collar nuevo.

Yixing y Baekhyun proceden a chillar como chicas adolescentes en una tienda de cosméticos un día de muestras gratis, y Wufan mira el cuello de Kyungsoo anonadado. Los dos gatos adulan aquel collar mientras arrastran a Kyungsoo hacia un sillón y lo aprietan entre ellos.

-Creí que no podías permitírtelo -comenta Wufan, finalmente apartando la vista.

-Puse en venta mi casa para lograrlo.

-Sabía que te gustaba. -El hombre codea juguetonamente a Jongin en las costillas, y ambos ríen. -Ten cuidado, sin embargo.

-¿Cuidado?

-Conociendo a Baekhyun, tratará de convencer a Kyungsoo de que necesita diamantes.

Jongin se quema la lengua con su café y traga el líquido. Auch.

A Jongin se le caen los expedientes que tiene en sus brazos y maldice antes de doblarse para recoger los papeles del suelo. Otro par de manos se le une, y levanta la vista para ver a Joonmyun ayudándolo con el desastre. Le agradece y continúa hasta que ya están todos prolijamente apilados, incluso si no están en sus carpetas correspondientes. Tomará al menos una hora volverlos a organizar.

En vez de volver a su oficina, Joonmyun elige sentarse junto al escritorio de Jongin.

-Hay un nuevo puesto en la compañía que quedó vacante -comienza, y Jongin parpadea hacia él-. Me gustaría que te ofrecieras.

-¿Yo? ¿Qué puesto?

-Asistente personal. -Y una sonrisa engreída aparece en el rostro de Joonmyun. -Mi asistente personal. Es mucho más interesante que esto, me atrevo a decir, y la paga es mejor. Además, podrás poner en práctica tu título de negocios, finalmente. ¿Estás interesado?

Jongin tendría que ser un idiota para decir que no.

-Sí, me interesa.

-Genial, estás contratado. Comienzas en la mañana.

Jongin se menea un poco de alegría y ni siquiera tiene la oportunidad de preguntarle qué diablos acaba de ocurrir antes de que Joonmyun desaparezca. Baja la vista hacia los papeles frente a él y los aparta.

-Tienes torta -observa Kyungsoo tan pronto como Jongin entra por la puerta, cambiando el pastel de una mano a otra para poder quitarse el abrigo.

-Tengo torta -responde con una sonrisa, disfrutando la forma en la que Kyungsoo contempla el postre casi sin poder contener la emoción. El pequeño despilfarro de Jongin vale totalmente la pena sólo por ver esa clase de reacción. Supone que, con su nuevo aumento, podrá pagar la mitad de la factura de luz por ahora y el resto cuando le den su siguiente cheque.

-¿Hay algún motivo para torta?

Jongin deposita el postre en la mesa antes de que lo tire.

-Obtuve un ascenso -le espeta, y de pronto tiene sus brazos llenos de gato.

Lo primero que nota es un aroma agradable, seguido por calidez, pero la mejor parte es la sensación de sus afelpados labios contra los suyos. No dura mucho; Kyungsoo salta hacia atrás con una mirada horrorizada en el rostro.

-Lo siento, no quería… -Jongin cree apropiado interrumpirlo con un segundo beso, levantándole la cabeza por el mentón y presionando sus bocas juntas de nuevo. Kyungsoo trazó una línea antes y Jongin ahora Jongin va a borrarla, dibujándola en sus brazos para poderlo mantener más cerca. Siente unas manos sujetando la parte de atrás de su camisa, jalándolo más cerca, y Jongin sonríe, disfrutando ser envuelto en aquella neblina de felicidad.

Cuando se separan chocan sus narices y Kyungsoo ríe.

-¿Torta?

Si Jongin no lo conociera mejor, creería que a Kyungsoo le gusta la torta más que él. El gato deja salir un «mmm» de gusto con cada bocado, lamiéndose el glaseado de los dedos de una forma tan seductora que Jongin a veces se inclina para hacerlo él mismo, sólo para poder ver sus ojos nublarse y sus mejillas enrojecer. El glaseado de vainilla nunca había sabido mejor. Kyungsoo se inclina para limpiarle el glaseado de su labio inferior antes de dejarlo ahí, y con un veloz movimiento, el gato se ubica en su regazo. Jongin se toma el tiempo para lamer los labios de Kyungsoo, separándose cuando el gato avanza más porque no está yendo lo suficientemente rápido. Un pequeño gemido desesperado se filtra por entre sus bocas, y Jongin finalmente lo besa como ha querido besarlo desde hace tiempo. Kyungsoo tiene sus manos en su cabello, sujetándose con fuerza cada vez que sus lenguas se deslizan juntas. Es divino, y Jongin se vuelve adicto a él con sólo una probada.

Se recuestan juntos en la cama, Kyungsoo con la cabeza en el pecho de Jongin como siempre hacen, pero hay algo distinto esta vez. Jongin no puede dejar de sonreír.

-Me gustas -murmura Kyungsoo en su camisa, con los dedos trazando motivos sobre la tela que envían pequeños escalofríos por la piel de Jongin.

-También me gustas. -Y Jongin cree que tal vez la palabra gustar es un eufemismo, pero nada parece encajar mejor. Parece estar flotando en algún lugar entre gustar y amar.

Kyungsoo se sienta, mirándolo con sus ojos brillantes que parecen refulgir por la luz derramándose por el hueco entre las cortinas.

-Me refiero a que me gustas… más que como dueño.

Toma sólo un pequeño movimiento antes de que él se siente lo suficiente como para capturar los labios de Kyungsoo en un beso.

-A mí también.

Jongin camina por el vestíbulo hacia la oficina de Joonmyun con un salto en su andar, deteniéndose con sorpresa al ver a Tao tras su viejo escritorio y con un traje. Sehun está a su lado, apoyando su cabeza perezosamente en el hombro del otro gato, pero a éste parece no importarle.

-Buen día -lo saluda con una sonrisa.

-Buen día.

Supone que tiene sentido. Tao siempre ha estado más en armonía con Joonmyun cuando se trata de cosas que necesita, y aquella es sólo una extensión. Encogiéndose de hombros mentalmente, le devuelve a Sehun el desganado saludo e ingresa a la oficina de su jefe con una mezcla de nervios y emoción. Joonmyun ya está tras su escritorio, con el teléfono balanceándose entre su oreja y su hombro, y le hace un movimiento para que se acerque, entregándole una copia impresa de su horario (el cual está repleto, y Jongin traga) y luego un paquete de papeles para que se familiarice con ellos. Es un informe sobre la compañía con la que tendrán una reunión más tarde, y Jongin supone que él estará allí también.

La llamada de Joonmyun termina, y antes de que pueda pronunciar palabra el teléfono vuelve a sonar, y gruñe. Jongin se lo quita de las manos y atiende por él.

Cuando recibe su primer cheque tras el aumento (y para nada llora al ver la cifra), Jongin está más que feliz de sacar su casa fuera del mercado y retomar su hábito matutino de café preparado por un cierto muchacho alto y rubio encariñado con unos felinos. Su nuevo puesto no es tan sencillo como ser un secretario, pero es desafiante, y su respeto por Joonmyun se dispara hasta las nubes. Lo único que lamenta es estar plenamente exhausto cuando regresa a su casa.

Kyungsoo siempre lo está esperando para recibirlo, con sus brazos alrededor de su cuello y sus tibios labios murmurando saludos y sentimientos tontos. La cena lo aguarda en la mesa y su (su) gato nunca lo deja acercarse a los platos sucios. Es una rutina nueva y agradable a la que se está adaptando con gusto. Kyungsoo no se irá a ninguna parte, y se toma su tiempo para explorar su nueva relación, incluso si a veces se pone un poco impaciente. No siempre es fácil contenerse cuando Kyungsoo está ronroneando encima suyo y sus pequeños dedos le arañan la espalda mientras están recostados juntos en la cama. Pero Jongin ejerce el suficiente autocontrol como para detener las cosas cuando van muy rápido. Por el bien de Kyungsoo.

Más a menudo que antes, las duchas de Jongin son con agua fría.

Kyungsoo tiene su cola sujeta fuertemente entre sus manos y sus orejas se inclinan hacia atrás peligrosamente cuando camina hacia Jongin, sentándose indeciso en el borde del sofá. El hombre se mueve para dejarle más espacio, pero no lo toma. La mirada en su rostro le envía una oleada de nervios, y no está seguro acerca de qué esperar de aquel repentino cambio de humor.

-¿Puedo… puedo hablarte sobre algo?

-Claro que puedes. -Jongin quiere darle una sonrisa reconfortante, pero Kyungsoo no lo mira. Aquello no puede ser bueno, y sus manos se cierran en dos puños contra su regazo.

Kyungsoo se aclara la garganta y se mueve un poco más cerca en el sofá para no estar en riesgo de deslizarse y caer. Le toma un momento encontrar las palabras adecuadas, cerrando y abriendo su boca algunas veces. Cada vez que cree que el gato está por decir algo, Jongin se prepara para lo peor.

-Entraré en celo pronto -deja salir Kyungsoo finalmente con presteza.

-Entrarás en… oh. -La comprensión abofetea a Jongin en el rostro y expulsa todo el aire de sus pulmones. -Oh. -Y se avergüenza por cuán aguda sale su voz. Es como la secundaria repitiéndose. -¿Cómo… cómo te ocupas normalmente de… eso?

Las mejillas de Kyungsoo se tiñen de un profundo color rosado y se encorva.

-Yo mismo lo hago.

Jongin estira un brazo y sube al gato a su regazo, abrazándolo y esperando a que se relaje contra él.

-Yo te cuidaré. -Y Jongin espera que no haya sonado tan sucio como lo hizo en su cabeza.

-Esperaba que dijeras eso. -Kyungsoo se toma su tiempo para frotar la punta de su nariz en un lado del cuello de Jongin y por su mejilla antes de besarlo suavemente, mientras el hombre intenta dominar sus repentinos pensamientos salvajes. -Pero no quiero que nuestra primera vez sea a causa de eso.

Y ahí va, Jongin se desmorona porque claro que no quiere eso. ¿Por qué querría? Lo entiende, realmente lo hace, y está dispuesto a esperar. Jongin irá al ritmo de Kyungsoo, incluso aunque ahora haya manos acariciándole la piel de su estómago, lo que significa que el gato consiguió meterlas por debajo de su camiseta.

Una boca cálida se ubica bajo su oreja y Jongin siente el aliento de Kyungsoo por su rostro.

-Te quiero ahora -ronronea el gato antes de clavarle un diente suavemente en la oreja.

-Qué.

-Jongin… -Kyungsoo gime, y el tono le envía un escalofrío de necesidad hasta sus pies retorcidos.

Él gruñe y alza a Kyungsoo, besándolo con pasión mientras el control que estaba ejerciendo sobre su lujuria se rompe y ésta se descontrola. Si el gatito quiere jugar, Jongin va a jugar.

Con un jadeo, se para completamente, llevando a Kyungsoo consigo para que se ponga de pie.

-No haremos esto en el sofá -le informa al gato cuando ve el repentino temor en su rostro; como si fuera posible que Jongin lo rechazara.

Kyungsoo le rodea el cuello con sus brazos y la sonrisa regresa a su semblante. Incluso tras toda la comida y el tiempo que tuvo para recuperar su peso, se sigue sintiendo liviano, y se siente bien. Se acomoda perfecto en los espacios vacíos y hace que Jongin se sienta completo. Incapaz de controlarse, entierra su cara en el cuello de Kyungsoo tras ponerlo encima del edredón, ninguno de los dos aflojando su agarre.

Kyungsoo se acurruca en la manta con un suspiro mientras los labios de Jongin se conectan a su mandíbula y su garganta en un recorrido acalorado. Los pequeños y suaves ruidos que el gato hace van directo al interior de Jongin, mezclándose con su lujuria hasta que sufre una erección y le presiona contra los pantalones incómodamente. No puede esperar para poseer totalmente a Kyungsoo, enterrarse en su cuerpo tentador hasta que grite. Quiere grabar su nombre por toda la criatura para que nadie más lo toque.

Jongin lame a lo largo del collar de Kyungsoo y su aliento se entrecorta, agudo e interrumpido con un gemido suave. Cuanto más lo provoca alrededor del cuero, más duro Kyungsoo se aferra a él, con sus muslos apretándole un costado y los dedos jalándole el cabello. Su voz se quiebra cuando Jongin lo muerde, y sus caderas se elevan del colchón para frotarse contra la pelvis de Jongin con necesidad. Kyungsoo está tan excitado como él.

Idealmente, se tomarían su tiempo para explorarse el uno al otro completamente con manos ansiosas y bocas cálidas, pero aquello se había estado acumulando durante mucho tiempo. Kyungsoo ignora la camiseta de Jongin para poder deshacerse de sus pantalones, desabotonándolos y bajando la cremallera antes de deslizar sus manos por debajo de la tela y hundir sus garras en sus firmes glúteos, forzándolo a bajar. Se siente tan bien, la presión y fricción y la voz de Kyungsoo en su oído rogando por más.

El aire frío se cuela cuando sus cuerpos se separan, pero sólo lo suficiente como para que unas manos que tiemblan con impaciencia quiten los pantalones y fuercen las camisetas a salir por encima de sus cabezas. Despeina el cabello de Kyungsoo maravillosamente, y sus orejas están crispándose con ansiedad. Jongin registra la imagen frente a él con avidez; una piel pálida sonrojada y comenzando a brillar por el sudor, labios que se tornaron rojos a causa de los suyos propios y muslos extendidos para que él se introduzca entre ellos. Kyungsoo pronuncia su nombre, estirando una mano en busca de contacto y Jongin la sujeta, entrelazando sus dedos y apretándosela mientras le da una sonrisa.

La sangre se agolpa en sus orejas; el instinto más que nada lo urge a remover los últimos obstáculos, y los bóxers aterrizan sobre la alfombra sin emitir sonido. Jongin comienza desde abajo, enterrando las puntas de sus dedos en la flexible carne de los muslos de Kyungsoo antes de entregarse a sus propios deseos e inclinarse para reemplazarlos con su boca. Kyungsoo gimotea, levantándose ante el contacto y enterrando sus manos en el cabello de Jongin nuevamente. Su cola consiguió serpentear por el brazo del hombre, con su punta rozando y agitándose encima de la piel sólo lo suficiente como para provocarlo.

Jongin succiona una marca roja en el interior de la pierna de Kyungsoo y oye un gemido cuando la araña con sus dientes gentilmente. El sonido es adictivo, y Jongin repite la acción para poder volverlo a escuchar, pero esta vez Kyungsoo deja salir uno más fuerte, bajando sus caderas para que su miembro esté cerca de la boca del hombre. Sabe lo que quiere y Jongin está dispuesto a dárselo, a darle lo que sea. Agacha su cabeza y toma en sus labios la punta de la erección de Kyungsoo, y el gato de pronto comienza a ronronear.

Las vibraciones del sonido resuenan abajo, y Jongin puede sentirlas en su cintura, donde tiene las manos presionando. Kyungsoo intenta levantarse cuando Jongin hunde más su boca, con la lengua enredándose en aquella carne dura y lamiéndola para que se deslice con más facilidad. Su propia excitación late dolorosamente entre sus piernas, pero la forma en la que Kyungsoo se está deshaciendo es demasiado deliciosa como para apartarse. Los suspiros y gemidos son música para él, que se vuelven cada vez más fuertes con cada movimiento de su cabeza. Siente las piernas de Kyungsoo temblando y los dedos en su cabello que jalan de sus raíces en un esfuerzo por controlar sus movimientos, pero no se lo permitirá.

Jongin toma tanto como puede del pene de Kyungsoo, relajándose cuando siente que la punta llega hasta su garganta. Su mirada se eleva, encontrándose con la de Kyungsoo antes de que vacíe sus mejillas y trague. El gato casi grita, jalando y arrancándole el cabello a Jongin hasta que no tiene otra opción más que obedecer. Sorpresivamente, está siendo arrastrado hacia arriba, y está boca a boca con un amante ansioso, lamiendo y mordisqueando sus labios mientras intenta tomar aliento. Las manos de Kyungsoo están por todo su cuerpo, moviéndose de sus hombros a su espalda antes de deslizarse hacia su estómago. Jongin inhala cuando las puntas de sus dedos recorren su estómago y se van más hacia abajo, deslizándose hacia sus costados en vez de sujetar sus muslos. Entierra sus dedos y lo jala hacia arriba, con el roce de piel contra piel haciendo a ambos lanzar un gemido, el cual es apagado entre besos.

Todo lo que necesita es un poquito, sólo lo suficiente como para mitigar el dolor rígido entre sus piernas, así que se frota contra su parte inferior. Su miembro roza partes de piel seca y zonas con saliva restante en el cuerpo de Kyungsoo, y no es perfecto, pero servirá. Sólo un poquito más.

-Jongin, te necesito -suelta Kyungsoo, intentando mantener quietas sus caderas, que se están moviendo con cada uno de los empujones de Jongin.

-Volveré enseguida. -Jongin le deja un último beso en sus labios antes de abandonar a un jadeante y exigente Kyungsoo en mitad de su cama. Se maldice a sí mismo por no haber pensado en llevar el lubricante desde el baño hasta la habitación en su viaje anterior, pero para ser justos, no estaba pensando con claridad antes. Botella en mano, se precipita de vuelta hacia Kyungsoo, y éste se sienta para rodearlo con sus brazos antes de treparse a él completamente.

Sus bocas se unen una vez más y Jongin lo usa como distracción, humedece sus dedos y los desliza entre unos muslos separados. Kyungsoo se aparta cuando lo siente presionando contra su cuerpo, y Jongin experimenta una descarga de emoción ante la absoluta confianza plasmada en su bello rostro. Las manos se abrazan a su cuello y las piernas se abren más aún, permitiéndole a Jongin deslizar un dedo a través del músculo circular. Kyungsoo se tensa sobre él sólo por una fracción de segundo antes de volver a relajarse, abusando de su labio inferior con sus dientes. Jongin va con lentitud, examinando las facciones del gato en busca de señales de que debería detenerse, porque lo último que desea es lastimarlo.

Le toma más tiempo a Kyungsoo ajustarse a un segundo dedo, y Jongin lo besa hasta que su inseguridad desaparece. Frota su pulgar contra una mejilla coloreada de rojo, y succiona su labio inferior en su boca para salvarlo de sus dientes. Jongin cree que son los pequeños momentos como aquel que son perfectos, cuando sus ojos se encuentran y lo único que arruina el silencio es su fuerte respiración saliendo de sus labios separados. Su corazón se hincha y Kyungsoo se cuelga en él un poco más, con un codo enganchado en su nuca mientras lo usa a su ventaja. Está moviendo sus caderas hacia abajo, y los jadeos que emite son de puro placer ahora.

Un tercer dedo es mejor y peor a la vez. La intrusión inicial entumece a Kyungsoo por un instante y se cierra lo suficientemente duro como para cesar todo movimiento. La anticipación por estar tan cerca de introducirse en Kyungsoo, de apoderarse de su mente y cuerpo, tiene a Jongin dolorosamente excitado. Su paciencia está colgando de un hilo, especialmente con los gemidos que el felino hace mientras comienza a empujar hacia abajo de a poco nuevamente. Se estira y se asegura de que no haya señales de dolor antes de remover sus dedos y arrodillarse otra vez.

Kyungsoo lo está viendo con ojos adormilados, y se pasa la lengua por sus ya húmedos labios. La pura seducción de aquella visión hace a Jongin temblar, deseando más y más, y esta vez puede tenerlo. Asegurándose de lubricarse bien, dilata un poco más la entrada de Kyungsoo sólo para estar seguro.

La introducción es lenta y caliente, y Jongin apenas puede respirar; Kyungsoo se lo hace más difícil cuando lo baja para un beso distractor. Alza una de las piernas del gato, posándola en su cadera, y presiona todo su camino dentro con un último empujón. Unas uñas se clavan en sus omóplatos, y oye un gemido. Pero no se detiene, simplemente saca con lentitud su miembro y agradece el gimoteo bajo que eso ocasiona. Kyungsoo mueve su otra pierna hacia arriba y comienza a alzar sus caderas, con su cabeza cayendo en su almohada y la boca abierta mientras los sonidos mueren en su garganta. Jongin oye un susurro ahogado de su nombre y mueve sus caderas más duro, hundiendo sus dedos en las caderas huesudas y aumenta el ritmo.

Un ronroneo suave envía vibraciones por el pene de Jongin y sus empujones vacilan por un segundo. No se esperaba eso, ni tampoco la cola que ahora se enrosca con cada vez más fuerza en su pierna. El calor aumenta, condensa y llena a Jongin hasta que es casi demasiado. La forma en que Kyungsoo fuerza su cuerpo hacia abajo, cómo su espalda se arquea fuera del colchón y sus orejas se elevan y caen, todo eso lo enloquece. Lo quiere tanto y aumenta su deseo.

Jongin ha tenido los suficientes amantes en su vida como para saber que aquello es diferente, distanciado del resto por un amplio margen. Nunca ha querido acurrucarse con alguien y hundirse en su piel para que nunca los separen. Siempre ha sido Jongin primero y todos los demás después, pero ahora y por siempre, Kyungsoo es el número uno.

Puede sentir todo liberándose, sus cuerpos llenos de adrenalina y con la necesidad de alcanzar un pináculo que está fuera de su alcance. Los dedos de Jongin se cierran alrededor del órgano de Kyungsoo y lo acarician al ritmo de su movimiento, enviándolo bruscamente hacia su clímax que le endurece todo el cuerpo y silencia sus gritos. Se siente tan bien, y Jongin no puede evitar y acaba dentro de su amante, empujando hasta que queda consumido y satisfecho.

Jongin no quiere aplastar a Kyungsoo, y hace un esfuerzo por rodar fuera, pero el gato no acepta nada de eso. Brazos y piernas tiran de él hacia abajo, y Jongin hunde su cara en un cuello mojado. El aroma a sexo, sudor y cuero impacta contra su nariz y Jongin recorre con ésta el collar; Kyungsoo se crispa. Parece ser muy sensible alrededor de su collar, y se asegura de catalogar eso bajo las cosas que tiene que hacer la próxima vez, y siempre de ahora en más.

La cola que había estado asegurada bajo su pierna ahora está moviéndose perezosamente en la sábana abollada. Kyungsoo voltea la cabeza para que sus labios se unan en un beso tierno, finalizado con una sonrisa de satisfacción.

El agua está caliente, casi demasiado, pero ninguno de ellos se queja. Jongin es presionado contra el respaldo de la bañera y Kyungsoo está entre sus piernas, apoyado en su pecho. Los baños no son lo de Jongin, prefiere asegurarse de limpiarse dándose una ducha, pero también sabe que el agua caliente aliviará el dolor de su actividad previa. Kyungsoo se había hecho un ovillo y siseado cuando había tratado de moverlo, y Jongin odió sentirse inútil. Así que hizo lo que sabía y lo llevó al baño, embaucándolo para que se le una poniéndole pucheros y dándole besos dulces.

Kyungsoo se inclina hacia atrás, habiendo finalizado sus salpicaduras juguetonas por ahora, y apoya su cabeza en el pecho de Jongin. Otro pequeño momento que Jongin albergará, envolviendo al gato con sus brazos y reclinando su cabeza lo suficiente como para poderlo besar en la sien.

-Mi gatito Soo -dice, apretándole los brazos, y nota las orejas de Kyungsoo enrojeciendo y la sonrisa que trepa hasta su rostro.

Aquello no puede mejorar más.

Dos mañanas más tarde, Jongin se despierta antes de que se active su alarma. Abre un ojo y luego el otro cuando ve por qué ya no está durmiendo. Kyungsoo está lamiendo su pecho desnudo, descendiendo hasta que su boca llega a un débil área de pelo. Lo más impactante es cuán excitado está Kyungsoo, frotando sus caderas contra la pierna de Jongin y produciéndole jadeos y enviando escalofríos por su cuerpo. Jongin se apoya en su codo y pasa dos dedos bajo el collar del gato para acercarlo hacia él y besarlo, y cuidar de él como le prometió.

Así que tal vez sí mejora un poco.

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