Capítulo 13: Renuentemente mío
Chanyeol se despertó de súbito, hiperventilando y con lágrimas cayéndole por el rostro. Cada noche, mientras dormía, repetía en su cabeza la colisión una y otra vez, y cada una de esas veces lo alteraba profundamente.
Baekhyun se despertó y lo miró con preocupación.
-¿Te encuentras bien? ¿Tuviste otra pesadilla?
Chanyeol asintió, y terminó por recobrar su falta de aliento el tiempo suficiente para poder hablar.
-Sí. La misma de siempre.
* * *
Baekhyun había estado pasando más noches en el apartamento de Chanyeol que en el suyo propio, pero no conseguía acostumbrarse a las pesadillas. Se encontró con que compartir la cama con su novio afligido le resultaba muy inquietante. Chanyeol convulsionaba y lloraba en sueños, y a veces, Baekhyun no podía hacer otra cosa más que sostenerlo y mecerlo con suavidad hasta que sus malos sueños hubieran pasado.
Durante las semanas posteriores a la muerte de Kris, observó cómo su novio pasaba de ser la persona encantadora, segura y jovial que alguna vez fue, a alguien que le temía hasta a su propia sombra. Quien se había autodenominado «Happy Virus» se mostraba ahora callado, nervioso y retraído, y su efervescencia característica se había desvanecido completamente. No tenía ningún interés en la comunicación ni el afecto, y cada vez que Baekhyun trataba de alentarlo para que hablara de lo que sentía, él a menudo se cerraba.
Sus días se vieron regidos por la rutina, y las citas espontáneas y paseos de último minuto parecían ser cosa del pasado. Cada día iban al trabajo o a clases, y a la tarde retornaban al departamento, donde Baekhyun se aseguraba de que Chanyeol comiera aunque sea la cena, ya que no podía controlar sus hábitos alimenticios durante el día. Pasar el tiempo juntos consistía ahora en Chanyeol contemplando lánguidamente la televisión, con Baekhyun sentado a su lado, preguntándose tristemente si tendría el valor para ponerle una mano a su novio en el hombro, sin que él se la quitara de una sacudida. La mayoría de las veces terminaba decidiéndose por no hacerlo.
Después se iban juntos a la cama, pero no como a él le habría gustado. Su relación física había quedado prácticamente suspendida desde el accidente, dado que Chanyeol solía ser quien la iniciaba. Baekhyun no se sentía cómodo abordando el tema cuando su novio estaba en tal estado, y si bien tenía sus urgencias ocasionales, se las callaba. Su cuerpo bien podría haber estado literalmente ardiendo de deseo por que él lo tocara, pero sabía que el bienestar de Chanyeol era mucho más importante.
Una noche en particular, Baekhyun terminó por darse cuenta de que el sexo era algo de lo que podía prescindir.
Estaba echado sobre la cama de Chanyeol en ropa interior, leyendo, cuando este último entró al cuarto y se sentó a su lado. Baekhyun se sintió observado y se giró para encontrarse al otro viéndolo. Frunció el ceño.
-¿Estás bien?
Chanyeol de pronto lo sujetó y empezó a besarlo con gran urgencia. El mayor fue tomado tan por sorpresa que dejó caer el libro al suelo. Se apartó sin pensar.
-¿Qué haces?
Fue una pregunta estúpida, pero no pudo contenerla. No sabía qué pensar, pero decidió que aquella inesperada muestra de amor de Chanyeol, tras semanas de indiferencia, probablemente no sería más que un extraño efecto secundario de su proceso de duelo.
-Bueno, como ha pasado tiempo, se me ocurrió hacerte el amor -murmuró Chanyeol, llevando sus labios hacia el cuello del otro; su calidez le hacía cosquillas en la piel-. A menos que tengas alguna objeción, claro está.
El corazón de Chanyeol latía con tal fuerza que Baekhyun podía sentir las vibraciones contra su cuerpo. Y si bien lo único que quería era bramar «¡tómame!», vacilaba.
-No sé, Yeol, realmente no creo que debas forzarte. No has estado bien últimamente, y…
Chanyeol lo silenció con un beso de una pasión tan inconmensurable que lo dejó boqueando al final.
-… Pues de acuerdo.
En ese momento, aquellas fueron las únicas palabras que consiguió pronunciar. Sentía en realidad un apremio por subirse a los techos y gritar de alegría, pero logró contenerse.
A pesar de haber estado un tiempo sin sexo, no tardaron en recuperar su ritmo habitual. Manos que deambulaban, pechos que se arqueaban, y Chanyeol olía tan condenadamente bien que Baekhyun no podía evitar pensar «sí, sí, oh sí» mientras se sometía. Unos labios deliciosamente suaves le rozaban cada milímetro de su piel sensible, dejando a su paso millones de terminaciones nerviosas ardiendo.
-Eres tan hermoso… -susurró Chanyeol sin aliento contra él-, tan endemoniadamente hermoso…
Todas las emociones acumuladas en el pecho de Baekhyun parecieron expandirse hasta un punto tal que él creyó que le atravesarían las costillas.
Chanyeol se le subió encima y presionó sus bocas abiertas en un beso desesperado; su cuerpo entero temblaba al hacerlo. Le dejó un sendero de besos por el pecho y el estómago, y luego justo por encima de la banda elástica de su ropa interior.
Baekhyun jadeó con fuerza cuando unos dedos fríos se engancharon bajo el elástico, rozándole los huesos de la cadera, y después sus muslos conforme lentamente lo iba despojando del último retazo de ropa que le quedaba. Había terminado, una vez más, reducido a ser no más que un indefenso y sollozante desastre por aquellas manos habilidosas, y a esas alturas estaba ardiendo con un deseo tan intenso que era casi palpable.
Poco después, unos gemidos suaves comenzaron a reverberar por el cuarto mientras Chanyeol volvía a formar parte de él por primera vez en semanas.
La tibieza del cuerpo del muchacho alto, la concentración en su rostro, su respiración errática, el modo en que su piel se sentía contra la de Baekhyun… Todo lo de aquel acto le resultaba sensual y emocionalmente abrumador. Estaba tan contento que podría haber llorado, pero entonces Chanyeol abrió su boca para hablar.
-Baek, no sé cómo decir esto, pero… me está costando mantenerme erecto.
Baekhyun parpadeó hacia él a través de los fragmentos de su ensoñación hecha añicos.
Acababan de empezar.
Suspiró.
-Puedes detenerte, Yeol, no hay problema. No lo fuerces.
Chanyeol persistió.
-No. Puedo hacerlo.
Baekhyun permaneció ahí, recostado con incomodidad, mientras Chanyeol continuaba su fútil intento por devolverle la existencia a su erección fallida. Los ojos del otro muchacho se volvieron vacíos, y tras un rato, Baekhyun comenzó a preguntarse si su novio sabría siquiera adónde se encontraba, o acaso con quién estaba acostado.
Los nudillos de Baekhyun se tornaron blancos mientras se aferraba a la cama con todas sus fuerzas, tratando de que el otro no lo hiciera atravesar el colchón con las embestidas. No se parecía en nada a lo que estaba acostumbrado. El Chanyeol anterior al accidente había sido un novio consistente, gentil y afectuoso, que siempre ponía el placer del otro por encima del propio. Disfrutaba en su totalidad de dar besos y tocar, y susurraba palabras dulces al oído de Baekhyun a cada oportunidad que se le presentaba. Pero en ese momento, todas aquellas cosas estaban ausentes, y la maravillosa sensación de estar completo y lleno cada vez que hacían el amor quedó reemplazada por un sentimiento que era… bueno, que no era para nada un sentimiento.
Tras un rato, Chanyeol finalmente desistió, y Baekhyun sintió una mezcla de angustia y alivio.
-Lo lamento, no tengo idea de qué me pasa.
Se encontraba sentado al borde de la cama con la cabeza entre las manos, y Baekhyun podía ver que estaba a punto de llorar por la frustración.
-Ya ni siquiera podemos tener sexo sin que yo cague las cosas.
Baekhyun trató de no sentirse muy decepcionado por aquel horrendo intento de intimidad, por el bien del otro. El sexo siempre había parecido ser algo que nunca fallaba en acercarlos, pero ahora también estaba siendo afectado de forma adversa por la congoja de Chanyeol.
Se sentó tras su novio en la cama y lo rodeó con sus brazos, posando la cabeza en su espalda.
-Yeol, está bien. Has pasado por mucho últimamente, lo vi con mis propios ojos. Comprendo. Mentiría si te dijera que no adoro el sexo contigo, pero también puedo vivir sin él.
-Lo sé. Es que no quiero que pienses que lo hago porque no te deseo. Sí te deseo. Es solo… que ya nada se siente bien.
-Shh. No te preocupes. No me importa lo que hagamos o dejemos de hacer siempre que tú estés bien. Anda, durmamos.
Baekhyun recostó a Chanyeol de vuelta en la cama y se echó a su lado, acariciándolo con dulzura y vigilándolo hasta que se quedó dormido. Incluso en sueños, Chanyeol se crispaba y estremecía, y el rostro se le contorsionaba como si estuviera sufriendo; en un punto derramó lágrimas mientras dormía. A Baekhyun le rompía el corazón ver a lo que había quedado reducido aquel hermoso, sexy y vivaz hombre del que se había enamorado perdidamente, por culpa de una enfermedad que la mera medicina no podía curar.
Le rompía tanto el corazón, que se desenredó de las largas extremidades de Chanyeol con suavidad y se marchó a su casa.
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