10080 (1/3)

Sep 14, 2013 14:36



No permito que mis traducciones sean publicadas en ninguna otra página, así que por favor no las utilices ni las adaptes.

(Masterlist)

Nota: Me tomaré la molestia de decir algunas cosas antes de que empieces a leer. No quiero poner esta nota al final porque creo que arruinaría todo el efecto de esta historia.
Empezaré por aclarar que esta historia no es mía. La original le pertenece a EXObubz, una excelente escritora. Le he pedido permiso para publicar esta traducción que he hecho entre ayer y hoy, y me lo ha concedido. Si quieres leer la historia en inglés, puedes hacerlo clickeando aquí. He tenido que dividirla en tres partes gracias al límite de palabras de Livejournal.

Debo aclarar una pequeña cosa antes de dejarte leer. No daré muchos detalles para no spoilearte, pero en cierta parte tal vez notes que está escrito con errores ortográficos (como que falta poner la tilde en alguna letra o un signo de exclamación). Sólo quiero dejar en claro que eso fue hecho así por motivos de compatibilidad. ¿Compatibilidad con qué? No te diré, no quiero arruinar la sorpresa. Pero te darás cuenta enseguida. :)

Por último, si quieres agradecerme por la traducción, déjame un comentario aquí o en mi Tumblr o Twitter, y si puedes dale una oportunidad a mi propio fic también, que está publicado en esta misma página y puedes leerlo aquí. No será un Anterograde o un fanfic para ganar un Pulitzer (?) pero es lindo ~ ^_^

Espero que disfrutes la historia, gracias por pasarte.

* EDIT *
Ha salido un epílogo de esta historia hecho por otra fan, el cual he decidido traducir, y está aquí. Es tu decisión si quieres quedarte con el final de esta historia o con el que da el epílogo. :) Sólo recuerda no leerlo hasta que termines este fanfic lol



Nombre: 10080
Autora: EXObubz
Idioma original: Inglés
Fanfic original: Click aquí
Traductor: Drake15
Género: Angst
Palabras: ~13200
Bajar PDF:



Su noviazgo duró solo siete meses. Su felicidad se medía en la cantidad de carcajadas que compartían, la cantidad de noches interminables que pasaban enredados en los brazos del otro y la cantidad de amor que tenían el uno para el otro. Los cortos besos en el campus escolar bastaban mientras que las noches satisfacían. Le tomó dos semanas a Chanyeol el descender de su nube y reunir el coraje para acercarse al pequeño y vivaz muchacho de cabello castaño en una de sus clases, pero solo le tomó un segundo a Baekhyun decir que sí a lo que fuera que el chico alto y atractivo le estuviera pidiendo.

En un mes aprendieron el uno sobre el otro. Baekhyun era un escritor especializándose en inglés y periodismo, aunque no planeaba trabajar para ninguna revista ni periódico. Prefería escribir novelas y ser alguien independiente. Chanyeol estudiaba publicidad y negocios. Todos los que los veían pensaban que eran una pareja fuera de lo común. Baekhyun era de mente muy abierta y estaba constantemente sonriendo, mientras que Chanyeol siempre echaba miradas y tenía un comportamiento sereno. Sus diferencias iban más allá de sus carreras y personalidades. A Baekhyun le gustaba su café con leche y azúcar y escribía relatos de escenarios imposibles y fantasías. A Chanyeol, por otra parte, le gustaba su café negro y prefería la practicidad y el realismo a la fantasía. La gente creía que la personalidad extravagante y divertida de Baekhyun nunca encajaría con la de Chanyeol, calmada y racional, pero estaban equivocados.

Siete meses de perfección absoluta; Chanyeol le propuso matrimonio y su pequeño castaño, Byun Baekhyun, aceptó.

Esperaron unos pocos meses antes de prometer amarse hasta que la muerte los separara. Luego de su graduación y su boda, encontraron un apartamento. Era pequeño, pero no les molestaba. Los toques de Baekhyun lo volvieron un hogar, un hogar al que Chanyeol disfrutaba regresar al final de una dura jornada de trabajo. Cada noche tomaba a Baekhyun de las manos y le susurraba promesas de una casa más grande, una que él iba a poder decorar hasta llegar al horizonte. Y cada noche Baekhyun sonreía contra el pecho desnudo de Chanyeol y le agradecía.

La ética de trabajo y la personalidad de Chanyeol le permitieron escalar los puestos de la compañía con presteza. Conforme su salario aumentaba, también lo hacía su cuenta bancaria. Una noche, Chanyeol le quitó gentilmente la computadora portátil a Baekhyun y la posó en una mesita de café que estaba cerca. Luego se arrodilló ante él, tomando la mano de su esposo con la suya propia.

―Baek ―dijo lentamente, manteniendo la vista en Baekhyun―, quiero comprarte esa casa que te he estado prometiendo hace tanto tiempo que te compraría.

Con labios temblorosos, Baekhyun asintió profusamente antes de jadear, envolviendo el cuello de su esposo con sus brazos mientras le agradecía. Esa noche se fundieron el uno con el otro, saboreando los toques y haciendo el amor lenta y profundamente.

La casa tenía que suministrar lo que Chanyeol creía que Baekhyun necesitaba para su tipo de trabajo: paz y serenidad. Encontraron una finca pequeña pero perfectamente tranquila en un barrio amplio y de clase alta, cerca del campo. Cuando Chanyeol miró a Baekhyun y le preguntó «¿Qué te parece?», ya sabía la respuesta.

―Me encanta, Yeol…

Sonriendo, Chanyeol tomó las manos de Baekhyun.

―Comprémosla entonces.

Baekhyun miró a su esposo, luciendo un tanto preocupado.

―Pero tu trabajo está a una hora de aquí.

Chanyeol se encogió de hombros.

―Si te gusta, entonces no me importa el recorrido hasta el trabajo. Son sólo sesenta minutos de ida y luego sesenta de vuelta. No es una hazaña imposible viajar y volver.

Tras un momento, Baekhyun le preguntó nuevamente si estaba en verdad de acuerdo. Chanyeol asintió, y poco después los papeles fueron firmados.

El acuerdo era que Chanyeol viajara ida y vuelta desde el trabajo pero, mientras el tiempo pasaba, el trabajo comenzó a formar pilas y pilas, causando que Chanyeol tuviera que trabajar horas extra. Conforme ese ciclo sin fin continuaba, se le hizo difícil viajar diariamente. A menudo estaba demasiado cansado y con la vista nublada cuando conducía. A causa de ello, tenía que beber cafeína antes de manejar, lo cual o le hacía colapsar en el trabajo o le impedía dormir cuando regresaba a su hogar.

Baekhyun comenzó a sentirse culpable por estar disfrutando de una vida tranquila mientras que su esposo trabajaba para permitirle a él tenerla. Contemplando otras alternativas, llegó a una posible solución para ese problema.

―Chanyeol, tal vez deberías conseguir un apartamento en la ciudad ―sugirió con cautela una noche, durante la cena. Cuando levantó la vista hacia su esposo, vio unos ojos cansados devolviéndole la mirada.

―¿Quieres que consiga un qué? ―dijo Chanyeol, con su voz sonando como si no creyera en lo que oía.

Suspirando, Baekhyun lo miró con preocupación.

―Ya no me gusta verte en este estado, Yeol. Cada día te vas a trabajar luciendo medio muerto. Luego, cuando vuelves, terminas viéndote peor. Pasas dos horas tan solo para ir y venir. Esas podrían ser dos horas que estarías usando para dormir un poco más.

De malhumor, Chanyeol se frotó las esquinas de sus ojos.

―Baek, estoy bien.

―¡No, no lo estás! ―discutió él―. Escucha, un apartamento podría significar…

―Dije que estoy bien, Baek ―repitió el otro con aspereza―. Deja de preocuparte, maldición.

La indiferencia de Chanyeol irritó a Baekhyun. Dejó los cubiertos sobre la mesa y se puso de pie.

―Bueno, ¿está mal preocuparse por ti? ―gritó, con la voz tensionada.

Al contrario de él, Chanyeol permaneció sentado.

―Baek, vuelve a sentarte.

Éste lo miró echando chispas, con los puños cerrados.

―No, Chanyeol, no me estás escuchando. Solo quiero ayudarte.

―¿Ayudarme? ―replicó su esposo―. No, Baek. Para mí, que intentes que consiga otro lugar donde vivir y te guste la idea me hace pensar que me quieres fuera. ―La falta de sueño y el hecho de que había estado trabajando excesivamente no hacía más que ponerlo más irritable.

Baekhyun fue tomado por sorpresa y lucía shockeado.

―¡No es eso lo que quiero!

―No alces la voz, Baek ―gruñó Chanyeol―. Estás muy ruidoso.

Baekhyun empujó su silla rudamente, frustrado.

―¡No te quiero fuera! ¡Eres un hombre tan frustrante, pero diablos, te amo! Así que me duele verte agregar dos horas más de estrés a tu día sólo para que viajes de ida y vuelta. ―Se mordió los labios. ―Duele mucho, Yeol, pero no lo ves porque te quedas dormido en cuanto pones pie en esta casa. Ya ni siquiera me miras porque estás demasiado cansado.

Baekhyun esperó una respuesta durante un momento, pero Chanyeol permaneció inmóvil y luego murmuró:

―Estás sobreactuando.

Baekhyun se sintió como si le hubieran dado un golpe. Era obvio que Chanyeol no comprendía. Su esposo se negaba a escucharlo e incluso tenía la audacia de decirle que sobreactuaba cuando, de hecho, solamente estaba contándole sus preocupaciones. Temblando, dio media vuelta y se fue de la mesa, antes de que Chanyeol pudiera ver las lágrimas amargas formándose en sus ojos.

Cuando la mente de Chanyeol finalmente estuvo lúcida, reevaluó la propuesta de Baekhyun de la noche anterior. Admitió su culpa por no haberle permitido presentar su argumento, pero más que nada culpó a la falta de sueño por haberle generado un humor ácido y desagradable esa noche. Dispuesto finalmente a escuchar a su esposo, llamó a la puerta cerrada y trabada de la oficina de Baekhyun.

―Baek, sé que estás ahí. Abre. ―Al pasar un minuto, Chanyeol golpeó de nuevo. ―Baekhyun, abre la puerta. Tenemos que hablar, y si me dejas aquí parado sólo estaremos perdiendo el tiempo.

No pasó mucho hasta que escuchó a Baekhyun destrabar la puerta. Permitiéndose pasar, Chanyeol observó mientras su esposo se volteaba y se sentaba nuevamente en su escritorio. No le entretenía la idea de que Baekhyun le diera la espalda, pero razonó que probablemente se lo merecía. Ninguno habló durante un largo rato hasta que Chanyeol puso sus manos en la silla de Baekhyun, inclinándose luego hacia él.

―Baek… ―dijo suavemente―. Sabes que no me gusta cuando me ignoras…

Baekhyun volteó la cabeza y le dedicó una mirada triste pero enfadada.

―Pero cuando realmente me preocupo estoy sobreactuando, ¿no?

En ese momento Chanyeol lamentó el no haberse mordido la lengua la noche anterior. Sabía que eran diferentes. A Baekhyun le gustaba hacerse oír, ya fuera gesticulando con las manos o tensionando la voz, mientras que él prefería mantener las cosas decididas. Pero a veces se le olvidaba que los hábitos de Baekhyun hacían a Baekhyun en sí; insultar aquellos detalles intrincados básicamente significaba herir a su esposo.

Con una mirada solemne en el rostro, Chanyeol giró la silla de Baekhyun y lo levantó. Cuando él se resistió, jaló un poco más fuerte hasta que Baekhyun se puso de pie a regañadientes. Lo envolvió con sus brazos y posó su rostro en la cabeza de Baekhyun.

―No quise decir eso. ―Moviendo sus cuerpos de un lado a otro ligeramente, Chanyeol continuó―: Lo siento, Baek.

Pareció una eternidad hasta que Baekhyun finalmente movió sus brazos, tocando lentamente el pecho de Chanyeol con la punta de sus dedos antes de rodearle la cintura con sus brazos.

―Has estado de malhumor últimamente, Yeol…

Él frunció sus labios. Sabía que su humor había estado por los suelos últimamente; de hecho, durante semanas. La falta de sueño y la sobrecarga horaria habían hecho mella. Estaba claro, sin embargo, que ese daño no sólo había sido para él y su cuerpo, sino para su relación con su esposo también.

―Lo sé. Lo siento.

Para Chanyeol no había mucho más que pudiera decir además de unas disculpas. No podía hacer promesas. No podía prometerle que volvería a casa más temprano, o que acortaría su trabajo, o que dormiría más. Las promesas como esas no eran prácticas porque no sabía si podría mantenerlas. Era mejor no prometer nada antes que una promesa vacía.

Si no hubiera estado escuchando o si la habitación no hubiera estado tan silenciosa como estaba, Chanyeol nunca habría oído a Baekhyun sollozar. Cuando intentó mirar su rostro, Baekhyun simplemente lo abrazó más fuerte, presionando su cara contra el pecho de Chanyeol, impidiéndole así verla. Él permaneció quieto por un rato y sólo se movió para plantar un beso suave en la cabeza de Baekhyun.

―No debí haberte callado ―admitió―. Solamente querías ayudar.

Un instante silencioso pasó antes de que Baekhyun levantara su rostro.

―Estoy preocupado por ti. Lo sabes, ¿no? ―Chanyeol asintió. ―A veces pienso que el haber comprado esta casa tan apartada de la ciudad fue un error. Me siento tan culpable a la noche, Yeol ―musitó con la voz quebrada―. Has hecho todo esto por mí y ahora estás así. Yo…

Chanyeol lo interrumpió mirándolo con dureza.

―Ya basta. No tienes derecho a sentirte culpable de nada. Te amo. Hice esto para ti. El que yo esté así no tiene nada que ver contigo. Es por el trabajo, así que no vayas por ahí culpándote por mis fallos.

―Pero si hubiéramos escogido algún lugar en la ciudad, entonces…

―Seguiría igual ―discutió Chanyeol―. Seguiría teniendo la misma cantidad de trabajo y la misma cantidad de problemas irrazonables que debo atravesar diariamente. Además, no tendrías la vida tranquila que necesitas para concentrarte en tus libros, y sé cuán importante es el libro en el que estás trabajando ahora. Es tu novela debut y no necesitas ninguna distracción. Por eso estamos aquí. Por eso escogí lugares ubicados donde se estuviera en paz. Lo hice por ti, y si tuviera la oportunidad de cambiar y volver a cuando aún estábamos buscando una casa, no cambiaría nada, porque te prometí algo como esto y lo conseguí. Es nuestro pequeño refugio de la ciudad, Baek.

Baekhyun bajó la mirada, mordiéndose los labios. Dejó caer sus brazos, quitándolos de la cintura de Chanyeol, y lo sujetó de la camisa.

―El viaje a tu trabajo es muy largo. Demasiado largo. Conduces por la mañana temprano y luego tarde en la noche. No quiero que tengas un accidente por estar demasiado cansado como para poder mantener los ojos abiertos ―dijo. Con aliento trémulo, Baekhyun exhaló y volvió a levantar la mirada―. Chanyeol, por favor considera comprar un departamento temporalmente en la ciudad. Simplemente para que puedas ir a algún lugar si ves que no puedes venir hasta aquí.

Chanyeol abrió su boca para discutirle, pero Baekhyun le echó una mirada.

―No me gusta la idea de que estemos separados, pero si es más fácil para ti y para tu cuerpo, entonces…

―Baek, al menos al final del día estás tú ―lo interrumpió Chanyeol―. Podré estar terriblemente cansado y podré lucir terrible, pero al menos puedo volver contigo.

―Si te duermes mientras conduces, no, Chanyeol ―dijo Baekhyun con una voz rígida y quebrada―. No podrás. ¡Estarías muerto, y el próximo lugar donde te vería sería en la morgue, identificando tu cuerpo!

Chanyeol bajó sus brazos y puso las manos en los hombros de su esposo.

―Baek…

―Yeol, ya saqué cuentas, ¿de acuerdo? ―replicó Baekhyun, tratando de desviar el tema a algo menos mórbido―. Es más fácil y más conveniente que tener que estar registrándose en hoteles una y otra vez.

―Baek, no me importa ―se quejó Chanyeol―. En todo caso, eres tú quien me mantiene con los pies en la tierra; eres quien me mantiene cuerdo. Dormir en un apartamento en la ciudad puede significar que tenga una o dos horas más de sueño, ¡pero estaría separándome de ti, maldición!

―¡Entonces vendamos la casa! ―dijo él, desesperado.

Chanyeol lo miró espantado.

―¿Qué?

Baekhyun frunció el ceño.

―Vendámosla. Mudémonos de vuelta a la ciudad. Yo estaré…

―No ―dijo con firmeza Chanyeol―. No venderemos la casa. Te la conseguí porque es perfecta para ti y tus necesidades.

―Pero Chanyeol…

―Dije que no, Baekhyun ―finalizó él, lanzándole una mirada arrepentida―. No quiero que tengas que sacrificar esto. No quiero llevarte a un lugar donde la vida siempre será acelerada, llena de ruido y caos.

Pasaron unos instantes antes de que Baekhyun respondiera.

―¿Qué quieres hacer entonces?

Chanyeol se rascó la nuca mientras lo miraba, antes de posar su mano en la mejilla de Baekhyun.

―Está bien. Vamos a… ―Chasqueó la lengua y suspiró profundamente. ―Buscaremos algo. Pero nos sentaremos y planearemos todo ―agregó con aspereza―. Por ejemplo, si tengo la semana muy ocupada, tendrás que ir y visitarme al menos cuatro veces a la semana para cocinarme algo. Porque te necesito también, Baek. No solo al descanso. Te necesito en la cama conmigo, ya sea simplemente para dormir o para algo más.

Baekhyun asintió con lentitud, levemente feliz de que Chanyeol hubiera accedido.

―No dejaremos que la distancia sea un problema. Nos llamaremos... no; yo llamaré. Lo haré durante tus pausas para el almuerzo y todo. Tendrás que llamarme si decides que quieres venir a casa a pasar la noche, pero los fines de semana tendrás que hacer un esfuerzo y volver al menos por esos dos días. Sábado y domingo, me refiero. Porque te necesito también.

Chanyeol relajó sus hombros a la vez que entrelazaba sus manos con las de su esposo.

―¿Cuándo quieres comenzar a buscar?

―¿No depende todo de tu horario? ―le recordó amablemente Baekhyun, intentando sonreír.

La aclaración era cierta. Todo lo que hacían juntos debía adecuarse a los horarios de Chanyeol. No solía ser así. Cuando recién estaban casados, Chanyeol no estaba tan ocupado y tenía más lugar para cambiar sus actividades en el trabajo. Ahora todo era muy estructurado. Algunas cosas, como las reuniones y presentaciones, no podían ser movidas, y era muy raro que algo más fuera reprogramado sólo porque alguien quería tener un día libre con su esposo o amante. A pesar de que las cosas cambiaron, habían aprendido cómo lidiar con estos cambios estresantes, sobre todo Baekhyun. Chanyeol fue lento para notarlo, pero sólo porque era parte del todo. Baekhyun lo notó más porque él era el que estaba sentado, ocioso, mirando cómo su esposo ascendía peldaños y lo dejaba a él en el principio.

―Vayamos cuando tengas un día libre.

―No tengo días libres, Baek.

Baekhyun le dio un puñetazo suave en un costado, riendo apenas.

―Lo sé. ―Suspiró de forma algo exagerada y se encogió de hombros. ―Veré los avisos y podemos ir juntos cuando tengas tiempo. Si no, lo haré por ti.

Tras estudiar el rostro de Baekhyun por un momento, Chanyeol preguntó con suavidad:

―¿Estás seguro de esto?

Baekhyun asintió con una débil sonrisa.

―Sí. Será como poseer dos casas. Saldrá bien. ―Abrazando a su esposo nuevamente, Baekhyun hundió su rostro en el pecho de Chanyeol otra vez mientras que éste lo envolvía con sus brazos. ―Estaremos bien.

«Bien» describía perfectamente la situación, pero se mantuvo en ese estado sólo por un tiempo. Durante semanas su acuerdo resultó bien. Tras encontrar un apartamento para Chanyeol para cuando éste no sintiera que podía manejar a su hogar seguramente, pusieron su plan en marcha. En las noches en las que Chanyeol se decidía a quedarse en la ciudad, Baekhyun ―si podía― preparaba algo de comida, tomaba un viaje algo largo en autobús y luego otro en taxi sólo para darle a Chanyeol su cena. Siempre se aseguraba de que la comida supiera bien y de que fuera algo que su esposo estuviera probablemente ansiando, para lo cual había desarrollado un sexto sentido luego de haber estado casados por casi dos años.

Chanyeol intentaba ir a su hogar durante los fines de semana como habían acordado, pero el cansancio lo devoraba hacia el final de la semana y no le permitía sentirse lo suficientemente bien como para hacerlo. Así que, tras muchos intentos de los cuales pocos salieron bien, Baekhyun le sonrió y le dijo que estaba bien que se quedara en la ciudad y que no necesitaba presionarse para volver a casa. Al principio Chanyeol se negaba a aceptar ese gesto amable de su parte, pero al final comenzó a quedarse los fines de semana en la ciudad. E incluso cuando se suponía que el apartamento fuera usado para aquellos momentos difíciles en los que no podía regresar a su hogar, Chanyeol comenzó a usarlo frecuentemente cada semana hasta que pasaron meses desde la última vez que puso un pie en la propiedad que había adquirido para ambos. De alguna forma, su pequeño refugio estaba nublándose en su memoria, siendo reemplazado por la función práctica que el apartamento de una habitación tenía para ofrecer: conveniencia.

En cuanto a Baekhyun, comenzó a frecuentar el apartamento menos y menos debido a la fecha límite impuesta para su primer libro. Se tomaba el tiempo e intentaba contactarse con Chanyeol por teléfono o videollamadas cuando podía pero, como todo lo demás, esos momentos se redujeron en número también. Cuando Chanyeol estaba trabajando en la oficina, Baekhyun estaba durmiendo después de haber escrito y planeado hasta el amanecer, cuando finalmente colapsaba en su cama, solo.

Y, en aquellas raras ocasiones en las que Baekhyun tenía a la suerte de su lado al llamar a su esposo, sus conversaciones eran siempre breves y genéricas. Con el tiempo se volvieron sosas, con todas esas preguntas casuales y usuales como «¿Cómo has estado?» y «¿Has comido?». Las llamadas siempre eran breves por el simple hecho de que ambos sabían que el otro necesitaba irse a dormir o a trabajar.

Una noche, mientras Baekhyun estaba recostado solo en la cama sin nada que mirar más que a la luna llena brillando a través de su ventana y las suaves ondulaciones de las cortinas, pensó sobre su decisión. Caviló sobre lo que estaba pasando. Sentía una brecha entre ambos. La distancia no era un factor agradable, pero tampoco era algo imposible de superar. El hecho de que raramente se vieran en persona no era algo tan grave. Para él, era más. La distancia no importaba porque, por más que estuvieran viviendo bajo el mismo techo, la situación no habría cambiado. Ambos se encontrarían demasiado ocupados como para verse. Sería la misma situación bajo distintas circunstancias.

En la preparatoria, Baekhyun se interesaba por los distintos idiomas. Algo que a menudo le hacía a Chanyeol era dejarle notas en lenguas extranjeras que sabía que su novio, siempre pendiente de los negocios, no tendría idea de cómo leer. Para él, esa era la parte divertida: ver a Chanyeol trabajar para descifrarlas.

Siempre se aseguraba de que sus mensajes fueran simples pero significativos. A menudo eran simplemente notas de «Te amo». Chanyeol, a pesar de lucir y actuar como un bruto frío, siempre le escribía atrás esas palabras, pero en coreano, el lenguaje que ambos compartían.

Una de las cosas que Baekhyun adquirió en sus muchos días siguiendo a Chanyeol por la biblioteca fue su interés por el código binario. Mientras Chanyeol se sentaba y leía pilas y pilas de libros de referencias para un futuro examen de alguna de sus clases, Baekhyun miraba por sobre los hombros de otros estudiantes, observándolos como usualmente hacía desde que era más un observador que un hacedor. No fue hasta ver el libro de un estudiante que su interés fue captado por la cantidad de unos y ceros en la página.

El estudiante estaba escribiendo en un leguaje que conocía, pero sus ojos estaban pegados en el libro. Le tomó un momento darse cuenta de que estaba traduciendo los números. Sin importar cuánto observara, Baekhyun no podía darse cuenta cómo diablos estaba obteniendo letras de lo que parecía ser una disposición al azar de los primeros dos números positivos (aunque uno podía argumentar que el cero es neutral).

Fue entonces cuando Baekhyun dio marcha atrás y corrió de vuelta hasta donde Chanyeol estaba sentado. Luego le preguntó rápidamente a su novio sabelotodo lo que acababa de ver, a lo cual Chanyeol respondió con su cara usual:

―Es código binario, Baek.

Binario.

El binario era simple, pero hermético hasta el punto en que sólo podían entenderlo unas pocas personas del público general. No sólo eso, sino que también tenía cierto factor de genialidad que atrajo a Baekhyun. Esbozó una gran sonrisa y le agradeció a Chanyeol, besándolo rápidamente antes de vagar por la librería en busca de algo que le enseñara el arte del código binario.

En sus primeros días juntos como una pareja casada, allá en su pequeño apartamento, ambos dedicaban los sábados a ver películas. Algunos días veían comedias románticas, y otros, películas dramáticas que dejaban a uno de ellos (la mayoría de las veces, Baekhyun) llorando.

En momentos como ese, Chanyeol lo acariciaba en la cabeza y le decía que no llorara, que no era más que una película y que llorar no cambiaría nada de lo que había pasado. Ante eso, Baekhyun argumentaba y resoplaba, desafiando a Chanyeol al preguntarle si estaba bien o no desear un final diferente. Chanyeol siempre respondía diciéndole que no tenía sentido querer un final diferente porque la película ya estaba hecha y nada podía cambiarlo ya. Baekhyun procedía entonces a llamarlo bruto insensible, tras lo cual Chanyeol, ignorando aquellas palabras, se inclinaba y besaba a Baekhyun, quitándole las lágrimas inducidas por la película.

Una vez que el primer libro de Baekhyun fue publicado, se sintió finalmente libre. Se sintió como si por fin pudiera ir a visitar a Chanyeol y estar con él, pero junto al suceso que surgió con su publicación, también llegó un horario repleto. La única noche en la que Baekhyun fue a visitar a Chanyeol se la pasaron charlando banalmente. Baekhyun aún le dijo «te amo», y Chanyeol también, pero las palabras ya no tenían esa misma calidez impregnándolas de hace tiempo atrás.

Y cuando hicieron el amor aquella noche hubo necesidad, pero todo el rato se sintió forzado. Los dos lo sintieron. Sintieron la brecha entre ellos. Había un miedo entre ambos que buscaron llenar haciendo el amor como solían hacerlo, pero no fue de ayuda. Chanyeol estaba cansado. Baekhyun estaba cansado. Pero aun así se esforzaron por sentir algo, a pesar de estar ansiando dormir y descansar tras una noche lujuriosa el uno con el otro.

Los juegos de mesa eran algo que solían disfrutar las noches de los viernes. Cuando Chanyeol volvía a casa a eso de las seis, Baekhyun preparaba la cena y elegía algún juego de mesa para jugar. Luego de comer, cepillarse los dientes y un poco de diversión acalorada, tomaban el juego y comenzaban. A veces apostaban. Una vez jugaron Monopoly. Cada vez que Chanyeol compraba alguna propiedad de Baekhyun, éste tenía que quitarse algo. Chanyeol, siendo el experto en negocios, siempre jugaba con tacto y dejaba a su esposo desnudo en los primeros treinta minutos.

Sus noches de juegos de mesa nunca duraban mucho. El chirrido de la cama siempre duraba más que sus juegos. Y cuando terminaban, Chanyeol susurraba «gané». Baekhyun sonreía, lo acercaba hacia él y sacudía su cabeza.

―No, yo gané ―decía, besándolo profundamente―. Eres mío. Por siempre.

―Tengo un evento de autógrafos este fin de semana, Yeol ―dijo Baekhyun, sonriéndole a la cámara.

Chanyeol le devolvió una sonrisa cansada.

―Conque sí. ¿A tu libro le está yendo bien?

Asintiendo, Baekhyun sonrió.

―Sí, está bastante alto en los rankings para nuevos autores. Estoy muy feliz por ello.

―Felicitaciones, Baek.

―Gracias, Yeol. ―Hubo un silencio prolongado que duró un segundo. ―Entonces, ¿vendrás? ¿Por favor?

Chanyeol abrió la boca y titubeó. Sabía que probablemente no podría asistir, así que no estuvo seguro de por qué dijo «claro que sí».

No lo notó, pero la mirada de su esposo se iluminó.

―¡Compra un libro! ¡Lo firmaré para ti! ―bromeó Baekhyun. Luego, bajó la mirada hacia el reloj―. Ah, tengo que irme ahora ―finalizó bostezando.

Chanyeol contuvo también las ganas de bostezar.

―De acuerdo. Adiós.

―Adiós ―dijo Baekhyun, asintiendo―. Oh, ¿vendrás este fin de semana?

―Baek, yo…

Escondiéndose detrás de una sonrisa, Baekhyun le hizo un gesto para restarle importancia.

―¡Está bien! Ya sabía la respuesta, así que no tienes que decir nada. Lo entiendo… Deberías volver alguna vez, sin embargo. Planté unas flores muy bellas en el jardín. ―Viendo la cara de Chanyeol, Baekhyun supo que su esposo no sabía cómo responder. Baekhyun levantó el ánimo al sentir que estaba haciéndolo sentir mal, aunque el esfuerzo se le notó en el rostro. ―Tomaré algunas fotos para ti, ¿de acuerdo?

―De acuerdo.

―Adiós, Chanyeol. Te amo.

Chanyeol se tomó un momento.

―Adiós, Baek.

Baekhyun esperó por el «te amo» que usualmente seguía pero, luego de dos segundos, asintió y se desconectó. Razonó que tal vez Chanyeol estaba demasiado cansado como para acordarse, demasiado cansado como para recordar esas dos sencillas palabras.

Baekhyun tenía el hábito de tallar en los árboles. Antes, cuando Chanyeol solía tener los fines de semana libres, salían del apartamento e iban al parque. Era allí donde usaba un objeto afilado para grabar sus iniciales en la corteza. Chanyeol se quedaba vigilando, preocupado de que tal vez algún tipo de figura autoritaria arrestara a su esposo caprichoso por dañar un árbol, incluso aunque lo estaba haciendo por amor.

En el evento de autógrafos, una multitud de gente se presentó, pero sin importar cuánto levantara la cabeza Baekhyun, no podía ver a su gigante por ninguna parte. Suponiendo que tal vez se le había hecho un poco tarde, Baekhyun continuó con su día, firmando alegremente para los fans y visitantes curiosos que estaban interesados en obtener un libro autografiado por un individuo posiblemente famoso. Mantenía la esperanza y se tomó la promesa de Chanyeol en serio, pero conforme la multitud iba desapareciendo y Chanyeol seguía sin dejarse ver por ninguna parte, el corazón de Baekhyun se sintió un poco vacío.

Sabía que no debía habérsela tomado en serio. Chanyeol estaba ocupado, él lo entendía. Pero sabía también que Chanyeol no hacía promesas que sabía que no podría cumplir, y aun así le había dicho que estaría allí.

La siguiente vez que tuvieron una videollamada, Baekhyun no intentó aparentar estar feliz, porque no lo estaba. «Molesto» era el término, pero no quería atacar porque Chanyeol estaba ocupado. Tenía una excusa para no haber ido a un estúpido evento de firma de libros. Pero no fue un estúpido evento para Baekhyun. Fue el primero, y quería que Chanyeol estuviera ahí, pero no estuvo y eso era todo.

Chanyeol estaba demasiado cansado como para ver qué estaba mal. Se había disculpado, pero el ánimo de Baekhyun no pareció alivianarse a pesar de haber dicho que estaba bien. Terminó por irritar a Chanyeol, haciéndolo terminar su llamada al poco tiempo y sintiéndose conformes.

Con el éxito vino el estrés. Ya no había tiempo disponible para el ocio. Ya no había tiempo para pasarlo con los seres queridos o para contactarse con amigos. El tiempo no proporcionaba ya momentos íntimos. Proporcionaba la oportunidad para ser productivo en el trabajo.

Cual viejas fotografías, su relación comenzó a cambiar. Como las imágenes gastadas de las fotos que alguna vez fueron brillantes y vívidas, su relación se había vuelto silente y obsoleta. Se habían vuelto extraños en su propio matrimonio, a menudo olvidando los momentos que solían tener juntos, cuando las cosas eran más simples.

Las llamadas se volvieron menos frecuentes. Los mensajes de texto eran breves. Las visitas eran escasas. Básicamente se habían estancado.

A los dos años y once meses de su endeble matrimonio, Chanyeol se paró en su habitación, mirando a su perfecto yo en el espejo. Se arregló los puños de la camisa y perfeccionó su cabello. Miró la hora y vio que estaba a horario, pero sin un solo minuto que desperdiciar. Mas a pesar de su rutina estricta, no pudo evitar sentarse en el borde de su cama, exhalando un profundo suspiro mientras observaba la pared desnuda.

Su corazón se sentía aplastado y le había tomado semanas, tal vez un mes, auto-diagnosticarse su problema: inseguridad. Luchó contra el horrible pensamiento de ya no estar enamorado de su esposo, pero a medida que los días transcurrían, se daba cuenta de que no podía seguir negándolo.

Se sentía solo, pero Baekhyun estaba muy fuera de su alcance. Chanyeol sabía que aún amaba al autor de cabello castaño, a quien a veces veía en los periódicos u online, pero sabía que no se sentía igual que antes. No habían hecho el amor en meses. Baekhyun raramente lo visitaba. Las noches de citas nunca ocurrían, porque no eran posibles con sus horarios. De hecho, si Chanyeol se ponía a pensar, veía más a Baekhyun en sus cortas y poco frecuentes videollamadas que en persona.

Volteó la cabeza y miró hacia su cama vacía. Lo extrañaba. Extrañaba la atracción, las actividades, todo. La distancia era una cosa. La soledad, otra. La falta de comunicación había presagiado el final, pero fue aquel sentimiento de angustia en el corazón de Chanyeol el que terminó de sentenciar la condena.

[Parte 2]

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