Chanyeol no dice mucho durante la hora del almuerzo. Aquello no es completamente inusual dado el hecho de que, normalmente, su única preocupación es embucharse la mayor cantidad de comida que pueda en el lapso de media hora. Hoy, sin embargo, apenas sí está comiendo algo, y su cara se encuentra contorsionada en una expresión de infelicidad.
Baekhyun se da cuenta, pero no hay nada realmente que pueda hacer. Sabe que Chanyeol hace pucheros a veces cuando las cosas no salen exactamente como pretende, y si hubiera sido cualquier otra persona menos Kim Jonghyun, Baekhyun sin duda habría aceptado su oferta.
Pero es Kim Jonghyun, y a Chanyeol no le va a quedar más remedio que aguantarse. Se le pasará para mañana, Baekhyun está seguro.
Porque conoce a Chanyeol mejor que nadie.
Son mejores amigos desde hace un tiempo largo. Chanyeol se había mudado a la casa de al lado hacía casi diez años. Al principio, Baekhyun odiaba al chico porque era cargoso y siempre lo seguía a todas partes, rogándole que jugaran juntos. Se acuerda de haberle preguntado a Chanyeol por qué nunca jugaba con ninguno de los otros chicos, tras lo cual el otro le respondía siempre lo mismo:
-Nadie más quiere jugar conmigo.
Incluso a los seis años, cuando se supone que uno sea salvaje y libre y malvado con quien le dé la gana, Baekhyun no podía negársele al chico. Así que lo toleró. Cuando los otros niños querían jugar con Baekhyun, él llevaba a Chanyeol, y de pronto ya nadie quería seguir jugando. Se preguntaba qué tendría Chanyeol que hacía que los demás le dieran la espalda.
Por supuesto, era raro, ¿pero acaso no lo son todos los niños? Claro, Chanyeol era más alto que la mayoría de los de su edad y sus ojos estaban saltones casi las veinticuatro horas del día, pero Baekhyun no creía que fuera tan raro.
Supuso que Chanyeol era simplemente el chico desafortunado: ese a quien todos los demás rechazaban sólo porque podían.
Baekhyun intentaba jugar con los otros. Se juntaba con Chanyeol un rato y luego, sin mucha sutileza, trataba de escabullirse hacia el otro lado del parque de juegos, pero entonces Chanyeol ponía ese puchero. Y sus ojos raros se entristecían y lucía tan absolutamente lastimero que Baekhyun regresaba con él, con la cabeza gacha en señal de derrota.
Recuerda haber pasado la mayor parte de su infancia nada más tratando de escapar de Chanyeol. Siempre se encontraba deseando que él se mudara o que mágicamente encontrara un nuevo amigo para que Baekhyun finalmente pudiese ser libre de hacer lo que quisiera. En retrospectiva, no puede creer lo cretino que fue, hasta para alguien de seis años.
Y luego recuerda cuando Chanyeol de verdad se mudó, a finales de la escuela primaria. Recuerda ese verano como el más solitario que pasó. Para su sorpresa, extrañaba la constante molestia del chico estúpido.
Y más adelante, como por obra del destino, llegó el primer día de secundaria y ahí estaba Chanyeol. Y cuando vio a Baekhyun, era todo arcoiris y sonrisas. Y Baekhyun no pudo evitar sonreír también.
Desde entonces, estuvieron casi siempre juntos. A Baekhyun realmente le gustaba el hecho de que, al final del día, sabía que Chanyeol era su mejor amigo y el de nadie más, y que seguiría siendo así por un largo, largo tiempo.
Pero luego, comenzaron a suceder cosas que no habría podido vaticinar ni en mil trillones de años.
Chanyeol se volvió algo… popular.
Seguía llevándoles una cabeza de altura a todos los de su mismo año. Los demás le rogaban que se postulara para entrar al equipo de básquet de la escuela y Baekhyun, quien, muy pagado de sí mismo, creía que su mejor amigo jamás haría tal cosa, se llevó la conmoción de su vida cuando Chanyeol no solo consiguió entrar al equipo, sino que se volvió el base principal.
Huelga decir que Baekhyun no estaba complacido con ese acontecimiento. Se había hecho amigo de un par de personas por su cuenta, pero el hecho de que Chanyeol, el niño que anduvo tras de él como un cachorro durante años, ahora lo estuviera prácticamente ignorando, no le cayó nada bien.
Tan pronto como la temporada de baloncesto acabó, Baekhyun se abalanzó para conseguir a Chanyeol de regreso antes de que nadie más pudiera opinar nada. Sabía que estaba siendo egoísta, pero Chanyeol había dependido de Baekhyun durante años como su único amigo, y no podía desprenderse del hecho de que ya no lo necesitaran.
-¿Tanto te gusta el básquet, Yeol? -le había preguntado él-. Porque creo que, el próximo año, deberíamos hacer algo distinto en el trimestre de invierno.
Había, con éxito, conseguido hacer sentir culpable a su mejor amigo para que jamás volviese a jugar baloncesto. Se sentía como una novia celosa y demandante cuando lo rememoraba ahora, pero se alegró de haberlo hecho porque Chanyeol era de él y de nadie más, y estaría condenado si permitía que alguien se lo arrebatara.
Baekhyun necesitaba a Chanyeol. Lo había aceptado hacía mucho. Estaba seguro de que no hubiese sobrevivido la secundaria sin él. Baekhyun había luchado con su sexualidad tras entrar al sexto grado. En una época donde lo único que los varones querían era hablar sobre chicas, mirar a las chicas o incluso tocarlas, él se encontró con que no podía importarle menos.
Byun Baekhyun se olvida de muchas cosas. Pero nunca, jamás, se olvidará del día en que salió del armario frente a su mejor amigo.
Tenía catorce años, y él y Chanyeol estaban caminando de regreso a casa como siempre hacían. De pronto, sintió un peso muy grande en el pecho, como si se estuviera sofocando, así que abrió la boca y lo dejó salir. Luego, tras darse cuenta de lo que había dicho, comenzó a llorar, y un Baekhyun que llora no es una visión nada agradable. Chanyeol le palmeaba la espalda y estaban en mitad de la puta calle, y la gente les lanzaba miradas extrañas. Luego, y esa es la parte que recuerda tan claramente como si hubiera pasado ayer, Chanyeol puso sus manos sobre las mejillas de Baekhyun y le dedicó la sonrisa más brillante que recuerda haber visto jamás, y a pesar de que Baekhyun estaba llorando y sorbiendo por la nariz, Chanyeol se rió. Y luego dijo:
-¿Por qué lloras, tonto? ¡Siempre y cuando sigamos siendo amigos, no me importa!
Sí, Park Chanyeol era el mejor amigo que alguien pudiera desear.
Ahora, ya todos saben que no deben meterse con él. Las habilidades sociales de Chanyeol no son las mejores: es muy ruidoso y muy toquetón, por lo que mucha gente se aleja de él. Si alguien le grita, tendrá que vérselas con los 173 centímetros de Baekhyun en su totalidad. Chanyeol se junta con los amigos de él, y con su propio amigo raro de la clase de Cálculo Aplicado, quien según Baekhyun no representa daño alguno.
Sabe que es egoísta y a veces se siente culpable, pero Chanyeol le asegura a Baekhyun que él es el único mejor amigo que jamás va a necesitar o a querer.
Por ello es que Baekhyun se siente tal vez un poquito culpable por haberlo ignorado tan descaradamente antes.
Se gira hacia donde había estado sentado Chanyeol, solo para encontrarse con que hace rato que se fue. Enfrenta a Kai y a Sehun, curioso.
-¿Adónde fue Chanyeol?
Kai bufa y Sehun se encoge de hombros.
-Se fue hace como diez minutos -responde el primero velozmente-, pero estabas tan inmerso en Jonghyunlandia que ni lo notaste.
Los dos le están dando esa mirada. La que dice «eres un mal amigo», que siempre le lanzan cuando Chanyeol está malhumorado por algo. La sobreprotección de Baekhyun hacia Chanyeol definitivamente se les había contagiado a los demás.
«Lo superará», se dice Baekhyun. «Siempre lo hace.»
Por eso es que se pregunta por qué habrá perdido de repente el apetito, y por qué se le ha desvanecido por completo la euforia por su interacción de antes con el chico que le gusta.
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