Diecisiete - Capítulo 3

Aug 07, 2013 22:28


Durante el transcurso de la semana, Baekhyun se replanteó su estrategia de sabotaje de parejas. Decidió que definitivamente no lo haría; no caería tan bajo.

Aún así, no dejaba de pensar si realmente aquella chica merecía la pena. No le había dado una buena primera impresión, y su instinto le decía que era mejor mantenerse alejado de ella. Pero tal vez su instinto se equivocaba. Quizá Hwang Miyoung era una chica encantadora, y si se daba el tiempo de conocerla mejor, lo vería.

Tiempo al tiempo, pensó. Por el momento, eso no estaba en sus planes. Aún debía terminar de aceptar la cruda realidad antes de querer entablar conversaciones con «su rival».

El sábado siguiente despertó temprano, pese a haberse desvelado bastante viendo una película la noche anterior. Decidió dedicar algo de tiempo a sus estudios, que los tenía un poco abandonados últimamente. Con Chanyeol dando vueltas permanentemente en sus pensamientos, no lograba dar todo de sí en las clases, e incluso reprobó un par de exámenes que no eran nada complicados. Se forzó a hacer su trabajo escrito para psicología, sobre cómo creía él que la música afectaba el comportamiento de la gente.

Tras media hora pensando qué rayos poner, se frustró. Intentó estudiar algo de teoría musical, pero no se podía concentrar; estaba disperso. Así que dejó el estudio para otro día. Mañana, tal vez.

Tuvo ganas de preparar la lección que le daría a Chanyeol hoy. No le llevó mucho tiempo, ya que eran cosas muy simples, pero seguramente le exigiría a su cerebro un poco.

Luego del almuerzo, se duchó y salió a pasear, llevando consigo su cámara de fotos. Por suerte el día estaba lindo, y si bien había viento, el cielo se hallaba despejado. Hasta sentía algo de calor, aunque tal vez fuera porque se había puesto tres capas de ropa.

Al cabo de un rato, había tomado muchas fotos; casi todas de plantas y paisajes, pero de vez en cuando a alguna persona.

A la hora de verse con Chanyeol, se fue para la universidad, donde él lo esperaba sentado en la escalera de entrada, como estaba siendo costumbre.

-¡Hey! -dijo al verlo, poniéndose de pie.

-Hey -repitió él-, ¿cómo estás?

-Con las manos heladas porque olvidé ponerme guantes, ¿tú?

-Yo bien, estuve paseando y saqué muchas fotos. ¿Manos heladas? -Se miró las suyas, que estaban normales. -¡Si no hace tanto frío!

-Sí, es que yo tengo las manos sensibles, y cuando no las protejo en días fríos, se me hinchan siemp… Oh. -Se interrumpió, con súbito interés, al ver la cámara de Baekhyun colgada de su cuello. La señaló. - ¿Puedo verla?

Tras hacerle prometer que tendría cuidado al manipularla, Baekhyun la sacó de su estuche y se la prestó. Él la miró de todos lados y silbó.

-Qué linda, se ve importante y cara. Es profesional, ¿no?

-Semi-profesional -aclaró-. Saca muy bellas fotografías.

La prendió para que Chanyeol pudiera verlas, y él las pasaba con expresión de asombro.

-¡No sabía que tuvieras tanto talento para esto, Baek! -dijo con admiración-. Vaya, mira esta, me encanta.

Le mostró una foto que había sacado de una planta, cuyas hojas eran de distintos colores. Todo el fondo estaba desenfocado, generando un bonito contraste.

-Bueno, la imprimiré y te la enviaré -ofreció él-, ¿te gustaría?

Chanyeol sonrió y asintió, mientras seguía viendo la pantalla de la cámara, pasando de una foto a otra. Luego se puso junto a Baekhyun y le rodeó los hombros con su brazo. Apuntó la cámara hacia ellos y presionó el botón para capturar.

-¡Sonríe! -dijo antes.

-¡Espera! No le has quitado la tapa al objetivo. -Baekhyun lo soltó con un movimiento, y Chanyeol volvió a sacar la foto.

El resultado había sido una imagen suya sonriendo, mostrando todos los dientes, y Baekhyun con una media sonrisa, ya que retratarse no le gustaba para nada, y de hecho lo incomodaba.

-Salimos hermosos -murmuró él con sorna.

-Lo sé, gracias -respondió Chanyeol distraídamente, rotando el lente de la cámara hacia un lado y otro para hacer zoom a objetos al azar-. Esto es genial, necesito una.

Fueron a la misma aula de la semana pasada para tener la clase. Repasaron brevemente lo último que vieron, y luego le explicó todo lo que había preparado por la mañana. Después de esa clase, Chanyeol ya era capaz de leer partituras simples sin problemas. Evidentemente, había estudiando bastante también durante la semana.

Tristemente, la lección de guitarra no prosperaba con la misma rapidez que la otra; la gente decía que la guitarra era el instrumento más simple de tocar, pero a Baekhyun le tomaba una eternidad recordar dónde debía poner cada dedo para que sonaran las notas. Chanyeol se los acomodaba uno por uno en los trastes correctos, con infinita paciencia.

-No has practicado mucho durante la semana, ¿no? -preguntó él, poniendo los brazos en jarra.

Baekhyun negó con la cabeza. Había olvidado totalmente estudiar guitarra.

-Lo siento -dijo-, la verdad es que se me pasó completamente…

-Aish, qué voy a hacer contigo… -Lo miró un instante con una expresión de enojo y luego sonrió. -Es broma, es broma. Mi madre siempre dice que cada uno debe hacer las cosas a su ritmo, y estoy de acuerdo.

-Cierto, no es como si tuviéramos prisa, ¿no?

Chanyeol negó con la cabeza.

-Tenemos todo el tiempo del mundo.

Cada una de las pequeñas cosas que Chanyeol hacía le encantaban. Como que siempre estuviera peinándose con los dedos o que rascara su nariz con demasiada frecuencia; la forma en que gesticulaba exageradamente con las manos al contarle cosas, o el hecho de que siempre estuviera de buen humor. Y su sonrisa. Su rara, enorme y perfecta sonrisa.

Baekhyun sentía que por cada minuto que pasaran juntos él y Chanyeol, más feliz era. Se daba cuenta de la pseudo-obsesión que tenía por él, que cada vez se enamoraba más, pero no le importó. Y no lo habría podido controlar ni aunque hubiese querido.

Cuando llegó a casa, Baekhyun conectó su cámara a la PC, para descargar allí las imágenes e imprimirlas. No pudo evitar sonreír al ver las fotos que había tomado Chanyeol. Algunas estaban bastante movidas, o desenfocadas, o cortadas; no obstante, la que había sacado de ellos dos había salido bien, dentro de todo, y hasta incluso un rayo de sol se había colado en una de las esquinas, produciendo un bonito efecto.

Las imprimió todas en un papel especial y las pegó una por una en un grueso álbum de cuero que guardaba en su biblioteca. Sacó copias para Chanyeol también.

El invierno fue lentamente quedando atrás con el paso de las semanas; poco a poco, los árboles y plantas empezaron a florecer por doquier, y el clima se volvió algo más cálido. No demasiado, sin embargo.

La estación favorita de Baekhyun había llegado, y con ella, importantes cambios en su persona.

La amistad con Chanyeol se volvía gradualmente más profunda, y estaban teniendo como un nuevo hábito el encontrarse más de una vez a la semana. Nunca eran reuniones de más de media hora, porque las tenían luego de clases, pero aún así era tiempo suficiente para relajarse y olvidarse del peso de los estudios por un rato.

Baekhyun estaba cambiando, y lo notaba. No eran cambios negativos, sino todo lo contrario. Ya no era tan callado ni tan aburrido como antes; ahora participaba más en las conversaciones (bueno, un poco), reía y bromeaba con Jongin, e incluso ya no detestaba a Miyoung. Se habían visto en un par de ocasiones más y le caía mejor.

El contacto permanente con Chanyeol, Baekhyun estaba seguro de ello, era el factor que había generado su transición. La alegría que el menor desprendía a raudales era contagiosa, y terminó por infectarle, cual virus, todo su ser.

Un sábado de abril, se encontró con Chanyeol para la clase semanal.

-¡Baek! -saludó con énfasis.

-Hey, Yeol, ¿qué tal?

El chico puso cara de sorpresa.

-¿«Yeol»? -preguntó, con una risita-. ¿Desde cuándo me dices así?

Baekhyun se sonrojó un poco, deseando con fuerza que Chanyeol no lo hubiera descubierto.

-Eh… Sí -dijo incómodo-… Me gusta cómo suena. E-es corto. No creí que te molestara.

-¡No me molesta, me gusta! -exclamó él, despeinándolo con facilidad-. A ver, yo debería pensar algún apodo para ti… ¿Hyunnie? Mmm… no, es muy femenino.

A Baekhyun le había gustado, pero no dijo nada.

-¡Ah, ya sé, ya sé! Bruce Lee porque también haces artes marciales…

-Bruce Lee hacía kung fu, y yo hapk…

-¡No, no! «Baekthoven», porque tocas el piano y de él fue la obra que tocaste, ¿no?

-Uhm, pero… No, me hace pensar más en el perro que en el compositor -contestó él, secretamente feliz de que Chanyeol recordara su interpretación en público-. ¿Y si mejor me llamas Baek y ya? Me gusta, así me llaman mis mejores amigos.

-Es aburrido ese apodo, pero bueno, si quieres… -Se resignó, intentando poner una expresión desganada, pero sin poder ocultar la alegría en sus ojos por esas últimas palabras.

Baekhyun sonrió y lo hizo ingresar a la universidad, caminando cerca de él. Podía sentir el aroma de su cabello, pese a la diferencia de altura.

-¿Qué planeas enseñarme hoy? -quiso saber Chanyeol, abriendo la puerta del aula.

«Todo», estuvo tentado de decirle, pero se contuvo.

-Una nueva clave. Hasta ahora sólo hemos estado leyendo en la de sol.

-¿Qué? ¿Hay más? -preguntó con expresión de alarma-. Con suerte puedo leer en esa…

-No exageres, lees muy bien porque estudias seguido. Y hay tres claves, sí, pero no te preocupes. Si yo puedo, no veo por qué tú no. Aprendiste cuatro instrumentos por tu cuenta, ¿o no? -lo animó.

Chanyeol intentó no parecer muy satisfecho de sí mismo, pero no era bueno disimulando sus emociones, y enseguida se le dibujó una sonrisa.

-¿A un noraebang? Pero nunca he ido a uno; no sé cantar bien -le dijo Chanyeol un día, cuando Baekhyun le soltó la idea de ir.

-Ah, ¿y yo sí?

-¡Y yo sí! -repitió él, lanzando los brazos al aire, fingiendo exasperación-. ¿En serio preguntas? Te he escuchado cantar, tu voz es como… -Hizo una breve pausa. -Es buena, o sea, llegas muy alto y afinas.

No era muy ocurrente a la hora de pensar cumplidos para los demás. A Baekhyun no le importó en lo más mínimo porque le acababa de decir que le gustaba su voz.

-¿En serio lo piensas, Yeol? Nunca me he escuchado cantar.

-Pues escúchate algún día, vas a ver. No sé cómo no se te ocurrió estudiar canto en vez de piano. Y bueno, sí, vamos al noraebang. Será divertido, supongo. ¡Al menos no habrá gente que me oiga!

Esa noche, se dirigieron allí. Había uno grande cerca de la zona céntrica (aunque en Seúl todo era zona céntrica), con habitaciones amplias y comida. Y tenían hambre, porque fueron luego de su clase de música, así que llevaban varias horas sin comer nada.

La gente del lugar les dio de regalo una botella de champagne, porque aparentemente era un obsequio que hacían a los clientes en fines de semana. Ninguno de los dos acostumbraba tomar alcohol, pero qué demonios. Era sábado, pensó Baekhyun. Y era sólo una botella de champagne. No tenía tanto contenido alcohólico como el soju o el whisky.

Fue bastante entretenido. Baekhyun tampoco había ido nunca a un lugar así. Comenzó cantando él (luego de llenarse con algunos snacks), mientras Chanyeol lo escuchaba sentado en un sofá, atiborrándose de Doritos a la vez que aplaudía. Sentía que el alcohol lo desinhibía un poco. No tanto, pero le daba una sensación de cosquilleo en su interior, como cuando uno está muy feliz o ansioso.

Luego le tocó al menor. Eligió una canción al azar, y salió Loner, del rapero Outsider. Considerado el más rápido del mundo por toda Corea. Baekhyun silbó.

-Ooooh, no pensarás rapear eso, pequeño dongsaeng.

Chanyeol lanzó una risita y dijo, con tono de presumido:

-¿Es un desafío lo que oigo?

Presionó el botón de play con un gesto florido y altanero. Cuando la canción empezó, no tuvo problemas para seguirle el ritmo; hasta se movía al compás. Hubo incluso una pausa larga donde tomó aire. Baekhyun estaba impresionado de que lo hubiera logrado hasta ahí. Pero en la segunda parte, cuando la velocidad aumentó notoriamente, Chanyeol terminó enredándose y no pudo seguir porque se tentó de la risa.

-Ah -dijo, respirando con fuerza-, ¿quién puede hacer eso? Es imposible.

-Parece que Don Superior perdió el desafío, ¿eh? -comentó Baekhyun como quien no quiere la cosa, riendo también.

-Bueno, sí, lo admito. Perdí… ¿Cuál será su castigo, oh dios del canto? -dijo él con dramatismo, poniéndose una mano sobre la frente.

Baekhyun le hizo una seña para que se acercara y se sentara a su lado en el sofá. El muchacho se sentó, y Baekhyun lo miró fijamente. Tal vez Chanyeol supuso lo que estaba por hacer, porque su expresión cambió de alegría a ligero asombro. Estaba completamente serio. Sin embargo no se movió del lugar; quedó pasmado.

Sin duda aquello era efecto del alcohol, que suprimía sus barreras de autocontrol, supo Baekhyun. Su corazón latía fuertemente, y le pedía que besara a Chanyeol de una vez por todas. Lo había estado deseando tanto tiempo, y ahora no había nadie que pudiera impedírselo. Nadie que los viera, tampoco. Y ya había estado conteniéndose por mucho tiempo. Demasiado.

Detente, Baek, vas a arruinarlo todo, le dijo su voz interior. En esa fracción de segundo, la pequeña área racional que le quedaba en el cerebro supo que era cierto. No podía besar a Chanyeol; no podía arriesgarse a que se enfadara y no quisiera volverlo a ver. Pero ya estaba en movimiento, acercándose hasta su rostro. Ya era obvio lo que iba a hacer.

Disimuló como pudo, pese a tener la cara roja de vergüenza (aunque bajo aquellas luces tenues de la habitación, no se notaba), y acercó los labios a su oído, como si le fuera a contar un secreto o algo. Pero no supo qué decirle, entonces simplemente le sopló con fuerza. Chanyeol se retorció, molesto.

-Qu- ¡Ah!, ¿qué haces? -dijo, apartándose con rapidez y poniéndose de pie, a la vez que se frotaba la oreja.

-Eh… ¿Tu castigo? El Soplido Infernal-replicó Baekhyun, intentando que su voz no temblara y poniendo expresión de obviedad. Sentía que su cara seguía ardiendo.

-A-ah…

El resto de la noche fue… raro. Incómodo. Actuaban ambos con normalidad, pero se notaba la tensión en el ambiente; era casi palpable. Chanyeol no hablaba tanto; sin duda se había dado cuenta de las intenciones que había tenido antes y ahora estaba enfadado. Cada vez que le hablaba era conciso, y lo hacía sin verlo a los ojos.

Ay, Baekhyun. ¿Por qué has tenido que hacerle caso a tus hormonas en vez de quedarte quieto? Deseó que la tierra lo tragara; no podía ni mirar a su amigo a la cara.

Se fueron un rato después. Baekhyun no tenía ánimos para seguir cantando, luego de haber arruinado la noche para ambos… ¿La noche? Había arruinado su vida; ahora todos los días despertaría sintiéndose un idiota, y cada encuentro con Chanyeol sería embarazoso.

Era tarde. Medianoche o más, seguro. Había pocos autos circulando por la avenida, y casi nadie, además de ellos, estaba caminando por allí. Soplaba algo de viento, y el cielo estaba casi enteramente cubierto.

Caminaban en silencio; Baekhyun no sabía qué decir. ¿Debía pedirle disculpas? ¿O era mejor quedarse callado y fingir que nada había sucedido? Decidió no hablar. Conociéndose, si se ponía a hablar estando nervioso arruinaría más las cosas.

Chanyeol iba a su lado, también taciturno. ¿En qué pensaría? Seguramente no querría continuar viéndolo ni tener más lecciones con él. No le volvería a enviar mensajes ni a hablarle cuando se lo cruzara por la calle.

Bien hecho, Byun Baekhyun. Eres el estúpido más grande del planeta ahora mismo.

Podía oir la fuerte respiración de su (¿ex?) amigo, en la quietud de la noche.

Llegaron hasta un cruce de dos avenidas y Chanyeol, finalmente, articuló palabra:

-Bueno, me voy.

En su voz no había rastro de su jovial forma de hablar.

-Adiós, Yeol, nos vemos -dijo Baekhyun, con cierta tristeza indetectable en las palabras.

-Gracias por lo de hoy…

-No, gracias a ti por acompañarme. -Sintió que tenía que decirle algo al respecto o explotaría. -Oye, Yeol, lament…

Pero sus palabras se vieron interrumpidas súbitamente, porque Chanyeol se inclinó un poco y lo besó en la mejilla. Lo besó. En la mejilla. No pudo evitar jadear ante la sorpresa.

Chanyeol le dio una mirada y luego, aprovechando que el semáforo estaba verde, cruzó y rápidamente se perdió de vista, mientras Baekhyun, helado, lo veía irse. No entendía qué demonios acababa de pasar.

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