Reto: Especial “Los 30 son los nuevos 20”.
Título: Ser yo.
Personajes: Draco/Harry.
Raiting: K.
Resumen: Draco se siente en las nubes cuando Alan, el asistente de su diseñador, le da el catálogo de Young Men’s.
Ser yo
―Ser yo es fantástico, ¡de verdad!
―¿Y por qué lo dices?―preguntó Harry mientras se sirve un vaso con jugo.
―Es que ayer sentí como si me renovaran completamente. Ya ves que fui con el diseñador, pues bien, Marc, para variar, no estaba. Y como no pensaba volverme a pasar por allí hasta dentro de dos semanas, tuve que conformarme con que me atendiera su asistente.
―Ajá, ¿y era guapo?―dijo Harry ligeramente molesto. Odiaba que Draco anduviera por allí coqueteándole a medio mundo, aún sabiendo que el corazón del rubio era completamente suyo.
―Pues―respondió Draco pensativo― no era feo. Pero, nos estamos desviando del punto―agregó, antes de que la lucha campal de celos comenzara―. Pues estaba esperando pacientemente a que me trajera el catálogo de la temporada. Alan, que es como se llama el ayudante de Marc, me dio, por fin después de varios minutos de espera, el catálogo, pero, me dio el equivocado, ¡me dio el de Young Men’s!―Draco rió, Harry se mantuvo impasible por el resto de la historia, pensando que Draco seguramente había explotado por tal incompetencia.
―Y ya sabes cómo soy yo―continúo Draco― desesperado y frenético, ya estaba a punto de gritarle al chico, pero decidí calmarme y tomármelo con filosofía. Alan nada más se estaba dejando guiar por mi imagen. Así que le dije que esto era una equivocación, que yo buscaba el otro catálogo y él tan sólo atinó a decirme atropelladamente: “Lo siento, es que en serio pensé que tenías como veinte, ¡qué tonto, hasta te estoy tuteando! Perdón”. Pero claro, no lo culpo, los 30 son los nuevos 20.
―Qué raro, a mí también me ha atendido ese tipo―Harry puso cara de “que por cierto me cae en la punta del hígado”― y ni siquiera la primera vez se equivocó en darme la moda de esa temporada. A mí se me hace que te estaba flirteando.
―Bueno, Harry―contestó Draco condescendiente―, es que no todos tienen la fortuna de gozar del cuerpo escultural que yo tengo, ni de la belleza excepcional de mi cara. La verdad es que Alan no tiene la culpa de que te veas tan viejo.
Harry entrecerró los ojos, visiblemente fastidiado por el comentario.
―Oye, ya que estás por allí, ¿me puedes traer un poco de agua?, es que tengo un dolor de espalda que, ¡joder!, me está matando.
Harry sonrió con prepotencia.
―¡Oh, cariño, me encantaría! Pero ¿sabes?, mis articulaciones me duelen y los pies están que no los aguanto. Me es imposible llegar hasta tu lugar sin sentir que cada partícula de mi cuerpo duele. Tú que estás joven y sólo sufres de un insignificante dolor de espalda, deberías pararte y venir por él.
Harry se encaminó a las escaleras, con una sonrisa triunfal en los labios, mientras Draco, echado en el sillón, lo miraba con cara de reproche.
Fin.
*Perdón si hay errores*