Reto #1: La Astucia de la Serpiente
Título: La Astucia de la Serpiente
Pareja/personajes: Sirius Black/Draco Malfoy
Warnings: Sin betear.
Género: Slash
Clasificación: PG-13
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc.
Autora: roo_lp
Sirius contó hasta diez mentalmente y respiró profundamente, al tiempo que anotaba la tarea para la clase siguiente en el pizarrón, con unos pocos movimientos de la varita.
Sirius no necesitaba ser muy perceptivo para sentir como un par de ojos le perforaban el trasero con la mirada. Ni siquiera tenía que girar para saber quién era el descarado, tampoco. Ninguna de sus alumnas era tan persistente como él, pero tampoco ninguna de ellas llamaba su atención como sí lo hacía el chico rubio y esbelto que se sentaba todas las clases en la primera fila para poder observarlo sin nada que se interpusiera en su camino.
No era que Sirius no estuviera acostumbrado a que sus alumnos (tanto mujeres como varones, para su sorpresa) coquetearan con él o lo miraran como si fuera comestible. Siruis siempre había sido muy apuesto, y eso no había cambiado ni siquiera después de su estancia en Azkaban. Él no le daba mucha importancia, después de todo, enseñarles a chicos de diecisiete años implicaba soportar cosas como esta y muchas más, sobre todo cuando las otras opciones incluían a Mcgonagall y Snape. Era evidente que toda la atención estudiantil recaería sobre su persona.
Esto, sin embargo, era algo diferente. Draco no solo era su alumno, sino que además era su jodido primo, y, para completar la desgracia de Sirius, era demasiado sexy para su propio bien, y el muy bastardo lo sabía y lo usaba a su favor.
-Malfoy, espero que ya hayas terminado de copiar la tarea, porque si sigues hablando con Zabinni, me veré en la obligación de agregarle algunos cuantos centímetros a tu ensayo sobre banshees. -lo que en realidad Sirius había pensado no tenía nada que ver con banshees, y mucho que ver con Malfoy tendido semi desnudo en su escritorio mirándolo como había estado haciendo durante toda la clase, pero eso Sirius no iba a confesarlo ni bajo amenaza de muerte.
A pesar de la advertencia, el rubio sonrió como si hubiera ganado la Copa de Quidditch y respondió suavemente, arrastrando las palabras de esa forma que hacía que Sirius solo quisiera callarlo hasta que lo único que pudiera decir fuera su nombre.
-Sí, lo siento profesor, haré lo que usted desee.
Sirius volvió su atención a la clase, mientras maldecía mentalmente a todos los Black que recordaba; sin ninguna duda esto tenía que ser algún maleficio de su familia. Malditos Black y maldito Malfoy, para crear un modelo tan perfecto de todo lo que Sirius deseaba y no podía tener.
Justo cuando la campana sonó y Sirius pensaba que había sobrevivido otro día más a lo que había declarado como su “pequeño problema”, una voz demasiado conocida le habló, demasiado cerca para su gusto.
-Profesor, ¿puedo hablar con usted? -tratando de ocultar el sobresalto que recorrió todo su cuerpo al escucharlo, Sirius se alejó unos pasos del rubio y se sentó en el escritorio. Primer gran error.
- ¿Malfoy, no estás llegando tarde a ninguna clase? No quiero que luego venga Snape a decirme que es mi culpa que estés retrasado en alguna materia.
-No se preocupe profesor, Slytherin tiene dos horas libres hasta la próxima clase. Además, le prometo que no le voy a quitar mucho tiempo. -la sonrisa de falsa inocencia decía todo lo contrario, pero Sirius no podía hacer nada. Suspiró, y mientras guardaba sus cosas, respondió.
-Sí, bueno, entonces dime qué sucede, porque yo sí tengo que dar clase en la próxima hora. ¿De qué querías hablar? -La sonrisa de Draco ahora era completamente diferente, y comenzó a hablar mientras que se acercaba lentamente hacia donde Sirius se encontraba, acorralándolo de a poco detrás del escritorio.
-Me preguntaba si no podría darme alguna clase de apoyo para su materia, porque creo que eso podría mejorar muchísimo mi rendimiento en clase. -Así que ahí era a donde quería llegar. Mocoso insolente, ¡como si Sirius no supiera que Draco no tenía ninguna dificultad con Defensa contra las Artes Oscuras!
-No creo que algo así vaya a ser necesario, Malfoy, no sé de qué estás hablando.
-Sí profesor, pero estuve hablando con el profesor Snape, y me dijo que necesitaré un Extraordinario en Defensa si quiero ser un Inefable en el futuro. -Sirius lo miró mal y luego de unos segundos de silencio, suspiró derrotado. Era sabido por todos que los profesores estaban obligados a ofrecer clases de apoyo para aquellos alumnos de sexto y séptimo que necesitaran conseguir ciertas calificaciones para poder ingresar a la carrera que desearan. Sirius no podía negarse, y Draco lo sabía. Jodido Malfoy.
-Bueno, en ese caso, tendríamos que arreglar los horarios y los días. -El brillo en los ojos del menor no anunciaba nada bueno para Sirius, pero este intentó ignorarlo, repitiéndose mentalmente que él no iba a caer en la trampa de un niñato como Malfoy.
-Yo tengo libres los martes y jueves, a partir de las siete de la tarde, justo después de la práctica de Quidditch.
Draco Malfoy, recién salido de la ducha, con el cabello húmedo y ese perfume que volvía loco a Sirius, sonriéndole y haciéndole ojitos durante toda una hora. Maldición, ya estaba jodido.
-Entonces te veré en mi despacho el jueves que viene, Malfoy. Y más te vale que vengas preparado, porque lo que te espera no va a ser nada fácil.
A pesar de la amenaza, Draco sonrió maliciosamente, y se acercó lo suficiente como para que Sirius pudiera sentir el calor que emanaba de su cuerpo justo antes de irse.
-Ya lo creo que no, profesor. No esperaba nada menos. -con esas palabras resonando en su mente, Sirius se dijo que tal vez no fuera tan terrible como había pensado en un primer momento. Después de todo, ¿desde cuándo Sirius Black respetaba las normas del colegio?
Pareja/personajes: Sirius Black/Draco Malfoy
Warnings: Sin betear.
Género: Slash
Clasificación: PG-13
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc.
Autora: roo_lp
Sirius contó hasta diez mentalmente y respiró profundamente, al tiempo que anotaba la tarea para la clase siguiente en el pizarrón, con unos pocos movimientos de la varita.
Sirius no necesitaba ser muy perceptivo para sentir como un par de ojos le perforaban el trasero con la mirada. Ni siquiera tenía que girar para saber quién era el descarado, tampoco. Ninguna de sus alumnas era tan persistente como él, pero tampoco ninguna de ellas llamaba su atención como sí lo hacía el chico rubio y esbelto que se sentaba todas las clases en la primera fila para poder observarlo sin nada que se interpusiera en su camino.
No era que Sirius no estuviera acostumbrado a que sus alumnos (tanto mujeres como varones, para su sorpresa) coquetearan con él o lo miraran como si fuera comestible. Siruis siempre había sido muy apuesto, y eso no había cambiado ni siquiera después de su estancia en Azkaban. Él no le daba mucha importancia, después de todo, enseñarles a chicos de diecisiete años implicaba soportar cosas como esta y muchas más, sobre todo cuando las otras opciones incluían a Mcgonagall y Snape. Era evidente que toda la atención estudiantil recaería sobre su persona.
Esto, sin embargo, era algo diferente. Draco no solo era su alumno, sino que además era su jodido primo, y, para completar la desgracia de Sirius, era demasiado sexy para su propio bien, y el muy bastardo lo sabía y lo usaba a su favor.
-Malfoy, espero que ya hayas terminado de copiar la tarea, porque si sigues hablando con Zabinni, me veré en la obligación de agregarle algunos cuantos centímetros a tu ensayo sobre banshees. -lo que en realidad Sirius había pensado no tenía nada que ver con banshees, y mucho que ver con Malfoy tendido semi desnudo en su escritorio mirándolo como había estado haciendo durante toda la clase, pero eso Sirius no iba a confesarlo ni bajo amenaza de muerte.
A pesar de la advertencia, el rubio sonrió como si hubiera ganado la Copa de Quidditch y respondió suavemente, arrastrando las palabras de esa forma que hacía que Sirius solo quisiera callarlo hasta que lo único que pudiera decir fuera su nombre.
-Sí, lo siento profesor, haré lo que usted desee.
Sirius volvió su atención a la clase, mientras maldecía mentalmente a todos los Black que recordaba; sin ninguna duda esto tenía que ser algún maleficio de su familia. Malditos Black y maldito Malfoy, para crear un modelo tan perfecto de todo lo que Sirius deseaba y no podía tener.
Justo cuando la campana sonó y Sirius pensaba que había sobrevivido otro día más a lo que había declarado como su “pequeño problema”, una voz demasiado conocida le habló, demasiado cerca para su gusto.
-Profesor, ¿puedo hablar con usted? -tratando de ocultar el sobresalto que recorrió todo su cuerpo al escucharlo, Sirius se alejó unos pasos del rubio y se sentó en el escritorio. Primer gran error.
- ¿Malfoy, no estás llegando tarde a ninguna clase? No quiero que luego venga Snape a decirme que es mi culpa que estés retrasado en alguna materia.
-No se preocupe profesor, Slytherin tiene dos horas libres hasta la próxima clase. Además, le prometo que no le voy a quitar mucho tiempo. -la sonrisa de falsa inocencia decía todo lo contrario, pero Sirius no podía hacer nada. Suspiró, y mientras guardaba sus cosas, respondió.
-Sí, bueno, entonces dime qué sucede, porque yo sí tengo que dar clase en la próxima hora. ¿De qué querías hablar? -La sonrisa de Draco ahora era completamente diferente, y comenzó a hablar mientras que se acercaba lentamente hacia donde Sirius se encontraba, acorralándolo de a poco detrás del escritorio.
-Me preguntaba si no podría darme alguna clase de apoyo para su materia, porque creo que eso podría mejorar muchísimo mi rendimiento en clase. -Así que ahí era a donde quería llegar. Mocoso insolente, ¡como si Sirius no supiera que Draco no tenía ninguna dificultad con Defensa contra las Artes Oscuras!
-No creo que algo así vaya a ser necesario, Malfoy, no sé de qué estás hablando.
-Sí profesor, pero estuve hablando con el profesor Snape, y me dijo que necesitaré un Extraordinario en Defensa si quiero ser un Inefable en el futuro. -Sirius lo miró mal y luego de unos segundos de silencio, suspiró derrotado. Era sabido por todos que los profesores estaban obligados a ofrecer clases de apoyo para aquellos alumnos de sexto y séptimo que necesitaran conseguir ciertas calificaciones para poder ingresar a la carrera que desearan. Sirius no podía negarse, y Draco lo sabía. Jodido Malfoy.
-Bueno, en ese caso, tendríamos que arreglar los horarios y los días. -El brillo en los ojos del menor no anunciaba nada bueno para Sirius, pero este intentó ignorarlo, repitiéndose mentalmente que él no iba a caer en la trampa de un niñato como Malfoy.
-Yo tengo libres los martes y jueves, a partir de las siete de la tarde, justo después de la práctica de Quidditch.
Draco Malfoy, recién salido de la ducha, con el cabello húmedo y ese perfume que volvía loco a Sirius, sonriéndole y haciéndole ojitos durante toda una hora. Maldición, ya estaba jodido.
-Entonces te veré en mi despacho el jueves que viene, Malfoy. Y más te vale que vengas preparado, porque lo que te espera no va a ser nada fácil.
A pesar de la amenaza, Draco sonrió maliciosamente, y se acercó lo suficiente como para que Sirius pudiera sentir el calor que emanaba de su cuerpo justo antes de irse.
-Ya lo creo que no, profesor. No esperaba nada menos. -con esas palabras resonando en su mente, Sirius se dijo que tal vez no fuera tan terrible como había pensado en un primer momento. Después de todo, ¿desde cuándo Sirius Black respetaba las normas del colegio?