Título: Grandes cosas
Personaje: Lucius, Draco, Narcissa, mención de Harry
Rating: PG13
Género: Slash
Advertencias: Solo por un par de malas palabras le he puesto PG13
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc. Nadie gana ningún beneficio económico con esta historia ni se infringen deliberadamente derechos de autor.
Cuando nació Lucius Malfoy tenía todas sus esperanzas en el pequeño niño tan rubio como todos sus ancestros y como tal grandes cosas se esperaban de él.
No tenía palabras para describir lo maravilloso que se sentía al tener en sus brazos a ese pequeño ser que seguiría su legado
A los once años Lucius Malfoy guiaba a su hijo, Draco por el andén 9 ¾ que lo llevaría rumbo a la gloria que se encontraba en Hogwarts. Nunca dudo que Draco seria alguien grande como todo Malfoy que pisaba ese colegio.
Conforme fueron pasando los años, Draco demostró ser muchas cosas, no todas buenas para deshonra de la familia Malfoy.
Cierto fue que a su hijo le toco vivir una guerra siendo muy pequeño y que intento por todos los medios proteger a su madre y a él mismo cuando él, Lucius había fallado.
Después de la guerra y Merlín sabe cómo es que lograron evitar Azkavan, Draco y su mujer demostró que eran mejor que él mismo.
Lucius estaba tranquilo, o todo lo tranquilo que se puede estar después de salvar dos guerras, ya se siente viejo y con ganas de dejar todos los negocios familiares a su hijo.
Después de la guerra, Lucius nunca se inmiscuido en la vida de su hijo pero cuando llego el día en que tenía que continuar la línea de sangre, casándose con una bella bruja y de sangre pura preferentemente. Draco le sorprendió diciendo que él no seguiría los negocios familiares, bueno no al cien por ciento por lo menos.
Ah Lucius casi le da un infarto, lo que dos guerras no lograron su hijo lo iba a hacer con un par de decisiones.
Narcisa le dijo que lo mejor era dejarlo estar, ya bastante le arruinaron parte de su niñez y su juventud. Lucius quiso protestar pues quien le arruino la vida fue el con sus malas decisiones pero un solo vistazo a la mujer le hizo entender que ella también erro al ser tan pasiva hasta que vio que podía perder a su hijo para siempre.
En el cumpleaños treinta Draco demostró no solo ser un magnifico representante de su casa sino que supo cómo recuperar el respeto por su nombre por sus propios medios, cierto es que Draco sea el profesor de pociones en Hogwarts no era un trabajo digno para un Malfoy, y menos trabajar bajo órdenes de un pusilánime Ravenclaw que solo Circe sabe cómo logro ser Director de ese colegio. Esa fue la primera sorpresa que casi lleva a la tumba al gran Lucius Malfoy, que su hijo se convirtiera en un simple profesor.
Grandes cosas esperaba Lucius de su hijo y muy a su pesar lo estaba logrando. Lo que Lucius tiro casi por la borda, Draco lo estaba recuperando y siendo solo un profesor de Posiciones.
Draco alguna vez le dijo a su padre que la mejor forma de gobernar el mundo magino no s con la fuerza. ¿Para qué ensuciarte las manos si otros pueden hacerlo por ti?
En ese entonces no entendió muy bien lo que su hijo quería decir pero ya Draco tenía una muy buena reputación y al parecer todos esos nefastos futuros magos le adoraban y hacían lo que él quería.
- Padre, puedes lograr más con miel que con hiel
Le dijo un día su hijo, y seguía sin comprender.
Cuando Draco cumplió treinta y dos años vino su segundo conato de infarto y es que: por Morgana, Circe y todos los magos y brujas que esa no se la veía venir.
Draco les dijo que el día de su cumpleaños no quería fiesta, solo una cena íntima entre ellos y “su novio” ¡SU NOVIO! No que esté en contra de ese tipo de relaciones pero vamos que él quería un nieto y sentir lo que sintió cuando tuvo a Draco en brazos.
No hubo problema con el que Draco prefiriera las varitas que los calderos, total, él en sus tiempos de juventud tuvo sus amoríos con cierto mago que… bueno no venía al caso.
Su segundo conato de infarto casi se lo lleva a un mejor mundo o como prefiera verse, y es que el flamante novio no era otro que el maldito niño que vivió para hacerle la vida de la patada a Lucius.
Aun no podía creer que el puto niño que vivió estaba enredado con su hijo. ¡Con su pequeño hijo! Y es que a estas alturas de la vida ya Lucius estaba presentando las secuelas que dejan las maldiciones vividas de dos guerras y un par de infartos.
Pero su hijo se acercó a él y sin un ápice de remordimiento se sentó en su cama viéndolo intentar sobrevivir a ese maldito infarto y le dijo:
- Padre, acaso no te dije que se puede obtener más miel. Harry me ha prometido que cuando sea ministro, que Merlín sabe será dentro de poco, yo poder hacer lo que quiera y vale la opinión de sus amigos
Y después de eso solo le sonrió como la serpiente retorcida que se precia ser, sino que le informo que él estaba pensando muy seriamente llegar a ser el director de Hogwarts en un futuro, de preferencia no muy lejano.
Quien sabe que se puede meter en esas mentes jóvenes, con la gente correcta y colocada en lugares estratégicos. Claro que correcta parta ellos.
Lucius sabía que Draco seria alguien grande cuando a los once años partió a Hogwarts, pero honestamente no pensaba que sería de esa forma.
Sonrió agradecido, su hijo no era tan torpe como él y logro con sutileza lo que él ni con fuerza lograría.