Jun 05, 2011 19:20
Todo paso muy rápido.
Ella no lo vio venir.
Draco, su Draco, había estado llorando. No era raro últimamente pero una no se podía acostumbrar a ello porque cuando Draco lloraba se deshacía ante sus ojos y cuando terminaba no era nada más que un chico asustado y perdido.
A ella no le gustaba eso, quería que volviera a ser el chico fuerte y molesto que le gritó un buen consejo “deja de dar lastima de ti misma” la primera vez que la vio. Quería, necesitaba, que volviera a ser el de antes y ella siempre trataba de recoger sus pedazos y unir su atormentada alma para que pudiera ser quien debía ser frente a otros.
Pero eso llevaba tiempo y Draco no tenia eso. Él no era como ella.
Él todavía vivía. Y era una lástima porque ella había sido la única a la que le había dejado ver esas partes escondidas y dulces que se persistentemente se esforzaba por ocultar bajo capas y capas de estupidez.
Porque con ella él era amable. Porque él la escuchaba y le daba consejos. Porque le había enseñado como asustar a los otros fantasmas que la molestaban. Porque con ella los prejuicios de sangre no importaban. Porque él la tomaba de la mano sin tocarla de vez en cuando y ella casi podía sentirlo.
Porque nunca le había dicho las veces que había llorado en silencio no poder estar viva y a su lado.
Entonces entró Harry, siendo como siempre un salvador y rompió el perfecto y cálido envoltorio que contenía el alma de Draco. Su sangre se derramo mezclándose con el agua de sus lagrimas, las de ambos. Y Draco la miro a ella, asustado.
Myrtle lo vio todo claro entonces, él se quedaría a su lado si ella iba a buscarlo. Eso no era tan difícil. Lo traería al mundo de los vivos y podría abrazarlo, tocarlo, consolarlo, besarlo…
Y serian felices. Los muertos olvidan más rápido a los vivos que los vivos a los muertos. Era una verdad sabida por todos. A Draco no le importarían los alumnos, ni sus padres, ni sus amigos, ni siquiera Potter. Él lo olvidaría todo y a todos, salvo a ella.
El pánico se arrebujo en los ojos grises y ella sonrió decidida por una vez en su no vida. Estiró el brazo hacia él y casi pudo sentir en sus dedos su aura agitándose como lo hacía cuando su dueño moría.
Su aura vibraba intensamente con cada latido esforzándose por vivir.
Ella saboreó el momento de su muerte deseando poder tocarlo con todo su corazón. Solo un poco más, solo un poco más.
Y de repente estaba gritando por ayuda. Y unos segundos más tarde los profundos cortes de la piel crema estaban sanados.
Draco estaba vivo.
La tristeza invadió su corazón como nunca antes, había renunciado voluntariamente al amor que había implorado durante toda su existencia y eso había dejado un hueco grande que nunca podría ser sanado.
El dolor se extendió por todas partes como un germen maligno infectándolo todo.
Myrtle sin embargo no lloró esa pena jamás.
Fin
autor: nekolaly,
2011: reto 8,
gen: het,
2011,
pareja: draco/otra