Reto #19: Fanfiction
Ahora sí, creo que es el último reto.
Título: Futuro
Reto: Reto #19
Autora:roo_lp
Pairing: Futuro Scorpius/Albus, menciones de Drarry
Rating: PG
Advertencias: Epílogo?
El día 1 de septiembre, la estación King’s Cross se llenaba por completo de un montón de familias de magos que, emocionados, acompañaban a sus hijos hasta el Expreso de Hogwarts para ser bienvenidos, un año más, en el colegio de Magia y Hechicería.
Una pareja de magos, venían tirando un carrito lleno de equipaje cada uno, y con dos lechuzas, una parda y otra marrón; al lado de la mujer pelirroja, venía una niña con el cabello del mismo color y unos hermosos ojos castaños. Detrás de ella, dos niños, de cabello color azabache, uno mayor que el otro, discutían:
-James, ya deja de molestarme, te dije que cuando llegue a Hogwarts no voy a entrar en el equipo de Quidditch, y además, sabes que eso es por tu culpa.- Se defendió el menor, que tenía los ojos de un color esmeralda.
-Oh, vamos Al, di que sí, ya verás, que si no entras, serás la vergüenza de la familia, y todos te conocerán como Albus Severus Potter, el hijo de Harry Potter que le teme a las alturas y no puede jugar al Quidditch.- le respondió el otro, con una sonrisa burlona en su rostro. Y antes de salir corriendo hacia el muro que dividía la plataforma 9 y 10 y de arrebatarle el bolso a su madre de las manos, agregó
-Vamos Al, si no haces algún deporte vas a parecer Rosie, y eso sería algo peor que el hecho de que quedaras en Slytherin, porque para rata de biblioteca ya la tenemos a ella.-
-Albus, no te enojes con tu hermano, ya sabes como es él, no debes ponerte mal por lo que te diga, ¿has entendido? Ahora, tómame de la mano, así no cruzarás la plataforma solo.-
Si bien ante este comentario el niño se sonrojó e intentó parecer muy indiferente a las carcajadas de su hermana menor y la sonrisita que se escapó de los labios de su madre, Harry sabía perfectamente que su hijo estaba agradecido ante ese gesto, porque el niño tenía su misma personalidad y temores que cuando él era pequeño, y él en ese momento de su vida hubiera dado lo que sea por que alguien lo acompañara y se preocupara por él.
-¡No tengo miedo!- aclaró Albus, pero de todas formas no rechazó la mano que su padre le ofrecía.
Luego de haber traspasado la barrera, y de esperar a que Ginny lo hiciera con Lily, fueron a unirse a Ron y Hermione que ya estaban allí, con sus hijos, Hugo y Rose.
Muy pronto se les unió James, con Teddy, quien tenía los labios algo hinchados y estaba muy despeinado; además miraba a James como si lo fuera a matar y éste, a su vez, le sonreía de la forma en que siempre lo hacía cuando se portaba mal, o hacía algo malo que no debía.
-Rose, ve a dejar tu equipaje junto con Albus, mientras que Ron los vigila desde aquí- dijo Hermione y les dio un pequeño empujoncito a los niños que estaban demasiado nerviosos como para poder moverse por voluntad propia.
-Entonces Harry, si estás tan seguro de que tu hijo irá a Gryffindor, por qué no apostamos? Será divertido y uno de los dos, si tengo suerte tú, tendrá que invitar al ganador a un trago en las Tres Escobas.- decía Ron feliz, en verdad confiaba en que a Albus lo pusieran en cualquier otra casa, porque sino… le debería a Harry una visita a Hogsmeade.
-Oh, oh, yo también quiero apostar tío Ron, puedo, puedo?- ante la sonrisa de aprobación de Ron, James hizo su apuesta- yo digo que el pequeño Al irá a Slytherin, después de todo él es la oveja negra de la familia, por qué no iría a Slytherin?- ante esto, Ginny reaccionó: se volvió ante su hijo y le dirigió una mirada marca Molly Weasley ante la cual James solo sonrió inocentemente.
Cuando Rose y Albus volvieron de dejar sus cosas, sus padres ya habían cambiado de tema y estaban hablando animadamente acerca los equipos de Quidditch. Pero Harry pudo notar a su hijo del medio con una expresión ausente y se preguntó si le había pasado algo cuando fue a dejar los equipajes con su prima.
Acercándose discretamente al lado de su querido hijo, Harry le preguntó:
-Todo bien allá, Al?-
-Ehh? Ah…, sí, todo bien- respondió el niño algo distraído, sin mirar a los ojos a su padre, ya que estaba muy interesado mirando otra cosa…
-Al, qué miras?-preguntó preocupado Harry, nunca antes había visto a Albus poner tan poco esfuerzo en aparentar estar bien, lo que descolocó al Auror.
-No, no estoy mirando nada!!!- respondió de inmediato Albus, a quien se le tiñeron rápidamente las mejillas de un rojo carmesí.
Ginny se acercó sin ser vista hasta donde estaban su esposo y su hijo, para saber que le había dicho Harry a Albus para que se sonrojara de esa manera, cuando se vio interrumpida por una pregunta que la dejó sin palabras:
-Papá, los ángeles, existen?- preguntó el pequeño con aire ausente. Antes de contestar, Harry dirigió su mirada hacia donde estaba el objeto de curiosidad de su hijo y casi se cae de la sorpresa al ver salir de entre la neblina y el humo que desprendía el expreso de Hogwarts a nada más ni nada menos que Draco Malfoy, con su esposa Astoria y, el que parecía ser su hijo, un niño de piel pálida, cabello rubio y unos impresionantes ojos color plata; éste caminaba con el mismo porte elegante que su padre y también tenía un aire de arrogancia que lo cubría. Draco, quien parecía estar murmurándole algo a su esposa, vestía una túnica de color negro que le resaltaba la palidez de su piel y, con su mano derecha tomaba la de su hijo, quien también estaba vestido de negro. Oyó a Ron a un par de metros de él que comentaba algo sobre Malfoy y su hijo, y entonces observó con más atención la mirada de Albus: éste observaba al niño, pero no era una mirada curiosa, sino más bien una de admiración y embobamiento, como la de quién contempla una hermosa obra de arte. Entonces fue cuando se detuvo más en Draco, y no pudo evitar pensar que en verdad el negro lo hacía irresistible y, que en esos 19 años, no habían cambiado sus sentimientos hacia el rubio.
Si Ginny se había impresionado con la pregunta que su hijo le había hecho a Harry, casi se infarta cuando escuchó la respuesta de su marido.
-Yo creo que sí Al, estoy seguro. Es tan perfecto… no puede haber otra explicación.-
En ese momento Draco Malfoy se sintió observado y entonces dirigió su mirada hacia el lugar de donde provenían los murmullos; se encontró con una mirada verde esmeralda que no dejaba de observarlo, con una intensidad sorprendente. Draco agachó ligeramente la cabeza a modo de saludo antes de volverse a su hijo y despedirlo. Estaba seguro de que había visto deseo en los ojos de Potter. Pero eso no podía ser, se dijo a sí mismo intentando convencerse; lo nuestro murió hace 19 años. Con esa idea en mente, abrazó a Scorpius como su padre nunca había hecho con él; después de todo, no quería cometer los mismos errores de su progenitor en el pasado.
Luego de despedirse de su padre y de prometerle a su madre que escribiría por lo menos una vez por semana a casa, se dirigió al tren en el cual esperaba encontrarse con ese niño de cabellos rebeldemente azabaches y mirada verde profundo al que había visto cuando fue a dejar su equipaje; aunque no habían hablado nunca, tal vez, solo tal vez, podrían hacerse amigos. Así Scorpius tendría algo interesante que contar por carta todas las semanas a su madre.
Título: Futuro
Reto: Reto #19
Autora:roo_lp
Pairing: Futuro Scorpius/Albus, menciones de Drarry
Rating: PG
Advertencias: Epílogo?
El día 1 de septiembre, la estación King’s Cross se llenaba por completo de un montón de familias de magos que, emocionados, acompañaban a sus hijos hasta el Expreso de Hogwarts para ser bienvenidos, un año más, en el colegio de Magia y Hechicería.
Una pareja de magos, venían tirando un carrito lleno de equipaje cada uno, y con dos lechuzas, una parda y otra marrón; al lado de la mujer pelirroja, venía una niña con el cabello del mismo color y unos hermosos ojos castaños. Detrás de ella, dos niños, de cabello color azabache, uno mayor que el otro, discutían:
-James, ya deja de molestarme, te dije que cuando llegue a Hogwarts no voy a entrar en el equipo de Quidditch, y además, sabes que eso es por tu culpa.- Se defendió el menor, que tenía los ojos de un color esmeralda.
-Oh, vamos Al, di que sí, ya verás, que si no entras, serás la vergüenza de la familia, y todos te conocerán como Albus Severus Potter, el hijo de Harry Potter que le teme a las alturas y no puede jugar al Quidditch.- le respondió el otro, con una sonrisa burlona en su rostro. Y antes de salir corriendo hacia el muro que dividía la plataforma 9 y 10 y de arrebatarle el bolso a su madre de las manos, agregó
-Vamos Al, si no haces algún deporte vas a parecer Rosie, y eso sería algo peor que el hecho de que quedaras en Slytherin, porque para rata de biblioteca ya la tenemos a ella.-
-Albus, no te enojes con tu hermano, ya sabes como es él, no debes ponerte mal por lo que te diga, ¿has entendido? Ahora, tómame de la mano, así no cruzarás la plataforma solo.-
Si bien ante este comentario el niño se sonrojó e intentó parecer muy indiferente a las carcajadas de su hermana menor y la sonrisita que se escapó de los labios de su madre, Harry sabía perfectamente que su hijo estaba agradecido ante ese gesto, porque el niño tenía su misma personalidad y temores que cuando él era pequeño, y él en ese momento de su vida hubiera dado lo que sea por que alguien lo acompañara y se preocupara por él.
-¡No tengo miedo!- aclaró Albus, pero de todas formas no rechazó la mano que su padre le ofrecía.
Luego de haber traspasado la barrera, y de esperar a que Ginny lo hiciera con Lily, fueron a unirse a Ron y Hermione que ya estaban allí, con sus hijos, Hugo y Rose.
Muy pronto se les unió James, con Teddy, quien tenía los labios algo hinchados y estaba muy despeinado; además miraba a James como si lo fuera a matar y éste, a su vez, le sonreía de la forma en que siempre lo hacía cuando se portaba mal, o hacía algo malo que no debía.
-Rose, ve a dejar tu equipaje junto con Albus, mientras que Ron los vigila desde aquí- dijo Hermione y les dio un pequeño empujoncito a los niños que estaban demasiado nerviosos como para poder moverse por voluntad propia.
-Entonces Harry, si estás tan seguro de que tu hijo irá a Gryffindor, por qué no apostamos? Será divertido y uno de los dos, si tengo suerte tú, tendrá que invitar al ganador a un trago en las Tres Escobas.- decía Ron feliz, en verdad confiaba en que a Albus lo pusieran en cualquier otra casa, porque sino… le debería a Harry una visita a Hogsmeade.
-Oh, oh, yo también quiero apostar tío Ron, puedo, puedo?- ante la sonrisa de aprobación de Ron, James hizo su apuesta- yo digo que el pequeño Al irá a Slytherin, después de todo él es la oveja negra de la familia, por qué no iría a Slytherin?- ante esto, Ginny reaccionó: se volvió ante su hijo y le dirigió una mirada marca Molly Weasley ante la cual James solo sonrió inocentemente.
Cuando Rose y Albus volvieron de dejar sus cosas, sus padres ya habían cambiado de tema y estaban hablando animadamente acerca los equipos de Quidditch. Pero Harry pudo notar a su hijo del medio con una expresión ausente y se preguntó si le había pasado algo cuando fue a dejar los equipajes con su prima.
Acercándose discretamente al lado de su querido hijo, Harry le preguntó:
-Todo bien allá, Al?-
-Ehh? Ah…, sí, todo bien- respondió el niño algo distraído, sin mirar a los ojos a su padre, ya que estaba muy interesado mirando otra cosa…
-Al, qué miras?-preguntó preocupado Harry, nunca antes había visto a Albus poner tan poco esfuerzo en aparentar estar bien, lo que descolocó al Auror.
-No, no estoy mirando nada!!!- respondió de inmediato Albus, a quien se le tiñeron rápidamente las mejillas de un rojo carmesí.
Ginny se acercó sin ser vista hasta donde estaban su esposo y su hijo, para saber que le había dicho Harry a Albus para que se sonrojara de esa manera, cuando se vio interrumpida por una pregunta que la dejó sin palabras:
-Papá, los ángeles, existen?- preguntó el pequeño con aire ausente. Antes de contestar, Harry dirigió su mirada hacia donde estaba el objeto de curiosidad de su hijo y casi se cae de la sorpresa al ver salir de entre la neblina y el humo que desprendía el expreso de Hogwarts a nada más ni nada menos que Draco Malfoy, con su esposa Astoria y, el que parecía ser su hijo, un niño de piel pálida, cabello rubio y unos impresionantes ojos color plata; éste caminaba con el mismo porte elegante que su padre y también tenía un aire de arrogancia que lo cubría. Draco, quien parecía estar murmurándole algo a su esposa, vestía una túnica de color negro que le resaltaba la palidez de su piel y, con su mano derecha tomaba la de su hijo, quien también estaba vestido de negro. Oyó a Ron a un par de metros de él que comentaba algo sobre Malfoy y su hijo, y entonces observó con más atención la mirada de Albus: éste observaba al niño, pero no era una mirada curiosa, sino más bien una de admiración y embobamiento, como la de quién contempla una hermosa obra de arte. Entonces fue cuando se detuvo más en Draco, y no pudo evitar pensar que en verdad el negro lo hacía irresistible y, que en esos 19 años, no habían cambiado sus sentimientos hacia el rubio.
Si Ginny se había impresionado con la pregunta que su hijo le había hecho a Harry, casi se infarta cuando escuchó la respuesta de su marido.
-Yo creo que sí Al, estoy seguro. Es tan perfecto… no puede haber otra explicación.-
En ese momento Draco Malfoy se sintió observado y entonces dirigió su mirada hacia el lugar de donde provenían los murmullos; se encontró con una mirada verde esmeralda que no dejaba de observarlo, con una intensidad sorprendente. Draco agachó ligeramente la cabeza a modo de saludo antes de volverse a su hijo y despedirlo. Estaba seguro de que había visto deseo en los ojos de Potter. Pero eso no podía ser, se dijo a sí mismo intentando convencerse; lo nuestro murió hace 19 años. Con esa idea en mente, abrazó a Scorpius como su padre nunca había hecho con él; después de todo, no quería cometer los mismos errores de su progenitor en el pasado.
Luego de despedirse de su padre y de prometerle a su madre que escribiría por lo menos una vez por semana a casa, se dirigió al tren en el cual esperaba encontrarse con ese niño de cabellos rebeldemente azabaches y mirada verde profundo al que había visto cuando fue a dejar su equipaje; aunque no habían hablado nunca, tal vez, solo tal vez, podrían hacerse amigos. Así Scorpius tendría algo interesante que contar por carta todas las semanas a su madre.