Pareja: SakurAiba
Clasificacion: 17+
Aiba desapareció de la vida de Sho de pronto pero no de su mente
Notas de la autora: El regalo de cumpleaños de Sakurai-sama! :) Soy buena dando regalos, no creen? No es mi pareja favorita, siento que es muy "comercial" xD pero a todos les gusta jeje
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Crack
-¡SAKURAI!- gritó el dueño de la tienda al ver los trozos de vidrio desperdigados por el piso.
-Lo lamento mucho, lo limpiaré de inmediato- respondió el joven, haciendo una inclinación leve.
-¿Sakurai-kun, te encuentras bien?- preguntó la cajera en cuanto el dueño desapareció en la trastienda- Últimamente pareces un poco...
-¿Torpe?- preguntó Sho mientras se inclinaba a recoger los restos del frasco de conservas que había tirado. La chica dudó.
-Bueno, iba a decir distraído pero torpe también funciona- dijo sonriendo.
-No es nada- respondió él, intentando no mirarla. “Si tan solo supiera” pensaba Sho, recordando fragmentos de una noche hace muchas semanas
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Cuando la puerta se cerró tras ellos, Sho apenas pudo contenerse lo suficiente como para sacarle la ropa a su acompañante. Su piel se sentía tan suave, que el impulso de recorrerla con la mano distrajo por unos minutos a Sho. Su compañero lo tomó de su camisa ya desabotonada y lo llevó a la habitación, mientras seguían besándose.
Tan pronto como llegaron ahí, Sho lo empujó hacía la cama, besando su cuello y bajando poco a poco por su abdomen, logrando que su compañero gimiera sonoramente.
-Ah, Sho-kun
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-Sho-kun, Sho-kun
-Eh- exclamó parpadeando. Jun suspiró.
-Si el dueño te ve distraído te despedirá- le dijo, dándose la vuelta para acomodar algunas latas de conservas en uno de los estantes.
-Sí, lo siento- se disculpó Sho, volviendo a su trabajo. A su lado Nino, dejó de barrer el suelo y suspiró.
-¿Sabes? Al principio era divertido verte paralizado tan de pronto, pero ahora me preocupa tu estado mental Sho.
-Desapareció así de pronto- dijo Sho con mirada pensativa. Nino y Jun intercambiaron una mirada confundida.
-¿Quién?- preguntó Jun, sin tener la menor idea de quien hablaba.
Sho sonrió levemente
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El contacto de la lengua Sho con su espalda hacían que el menor se estremeciera. Una de las manos de Sho sostenía las de su acompañante sobre su cabeza mientras la otra recorría el contorno de su figura, deteniéndose un momento para acariciar uno de los pezones del menor con suaves movimientos.
La boca de su amante dejaba salir suaves jadeos a la par que movía sus caderas contra la ya prominente erección de Sho.
-¿Tienes prisa hoy?- preguntó Sho con una risilla.
-Te extrañé mucho- repuso el menor, dándose la vuelta para besarlo y enredando sus piernas alrededor de su cintura. Los labios de Sho recorrieron la línea de la quijada de su pareja antes de reclamar de nuevo sus labios.
Suavemente la mano de Sho abandonó el abdomen del menor para recorrer el trasero su trasero, ocasionando que el menor diera un respingo. Sho no pudo evitar sonreír.
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Jun dejó caer una caja en el mostrador frente a Sho. Él parpadeó sorprendido.
-Tengo que hablar con el proveedor- le dijo Jun- acomoda esto en el estante del pasillo cuatro y luego hay que resurtir los productos del mostrador principal.
-¿Y por qué no lo hace Ninomiya?- preguntó Sho, frunciendo el ceño.
-Ya terminó mi turno- respondió el aludido, saliendo de la trastienda. Sho suspiró y se dirigió al pasillo cuatro arrastrando los pies, mientras Jun caminaba a la entrada trasera. A penas comenzó a colocar las latas en el estante, Sho escuchó pasos tras de él.
-Sho-kun- le llamó Nino.
-Pensé que ya te ibas- dijo Sho sin mirarlo- ¿Qué quieres?
Nino lo miró molesto antes de suspirar.
-Un chico te busca en la entrada- dijo, gruñón- Parece urgente.
Sakurai volteó a la entrada de la tienda, esperando ver a la persona que ocupaba su mente desde hacía algunos días, sin embargo él no estaba ahí. En su lugar un chico mayor, de cabello corto y obscuro lo miraba, parecía dudar de si debía acercarse.
-¿Sakurai Sho-kun?- preguntó el desconocido, dando un paso hacia él. Sho asintió- No hemos tenido el placer de conocernos. Mi nombre es Ohno Satoshi, soy amigo de Aiba.
Sho asintió, repentinamente nervioso.
-¿Ocurrió algo?- preguntó, acercándose a él. Ohno mordió su labio inferior, dubitativo.
-Aiba dijo que seguramente estarías preocupado por él, ya que no te llamó en toda la semana, así que me envió a buscarte
-¿Está bien?- insistió Sho. Su nerviosismo crecía a cada segundo, ¿qué había pasado con Aiba? ¿Por qué no había llamado? Por supuesto que Sho sabía que algo iba mal cuando Aiba no llamó después de que dijera que le llamaría. Aiba siempre llamaba.
-Ahora si- respondió Ohno, intentando tranquilizar a Sho- Tuvo un accidente hace unas semanas.
-¿Dónde está?- preguntó Sho alarmado, tomando por los hombros al mayor.
-En el hospital- dijo Ohno con calma, tomando las muñecas de Sho obligándolo a soltarlo- Si puedes te llevaré con él.
Sho intentó decir algo, pero inmediatamente cerró la boca y volteó a ver a Nino. Él suspiró.
-Lárgate, yo te cubro- dijo sonriendo. Sho le devolvió la sonrisa mientras se quitaba el uniforme.
-Te debo una- dijo, arrojándole la camisa a Nino.
-Me debes muchas- dijo el menor poniendo los ojos en blanco. Sho estaba a punto de responder, pero Nino lo interrumpió- Ya, adiós.
Sho se dio la vuelta y caminó tras Ohno.
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-¿Puedes ver algo?- le preguntó Aiba al oído. Sho negó con la cabeza- Bien, ahora dame tus manos.
Sho obedeció y Aiba las amarró sobre su cabeza.
-¿Esto es necesario?- preguntó el mayor divertido.
-No- respondió Aiba con los labios pegados a su cuello- pero pensé que te gustaría.
Sho no pudo evitar soltar un suspiro cuando Aiba comenzó a recorrer su pecho con la lengua. Aiba sonrió al escuchar la respiración de Sho acelerarse mientras continuaba bajando, cada vez más cerca de la entrepierna del otro. Comenzó a lamer el miembro del mayor, haciendo que Sho soltara un jadeo.
-Aiba… por favor- gimió Sho, moviendo las caderas para aumentar la fricción. Aiba se alejó de la entrepierna del mayor, obteniendo otro gemido, esta vez de protesta. Aiba subió hasta los labios del mayor, comenzando a frotar su trasero contra el miembro del mayor.
-Ah, Sho-kun- gimió en el oído de Sho.
-Aiba, hazlo ya, por favor- pidió el mayor. Aiba pasó sus dedos por los labios de Sho, quien los lamió mientras sentía como Aiba comenzaba a auto penetrarse.
Sho no podía verlo, pero el sentir a Aiba moverse sobre él y escucharlo gemir abiertamente lo hacían sentir en el paraíso. Comenzó a mover sus caderas al contrario de Aiba, consiguiendo que las penetraciones fuera más profundas. Aiba comenzó a hacer succiones en el cuello de Sho mientras continuaba con el movimiento de caderas, hasta que terminó por correrse. Sho sintió el líquido cálido correr por su abdomen mientras Aiba continuaba moviéndose.
Gimiendo suavemente Sho se corrió en el interior de Aiba
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Sho abrió de un golpe la puerta de la habitación.
-Sho-kun- gritó con alegría Aiba al verlo ahí. Sho lo miró durante un minuto.
-¿Qué te pasó?- preguntó. Aiba estaba en cama, su pierna izquierda enyesada y varios raspones en la cara.
-Iba a la tienda en mi bicicleta cuando un auto giró de pronto y me tiró- respondió Aiba encogiéndose de hombros, ligeramente avergonzado- No es gran cosa.
-También se lastimó el hombro- intervino Ohno- pero le quitaron el vendaje hace algunos días.
-Lamento no haberte llamado Sho-kun- se disculpó de inmediato Aiba.
-Tonto- dijo Sho frunciendo el ceño. Aiba lo miró sorprendido antes de bajar la mirada
-Lo siento- murmuró. Sho negó con la cabeza.
-No me vuelvas a hacer eso, ¿entendiste?- le advirtió Sho acercándose a la cama- Estaba preocupado.
Besó suavemente los labios de Aiba, quien sonrió al escucharlo.
-Juro que no lo haré de nuevo- le prometió-Te extrañe mucho, Sho-kun.
Sho sonrió y acarició suavemente su cabello. La puerta volvió a abrirse y entró una enfermera
-Aiba-kun- dijo con voz alegre- es hora de la inyección.
Sho pudo apreciar como el color desaparecía del rostro de Aiba.
-Tranquilo, yo estoy aquí- le recordó, tomando su mano. Aiba asintió, sonriendo.
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-¿Seguro que tienes que irte?- preguntó Sho al ver a Aiba vestirse.
-Tengo que trabajar mañana- le recordó- y creo que tú también.
-Podrías mudarte aquí, así no tendrías problemas- sugirió Sho, mientras se daba vuelta para intentar volver a dormir.
-Lo tendré en cuenta- dijo Aiba, acercándose a él para besarlo en la frente. Sho sonrió aun con los ojos cerrados.
-Vuelve pronto Masaki- le pidió.
-Me quedaré en casa hoy, tengo que ir a la boda de mi tía- dijo Aiba- Te llamaré luego ¿bien?
-Está bien- suspiró el mayor. Apenas escuchó la puerta de la entrada cerrarse Sho volvió a quedarse dormido.
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Era casi mediodía cuando Aiba despertó. A su lado, Sho dormía plácidamente en el sofá, aun sosteniendo su mano.
-Sho-kun- le llamó suavemente mientras le daba un apretón a su mano. Sho se removió en su asiento- ¿No deberías estar en el trabajo?
-Llamé para avisar que no iría- respondió aun con los ojos cerrados.
-Te va a causar problemas- dijo Aiba.
-Seguramente me despedirán- respondió Sho- aunque lo hubieran hecho de cualquier forma.
-¿Por qué?- preguntó Aiba preocupado.
-Digamos que has ocupado mi mente por completo, Masaki- dijo Sho sonriendo, ahora completamente despierto- Por eso cuando salgas de aquí te llevaré a mi casa y jamás te dejaré ir. Te extrañe como nunca
Aiba rió.
-Solo fueron tres semanas Sho- le recordó. Sakurai negó con la cabeza.
-Fue toda una vida- dijo antes de besarlo.