Learning to listen (1B/3) OnKey [SHINee]

Apr 25, 2013 17:03

( Parte 1)
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“Vamos, Kibum. Eres el hombre de la casa. Se supone que deberías estar haciendo todas las tareas varoniles,” gritó Jinki desde afuera de la habitación de Kibum. Él solo escuchó una respuesta apagada detrás de la puerta antes de que se abriera para revelar a un muy molesto Kibum.

“¡Bien! ¡Si eso hace que te calles!” gruñó mientras empujaba a Jinki al pasar hacia las escaleras. Jinki sonrió victoriosamente.

Habían pasado seis meses desde que ella se había ido. Jinki debía admitir que a pesar del gran vacío que su ausencia había dejado en la vida de todos, todos finalmente estaban encontrando formas de hacer frente al hecho de que se había ido. La madre de Taeyeon finalmente era capaz de sonreír un poco más honestamente cuando saludaba a las personas ahora a comparación de lo forzado que había sido antes. Kibum, bueno él estaba lidiando con eso a su manera. Nunca hablaba de ella con nadie más que con Jinki. Jinki descubrió que Kibum finalmente estaba comenzando a socializar con las personas de nuevo, debía estar mejorando también.

Entonces, ¿qué pasaba con Jinki? ¿Cómo estaba enfrentándolo él?

Honestamente, no lo sabía. Pero pasar tiempo con Kibum siempre le dejaba sintiendo mejor que cuando estaba lejos de él (cuando los recuerdos de Taeyeon algunas veces se volvían imposibles de soportar). En cierta forma, podrían decir que Kibum era el remedio que estaba curando su alma desgarrada un poco cada día.

“¡En serio Jinki, no entiendo porque tienes que ser una bola de energía en una mañana de Domingo!” se quejó Kibum por centésima vez ese día. Aún estaba molesto por ser despertado temprano en una mañana de domingo para cortar el césped. Jinki no sabía porque sentía que era tan importante tener el jardín delantero de los Kim en orden de cualquier forma. Había estado molestándolo por un tiempo. Así que había pensado porque no hacer que Kibum lo hiciera. Lo habría hecho por si mismo pero sentía que era necesario molestar a Kibum, simplemente porque disfrutaba ver al otro tan exaltado.

“¡Quita esa sonrisa Lee, antes de que te pase encima con esta podadora!” dijo amenazantemente Kibum, encendiendo la máquina. Jinki fingió inocencia al ser regañado.

“No estoy sonriendo. Solo estoy orgulloso de ver que he levantado al perezoso Kibum en una mañana de Domingo…” dijo Jinki, riendo disimuladamente. Estaba definitivamente buscando problemas con Kibum. Y por supuesto, recibió lo que estaba pidiendo.

Jinki trastabilló hacia atrás, agarrándose la frente mientras que la escoba que lanzó Kibum hacía él caía al piso tras haber completado su trabajo de herir a Jinki.

“Uggghhh… ¡Desearía que Taeyeon siguiera aquí para aguantar tus tonterías!” dijo Kibum, sin ni una pizca de dolor ante cualquier mención de su hermana. No había lugar para ello. Los recuerdos de Taeyeon completaban sus vidas y eran tolerables solo mientras Jinki y Kibum estuviesen hablando de ella juntos.

“Ella me encontraría muy adorable, ¡gracias!” le gritó Jinki odiosamente. Esta vez, él esquivó la manguera voladora expertamente.

“¡Toma la escoba y comienza a barrer, Lee!” le gritó Kibum. Jinki no dejó de sonreír ni siquiera cuando estaba barriendo las hojas secas detrás de Kibum. Sin embargo, todos sus esfuerzos fueron inútiles cuando Jinki y Kibum comenzaron una guerra de hojas secas más tarde.

Agotados y, sin embargo, llenos de energía, Jinki y Kibum guardaron las herramientas que usaron de vuelta en el garaje cuando terminaron sus tareas esa tarde. Jinki acomodó la escoba en el armario de herramientas y fue a ayudar a Kibum a guardar la podadora. Requirió un poco de esfuerzo ponerla en su pequeño lugar junto a la mesa de trabajo.

“Apoya la espalda en ella, Lee…” dijo Kibum mientras usaba toda su fuerza para empujar la podadora en su lugar. Jinki hizo exactamente lo que le dijo, y finalmente la podadora se movió la última pulgada hacia su lugar. Pero en el proceso, Jinki accidentalmente también empujó la mesa de trabajo hacia atrás, causando que unas cuantas cosas se cayeran. Él aterrizó en su trasero y su frente esquivó la esquina de la mesa por unos centímetros.

“Tsk… tsk… tsk…” dijo Kibum condescendientemente, con los brazos cruzados.

Él ni siquiera se molestó en ayudar a Jinki a levantarse, y fue a recoger las cosas que se cayeron. Jinki estaba acostumbrado a esto, así que se levantó por sí mismo y fue a acomodar la mesa. El cajón de la mesa estaba entreabierto y algo en su interior atrajo su mirada.

Jinki tomó el objeto naranja. Era un cisne de origami. Estaba perfectamente doblado, con cada esquina doblada en ángulos exactos y cada dobles se veía perfecto.

Jinki recordó que Taeyeon siempre había sido muy meticulosa con sus piezas de origami.
Kibum se paró atrás de él y echo un vistazo a lo que estaba sosteniendo. Su rostro se iluminó cuando vio la pieza de papel naranja. Él maniobró alrededor de Jinki para tener más acceso al cajón en donde había docenas de objetos de papel doblado colorido. Kibum tomó una por una con admiración pura, su rostro solo volviéndose más brillante con cada una.

Un sapo de color rosa en particular llamó la atención de Jinki de nuevo. Él empujó la mano de Kibum a un lado para tomarla. Kibum dejó lo que había estado haciendo para mirar a Jinki.
“¿Por qué tomaste esa?” preguntó con interés. Jinki miró a Kibum por un momento antes de volver su mirada a la pieza de papel rosa que era la única imperfecta entre el resto. Pero aún parecía muy linda, más linda que las que eran perfectas.

Jinki le dijo a Kibum exactamente eso. Kibum le sonrió con calidez. Jinki amaba esa sonrisa. Le hacía sentir completo en el interior por alguna extraña razón.

“Yo hice esa. Taeyeon me mostró cómo hacerlo la primera vez cuando hice esta. Es gracioso que escogieras esa,” dijo Kibum.

Jinki miró el sapo rosa en su mano. Lo descubrió ya que Kibum no era tan bueno como Taeyeon con el origami. Él no sabía que le había hecho tomarlo pero estaba feliz de haberlo hecho. Estaba sosteniendo en sus manos algo en lo que Kibum había vertido su corazón al hacerlo. Miró de nuevo a Kibum, sintiéndose muy contento.

Jinki notó que él y Kibum estaban parados convenientemente cerca el uno del otro, con Kibum estando ligeramente frente a él, así que Jinki estaba mirando el escritorio sobre su hombre. Sus ojos se encontraron y algo se encendió entre ellos. Jinki no tuvo que pensarlo dos veces antes de inclinarse y capturar los labios del otro.

Fue lento al principio; su beso. Sus labios se encontraron brevemente antes de que ambos retrocedieran  ligeramente para ver a los ojos del otro, como si juzgaran lo que el otro estaba pensando. Cuando ninguno vio alguna razón para contenerse, se acercaron de nuevo para que sus labios se encontraran por un periodo más largo. La mano de Jinki se movió por sí misma para alcanzar a Kibum (después de colocar el origami en la mesa, por supuesto) y  sostuvo su rostro en su lugar en la torpe posición del beso. Aunque no había nada de torpe en el beso en sí, ya que sus labios se movían en perfecta armonía como si lo hubiesen estado haciendo por años.

La mente de Jinki se despejó de cualquier cosa y se llenó únicamente con Kibum. Como se sentía bajo sus dedos, como sabía su boca, como hacía dulces sonidos de placer. Jinki necesitaba más de él.

Jinki guió a Kibum para que se girara completamente y fuera capaz de besarlo mejor. El beso se intensificó cuando Kibum le permitió la entrada a la lengua de Jinki. Las manos recorrían el cuerpo del otro mientras sus lenguas hicieron nuevos descubrimientos en la boca del otro con cada golpe, cada lamida, cada mordida.

“Ouch,” se quejó Kibum, distrayendo momentáneamente a Jinki. Jinki estaba intentando hacer que Kibum se sentara en la mesa para que pudiera empujarlo hacia atrás con toda la fuerza que quería sin preocuparse porque Kibum se cayera. En toda su concentración de hacer eso, accidentalmente mordió los labios de Kibum, lo que causó que él se quejara.

“L-lo siento,” tartamudeó Jinki, acogiendo la apariencia desalineada de Kibum que era obra suya. Los labios rojos y brillantes que se volvieron así por culpa de los suyos, su respiración forzada por su acalorado intercambio y su cabello revuelto porque los dedos de Jinki lo revolvieron sin contenerse.

“Bésame, Jinki…” le ordenó Kibum y Jinki no necesitó que se lo dijeran dos veces. Jinki se precipitó hacia adelante de nuevo para reclamar los botones rosados con más fuerza esta vez, liberando todos los deseos de su corazón en el otro. Más cosas se cayeron. La mesa en si se deslizó unos centímetros hacia atrás por la cantidad de fuerza que Jinki estaba usando. Pero nada podía impedirles hacer eso. Jinki se sentía como si se hubiese estado conteniendo por demasiado tiempo, aunque solo ahora estaba descubriendo su ardiente deseo por Kibum.

Los dedos de Jinki trabajaron torpemente al desabotonar la camisa de Kibum, lo cual era comprensible ya que la lengua de Kibum mantenía su mente ocupada con la atención que daba dentro de su boca. Se separaron, sus pechos agitándose desesperadamente por oxígeno. Incluso el oxígeno no era razón suficiente para que Jinki mantuviera sus labios lejos del otro, así que continuó colocando besos con la boca abierta por todo el cuello de Kibum hasta su cuello ahora expuesto. Kibum estaba demasiado dispuesto a permitir que Jinki hiciera esto, así que incline su cabeza para exponer más piel y enredó sus dedos en el cabello de Jinki, aplicando presión en su cuero cabelludo que envió placer a través de todo el cuerpo de Jinki.

“Ah…” gimió Kibum sin contenerse cuando Jinki encontró uno de sus puntos sensibles. Jinki era adicto al sonido de su voz, así que tocó ese lugar de nuevo. Lamió y mordió cada parte de esa piel solo para sacar ese sensual sonido del otro. Era la única cosa que quería escuchar decir a esa sexy voz.

“Gime mi nombre, Kibum…” dijo Jinki antes de volver a succionar el cuello del anterior.

“Ngaah… J-Jinki…,” el sonido fue directamente a su entrepierna mientras que su miembro que no había recibido atención hasta ahora, repentinamente revivía con renovado vigor.

Jinki detuvo sus atenciones, finalmente dándose cuenta completamente de lo que estaban haciendo. Su mente le dijo que se estaba moviendo demasiado rápido, pero no podía evitarlo. No cuando Kibum estaba esperando que continuara, medio desnudo, sus ojos vidriosos por el placer. Jinki no se había dado cuenta lo mucho que había estado ansiando tocar al otro pero ahora que lo había probado simplemente no podía darse la vuelta. Kibum estaba abrumando sus sentidos pero Jinki no lo habría querido de otra forma.

“Kibum…” Jinki detuvo las cosas un poco al volver a besarlo lentamente, con cortos descansos para regresar su respiración a la normalidad. Sus manos se deslizaron a sus costados y se detuvieron en sus hombres, tomando ambos lados del Delgado cuello de Kibum.

“¿Qué pasa?” preguntó Kibum con sus manos en el pecho cubierto de Jinki:

“Te quiero,” dijo Jinki, diciendo todo lo que quería que el otro supiera con solo esas palabras. Kibum se hizo hacia adelante para succionar suavemente el labio inferior de Jinki.

“Entonces, tómame…” susurró en los labios de Jinki.

Jinki se regocijó internamente mientras mantenía la compostura por fuera. Ayudó a Kibum a ponerse la camisa de nuevo holgadamente para que hicieran un viaje corto de vuelta a la casa desde el garaje. Jinki estaba feliz de que la madre de Kibum escogiera ese domingo para visitar a su hermano, porque las cosas que quería hacerle a Kibum dudaba que hubiesen pasado desapercibidas si hubiera habido personas en la casa.

Jinki dejó que Kibum lo arrastrara por el césped hacia la casa, y no se detuvo una vez que entraron. Kibum jaló a Jinki escaleras arriba, directo hacia su habitación. Jinki sintió una sutil punzada de culpa apuñalar su corazón mientras pasaban apresuradamente la habitación de Taeyeon. Pero estaba demasiado perdido con la sensación de Kibum en sus brazos así que ignoró la culpa. Al menos por ahora.

La camisa de Kibum se cayó tan pronto como entraron a su habitación. Él se encargó de empujar a Jinki a la cama y trepar sobre él. Jinki dejó que Kibum lo desvistiera salvajemente porque, con toda honestidad, lo encontraba demasiado sexy para no sentarse y observar el lado animal de Kibum.

Se besaron un poco más mientras Kibum jugaba con los pantalones de Jinki un poco. Cuando finalmente se separaron y el aire frío golpeó la parte más privada de Jinki, finalmente cayó en cuenta que estaban a punto de hacerlo.

Estaba a punto de tener sexo con Kibum.

Kibum se movió hacia abajo hasta que estaba frente al miembro de Jinki. Jinki se apoyó en su codo para mirar al otro. Por primera vez desde que comenzaron, Kibum miró a Jinki con nerviosismo en sus ojos.

“Yo… No sé cómo hacer esto…” dijo, sonrojándose. Por supuesto, él no lo sabía. Esta era la primera vez estando con un hombre para ambos. Jinki tenía algo de conocimiento en sexo gay gracias a la perversión de su mejor amigo. Pero Kibum, por otra parte, era completamente inexperto. Jinki no esperaba que él supiera todas esas cosas naturalmente como uno sabría cuando esta con alguien del sexo opuesto.

“Está bien. No tenemos que hacer nada si te sientes incóm-" las palabras de Jinki fueron interrumpidas por los dedos de Kibum que envolvieron su extensión. La cálida sensación rodeando su miembro antes frío envió a Jinki a un mundo completamente nuevo. Este sentimiento solo se multiplicó diez veces cuando Kibum comenzó a acariciarlo suavemente.

“Dije que no sabía cómo hacerlo, no que me sintiera incómodo haciéndolo. Quiero esto, Jinki. Por ti…” Y con esto Kibum metió a Jinki a su boca, experimentalmente al principio.

Jinki cayó en seco en su espalda, el placer cegándolo mientras ponía los ojos en blanco. Kibum lo metió a su boca una y otra vez, yendo más profundo cada vez y haciendo magia con las acciones inseguras de su lengua. Jinki quería verlo desesperadamente. Ver al otro metiendo su miembro a su la boca. Quería crear un recuerdo de como se veía cuando lo hacía, pero era difícil mantener los ojos abiertos porque realmente Jinki era tan inexperto en cualquier tipo de sexo como Kibum lo era en el sexo gay.

Sin embargo, Jinki se forzó a si mismo a mirar a su amante, reprimiendo un vergonzoso gruñido de placer que amenazaba con rasgar su garganta.

La vista casi lo hizo alcanzar el clímax. Los ojos de Kibum estaban cerrados mientras bajaba por el miembro de Jinki una y otra vez, como si estuviera disfrutándolo. Tenía a Jinki a punto de explotar.

“K-Kibum, détente…” consiguió decir sin aliento. Jinki rodeo el cuello del otro con las manos e hizo que sus labios se encontraran una vez más en una abrazadora batalla de lenguas. Jinki podía sentir su sabor en la boca de Kibum y lo encendió sin límite.

Jinki los volteó e hizo un rápido trabajo al deshacerse de los pantalones de Kibum. Estaba planeando regresarle el favor a Kibum pero aparentemente él tenía ideas diferentes.

“Ni te molestes. Te necesito, Jinki. Solo hazlo,” dijo Kibum, casi rogándole. A Jinki no le gustaba hacer que el otro rogara de esa forma pero una parte sádica en él disfrutaba causar ese tipo de reacción en el otro.

Pero Jinki no podía solo ‘hacerlo’. Él sabía lo suficiente para entender que él terminaría hiriendo a Kibum terriblemente. Él quería que esto se sintiera bien para ambos, para que compartieran esta experiencia intima y solo sintieran placer. Y para que eso fuera posible, Jinki tendría que preparar a Kibum.

Jinki no tenía ni la más remota idea de que hacer. Sabía lo que venía primero; lubricante. Sabía lo que venía al último; bueno, sexo. Él solo tenía que descubrir el resto del camino con el poco conocimiento que tenía. Se quitó de encima de Kibum para buscar algo con forma de lubricante.

“¿Qué estas haciendo?” preguntó Kibum con curiosidad. Jinki intentó ignorar la mirada del otro en su cuerpo desnudo mientras repentinamente se sentía muy auto consiente. Estaba agradecido cuando se encontró con una botella de aceite de bebé en tocador siempre limpio de Kibum. Regresó con la botella hacia Kibum que estaba en la cama. Kibum miró la botella una vez y la comprensión se estableció en su mente.

“Oh…” fue su corta respuesta mientras sus mejillas se volvían rojas. Jinki sonrió alentadoramente al otro. Encontraba esa reacción increíblemente adorable.

Jinki se colocó sobre Kibum con un brazo arriostrados a su lado para hacer palanca. Cubrió sus dedos con una abundante cantidad de aceite mientras Kibum lo miraba nerviosamente hacerlo con el rabillo del ojo. Jinki se incline hacia adelante y besó la mejilla que estaba expuesta a él, trayendo la atención de Kibum de vuelta a él.

“No te voy a mentir. Esto dolerá, Kibum,” dijo Jinki con honestidad porque pensó que sería mejor estar preparado para lo peor que tener dulces promesas que solo terminarían haciendo el dolor mucho más horrible.

“Wow, que grandiosa manera de tranquilizar a tu amante. ¡Se supone que digas que todo estará bien, idiota!” consiguió decir Kibum a pesar de su estado nervioso.

“Mi amante. Me gusta el sonido de eso…” admitió Jinki, haciendo que Kibum se sonrojara incluso más.

Jinki movió sus manos más abajo, hacia la entrada de Kibum. Kibum abrió las piernas más sin que se lo dijeran, dejando que Jinki se colocara más cómodamente entre sus piernas. La nueva posición permitía que sus miembros se encontraran con una maravillosa fricción. Kibum se distrajo temporalmente por esto y Jinki tomó esta oportunidad para deslizar un dedo bien lubricado en la entrada de Kibum.

Kibum siseó mientras apretaba el dedo de Jinki así como sus hombres, sus uñas se clavaron en la piel de Jinki. Era doloroso pero sabía que no podía ser tan doloroso como lo que Kibum debería estar sintiendo. Jinki le dio tiempo para que se ajustara a la intrusión antes de que comenzara a mover ese único dígito en el canal inutilizado.

Jinki estaba ardiendo con anticipación para el momento en el que tenía dos dedos dentro de Kibum. Pero aún tenía presente el dolor de Kibum. Kibum no hizo sonidos ni de dolor ni de placer, solo apretaba los ojos mostrando cualquier clase de malestar.

“Jinki, duele…” sollozó Kibum débilmente en el hombro de Jinki cuando él consiguió poner el cuarto dedo dentro, solo para asegurarse. Jinki se sintió terrible pero sabía que continuar si quería mostrarle a Kibum el placer real.

Jinki tomó los labios de Kibum entre los suyos para distraerlo. No parecía estar funcionando porque Kibum solo parecía mostrarle lo mucho que le dolía mordiendo repetidamente los labios de Jinki más que olvidarse del dolor.

Eventualmente, Kibum se relajó. Y cuando lo hizo, Jinki asumió que el dolor ahora había dado paso al placer. Sus suposiciones se comprobaron cuando Kibum comenzó a mover las caderas ligeramente para encontrarse con los dedos de Jinki. Los movimientos también causaron que sus miembros se frotaran más rápido, aumentando el placer.

“¿Está bien ahora?” preguntó Jinki inseguro, removiendo sus dedos de la entrada de Kibum. Kibum lo miró con incertidumbre que hizo que Jinki se sintiera inseguro.

“¿Estamos- estamos haciendo lo correcto, Jinki?” preguntó Kibum, respirando pesadamente aún. Las lágrimas brillaron en la orilla de sus ojos y Jinki podía decir que estaban saliendo por una razón completamente diferente ahora.

Culpa. Incertidumbre. Las cosas que Jinki estaba sintiendo también.

“No lo sé, Kibum. Todo lo que sé es que te necesito. Aquí y ahora,” dijo Jinki con sinceridad. Kibum colocó una mano en la mejilla de Jinki y levantó su cabeza para alcanzar sus labios. Compartieron un breve y dulce beso.

“Eso se siente muy bien, ¿cierto?” preguntó Kibum, refiriéndose al beso. Ahora que Jinki pensaba al respecto, nunca pasó por su mente que lo que estaban haciendo estuviera mal. Se sentía inseguro, sí, pero no sentía que esto estuviera francamente mal. De hecho, era posible que en realidad sintiera que esta era la forma en que las cosas debían de ser en primer lugar.

“Sí, Kibum. Muy bien…” dijo Jinki y Kibum sonrió. Tragó saliva una vez mientras una lágrima escapaba de su ojo. Jinki se estiró y la limpio.

“Hazlo, Jinki,” dijo Kibum resueltamente. Jinki se posicionó en la entrada de Kibum. Miró a Kibum mientras más lágrimas escapaban de sus ojos. Determinado a detener esas lágrimas de culpa, Jinki se introdujo de una vez.

La boca de Kibum se abrió en agonía. Sus manos que habían estado yaciendo inútilmente en la cama,  se aferraron a los bíceps de Jinki. Más lágrimas escaparon de sus ojos al ser cerrados fuertemente. Después de unos minutos de estar quieto en el interior de Kibum, Jinki finalmente no pudo soportar el calor. Tenía que tener fricción o iba a morir esperando. Y entonces se hizo hacia atrás completamente antes de cabalgar dentro de Kibum de nuevo.

“Otra vez. Hazlo otra vez…” exclamó Kibum. Jinki no había esperado que se ajustara tan pronto pero no iba a quejarse. Así que Jinki repitió sus acciones, sintiendo el corazón de Kibum comenzar un nuevo tipo de fuego en él. A medida que sus cuerpos comenzaban a moverse como uno y mientras Kibum comenzaba a derramar hermosos maullidos de puro placer, Jinki por una vez sintió que estaba donde pertenecía.

Jinki estaba en casa.

Justo ahí con Kibum, llenandolo una y otra vez solo para escucharlo gritar de placer. No eran solo sus cuerpos los que estaban fusionados ahora. No, porque eso era solo temporal. Terminaría una vez que ambos alcanzaran la cima de sus necesidades sexuales. Las almas de Jinki y Kibum ahora se fusionaban en una. Ellas habían estado bailando alrededor de la otra por mucho tiempo, sin nunca tener la oportunidad de unirse. Pero ahora que estaba ocurriendo, la asombrosa fuerza era demasiado asombrosa de ver.

A medida que se acercaban al final, las cosas comenzaron a ser más forzadas. Ellos eran impulsados por sus abrumadoras necesidades de descargarse, lo que les hizo olvidar el mundo. Los gritos de Kibum eran tan altos que Jinki ni siquiera podía escuchar su propia respiración. Lo amaba. Amaba la voz del otro. Amaba su rostro, su cuerpo. Amaba la arruga en la esquina de su ojo cuando sonreía cálidamente. Amaba esa risa ruidosa que tenía que siempre desaparecía la tristeza de cada rincón de su corazón.

Jinki amaba a Kibum.

“¡Jinki!” Kibum medio gimió, medio gritó mientras se corría entre sus estómagos. No mucho después, Jinki se corrió también, llenando a Kibum con su líquido sin haber tenido ninguna restricción de salir antes de correrse.

Jinki besó a Kibum fervientemente mientras lentamente bajaban de sus orgasmos. Era el remedio perfecto para el fuego que Kibum había encendido. Por supuesto, solo Kibum podía ser la cura para él mismo. Kibum repentinamente se interesó mucho en trazar los rasgos de Jinki con sus dedos.

“¿Qué me has hecho, Lee Jinki?” preguntó Kibum retóricamente, aún luchando por recuperar el aliento. Él miró a Jinki con sus ojos café obscuro dilatados. El aliento de Jinki se atoró en su garganta ante la fascinante vista. Él sintió un déjà vu al mirar al otro.

“Tienes sus ojos…” Jinki escuchó las palabras dejar su boca en un susurro. No había querido decirlas en voz alta pero lo había dicho de todas formas como si su boca tuviese su propiamente.

La expresión de Kibum cambió. La mirada vidriosa en sus ojos comenzaban a ser empañado por la indiferencia. Sus dedos se detuvieron en el rostro de Jinki y finalmente se movieron a su hombro, donde lo empujó suavemente. Jinki frunció el ceño confundido. ¿Por qué Kibum estaba retirándose así repentinamente?

“Vete, Jinki,” dijo Kibum, mirando a un lado hacia la ventana.

“¿K-Kibum?” preguntó Jinki inseguro. No entendía la repentina frialdad que el otro estaba mostrando. Solo unos momentos antes, él había estado queriendo sostener a Jinki más cerca mientras hacían el amor. Pero ahora estaba apartando a Jinki.

“Puedes pretender que soy ella todo lo que quieras pero nunca lo seré, Jinki. No soy yo a quien quieres, es obvio,” dijo Kibum, ahora volteándose completamente a un lado bajo Jinki, escondiendo su rostro de él en el proceso.

Jinki estaba impactado. Finalmente se daba cuenta del significado que sus palabras podían haber tenido en Kibum. Lamentó decir algo en absoluto, porque en realidad no había tenido la intención de decir eso.

“Kibum, no quise decir eso. Yo-”

“Déjame solo Jinki. Por favor…” rogó Kibum y Jinki vio lágrimas frescas rodar por el puente de su nariz hacia la almohada.

“Kibum, yo l-,” comenzó Jinki, intentando arreglar el problema detrás de su propia boca.

“¡Déjame solo, maldita sea! No soy el sustituto de mi hermana. Y si eso es todo lo que soy para ti, entonces lo siento. No puedo hacerlo. Ya tuviste lo que querías, me acosté contigo. ¡Ahora por favor déjame solo con el poco auto respeto que tengo para mí!” le gritó Kibum, empujando rudamente a Jinki mientras bajaba de la cama. Tomó algo de su ropa y se cubrió un poco antes de salir corriendo por la puerta.

Jinki lo miró sin hablar. Cada palabra que Kibum había dicho había clavado una daga en su corazón. Jinki tenía miles de cosas que decirle al otro para probar que sus acusaciones estaban equivocadas pero su voz falló mientras veía a Kibum colapsar frente a él. Era muy tarde ahora.

Demasiado tarde para decirle a Kibum que era a él a quien Jinki quería.

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Probablemente esto tenga muchas faltas de ortografía pero el estúpido corrector de Office cree que esta bien poner mayúsculas a mitad de una oración. Desafortunadamente el cargador de mi computadora se murió antes de que pudiera corregirlo. Cuando compre otro lo arreglaré.

shinee, onew, key, onkey

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