¡Hola! Hace tiempo que quería actualizar aquí. Bueno este fic NO ES MÍO. La propietaria es
auburn_witch (Thank you for letting me translate this). Hace tiempo le pedí permiso para traducir sus fics y ella quería verlos así que decidí mejor postearlos aquí (también estan posteados en Arashi Fantasy Box bajo el nombre de
DoS_KAri)
Dividí el fic en la cantidad de capitulos que ella lo hizo. Aún soy nueva en esto así que les pido paciencia. También pueden encontrar otras traducciones y fanfics en español
aquí----------------------------------------------------------------------------------------
( Parte 1 ) (
Parte 2 ) (
Parte 3 )
―¡Corte!
¡Por fin!
―Gracias a todos, es todo por hoy. El viernes grabaremos el comercial y…
Nino caminó hacia la salida del estudio antes que el director (que aún se encontraba hablando) o alguien más tuviera tiempo de detenerlo. Sin embargo, Nino no creía que alguien lo hubiera detenido ni siquiera si se hubiera apresurado menos. Cómo si no hubiera notado las frecuentes miradas de los demás, particularmente durante la segunda mitad de la grabación. Por la manera tan impaciente con la que lo miraban, Nino concluyó que era muy claro que debía estar en cualquier lugar menos ahí o estallaría.
Todos en el estudio habían estado vigilandolo con la mirada, pero aún así lo habían hecho de formas un tanto diferentes. Algunas personas lo habían mirado con consideración, ya que era obvio que habían notado que Nino prácticamente estaba echando chispas. Aiba y Jun habían sido una de esas personas, ambos mirando con curiosidad a Nino. Esa atención había sido bien intencionada, pero Nino se había sentido más perturbado que calmado.
También habían estado las miradas comprensivas de Ohno Satoshi. Nino estaba bastante seguro de que nadie más había notado lo que eran, ya que los pequeños cambios en la mirada vacía de Ohno que eran difíciles de interpretar, pero no habían pasado desapercibidas para Nino. Esas miradas lo habían ayudado a estar relativamente calmado aunque estaba muy lejos de estar relajado.
Por último, habían estado las miradas confundidas e irritadas de Sakurai Sho.
Ese había sido el verdadero problema. Si le preguntaban a Nino, Sho había sido más molesto de lo usual durante la primera mitad del programa. Se había acercado a Nino continuamente entre escenas cuestionando todo, desde lo que le había dicho a los invitados hasta el que Nino siguiera anotando en el Jumping Shooter.
―Sólo tengo metas altas ―fue lo que Nino respondió al principio, tratando de sonreír juguetonamente a Sho―. De otra manera, no llegaría tan lejos ¿sabes?
―¡Oh, cómo si supieras qué es la ambición! ―rebatió Sho, claramente sin humor para bromas―. Y además, lo que estoy diciendo es que no puedes encestar siempre. Piensa en el programa, en el balance general entre los puntos.
―Mira ―Nino había dicho, intentando de mala gana usar un tono neutro―. Ser maleducado y, por lo tanto que me guste ganar, es parte de mi personalidad, ¿de acuerdo? Así soy y no puedo jugar mal a propósito sólo porque saldrá en televisión.
―Tu ego está hablando ―suspiró Sho en respuesta, sacudiendo la cabeza―. Crear un programa es un trabajo de equipo y es no sólo porque esto casualmente es un programa de concursos. Ya deberías saber eso.
En algún punto durante la grabación, Nino había tenido más que suficiente de los constantes regaños de Sho. Por lo tanto, se había quedado en silencio, jugando inexpresivamente y concentrándose en ocultar su frustración sin éxito. En ciertos momentos apenas había podido sonreír y había mirado a Sho de manera desagradable. El resultado fue que la incomodidad de todos los involucrados había sobrepasado el límite. No era la mejor manera de grabar un programa de concursos cómico.
Al final su equipo había perdido. Nino había sido elegido el MDA (Mayor distracción ilimitada) por actuar como zombie.
Mientras Nino se dejaba caer en el sillón del vestidor (que afortunadamente seguía vacio), suspirando pesadamente, hizo un último esfuerzo para pensar racionalmente en lo que había pasado. No era como si Sho nunca actuado así y su comportamiento agresivo fuera algo nuevo para él. Sin embargo, ese día había sido bastante horrible, definitivamente mucho más de lo que la paciencia de Nino podía soportar.
Lo peor de los constantes sermones de Sho, que de alguna manera terminaba dando a Nino cada que podía, es que Sho tenía razón en general. Tenía un gran ojo para lo que funcionaba y lo que noz y era capaz de dar muy buenos consejos. Aún así, en realidad nunca aconsejaba a Nino sino que lo analizaba, lo criticaba y en ocasiones lo insultaba directamente. Nino pensaba que eran más estupideces que consejos. Ese día sólo había recibido estupideces.
Aunque generalmente las ambiciones de Sho eran buenas para el grupo. Él (junto con el otro adicto al trabajo, el Príncipe Encantador) mantenía a los demás juntos y los alentaba a dar lo mejor. Los cinco juntos habían logrado cosas que no podrían haber imaginado cuando iniciaron y era en gran parte gracias a la actitud de Sho (y para ser justos, de Jun). Nino pensaba que Sho era demasiado organizado (probablemente tendría listas detalladas para todo, desde cuándo ir de compras hasta qué calcetines usar en determinado día de la semana), pero en general su enfoque completo a su trabajo de idol les ayudaba más de lo que les perjudicaba.
Aun así, Sho trataba a Nino diferente de cómo trataba a los demás. Cuando le hablaba a los otros cuatro no decía ni tantas estupideces sino que ayudaba, dándoles críticas constructivas así como ánimo. En comparación, las tensas interacciones de Nino con Sho de alguna forma le hacían pensar en su propia madre.
Aunque eso no quería decir que Nino jamás se llevara bien con Sho, sólo había días buenos y días (muy) malos. Nino podría decir incluso que quería a Sho en el grupo a pesar de todo. Simplemente no lo quería para que fuera su madre.
Siendo honesto consigo mismo, Nino sabía que quería a Sho por razones totalmente distintas.
Sin embargo, Nino generalmente intentaba no ser honesto consigo mismo, al menos no con ese asunto en particular. La negación hacía que fuera más fácil manejar las cosas. No quería que su pequeño enamoramiento interfiriera en la forma en que trabajaban como grupo, sin importar que tan frustrantes las cosas se volvieran. Además el hecho de que obviamente el sentimiento no era mutuo era cómico. No había forma de que Sho fuera gay.
Además, sólo era un enamoramiento. No era del todo extraño, considerando los puntos buenos de Sho. Era amable (sólo cuando quería serlo y lamentablemente con otros), listo (excepto cuando usaba una media en la cabeza) y sexy (algunas veces en la AnAn, pero sobretodo en las duchas después de sus conciertos). Casi hacía que Nino deseara que fueran más cercanos y su respiración se aceleraba cuando se acercaban más. Eso era más o menos todo lo que pasaba.
No era como si Nino de verdad lo amara o algo parecido.
Mientras Nino intentaba eliminar los pensamientos depresivos que no causaban sus sentimientos unilaterales la puerta se abrió. Se cerró en silencio y puso escuchar unas pisadas tranquilas que se acercaron al sillón.
Nino se sentó de inmediato, haciendo una mueca de disculpa a Ohno.
―Lo lamento ―dijo con incómodidad―. Es sólo que no pude manejarlo.
―Está bien ―respondió Ohno sentándose a su lado en el sillón―. Lo has hecho peor.
―Ni me lo recuerdes ―murmuró Nino, y aun así se acercó un poco para recargarse en Ohno, agradecido por su consideración.
Ohno lo miró pensativamente un segundo.
―Sho-kun estaba bastante cansado hoy ―continuó si cambiar su expresión―. No creo que haya dormido mucho últimamente.
―Trabaja demasiado.
―Si no lo hiciera no sería él.
―Cierto.
Se quedaron así durante un tiempo. Cuando la puerta se abrió de nuevo, y Aiba y Jun entraron, Nino se había relajado de verdad. Jun habló primero.
―No estuvo bien ―dijo bruscamente, mirando fijamente a Nino, mientras Aiba se apresuraba a cerrar la puerta―. Necesitas controlarte más.
―Lo siento ―repitió Nino, apretando los dientes esta vez.
―No puedes explotar cada que él te provoca ―continuó Jun, alborotando su cabello con cansancio―. Sinceramente Nino, creí que ya podías manejarlo.
―Lo hice, un rato ―dijo Nino, haciendo un esfuerzo para hablar lento―, pero que fallará en el Pinball Runner no fue mi culpa. Yo estaba en la audiencia.
―Bueno, es un idiota ―suspiró Jun, dejándose caer en una silla con la apariencia de querer patear algo―. Aunque ya se lo dije.
Nino asintió, respirando profundamente. Por lo menos Jun estaba siendo racional a pesar de sus altas expectativas.
―Yo creo que el show de hoy estuvo bien ―dijo Aiba, acercándose a ellos dubitativo e intentando sonreír―. Quiero decir, los juegos fueron divertidos. Creo que pudimos haber sonreído más, pero...
Jun pateó la mesa.
―...no fue un desastre ¿cierto?
―No ―coincidió con firmeza Ohno, devolviéndole la sonrisa a Aiba―. Está bien, Aiba. Estuvimos bien.
Aiba asintió, sentándose con los demás. Continuaba sonriendo, pero esta vez con más sinceridad.
―Estaremos genial la próxima semana ―continuó Ohno, mirando a Jun―. Será el episodio especial, así que es más importante. Lo haremos perfectamente.
―Más vale que así sea ―coincidió Jun, hablando en voz baja.
Entonces Jun tomó su maleta y sacó su iPod, cerrando sus ojos y concentrándose en la música. Aiba se acomodó en su silla con un manga, con apariencia feliz.
Ohno miró una vez más la expresión relajada, pero cansada de Nino antes de separarse con cuidado del contrario.
―Deberías hablar con Sho ―le animó Ohno en voz baja para que los demás no lo escucharan―. Probablemente se sienta mal después de que Jun le gritó.
―¿Jun le gritó? ―corroboró Nino en el mismo tono.
―Bueno, era de esperarse ―dijo Ohno mirando serio a Nino―. Sho de verdad te debe una disculpa esta vez, pero creemos que debe de tener la oportunidad hacerlo en privado.
―Entonces él debería de venir a buscarme.
―O puedes ser un buen chico e irlo a buscar con calma ―sugirió Ohno con voz firme―. Sho ya está bastante estresado con el trabajo. Lo sabes, Nino.
―Está bien ―murmuró finalmente Nino, dándose por vencido y poniéndose de pie―, pero oficialmente me debes una.
A Nino le tomó un poco encontrar a Sho. No estaba en el estudio, donde el staff estaba dirigiendo a la audiencia a la salida y retirando la utilería del MDA. Tampoco estaba en la sala de maquillaje ni en el vestidor de los invitados, que ahora estaba vacío.Tampoco había ido a la cafetería de la Fuji TV.
Mientras comenzaba a sentirse confundido, Nino se dirigió hacia el baño más cercano a su estudio. Al principio pensó que estaba vacío, ya que todos los cubículos se veían tranquilos, pero justo cuando iba a salir se escuchó a alguien toser en el último cubículo.
Nino dudó. Volvió a escucharse esa tos, esta vez más fuerte.
―¿Hola? ―dijo Nino con torpeza―. ¿Sho-kun?
La única respuesta fue un ataque de tos. Mientras continuaba, Nino se acercó al cubículo. Alguien no estaba bien.
―¿Estás bien? ―preguntó, la respiración pesada de la otra persona estaba comenzando a preocuparle―. ¿Podrías abrir la puerta?”
Le tomó un momento darse cuenta de que la persona al otro lado de la puerta había comenzado a tropezar en el interior del baño.
―Ok, está muy mal ―concluyó Nino mientras la otra persona continuaba tosiendo―. Tienes que abrir. ¿Me escuchas? El seguro está puesto, y no puedo ayudarte a menos que...
De pronto, sonó un clic. Nino de inmediato abrió la puerta bruscamente. Una figura prácticamente cayó fuera del cubículo, chocando con él. El chico lo sostuvo en un torpe intento de mantenerlo de pie, pero aun así terminó cayendo al piso junto con él.
Era Sho.
―¿Eres tú? ¿Qué ocurre? ―preguntó Nino incrédulo, comenzando a preocuparse mientras Sho continuaba jadeando―. Wow, ¿qué ocurre? ¿Estás...?
Fue interrumpido por un nuevo acceso de tos. Además, Sho se aferraba a su brazo izquierdo con fuerza.
―Cierto, esto es muy, muy malo ―murmuró Nino. Rápidamente se sentó a un lado de Sho, tomando su playera y sacudiéndolo con cuidado― ¿Sho-kun? ¿Es que puedes oírme? ¿Sho?
Sho respiró profunda y roncamente. Nino por fin notó que sus ojos estaban girando incontrolablemente y su playera estaba empapada en sudor.
―Sho-kun, ―dijo Nino, su voz de pronto sonaba débil―, no es divertido. El programa no debió hacerte sentir tan cansado ¿sí? Correr en esa caminadora no pudo haber sido tan duro para ti.
Sho seguía sin dar señales de escuchar a Nino. En lugar de eso su cuerpo comenzó a temblar. Nino movió una de sus manos al cuello del chico, buscando su pulso con desesperación, pero apenas lo sintió. Parecía estarse desvaneciendo. Nino rápidamente miró a Sho de nuevo, comenzando a sentir pánico, y vio que un líquido rojo inconfundible estaba saliendo de su brazo izquierdo y teñía su playera.
―¡No! ―jadeó Nino, sintiéndose completamente inútil mientras miraba a un Sho exhausto y sangrante en el piso frente a él―. ¡No, no, no, esto no está pasando! No te vas a morir por el Pinball Runner, ¿me escuchas? ¡Sho!
Sho cerró los ojos con expresión de dolor.
―Una ambulancia ―dijo Nino en voz alta, seguro de lo que la palabra significaba. Aun así tuvo que luchar contra la conmoción para evitar que su mente quedara en blanco―. ¡Ah, un teléfono! Ambulancia. ¡Demonios!
Finalmente pudo sacar su teléfono y por fortuna recordó el número.
Probablemente fue la conversación más confusa que alguna vez tuvo en su vida, pero también fue la más importante hasta ese momento.
Las siguientes horas desaparecerían en su mayoría de la memoria de Nino. No podría recordar del todo haber esperado a la ambulancia, pero recordaba vagamente haber gritado para que otras personas fueran. De repente, un montón de gente había rodeado a Sho y Nino no estaba seguro de si había sido útil en ese momento. No podía recordar que haber llorado, pero sabía que en algún momento Ohno le entregó un pañuelo.
Sus recuerdos empezaban de nuevo esa tarde, cerca de una cama en una habitación de hospital. Aún estaba sosteniendo el pañuelo de Ohno y éste estaba empapado.
Sho se encontraba recostado en la cama y una máscara de oxígeno cubría su boca y nariz. El chico estaba cubierto por una sabana, pero Nino sabía que debajo de ésta había un gran vendaje cubriendo su brazo izquierdo. Los doctores le habían dado pastillas para dormir, suficientes como para que le duraran el resto de la tarde, y un montón de otras medicinas que Nino no comprendía para que eran. Por lo tanto, Sho tenía los ojos cerrados y respiraba tranquilamente. Nino pensó que sus pestañas eran inusualmente lindas, pero no le gustaba del todo como el cuerpo de Sho se veía inerte bajo las sabanas.
Agotamiento severo. El médico había dicho que el exceso de trabajo, el estrés, junto con la falta de sueño y de alimento habían hecho que colapsara mental y físicamente. Doble catástrofe.
Era probable que la herida de su brazo izquierdo hubiera ocurrido cuando cayó del cubículo. No era muy grave, pero parecía dolorosa.
Las buenas noticias eran que estaría bien. Con suerte.
―Necesita descansar ―dijo el médico en voz baja una vez que las cosas alrededor de Sho se habían calmado―. Mucho, a partir de ahora. Se quedará en cama al menos tres semanas. No permitan que trabaje en absoluto, ¿entendido?
Su manager no parecía feliz, de eso no cabía duda teniendo en cuenta la apretada agenda que tenían, pero asintió a regañadientes. Aiba volteó a ver a Sho con preocupación escrita en su rostro. Jun también parecía bastante empático, probablemente (en parte) porque sabía que Sho protestaría furioso cuando volviera a despertar. Ohno simplemente miró a Nino, cuya mirada no se había despegado de Sho en todo ese tiempo.
―Estará bien ―dijo Ohno a Nino una vez que su manager se fue con el doctor―. Confía en el médico.
―Desearía poder hacerlo.
Ohno estiró la mano para colocarla sobre la de Nino y la apretó levemente.
―Puedes hacerlo ―dijo con firmeza―. Por ahora, haremos lo que podamos durante la ausencia de Sho-kun.
―Eso será mañana ―coincidió Nino―. Ahora hablaremos con él en cuanto despierte.
Cuando Sho despertó parecía increíblemente confundido. Una vez que una enfermera retiró la máscara de oxigeno de su rostro y lo puso al tanto de la situación, su confusión se convirtió en frustración.
―No puedo quedarme aquí ―dijo mirándolos―. Quiero decir, en este momento tenemos demasiado de trabajo. Tenemos que grabar el comercial y también tenemos el especial de VS, y Zero...
―Y tú salud ―le interrumpió bruscamente Jun―. Nos encargaremos del trabajo.
―Puedo descansar en algunas semanas. Ahora...
―Sho-chan ―protestó Aiba, levantando la cabeza y poniendo su mejor cara de perrito―. Descansar es importante.
―También lo es cumplir con los contratos y seguir los acuerdos ―continuó Sho con seriedad.
―¡Oh, deja esa actitud de chico Keio por un segundo! ―interumpió Nino―. Necesitamos saber que no volverás a colapsar, así que quédate tranquilo y todo funcionará.
Sho dirigió su mirada hacia él. Sus ojos iban de Nino a Ohno y a sus manos entrelazadas. Entonces desvió la mirada bruscamente.
El mayor esperó un poco antes de soltar la mano de Nino y entonces fue que habló.
―Solo son tres semanas ―dijo mirando al castaño―. No tres años, no tres meses. Estarás de vuelta muy pronto.
―Pero estamos muy ocupados ahora ―discrepó Sho obstinado.
No parecía querer ceder pronto. Ohno se detuvo por un momento, pensativo, pero una vez que continuó con su expresión se volvió seria.
―El doctor dijo que obviamente no estabas comiendo como debías ―dijo a Sho hablando lento―. ¿Qué pasa con eso?
―Como bien ―protestó Sho.
Sin embargo, desvió la mirada muy rápido.
―Estás mintiendo ―continuó Ohno entrecerrando los ojos―, y eso no es algo que deba tomarse a la ligera. Te quedarás aquí tres semanas y es todo.
Sho apretó la boca firmemente, con enojo escrito en el rostro, y aun así parecía dudar de hablar ahora. Al final, se encogió de hombros aunque lo hizo a regañadientes.
―Tres semanas ―repitió con los dientes apretados―. Ni un día más, ¿entendido?
Hubo una breve pausa mientras sus palabras flotaban en el aire. Entonces Ohno asintió en respuesta, sonriendo un poco. Mientras los demás miembros sonreían, Nino dejó salir un suspiro de alivio.
Antes de irse se aseguraron de decirle a los doctores y enfermeras que no le dieran nada a Sho relacionado con el trabajo mientras estuviera en el hospital, lo que incluía su laptop personal. Si no estaban seguros si algún objeto estaba bien, debían preguntar. Eso no había hecho feliz a Sho, pero los demás se habían sentido más cómodos dejándolo en el hospital después de que se aseguraron de esos detalles. Él no podía revisar sus horarios, mantener contacto con alguna persona relacionada al trabajo o escribir canciones. Debía descansar.
―Deberíamos visitarlo de vez en cuando ―dijo Aiba mientras esperaban su auto fuera del hospital―. Para animarlo.
―Nino debería hacerlo ―dijo de inmediato Jun―. Tengo mi drama, Aiba está haciendo Tensai y Ohno tiene demasiadas audiciones. Que Nino sea el que venga regularmente.
―¿Qué? ―exclamó Nino sorprendido―. Es ilógico. ¡Yo también estoy ocupado! Mi obra de teatro está por estrenarse ¿recuerdan?
―No, que Nino lo visite constantemente está bien ―coincidió Ohno, asintiendo hacía Jun e ignorando el desconcierto de Nino―. Estoy seguro de que a él le gustará.
Esa declaración pareció sorprender a Jun. El chico le lanzó a Ohno una mirada interrogante, por alguna razón mirando fijamente a Nino antes. Ohno asintió casi imperceptiblemente en respuesta. Mientras Aiba parecía estar confundido, el rostro de Jun se llenó de comprensión.
―Entonces está decidido ―dijo, y por alguna razón parecía casi sorprendido―. ¡Perfecto!
Nino no estaba seguro si él lo consideraría perfecto. Aun así, hubo algo en la sonrisa calculadora de Ohno y en la expresión extrañamente determinada de Jun que hizo que dejara de protestar.
―Ustedes también lo visitarán, ¿verdad? ―preguntó por fin.
―Cuando tengamos tiempo ―le aseguró Jun―, aunque tú tienes que venir regularmente. Es mejor así.
Nino no sabía que pensar de todo esto, sin embargo, no estaba ansioso por las siguientes tres semanas. Por mucho que admirara a Sho generalmente prefería mantener distancia. Las interacciones cara a cara a menudo eran desastrosas para su ya frágil relación.
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EDIT 03/05/2017: Arreglé algunas cosas, cambié la puntuación y ahora se ve mucho más bonito <3 Love it!