(no subject)

Oct 18, 2007 12:36



Llevo muchas lunas sin pasearme por mi bosque encantado de sueños y quimeras, de ramas de olvido, de silencios que lo dicen todo y letras sin sentido...

Tardes de silencio y noches de sinceridad han pasado por mis manos. Aquellas mañanas de querer sin saber si te quieren, de querer que te amen y soledad en el cuerpo, sonrisas en mi mundo marcando cada recoveco.

En el ángulo muerto de mi cama descubro las caricias olvidadas, aunque no te encuentres entre mis sábanas, pero no importa, no es necesario, porque de mis sonrisas, las culpables son tus palabras.

Y me siento intermitente a lo largo de mi vida, parpadeando como luces de emergencia al borde del abismo y otras veces, marcando de lejos hacia donde virará mi camino.

Muchas cosas han pasado en estas lunas, al final del túnel diviso mi futuro, el final de un camino largo empedrado de fracasos, de derrotas superadas, de altibajos, pero que después de siete años siento la victoria entre mis manos, un triunfo que con esfuerzo me he ganado.

Cuando el tiempo empieza a perder su sentido, te das cuenta de los minutos que has perdido, de aquellas horas de olvidar, de buscar recuerdos, sueños y caramelos en un bolsillo roto que conduce al doble fondo de la realidad.

Montada en una noria, la vida va dando tumbos, giros sobre si misma, sin tiempo para pensar, decidir, decir, sintiendo mariposas en el estómago por quimeras o por realidades que decidieron esperar a la primavera. Las sonrisas se esconden tras los vidrios empañados de un quizá, y las lágrimas se derraman sin comprender quien abrió la puerta para dejarlas escapar.

Tengo ganas de batirme en duelo contigo, conmigo o simplemente con mi dolor. Tengo ganas de quitarte la ropa y los secretos, de desnudarte por fuera y por dentro. Ganas de arrancarte uno a uno los botones que dejan las ventanas abiertas a la imaginación sobre lo que significan tus gestos.

Intento comprender por qué cada vez que me separo de él siento que algo ha faltado, esos besos que no te doy, te los guardo en un cajón cada vez que me quito la ropa y el pudor. Que tengo mil abrazos que quieren salir del armario, que te los oculto en cada roce, en cada cruce de miradas antes de la despedida de rigor y yo me quedo aquí en mi lado piantao... piantao, piantao...


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