Esta noche no voy a cubrir palabras con velos de timidez, de deseos de decir y callar, de abrir la boca para no hablar.
Quiero soñar con los ojos abiertos, y en la oscuridad de mi noche, rendir pleitesía a tus heridas, ponerles mercromina... curarnos los golpes de la vida con caricias.
Esta noche me contaré un cuento al oído, para demostrar que los buenos también pueden ganar, aunque la realidad sea más cruel que tus deseos y en ella las princesas sólo lloren lágrimas de metal.
Me gustaría encontrar los versos correctos para poder mostrarte mi mundo paralelo y a cada meridiano de nuestros cuerpos ponerles el apellido “perfecto”.
Esta noche me quitaré una a una las prendas de mi disfraz, quedaré cubierta por el manto de piel con cicatrices que me encierra en horas de mirar, de hablar de lo que no se dice al mundo, de escuchar, de reír, de abrazar, de desear sudar de otra manera, de encontrar lo que me falta, de sentir en mis labios la tranquilidad.
Que hace mucho que no me lluevo, que por fin he conseguido detener el tiempo, y la ciudad sigue girando aunque tú y yo nos quedemos quietos, aunque les ofrezcamos abrazos y besos.
Esta noche cerraré los ojos para escucharte tararear las letras que hay en mi cabeza, que ni siquiera yo sabría cantar, que sólo suenan cuando te acallo, cuando dejas de hablar, esos instantes que se convierten en atisbos de felicidad.
Despiertos y dormidos, atentos y distraídos, encuentros y desencuentros que faltan por llegar... lamentos y lindos recuerdos, calma en la tempestad.
Esta noche tenía la intención de no callar, de decir todo lo que siento, pero… pero ya ni puedo hablar.