Terminé el año con Sanderson y lo he empezado con Sanderson también, porque el otro día acabé Sombras de identidad (cuya reseña os traeré el viernes). Sin embargo, voy primero con mi última lectura de 2016: Legión y El alma del emperador. Con esta reseña doy el pistoletazo de salida a 2017, en lo que espero que sea también una resurrección seria del blog. Veremos si lo consigo, que de momento ya tengo planificado todo el mes.
Título original: Legion & The Emperor's Soul (Legión y El alma del emperador, 240 págs.)
Autor: Brandon Sanderson
Editorial: Fantascy, 2014
Idioma original: Inglés (traducción de Rafael Marín)
Fantascy recopila en este tomo dos memorables novelas cortas de Sanderson, marcadas por el característico ingenio del autor y, al mismo tiempo, muy diferentes entre sí. En Legión, un relato a medio camino entre la ciencia ficción y la fantasía urbana, seguimos los pasos de Stephen Leeds, un hombre con un don muy especial: vive rodeado de alucinaciones que se han convertido en poco menos que su familia y le ayudan a resolver entuertos. En El alma del emperador, por otro lado, volvemos a la fantasía tradicional con una historia mucho más intimista, donde Wan ShaiLu, la mejor falsificadora del Imperio, se verá obligada a intentar realizar una hazaña tan grandiosa como imposible: falsificar el alma del mismísimo emperador. Dos obras con el sello de calidad sandersoniana y cargadas de esa magia suya tan personal.
Dos años llevaba sin leer a Sanderson y volver a adentrarme en sus creaciones ha sido una maravilla. Como suelo decir, yo soy una chica Mistborn y lo cierto es que el resto de sus sagas no me llaman tanto la atención (más aún sabiendo que todavía están abiertas y prometen ser kilométricas). Por eso me ha encantado poder volver a disfrutar de la prosa de este hombre sin necesidad de meterme un tocho interminable entre pecho y espalda. No estaba segura de qué tal se le daría la ficción corta, pero me he llevado una muy agradable sorpresa: el ritmo es bueno, no se dispersa, sabe focalizar en lo esencial y sintetiza con habilidad. No le podía pedir más.
Legión es la obra de la que más había oído hablar, quizá porque es la más llamativa de las dos; pero, aun así, resultó ser incluso mejor de lo que esperaba. Tenemos a un protagonista con una "enfermedad mental" inclasificable, que le hace ver y oír a una serie de personas que no están realmente ahí: alucinaciones que forman parte de sí mismo y, en cierto modo, representan distintos aspectos de su prodigiosa mente. Steve Leeds es "legión", porque parece componerse de muchas entidades diferentes. Este concepto, la originalidad del planteamiento y la ejecución, es el gran atractivo de esta historia.
En menos de cien páginas, acompañamos a Steve y a sus aspectos en una misión para la que ha sido "contratado" por una especie de organización secreta. Con ese regusto a historia de espías e investigaciones, Sanderson nos presenta un relato dinámico, divertido, salpicado de humor y acción, pero al mismo tiempo con esos guiños de profundidad que suelen marcar siempre su trabajo. La verdad sobre la condición de Steve, la intriga que provocan las pequeñas pistas que se dan sobre su pasado y los problemas que le acarreó su don, el marco en el que se desarrolla la trama (mezclando intereses empresariales, política, cultura y religión), el velado debate filosófico que ofrece el autor a través de los distintos personajes… Merece la pena no entrar en más detalles para que el lector lo descubra y disfrute por sí mismo.
La galería de personajes es también muy emblemática. A veces Steve queda eclipsado por sus propias alucinaciones, que tienen personalidades muy fuertes y características: Ivy, la veterana psiquiatra; Tobias, el erudito filósofo; J.C., el exmarine alocado de gatillo fácil… Ellos acaparan el protagonismo, aunque siempre con Steve como nexo de unión, un personaje principal que nunca llega a desdibujarse y mantiene nítidos tanto su carácter como sus motivaciones. También resulta interesante Monica, a pesar de que ella sí se mantiene en un plano bastante más secundario. En general, todos contribuyen a hacer la lectura amena y meternos en la historia, porque no hay ninguno que desentone o cojee.
El tono de El alma del emperador, sin embargo, es radicalmente opuesto. Esta novela corta empieza con nuestra protagonista, Wan ShaiLu, encarcelada y a punto de ser ejecutada por un delito de falsificación e intento de robo de una obra imperial. Pero el emperador Ashravan ha sufrido un intento de asesinato y, aunque han logrado salvar su cuerpo, su mente se ha perdido, dejándolo en estado vegetativo. Ante esta disyuntiva, y con la estabilidad política en el filo de la navaja, los árbitros imperiales deciden recurrir a Shai, ofreciéndole la libertad si a cambio consigue "falsificar" el alma del emperador para devolverle la consciencia.
A pesar de que el ritmo es mucho más pausado, apenas hay momentos de acción y la historia tiene un carácter mucho más serio y sobrio, admito que a mí me llegó mucho más hondo. Legión es para pasar un buen rato; El alma del emperador es para pensar. Tanto la personalidad de Shai como el núcleo de la propia trama son un maravilloso ejercicio de reflexión sobre la naturaleza de las cosas y de las personas. Mientras Shai va reconstruyendo el alma del emperador (y nosotros vamos deconstruyéndola a ella, en calidad de espectadores), Sanderson toca los distintos pilares que convierten a una persona en lo que es, como si nos presentara una ficha de desarrollo de personajes hecha historia. Se debate sobre el arte, la influencia que pueden tener en alguien aquellos que lo rodean, llevándolo a tomar un camino u otro en la vida. Hay ética, política y, por supuesto, ese fantástico sistema mágico que es la falsificación, con sus reglas internas y toda la filosofía asociada a ello.
El elenco de personajes es mucho más reducido, destacando Shai y el árbitro Gaotona como principales; pero eso favorece que se profundice mucho en ellos y en la relación que establecen a lo largo de la novela, manejada con mucha maestría, sensibilidad e inteligencia, pivotando siempre en torno a la figura de Ashravan. El propio emperador es un personaje al que llegamos a conocer bastante gracias a los demás. Incluso los secundarios más marginales con intervenciones minúsculas se nos presentan con un volumen e identidad propia, porque el trabajo de Shai la empuja a analizar a las personas para poder comprenderlas mejor.
El alma del emperador tiene todo lo que más me gusta de Sanderson: una magia fascinante, personajes tridimensionales, una trama perfectamente atada y reflexiones interesantes. El estilo da pie a que algunos detalles se reiteren más de la cuenta, pero lo hilvana bien al final, convirtiéndolos en información esencial sobre Shai y sobre Ashravan. Una auténtica gozada de lectura.
No puedo evitar ponerle una nota alta a este libro, porque, aun siendo historias cortas con tramas relativamente sencillas, son una auténtica joya. Punto extra también por haber incluido en la edición las notas de Sanderson correspondientes a cada historia, en especial las de El alma del emperador. Son interesantísimas y me han recordado una vez más por qué este hombre es con diferencia mi escritor de fantasía contemporánea favorito.
Ojalá hubiesen publicado más trabajos cortos de Sanderson de este estilo, porque son muy asequibles para los fans que quieran seguir leyéndole pero no tengan ganas de embarcarse en la tocho-saga de turno. Ahora que Nova parece haber acaparado la producción del autor y tiene pinta de querer sacarle el máximo partido posible, a ver si nos sorprenden con alguna otra joyita como estas.
Pero bueno, yo de momento lo único que quiero es que traduzcan Bands of Mourning cuanto antes. Lo necesito para vivir. Aunque de eso ya os hablaré el próximo día.