Después de El silencio de los corderos y antes de meterme de cabeza en la lectura de Dune (Dios, pereza mortaaal...), he tenido oportunidad de oxigenarme con la pequeña novelette de Rocío Vega, una space opera gamberra, fresca y de lo más divertida. Rocío es una joven autora española que, a principios de este año, empezó a publicar una historia serializada de la mano de la
editorial Café con Leche. Tanto por el formato como por el espíritu de la propia publicación, podría encuadrarse en el pulp de ciencia-ficción, con unas buenas dosis de acción, aventura y también sexo, haciendo especial hincapié en el dinamismo y la ligereza. Nunca antes había leído pulp propiamente dicho y no estaba segura de que me fuese a gustar, pero Horizonte Rojo me hizo pasar un rato estupendo y al final lo que más lamenté es que se acabase tan deprisa, porque los números que componen la saga son relativamente cortos. Casi se siente como si estuvieras viendo una serie, y ese carácter cinematográfico es uno de los aspectos de esta obra que más hacen disfrutar.
Pero no quiero irme por las ramas, así que entremos en el meollo de la cuestión y diseccionemos un poquito "Un encargo fácil", para que los que no conozcáis a la autora sepáis de qué os estoy hablando.
Título original: Horizonte Rojo #1: "Un encargo fácil" (80 pags.)
Autor: Rocío Vega
Editorial: Café con Leche, 2016
Idioma original: Español
La vida como mercenario puede llegar a ser una lotería, y eso es algo que le queda muy claro a Rea Kerr cuando un pequeño encargo que prometía ser sencillo termina torciéndose de la peor manera. Obsesionada con resolver el problema por sus propios medios y demostrar así que es una capitana competente, tendrá que lidiar con un "paquete" indeseable, una tripulación disfuncional que no la respeta todo lo que debería y, lo más importante de todo, su propio pánico a fracasar.
Me acerqué a Horizonte Rojo con recelo, porque, aunque me encanta la space opera, la erótica no es lo mío en absoluto. Normalmente, huyo de ese tipo de literatura como de la peste. Pero, al final, "Un encargo fácil" ha terminado resultando una gratísima sorpresa. Es ágil, divertida, entretiene y tiene un equilibrio y una coherencia interna que, como lectora, he agradecido enormemente. A pesar de ser una novelette pulp, con las características que ello implica, no se limita a vomitar palabras sin más. Incluso las escenas eróticas, que eran lo que más me preocupaba, lograron ganarme por lo bien integradas que están en el discurso interno de la historia. Por debajo de la acción, los tacos, el sexo y la diversión palomitera pura y dura, se puede percibir un trasfondo que termina de darle solidez a todo el conjunto. Y eso es lo que más valoro siempre cuando me pongo a leer, porque escribir novela ligera no debería ser sinónimo de escribir novela vacía.
Horizonte Rojo es una historia de publicación periódica, estructurada en números que después se recopilarán en tomos, formando una secuencia de arcos argumentales, al estilo de las novelas gráficas. Eso altera ligeramente las normas con respecto a las novelas tradicionales; aquí, el ritmo es más episódico, sujeto no sólo al desarrollo de la trama general de la historia, sino al formato breve de cada número, donde se debe jugar también con los picos de acción, las subtramas medio autoconclusivas y los cliffhangers internos. "Un encargo fácil" es, obviamente, el número introductorio, en el que se nos presenta el escenario, a los personajes y el primer problema que deben resolver (y que resuelven, aunque sus consecuencias ya se encargan de dejar preparado el terreno al siguiente número). Sin embargo, nunca olvida que su objetivo primordial es entretener y está muy bien equilibrada. El peso entre la acción, la narración un poco más intimista y las escenas de sexo, que son los tres elementos básicos de la estructura, está repartido con mucho acierto, de forma que nunca llegas a cansarte de uno u otro y el dinamismo no se resiente.
Sólo hacia el final, en los dos últimos capítulos, se tambalea un poco ese estupendo ritmo, acelerando demasiado el desenlace para dejar cerrada esta primera "aventura" de la forma más redonda posible. Recién salidos de una escena bastante intensa que incluso puede considerarse un punto de inflexión para el desarrollo de los personajes, la vuelta a la narración rápida y concisa te hace sentir que falta algo o que algo cojea. Por suerte, son apenas unas páginas, y tampoco estoy segura de hasta qué punto este problema no se debe a las exigencias del formato (que marcan una extensión bastante concreta).
No obstante, el encanto de Horizonte Rojo (o al menos de este primer número) reside especialmente en sus personajes, que forman una galería fantástica y más tridimensional de lo que cabría esperar de una obra tan ligera. Vega no se conforma con utilizar maniquíes de cartón que hagan bulto y se encarga de darles a todos un punto de personalidad que los hace muy, muy carismáticos. Incluso Nutty, el francotirador medio demente, y Rurik, el viejo amigo que ejerce de mentor y mano derecha de Kerr (los dos que menos espacio disfrutan en este número), se hacen increíblemente entrañables.
Pero el núcleo principal es Kerr, por supuesto; en cierto modo, ésta es su historia. La guerrera hija del líder de una banda de mercenarios espaciales, obsesionada con despegarse de la sombra de su padre y demostrarle al mundo (y a ella misma) que es capaz y competente. Kerr tenía el potencial para convertirse en el arquetipo de "tía dura" sin más, pero está tan llena de luces y sombras que termina a años luz de cualquier molde. Es fuerte y hábil en el campo de batalla, pero también es agresiva, egoísta, inestable y muy inmadura, llamándose a sí misma capitana y quejándose de que nadie la respeta, al mismo tiempo que su primera reacción al cabrearse no es otra que irse de borrachera para "desconectar". Es fácil pensar que, en circunstancias normales, una persona como ella no habría llegado nunca a capitanear una nave, y se crea la impresión de que Kerr está donde está porque su padre es quien es, no porque de verdad se lo haya ganado (detalle que apuntala aún más las fricciones entre ambos). A Kerr le queda un largo camino aún para llegar a ser una auténtica líder, pero lo intenta y lo desea con un toque de patetismo tan llamativo que es imposible no conectar con ella rápidamente.
Es muy curioso cómo la mujer que podría volarte la cabeza sin pestañear si le tocas las narices es también capaz de tornarse estúpidamente feliz como una cría ante un simple "bien hecho" por parte de Rurik, por ejemplo (la relación fraternal o paterno-filial de esos dos es el contrapunto perfecto a la Kerr más impulsiva y visceral). Esa aprobación que parece buscar tan desesperadamente, así como las nefastas decisiones en las que se escuda cuando no la consigue, marcan sólo la punta del iceberg de una personalidad muy turbulenta. En "Un encargo fácil", todos esos problemas y sombras de traumas pasados sólo se esbozan, pero el número entero está salpicado de pequeñas pistas aquí y allá para el lector atento. No son necesarios grandes monólogos mentales, con un simple par de comentarios en el momento justo Vega ya te explica por qué Kerr es como es, por qué bebe tantísimo, por qué se involucra en relaciones tóxicas, por qué se aferra de esa forma al sexo… Es una profundidad que no esperaba, tratada con un barniz de ligereza que te hace picar el anzuelo sin darte cuenta y te deja enganchado al personaje, con ganas de saber cómo seguirá desarrollándose su evolución.
Kirsten y Bahuer, los últimos dos miembros de la tripulación, también se perfilan como personajes interesantes, especialmente la primera. De Bahuer cabe destacar que aunque es un gilipollas, un bravucón y un descerebrado, no lo es sólo porque sí. Vega le da un motivo, nos lo presenta como un adicto a los estimulantes que pasa puesto casi todo el día como una forma de manejar el estrés. Así, su violencia y su inestabilidad tienen sentido, son lógicas. Y, en cuanto a Kirsten, la piloto de la Athena, solamente se ha empezado a perfilar, pero ya se perciben en ella rasgos muy representativos. Es una persona muy ecléctica. Kerr hace mucho hincapié en su faceta de "chica religiosa", pero también tiene una visión muy amplia y liberal del sexo, las relaciones y las personas en general. A pesar de su simpatía y su carácter jovial, también tenemos oportunidad de ver cómo se tensa y se pone a la defensiva cuando le tocan la fibra sensible, lo que casi se siente como un augurio de los posibles conflictos a los que dará pie. Si alguien compite con Kerr en crear expectación en el lector, es Kirsten. Y eso es muy de agradecer, porque, por muy entretenida que sea una historia, si los personajes no te dicen nada, la lectura se resiente.
¿Temáticas a destacar, en una novelette de apenas ochenta páginas? Pues sí, y ése es otro de los logros de Horizonte Rojo. De la mano de Kerr se ponen sobre la mesa la frustración vital, la inseguridad, el rencor, el desprecio a uno mismo que empuja al autocastigo, esa especie de hedonismo medio desesperado como fórmula de evasión… porque sí, el sexo en esta historia es explícito y muy poco amable, pero no es burdo, se salva de caer en lo soez incluso a pesar del vocabulario descarnado y no es gratuito en absoluto. Forma parte de Kerr y nos ayuda a meternos en su cabeza y a identificar actitudes tóxicas y autodestructivas cuyas razones aún están por descubrir. No es morbo por simple morbo, y eso hace mucho más valiosas unas escenas que, de haber estado narradas con menos habilidad, podrían haber deslucido la novelette en pleno.
Por último, el estilo narrativo es muy coloquial, muy directo, algo que encaja a la perfección con Kerr, puesto que se narra desde su PoV y ella es una persona muy llana (punto especial para el recurso de incluir esas garrafales faltas ortográficas en los mensajes que escribe). Eso le da bastante crudeza al texto a veces, pero no podría haber sido de otra forma, cualquier otro registro se habría sentido antinatural. Además, ayuda a conectar tanto con la protagonista que refuerza muchísimo la coherencia interna de la narración. Sin embargo, este estilo tan conciso también tiene sus puntos flacos, y lo que más afectado se ha visto por ello ha sido la ambientación. Horizonte Rojo es una space opera y cualquier aficionado al género se sentirá como en casa cuando lo lea, porque todo resulta familiar, es muy fácil ponerse en situación y hacerse una idea de por dónde nos estamos moviendo. Pero eso no impide que se echen en falta descripciones algo más prolijas, no tan parcas, sobre todo con respecto a los lugares y los aliens, elementos ambos muy importantes para darle personalidad a este mundo. Es difícil juzgar bien este detalle habiendo leído sólo el primer número y espero que se invierta un poco más en ello en los siguientes (sin pasarse a las parrafadas eternas, que tampoco es necesario; no encajarían ni con el formato ni con el tono de la obra).
Resumiendo: un debut que merece la pena mucho más de lo que imaginé en un principio y que es muy recomendable. Esto es space opera, aquí hay naves, alienígenas, armaduras, tiros por doquier y algún que otro encontronazo sexual. Pero no sólo eso. También hay fondo y sienta la base de lo que puede llegar a ser una saga fenomenal.
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Horizonte Rojo #2: "Envío especial" Horizonte Rojo #3: "Sin salida" La verdad es que me gusta bastante esta idea que ha recuperado Café con Leche de las "novelas por entregas", siguiendo también la línea de las novelas ligeras japonesas, que casi parecen la versión en texto de la enorme industria del manga. Las historias recopiladas en tomos son un formato que me llama la atención desde hace mucho y que yo misma he estado barajando utilizar. Puede suponer un buen contrapunto a la fiebre de las trilogías-tochas que parece haberse propagado por la industria literaria a nivel mundial. Y, en un mercado en el que cada vez está más de moda rellenar páginas y más páginas con nada sólo para hacer bulto, siempre son de agradecer estas obras que aprovechan su espacio al máximo y no desperdician ni una coma para hacernos disfrutar.
Vamos, primera incursión en la novela ligera y ha sido todo un éxito.