Io sono tornata

Aug 24, 2009 23:53


Bueno, se acabó la aventura pamplonica. Qué bien me lo he pasado, madre mía. Y qué poco he estudiado... como era de esperar.

Ya os contaré con más calma los pormenores del viaje y subiré alguna fotico de las diversas hazañas, que Gonzalo me las ha copiado todas en un CD. Mi hermano tiene un vicio con el tema fotográfico bastante respetable. No sólo tiene una cámara que es la leche, sino que además controla un montón el tema de los encuadres y el revelado con Photoshop. Me ha enseñado un huevo de cosas, así que lo mismo me vicio yo también algún día de estos y me lío a hacer fotos por ahí. Ganas no me faltan, la fotografía es una de mis grandes aficiones (frustrada desde siempre por lo poco que controlo el tema, sniff...)

El caso es que hemos subido montañas y atravesado bosques. Naturaleza pura, vamos. Qué paz tan maravillosa se respira en lo alto de una montaña, con el mundo a tus pies. Te sientes muuuy pequeño y las preocupaciones pierden sentido por completo. La verdad es que me he despejado mucho, menos mal. Estaba empezando a salirme moho enclaustrada en casa. No pienso negar que soy un bicho principalmente sedentario, pero estas escapaditas de vez en cuando me renuevan de la cabeza a los pies, no aguantaría sin ellas. Gonzalo es músico y su espíritu bohemio se contagia muchísimo. He vuelto a casa con unas ganas locas de agarrar una mochila y largarme a recorrer España o Europa en coche. Quizá algún día lo hagamos de verdad. ¿Seré capaz de atreverme? XD

Lo único malo de estas experiencias místicas en la montaña es que se me olvidó echarme cremita protectora y me he achicharrado el cuello como no podéis imaginar. Sí, sólo el cuello... en la cara y en los brazos sí me eché crema, no caí en echarme también en el cuello, sinceramente ¬¬ El caso es que ahora tengo el mismo aspecto que una escultura de mármol a la que le han plantado una cabeza de bronce. Por favor, no intentéis imaginarlo, aún me queda dignidad. He pasado una semana malísima (el incidente tuvo lugar el martes pasado) pero a estas alturas ya se me está cayendo la piel a tiras y ando por ahí con el cuello y las orejas despellejándose cutremente. En fin...

No voy a alargarme mucho más, repito, ya os contaré todo con calma en otro post. De momento sólo quería avisaros de que estoy de vuelta, aunque esta semana estaré bastante desaparecida, porque a la siguiente empiezo ya los exámenes. Me gustaría saber dónde demonios ha ido a parar mi estupendo veranito. Ahora me toca ponerme a empollar italiano como una desgraciada, que el examen es el día 1. Ancora non capisco quasi niente, y os recuerdo que me toca examen oral. Ho paura. Para pegarse un tiro, vamos. Y sobre el trabajo de antropología prefiero ni hablar.

En fin, ya veré cómo me las apaño.

¿Lo peor de estos días? Que mientras madre y yo estábamos fuera se ha muerto nuestra perrita, Kevin. En septiembre cumplía 17 años. Estaba hecha una pena, sí, y llevaba muy mal el horrible calor que está haciendo este año. Pero si yo tengo 23 años podéis echar las cuentas... prácticamente toda la vida con ella en casa. A Gonzalo, mamá y a mí nos dio un bajón bastante respetable cuando nos llamaron para darnos la noticia. Era una perra buenísima y muy, muy cariñosa. Y muy guapa. Pobrecita, Dios mío... al menos ya puede descansar de sus achaques, que no eran pocos.

Así que la familia vuelve a estar de luto. Otra vez. Este año se nos ha muerto hasta el perro.

¡Nos vemos pronto! ^o^ Disfrutad de lo que queda de vacaciones, que ya se acaban... ;O; 

vicisitudes varias

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