Antes que nada tengo que advertir que voy a hablar de la película "La cinta blanca" de Michael Haneke y probablemente va a haber spoilers, así que si no quieren saber de qué se tratar o cómo termina es mejor que dejen de leer ^^. También hay spoilers de “El secreto de sus ojos” de Juan José Campanella.
Debo admitir que mi principal interés en ver esta película radicaba en mi desacuerdo con el premio Oscar que se le otorgó a "El secreto de tus ojos" como mejor película extranjera. Ahora tengo un motivo sólido para decir que en mi opinión ese premio fue injusto y posiblemente fruto de que “El secreto..” es un exponente clásico de esa conciencia social en contra de la dictadura tan de moda en este momento a nivel mundial y particularmente en Argentina donde la institución de las Abuelas de Plaza de Mayo están postulándose para el premio de Novel de la Paz. La historia lineal y sencilla del “El secreto…,” la actuación de un gran pero poco comprometido actor de la televisión nacional y, desde luego, el castigo final del malvado y la victoria final del amor hacen que esta sea una película que fascine a multitudes.
Lamento esa introducción tan desdeñosa de la película de Campanella, creo que el film tiene algunos puntos buenos, los suficientes como para hacer llevable sus 2 horas de duración, entre ellas la que es muy probablemente la mejor actuación de la carrera de Guillermo Francella, la escena en el estadio de Racing, el maquillaje, la iluminación, la inclusión de lugares populares de Buenos Aires. Y sin embargo creo que la película es demasiado pretenciosa en su intento de convertirse en un instrumento de denuncia hacia el inicio de la dictadura en Argentina.
Tal pretensión es, en mi opinión, mucho mejor llevada por esta película alemana que concursó y perdió ante “El secreto..” por el premio a la mejor película extranjera. “La cinta blanca” no intenta dan una explicación completa de los orígenes de aquella locura masiva que significó el nazismo o el fascismo sino que mas que mostrarnos, va incluyéndonos en los ámbitos familiares de una población reducida del norte de Alemania, señalándonos cómo cotidianamente convivimos que el horror sin siquiera darnos cuenta o sin reconocerlo como horror, simplemente porque es parte de nuestras costumbres. Creo que este es un punto fundamental, porque en estas épocas en las que se habla de la tolerancia hacia de la puerta para afuera y se hace exactamente lo opuesto de la puerta para dentro lo postulado por Haneke es una vuelta de tuerca más a la hipocresía cotidiana: si los demás lo hacen es un espanto, si nosotros lo hacemos es justo y necesario.
“La cinta blanca” va mostrándonos cómo los ritos, las normas perversas y los crímenes de los progenitores afectan drásticamente la vida de los niños, llevándolos a convertirse en seres sin libertad para pensar de forma diferente, sin poder amarse a sí mismo y desde luego, sin capacidad para amar a los demás. Las relaciones padres-hijos es la línea básica del relato y creo que es muy acertado que el director regrese a este tema de la familia que parece trillado por los cientos de libros que todas las ciencias sociales han escrito al respecto, pero que aún con todo ese material sigue siendo un misterio. La aparición de un padre que abusan sexualmente de su hija, de un padre que se somete a las leyes de los poderes superiores para intentar mantener a su familia y sobre todo la de un padre que no sólo impone la ley con mano durísima sino que se convierte él mismo en la ley ante la cual sus hijos se inclinan van marcando el desarrollo de la historia.
El director tiene el buen tino de dejar el misterio que rodea el film sin resolución por la irrupción de la primera guerra mundial, es decir, interrumpe un proceso de agresión y violencia ilegitima para que se de paso al inicio de la violencia legitimada y global de las naciones, de la que los habitantes de ese pequeño poblado alemán no tardaran en participar.
El escenario en blanco, negro y gris colabora maravillosamente para trasmitir un clima de secretos ocultos y terror que sabemos que están (porque viven con nosotros, nosotros los creamos y los hacemos crecer) pero decidimos alegremente ignorar y atribuírselos a los demás.