Gravitaciòn

Aug 28, 2016 21:45

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La luz parpadeante del distrito alumbraba lo mínimo, una ligera llama blanca llena de cocaína, que pegaba en la zona de la cabeza y nuca. Debajo de ella, la reja de los campos ambientales del instituto.

‘’Tu profesor debe estar loco por pedirte sangre para un retrato ‘’el rostro no se le veía con claridad. Solo el reflejo de la mandíbula, la boca imprecisa y un poco de cuello transparente. Literalmente la capucha le cubría lo que él quería ocultar ‘’Imagínate que ya no hayan ciervos, son ¿quince estudiantes con el señor Choi?’’

Entre las doce y una de la noche las calles permanecían solas en medio de una ciudad abandonada. Aquí la gente no venía a ver vivir a los animales, los venía a matar. Pero algunos se consolaban con excusas insanas de sobrepoblación.

‘’Gran parte solo mato a un ciervo y compartieron la sangre por tubos, pero yo necesito más si no queda como quiero, por si acaso’’ explica Junhoe y cuando lo dice en voz alta suena más egoísta y cruel que en su mente ‘’No me queda más remedio’’

Bobby junto sus puños en modo de concentrarse en sus vendas manchadas más que en sus pensamientos, esperando atento a cualquier ruido por diminuto que fuera, naturalmente cazar era una fuente de estrategia. Simplemente no hay otra opción.

‘’Me pregunto que pasara cuando haya sobrepoblación mundana’’

‘’Bien podrían matarse unos a los otros, no es nada diferente al mundo cotidiano’’

Capto un revoloteo de matorrales con los cinco sentidos intactos en atacar. Un momento inesperado para contribuir a asesinar, pues no estaba de ánimos para jugar.

‘’Hay solo dos cosas que no me gustan de los ciervos, suelen permanecer ocultos perfectamente bien que hasta me está llegando a costar localizarlos. ’’

‘’ ¿Cuál es la segunda cosa entonces?’’ la voz que le salió no fue como la de un muchacho joven, más bien a un niño con cicatrices de viejo. Hubo otro sonido de las ramas suavemente movidas, pudo percatarse Bobby, pero no iban a salir de su escondite.

‘’Buscan lugares de ratas’’ contestó impregnado de malicia.

Bobby lo considero un artefacto de sumo cuidado, a pesar de ser un animal con ligero temor ciertamente podría haber un macho alfa esperando atacarlo.

‘’Lo mismo de siempre’’ dijo claramente aburrido el muchacho, Bobby levanto su cabeza estirando con su mano la capucha logrando observar bien el panorama. En general, los arbustos estaban intactos, lo cual era difícil localizarlos ‘’Esperar un eternidad para poder cazarlos’’

Bobby opto por su posesión inicial ‘’ Si tu fueras el ciervo ¿no harías lo mismo?’’

‘’El método de sobrevivencia es un hecho sobrevalorado’’ la voz sonó más cercana ‘’No soy diferente a un ciervo, aunque diga que no le temo a la muerte igual me escondería’’

El chico soltó un bufido, los arbustos construyeron una delicada sacudida y mantuvo la paciencia a flor de piel. A Koo Junhoe siempre le gustaba tener la razón, mantener una acuosa y misteriosa conversación unánime que solía, tarde o temprano, aclarar las dudas de Bobby. Como si el chico supiera de antemano como terminaría todo.

‘’ ¿Puedo saber porque me elegiste a mí para venir? ‘ironizo más serio de lo que trataba una broma.

El otro punto era que confiaba plenamente en Junhoe, aunque él sabía que no ayudaba a nadie en apuros.

Escucho una risa más cerca, el pequeño sin duda estaba fascinado con el ambiente. Pronto tendría el carmesí líquido en las manos, permanente hasta acabarlo.

‘‘No tuve otra opción. Yunhyeong se horrorizaría y armaría un alboroto, Donghyuk daría un sermón sobre la vida y el bienestar animal y Jinhwan se cuestionaría y me recomendaría poner una queja al consejo de profesores, al final hubiera terminado con sangre humana que de ciervo’’ y añade ‘’Comentaste que tu padre es cazador’’

Las ramas hicieron un ligero movimiento, las manos blancas estaban escondidas en guantes de combate negro.

Bobby bufo, levemente cabreado. Las palmas de sus manos se acostumbraban al frío que se acariciaba a su cuerpo, en situaciones como estas, son en las que quiere salir corriendo y no volver más, quizás olvidarlo todo y desaparecer. Extraerse y resurgir, pero eso daría exactamente lo mismo. Una fuerza vacía, malgastada. Adonde quiera que vaya, que corra, terminará ejerciendo el mismo oficio porque es lo único que le enseñaron hacer. Lo único que ha visto.

El basquetbol, a pesar que lo odia, le enseño otra forma de ver las cosas y el rap le enseño como expresar los sentimientos acumulados. Mantenerse así, con la escopeta a un lado estrecho y la mano expectante al tiro, lo transporta a su niñez cuando su padre mataba osos y colgaba las cabezas en el salón.

Los arbustos siguen intactos. Bobby espera por unos dos minutos hasta que entiende las salidas sigilosas de Junhoe, las mismas que lo dejan con más dudas. Tiene que interpretar muchas veces las palabras dichas por Junhoe, porque, de alguna u otra forma, van a dar en el acierto.

De cierta manera quita su visión de la periferia para ubicar a su compañero.

Se levanta perezosamente, enroscando los dedos de sus pies en los zapatos duros y pesados, una dura lucha de deliberar sus piernas al contraerse para poder marchar moribundo.

‘’Shhh’’ sus pasos son aterciopelados ‘’Creo que escuche a uno’’

La capucha levemente se llena de motitas blancas adornando su negrura y los labios partidos en medio de un ajetreo por desabrocharse el abrigo un poco, extasiándose de congelamiento, guardar los desgraciados recuerdos y contribuir a pedirle un deseo al demonio para que sus piernas se muevan correctamente.

La farola deja de parpadear y parece que pronto va a escacharse una lluvia infernal sobre sí mismo, apura lo más que puede el paso. Las telarañas de eso se volverían cenizas de compulsión.

Sus cabellos volaban con tal intensidad que Junhoe se cobijó detrás de su chaqueta de cachemira y se arrepiente de no haberse puesto algo más abrigado. El sector de caza dando su pase en vano, las luciérnagas siendo sus lámparas de emergencia, una parte de su cerebro le dice que habrá varias cosas de las cuales de arrepentirá al terminar el día.

La cuenta regresiva encontraba lo correcto en su franco tirador, escondidos detrás de unos matorrales, a treinta metros una manada de ciervos y una  improvista y magnifica para la vista de Bobby, era imprescindible.

‘‘Dispara a cualquiera, me estoy congelando’’ masculla Junhoe.

En las reglas que le dicto su hermano mayor a la edad de seis años se le dijo que nunca aparte la vista de su objetivo, sin embargo, en esos segundos, la víctima no era la fuente de concentración de Bobby.

‘‘¿Qué harás después?’’

‘‘¿Ramen comprado y televisión por cable? ‘‘es más bien una pregunta que una respuesta, Bobby lo deja pasar ’‘¿Qué vas a hacer tú?’’

Bobby desvía su enfoque de Junhoe, que apenas se ve un vuelo de su abrigo largo tapándolo por las ramas, y vuelve a sus principios.

Su dedo listo para disparar, el ojo preparado y la decisión de terminar o no con el encargo.

Es fácil comparar a los animales con las personas: seres vivos tranquilos comiendo sin molestar, hijos, madres, padres, líderes de la manada y una familia. Todo convertido en cenizas cuando uno desaparece. A Bobby se le hizo vomitivo seguir contemplando la escena y los gritos y chillidos de Junhoe lo tenían medio alterado.

La escopeta hizo su trabajo, Bobby solo tuvo que apretar el gatillo.

Se desprendió del arma fácilmente, desarmándola como el especialista que era y guardándola en una mochila gastada.

‘‘¡Por fin! ‘‘Junhoe apareció con las manos guardadas en los bolsillos de los vaqueros ’‘Pensé que te quedarías toda la noche aquí… ‘’

Bobby sonrió ‘‘¿Hablaste de ramen y películas?’’

Junhoe asintió dándole la espalda ‘‘Exactamente’’

La sangre se desparramo como gotas de lluvia por el rostro, una obra de arte morbosa para los ojos de Junhoe. El muchacho contemplo la escena antes de avanzar, ambas manos en los bolsillos delanteros, el viento rugiendo fuertemente sobre sus oídos y su compañero colocándose la mochila.

‘’Si solo vas a desear la sangre… ¿Qué harás con el cuerpo?’’
‘’No había pensado en eso’’ le respondió mientras extraía unos botellas de vidrio bastante grandes y una aguja mucho más gigante. ‘’ ¿Podemos darle la carne a un ciudadano? No podemos dejarlo abandonado aquí o creara un virus que infectara a los otros―’’
Bobby interrumpe con una limpia sacudida ‘’Conozco a alguien, le diré que venda por el’’
La zona de los pómulos poseía pequeños puntos y rayas rojas en algunos centros. Su intuición decía que repitiera el proceso, exterminarlos a todos y que no queden sospechas, pero nada era divertido sin un poco de drama.

Enterró la aguja  en las zonas más frecuentes, extrayendo su alma en ello muy embobado en la sustancia que recorría hasta hacer un melancólico rio rojo. A pesar que el animal estaba muerto, todavía provocaba algunas sacudidas. Quizás nunca estuvo del todo errado, tal vez su compasión fue quitada ese día.

Un proceso ilimitado, diría Bobby, por la forma en que demoro y observo cautivo en modo de evaluación. Como si una parte de Junhoe se hubiera ido junto con el ciervo, puede ser lo último que le quedaba de cordura.
Cinco botellas de sangre, casi tres litros y medio.

‘‘¿Vas a quedarte ahí toda la noche?’’

Junhoe solo retrocedió: ‘‘Su mirada perdida, es mi favorita’’

Bobby le había dado justo en la frente, los ojos blancos y muy abiertos, la consciencia de no saber en qué momento sería asesinado. Contuvo una respiración, aquello era muy justificado.

‘‘Tenemos que marcharnos ’‘afirmo el muchacho ’‘No hay que dejar sospechas’’

‘‘¿Van a venirlo a buscarlo de inmediato? Podría ser un gran problema…’’

‘‘Voy a enviarle un mensaje’’

‘‘Como esta tirado’’ comenta sin quitarle la mirada ‘’Se ve muy consternado’’
Pero Bobby estaba metido dentro de su celular, la luz interminablemente brillante, una advertencia de batería baja. Junhoe también tiene batería baja, pronto morirá.

Bobby se acercó a su compañero, una brisa helada corriéndole por los poros. El frío no se aguantaba, las calles vacías, dudaba mucho si encontraban algo peculiar. ‘’Ya vienen. Son una familia de pescadores, la carne es muy costosa por estos sectores’’

Diez pasos atrás y todavía no veía la diferencia. Bobby fijo sus ojos en la mirada de Junhoe,  estaba tan impactado como inmóvil, debía ser la primera muerte que presenciaba. Se mordía los labios secretamente.
Esperaba que fuera la última.

Junhoe es un experimento intenso, metódico y quimérico que perfeccionaba cada partida de billar que tomaban. Las puntas afiladas que se convertían en pinceles, debían estar bien preparadas. Las pelotas caían exactamente donde debían caer, el juego terminaba solo para comenzar uno nuevo. Es parte de un proceso, como un hámster que corre y corre sobre la rueda buscando una salida.

Era tan débil mentalmente que no podría estar tranquilo si no salía como él lo planeaba. Aunque no lo manifestará, lo carcomería lentamente por dentro. Y la rutina seguía porque un Junhoe intranquilo convierte a un Bobby intranquilo. El experimento viene emparejado en un sobre donde abarcan juntos, no se separan, no se distancian, solo esperan el momento exacto de actuar, no hay decisiones imprecisas que tomar. Simplemente detrás de esa máscara irresistible de maldad, poder y reputación se esconden unos corazones quebrados, rotos, deshechos.

Bobby se cobija en su chaqueta de piel densa, unas respiraciones tóxicas que sobresalen como niebla. No entiende porque Junhoe dedica tanto tiempo en observar a los muertos, es una estrategia patética y masoquista, en vez de relatar los momentos, los contempla con precisión grabándoselo en la mente cruelmente.

‘‘Vamos’’

Saca su calibre 39, una pistola angosta y liviana, la alza por encima de su hombro, un ojo cerrado y multiplicando el movimiento. Una posición ejemplar de un asesino. Justo donde traspaso la bala de Bobby, traspasa la bala de Junhoe, rompe el frentón por completo cayendo en pequeños pedazos. Un hueco que se tuerce en numerosos segmentos, un paraíso de violencia.
Ante la mirada de su compañero, le responde ‘’Quería saber que se sentía…’’expresa lentamente limpiando el arma con un pañuelo, KJ grabado en una esquina ‘’Acabar con alguien que ya no siente nada, aunque sea un ciervo’’

Ya no queda nada de qué preocuparse, la misma expresión en blanco.

Bobby golpea dulcemente su hombro y  avanza hasta la entrada, no hay salida para su problema porque ya no hay problema que resolver. Las cosas son claras y lo  comprende.

‘‘¿Ramen y películas? ‘‘pregunta Bobby caminando a su lado.

Junhoe respira profundamente. Todavía con la pistola en mano, sus piernas tiemblan. Sus dientes carraspean y se golpean entre sí. Baja el arma, pone el seguro y la guarda, hace unos segundos dudaba intensamente sobre qué hacer, ahora mismo está peligrosamente satisfecho.

No sabe cómo algo tan malo pueda sentirse tan bien.

‘‘Ramen y películas’’

Avanza por la reja que es cerrada cuidadosamente. El letrero en amarillo de «Tiempo de cacería» a sus espaldas.

Bajan las escaleras en silencio, es parte de la disciplina no hablar sobre los casos. Pero Junhoe siente su corazón pesado cada vez que se encuentra con algo similar, cuando está involucrado en algún trabajo siente que se llevan algo importarte de él. Cuando comienza una pintura es como si volviera a nacer.

Junhoe tiene miedo de terminar como los demás. Quizás más en el futuro sea como Kim Jinhwan, con mente dócil pero flexible o quizás como Padre, sin sentimientos y frío. Tal vez como Madre sin nadie y sin dolor que lo colme. Magníficamente entregando todo a un oficio desquiciado.

Al salir al exterior, los copos de nieve caen lentamente mientras caminan en silencio por la cubierta. Las pobladas villas duermen en paz, las farolas alumbran y el humo del cigarro de Bobby lo toma de sorpresa. Tal vez ha repetido el método tantas veces que no necesita pensarlo con claridad, quizás está tan acostumbrado a permanecer quieto e inmune que no ya no desea serlo. Quizá la complacencia de matar es igual a la de pintar.

‘‘Esto tiene que ser un secreto ’‘Bobby sostiene entre sus dedos el arma pulmonar ’‘Prométeme que iras al área de deporte y baile’’

Junhoe siente sus dientes gruñir del frío, podría pedirle un poco de cáncer a Bobby y encenderse con sus productos. O podría haberse cobijado más. ‘’Iré a ver qué tal es, si es que tengo tiempo’’

‘‘Tiempo es lo que menos tenemos’’

‘‘Realmente no sabía qué hacer con el ciervo ’‘confiesa el muchacho con la mirada baja. ’’ Solo quería experimentar un toque más crucial de la disciplina de la vida o muerte, tengo muchas dudas sobre eso, pero hay un sinfín de teorías que nunca voy a comprobar’’ Bobby está adelantado por unos pasos, pero se detiene y Junhoe choca con su espalda quedando desconcertado.

Se da vuelta, la mirada fijamente en sus orbes marrones, deslizándole el veneno por dentro. El odio puro en una sola definición, su cigarro en el piso, el humo evaporándose por la atmosfera.

‘‘No hay tiempo para pensarlo dos veces, Koo Junhoe ’‘le dice bruscamente, el espesor de furia en cada hilo de voz ’‘Es justo. Es repulsivo. También inhumano, pero es lo único que sabemos hacer. Es eso o nada. No pienses que matar a un animal te hace malo, todo el mundo es malo, hasta los veganos. Si el arte te tiene enloquecido, por lo menos disfrútalo’’

‘‘No me hables como si fuera un crío ’‘espeta el muchacho desafiándolo. Y a la vez se sorprende, porque sigue siendo fuerte, porque no se ha desarmado. No necesita que armen sus piezas, él puede armarlas solo.

‘‘Entonces, ahórrame conflictos y deja de pensar como uno’’

En la avenida vecina están estacionadas sus motocicletas. Bobby suspira y se tapa el rostro con la capucha, Junhoe lo sigue conscientemente de seguir permaneciendo inquieto.
Inminentemente les espera algo peor. No hay que ser adivinos para saberlo, ni rogar a dios un poco de suerte. Este tatuado en sus cuerpos, se siente en el aire. Junhoe lo sabe. Bobby lo sabe. Jinhwan lo sabe. El que nace asesino no tiene un final feliz.

Bobby mata con fuerza, Junhoe mata en su arte, Jinhwan mata en su mirada.

Ambos componen una melodía de incomodidad. Los pasos seguidos de las respiraciones contenidas, la lucha inconcreta de emociones y pensamientos que los invaden suavemente por dentro y amenazan con comerlos enteros. Hay un sinfín de probabilidades que Junhoe toma en cuenta al querer huir de Jinhwan, correr y no volver más, pero, en este instante y en cualquier otro, no puede. Simplemente está encadenado a su piel, a sus heridas más secretas, a todo lo que abarque un poco de calma.

Doblan la esquina y a primera vista encuentran sus motos, ambos en cada ejemplar negro azabache, con la llave a punto de arrancar, los pies en sus respectivos lugares. El miedo de morir congelados.

Bobby carraspea y su moto emite un sonido desgarrador.

‘‘Olvidemos esto ¿bien? ‘‘ante la mirada de su compañero, añade ’‘Vamos a comer ramen y ver películas en la televisión, sentarnos en el sillón gastado y si no te duermes antes, podemos ir a buscar a Jinhwan después de su clase en la mañana’’

Junhoe le sonríe y antes de echar a andar su moto, le dice ‘’ ¿Cómo sabes que-‘’

‘’Hay que ser ciego para no darse cuenta’’

†††
Es Jinhwan. Solo soltó capas de pinturas en un cuadro en blanco y negro, diferentes tonos monocromáticos y culpas siendo infundidas en hojas de papel. Lo ayuda a calmarse, quizás. Pero cuando da dos pasos  atrás viendo cuidadosamente su obra de arte se pregunta inmediatamente en que mejorara. Es su hermano siendo pintado, el mismo retrato que lo atormenta. No obstante los pliegues son suaves y tibios como si tratara de disculparse, con enormes enredaderas gruesas que se entrelazan entre si formando grandes cuernos sobre su cabeza, con la mirada perdida del ciervo. Formo al mayor como un escudo para la locura, cuando lo volvía más endemoniado. Debería parar de alguna forma, porque repentinamente quiere sostener la pistola sobre la frente de Jinhwan y ver qué tipo de mirada tendrá cuando ya no respire.

Está sosteniendo una lágrima. Pero Jinhwan también quiere matarlo, porque ya no lo necesita. Porque tiene nuevas manos que lo
seduzcan y nuevos labios a los cuales complacer. Está enfriándose y calentándose a la vez, eso no puede ser posible. Los celos son un plato que se sirve frio y venenoso. La ira irradiando como una bomba, está a punto de explotar. Y los pliegues son tomados con colores rojos, arañando el arte y dejándolo con marcas rojas. Es la sangre que no sirve, es el periodo de pensamientos que no incluyen una medicina.

Lo destroza con miles de colores; entre celestes y rosados fuertes. Colores que representan a Jinhwan, despedazándolo en su imaginación. No puede hacerlo en la vida real aunque se matara a si mismo por arrancar su corazón y sostenerlo en sus manos, tiritando, cazando unas esperanzas angustiosas de convertirlo en su obra más esplendida. Lo necesita, oh dios lo necesita. Quiere tenerlo pero no puede.

Y el blanco se convierte en necro y en disecaciones de mariposas muertas. Cayendo al suelo dándose cuenta que su hoja esta amontonada y su piso contrae colores llamativos, su edredón manchado de tintes y su pecho rojizo con punzadas de dolor por dentro. Convulsiones que nunca pararan lo amarran, nuevamente tratando de encontrarle una lógica a su vida. Ni siquiera puede evaporarlo en sus cuadros, es imposible que logra desaparecerlo.
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