[5] Inmaculado silencio
La casa no era particularmente grande, más bien reducida y estrictamente bien postulada. Junhoe frunció el ceño y llevo los nudillos a la puerta, golpeando tres veces antes de bajar su mano y ocultarla en el bolsillo de su pantalón. No cabía duda que su aprendiz es un inigualable plebeyo esperando la luna llena para abarcar desmesuradamente.
Cuando subió a su habitación ayer por la mañana, buscando a Jinhwan para que coma algo y llevando consigo dos pastillas y un vaso de agua, no podía creer que no hubiera ni un alma descarriada en su cuarto y más encima haya hurtado sus prendas. No sabía que explicarle a su madre cuando bajo sin nada más que esas malditas pastillas que tiro al basurero enrabiado.
Volvió a tocar suavemente, tres veces y espero pacientemente que el chico pequeño le respondiera algunas preguntas urgentes que se llevaba cuestionando todo el santo día.
La puerta provoco un chirrido y Junhoe avanzo un paso atrás, expectante a hacerle cara al pequeño. ¿Con que abandonarlo no?
La puerta se abrió por completo y estaba preparándose para soltar un par de improperios. Se calló y se sorprendió cuando vio a una mujer diminuta mirarlo con una sonrisa amistosa en sus labios, nada cultural ni nada tradicional.
-¿Puedo ayudarle en algo, jovencito? -pregunto con voz cantarina. Junhoe la inspecciono antes de hablarle; los cabellos negros medios blancos, la nariz respingada y una mirada inocente tal cual la heredaba Jinhwan. A su lado llego una pequeña niña con el cutis perfilado, era la viva imagen femenina del chico que estuvo en su cama anoche-Oh...Haneul... ¿puedo ayudarle en algo?
Junhoe no encontraba las palabras exactas para pedirle a la señora ver a su hijo. Hace mucho tiempo que no se sentía tan cohibido como en ese momento y la mirada de la niña lo hacía ponerse más nervioso.
-Creo que se ha equivocado de vivienda, jovencito-la señora sonrió e iba cerrando lentamente la puerta-...que le vaya bien...
-¡Oh, no! -detuvo la puerta con su mano y respiro agitadamente-Estoy buscando a Kim Jinhwan. ¿Se encuentra Jinhwan aquí?
-¡Oppa! -salto la niña pequeña y corrió rápidamente al interior del hogar.
-Lo siento mucho, jovencito-dijo la señora con una sonrisa triste-Jinhwannie está castigado. Tiene prohibido salir y está muy enfermo que no puede ni moverse. Así que...no puede salir, lo siento tanto.
Junhoe se mordió el interior de la mejilla para evitar reírse: -Estuvo en mi casa anoche. Jugando video juegos, fue mi culpa, estábamos tan concentrados que perdimos la noción del tiempo y finalmente se quedó a dormir. Todo es mi culpa señora Kim. Por favor, discúlpeme.
Hizo una reverencia para esconder su sonrisa.
-¡Me hubiese llamado! Estaba tan preocupada...-la señora abrió la puerta nuevamente y lo invito a pasar con una agitación de manos, Junhoe le sonrió y se adentró al hogar cerrando la puerta silenciosamente-Nuestro Jinhwannie es un niño muy bueno...nunca se queda a dormir fuera, así que debes ser un muy buen amigo ¿no? Oh...y Hanbin ni siquiera ha llamado y eso que le pregunte anoche si estaba con él. ¿Están peleados?
-Realmente no sé nada, señora Kim-se excusó el alto-Mi relación con Jinhwan es meramente de amistad. No llegamos a ese tipo de problemas. Es mi rival en video juegos.
-No lo dudo. ¡Si hasta vienes a ver cómo está! Me vas a tener que perdonar, jovencito. Pero nuestra Haneul está invitada a un cumpleaños y ya estamos atrasadas ¡Pero contigo estoy confiada de que Jinhwan estará bien! Seguramente seguirán jugando video juegos ¿no? -la mujer se puso el abrigo y cogió una bolsa de regalos-Lo siento tanto. De verdad.
-No se preocupe, señora Kim. Me preocuparé de que Jinhwan esté bien.
-¡Oh, eres tan dulce! ¿Cuál es tu nombre, por cierto? Debes ser Yunhyeong ¿no? Jinhwan me habla mucho de él.
-No, señora Kim. Soy Koo Junhoe, compañero de curso de Jinhwan, lo conocí recientemente-el chico ofreció su mano a la señora que apreto afectuosamente.
-Su habitación está arriba, es la tercera puerta-se abrocho el abrigo y se apresuró a gritar-¡Kim Jinhwan! ¡Tienes visita! ¡Kim Jinwannie! Debo irme corriendo, adiós jovencito.
Junhoe subió la escalera minuciosamente tras mirar la casa de Jinhwan. Una bonita parcela e adorable madre. Todo un prospecto niño protegido, lástima que los cuidados que pensaba hacerle Junhoe no estaban en la lista de medicamentos.
No perdió el tiempo el tocar la puerta, simplemente la abrió y se encontró con un Jinhwan tirado en la cama a cuerpo muerto. Tenía la boca entreabierta y dormía profundamente.
El alto sonrió y lo contemplo por unos minutos.
Se sentó a su lado e inspecciono la habitación de Jinhwan. En las paredes había posters de bandas históricas y un collage repleto de fotos compartiendo con Yunhyeong. Junhoe se extrañó, se hubiera imaginado que serían fotos con Hanbin. Son novios ¿no? Suponiendo lo revelado por la señora Kim parecía que, si había problemas en el paraíso, pero realmente le daba lo mismo.
Las paredes están pintadas de un verde césped. Tiene una repisa llena de comics y vinilos antiguos; como Bob Dylan y Maddona. No tiene ningún sentido su gusto en la música, observando sus discos, la mayoría eran extranjeros y unos cuantos raperos coreanos ya viejos. Nada extravagante u moderno. Como los grupos de chicas que solían copiar las niñas del colegio o los idols que vivían en la televisión. Sin embargo, su lista de comics es interesante, tiene la colección completa de Inuyasha.
Siguió sacando algunos comics y leyendo su contenido, tan abstracto en la burbuja del cuarto, que no noto que Jinhwan lo miraba soñoliento rascándose los ojos con el antebrazo.
-¿Qué haces aquí? -pregunto todavía medio dormido y Junhoe se voltea a la voz y le sonrió mostrándole un ejemplar de One Piece.
-Que vergüenza, te faltan doce tomos.
-Es demasiado largo-objeto el pequeño y luego se dio cuenta de la realidad y abrió los grandes ojos apuntándolo, con el cabello revoleteado y las mejillas sonrojadas, además de traer un pijama completo de vaca-¡¿Que estás haciendo en mi cuarto?! ¡Eres parte de un sueño! Eso tiene que ser... ¿cómo puedes meterte en mis sueños sin mi permiso? ¡Te lo prohíbo! ¡No quiero tener más sueños contigo! Nada más...
-Claro. Pero ahora mismo no estoy siendo parte de un sueño sucio tuyo, estoy revisando tu estante y haciendo un poco de labor.
-¿Labor? -cruzo las piernas y frunció el ceño moviendo la cabeza de lado a lado-¿Que labor?
-Tu madre me dijo que cuidara de ti-le informo el alto dejando el comic donde debía estar-Se iba a un cumpleaños de tu hermanita. Es muy linda...
-No tienes mi permiso de enamorarte de ella-reclama el pequeño enojado y celoso. Junhoe solo sonríe y lo hace sufrir lentamente- De todas maneras ¿a qué has venido?
-A ver como estabas-dice calmadamente sentando en el borde de la cama-Arrancaste ayer y estaba preocupado, además de que te libre del castigo. Le dije a tu mamá que perdimos el tiempo jugando video juegos.
De repente a Jinhwan se le vienen todas las memorias y tras estar todavía medio inconsciente por la trasnochada, la fuerza física y después las quejas de su madre, no se dio cuenta que estaba al frente de Koo Junhoe, el chico que se encargó de quitarle la virginidad y otorgarle el mejor orgasmo jamás obtenido en su vida, arrebato un poco el edredón y escondió su cara roja mientras el alto se reía a carcajadas.
-Estoy bien-dice tras destapar un poco su cara, solo la base de los ojos-Tome algunas pastillas y ya me siento mucho mejor. Gracias por preocuparte.
-Era lo menos que podía hacer, fui el culpable de tu dolor...Entonces... ¿te quedaron algunas dudas de anoche?
-En realidad, no-confiesa y se sonroja a ya no poder más-Me quedo muy claro. Estoy bien. Tú estás bien. Todo el mundo está bien. Es mejor que te marches porque estoy muy avergonzado y necesito una ducha.
La mirada de Junhoe lo traspasa y lo hace sentirse inmune: -Bueno...creo que yo también necesito una ducha.
Jinhwan se cubre el rostro y se ríe.
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Se basa en secretos que esconden sus miradas. No son más que amigos conteniendo carcajadas y manteniendo una relación desequilibrada, algo poco rústico. Pero Jinhwan siente que puede confiar en Junhoe, en cómo no ha dicho ni una palabra después de lo sucedido. Al igual que le sonríe como si quisiera protegerlo.
La bañera es un poco grande para Jinhwan y un poco estrecha para Junhoe, sin embargo, se hayan sentados con el pecho del alto chocando contra la espalda del pequeño mientras hace espumas de jabón en sus manos y las desliza suavemente por la piel desnuda.
-Me hace cosquillas...-murmura Jinhwan con una risa estremeciéndose ante el toque del alto. Junhoe solo aplasta sus manos por los omoplatos del pequeño y esparce el jabón por toda su columna.
-Así que eres quisquilloso...-apunta con sus dedos los puntos negros-Tienes muchos lunares...y son muy singulares.
-Ni me lo recuerdes. Siempre los he odiado, especialmente el que tengo aquí-voltea a Junhoe apuntando con su dedo índice el lunar con forma de corazón cerca de su ojo-Los niños en kínder eran malos conmigo por eso. Decían que tenía enfermedades o que no me duchaba bien, o cosas así. Y me hacían llorar, así que no hables sobre eso.
-Los niños pueden ser muy crueles-está de acuerdo Junhoe pero no tan de acuerdo. Suelta sus manos y sigue esparciendo jabón con su cuello y el pecho-Podemos arreglar eso de alguna manera.
-No seas tonto, es imposible que extingas los lunares. Son permanentes y se quedan ahí para siempre. Ya he investigado en Google.
Junhoe ríe y se levantan para sacarse la espuma del cuerpo con el agua templada. Ciertamente Jinhwan es muy inocente y su ingenuidad conquista a escalas mayores.
Lo envuelve en una toalla y le pone otra en el cabello. Jinhwan se queja de necesitar un nuevo tinte para su cabello mientras entran al cuarto, porque sus raíces están negras y el resto rubio, que se ve descolorido y cosas así. Pero Junhoe se concentra en la forma en que como habla y en darle una solución propia al problema. Que simplemente debe comprar una nueva pintura y se ofrece para teñirlo, aunque nunca lo ha hecho antes, pero para eso están las indicaciones.
Le saca la toalla y lo seca por todos los rincones de su cuerpo, no obstante, Jinhwan esta tan ocupado quejándose de Vas a dejarme el cabello rosado, estoy seguro, o morado, o me dejarás calvo... que no se sonroja por su extrema desnudes.
-¡Ya se!
Ante el repentino cambio de humor gravitacional de Junhoe, el pequeño da un salto de concreto susto.
-Vamos a resolver problema por problema. Primero sigamos con los lunares...
Jinhwan lo interrumpe: -Te dije que no hablaras de eso. Me hace sentir triste.
El alto empuja suavemente al pequeño, cayendo en la cama y lo acomoda para tenerlo todo a su disposición. Entonces Jinhwan quiere cubrirse, ya que no está acostumbrado a mostrarse como dios lo trajo al mundo y la temperatura está helada.
Pero todo es callado cuando Junhoe levanta su pierna y besa el primer punto negro que se extiende diminuto en su tobillo.
-¿Que estas---
-Si beso lunar por lunar, ya no tendrás que contar esa historia triste.
-¡No seas tonto! ¡Son muchos! -lo patea y mueve su pie rápidamente, pero Junhoe le pega en el dedo pequeño y solo le queda quejarse de dolor.
-Entonces voy a contarlos. Uno...dos...-beso, beso, beso-Tres...
Jinhwan solo se funde al placer de los labios contra su piel y deja caer su cabeza a la cama mientras el alto sube por su pierna, cada vez más cerca. Pero esto no tiene nada de matices sexuales, solo es un chico riendo y besando su piel subiendo a su boca, depositando besos castos y silenciosos. Y Jinhwan se siente bien y enrolla su cabello en sus dedos y lo suelta. Puede acostumbrarse a esto.
Por supuesto que puede acostumbrarse a esto.