DAC: Ambición

Jun 29, 2012 17:51


Autor:  denadadetodo
Reto: La noche del diablo
Fandom: NCIS
Claim: Ziva/Tony
Título: Ambición
Palabras: 3,089
Notas: Ninguna, libre de spoilers



La habitación se halla casi a oscuras, iluminada tan solo por el pálido resplandor de la luna, un hombre sentado en una cómoda mecedora  observa todo con una tétrica mirada vacía, vigilándolo todo, sin ya ver nada.

Su cuerpo desnudo, hace ya largo rato que se encuentra sin vida. Un tajo de gran tamaño cruza su pecho, mientras otras heridas similares a arañazos pero de menor tamaño deforman su rostro y curvan sus labios en una macabra especie de sonrisa; sin duda, la herida mortal era la que atraviesa  su cuello de lado a lado.

-Dada la temperatura del hígado, diría que nuestro infortunado capellán, falleció entre las  ocho y las nueve de la mañana, por la falta de heridas defensivas debo suponer que o bien el ataque fue tan letal que no le dio tiempo a defenderse o que conocía a su atacante.

-Duck, podrías decirme que tipo de arma causaron esas heridas.

-Lo siento Jethro, lo único que te puedo decir es que estas lesiones me recuerdan a las causadas por animales salvajes a sus presas antes de ser devoradas. Sin embargo nuestro buen amigo se reserva aun muchos secretos que de seguro desvelará en autopsias.

Ducky, recita con su parsimonia habitual los hallazgos forenses, mientras el resto del equipo se dispersa en busca de pruebas, hace mucho tiempo que ninguno de ellos ha visto un escenario parecido.

Las paredes del pequeño salón se hallan salpicadas de sangre y un enorme charco rojo carmesí cobra vida justo debajo de la mecedora; el aroma de la sangre, aun fresca, impregna las fosas nasales y el crepitar de las llamas de la chimenea crea una extraña sensación que helaría la sangre a cualquiera.

Marcas de arañazos rasgan el papel que cubre las paredes y el picaporte de la puerta del salón parece haber sido arrancado de un sólo golpe, una especie de colmillo ensangrentado se haya olvidado en un oscuro rincón, junto a la chimenea.

Tony observa el panorama con detenimiento, mientras embolsa una a una las pruebas, unos pequeños y extraños trozos de madera se queman aun en la chimenea y una pequeña gota de sangre seca sobre uno de  aquellos trozos llama su atención, por alguna razón presiente que será un día largo y difícil.

-Definitivamente seria “Pesadilla en Elm Street”, sangre tiñendo las paredes, una chimenea aun ardiendo, llamas creando extrañas figuras al rededor, un cadáver que parece tener una sonrisa dibujada en el rostro…Freddy estaría orgulloso.

Ziva  se limita a seguir con su trabajo; fotografía la escena con atención intentando captar con la cámara cada ángulo y cada detalle, hace mucho que está acostumbrada a las comparaciones cinematográficas, que suele realizar su compañero en las escenas de crímenes, sin embargo hay  algo que la inquieta.

El entrenamiento recibido como agente Mossad ha dejado huella, la sensación de sentirse observada por alguien que no se encuentra en la habitación, se hace cada vez más fuerte, mientras intuye cada vez con mayor claridad alguna especie de inminente peligro.

-Jefe, el sistema de seguridad no ha saltado y las cámaras  no muestran ningún intruso cerca de las inmediaciones, al parecer el asesino fue capaz de entrar y salir  de la casa sin dejar ninguna huella.

-¿Tú crees McGee?

El tono condescendiente de Gibbs y la fuerza con la que toma su mochila, alerta al equipo, es hora de empezar a atar cabos y resolver el caso.

-Ziva, Dinozzo terminen con la escena. McGee conmigo, iremos a darle la noticia a la ex esposa del capellán.

-Si jefe.- Los tres responden al unísono, mientras cada uno continúa con su tarea, el tiempo que llevan trabajando junto a él, les ha enseñado que no es bueno poner ansioso a Gibbs.

El cuerpo del capellán yace desnudo en la mesa de autopsias, la carne expuesta muestra la profundidad de las heridas y el ensañamiento con las que fueron hechas.

Es el turno de Ducky de empezar a buscar pistas, pistas que desvelará el infortunado capellán Mathews para lograr,  por fin, dar con su asesino.

-Usted cree que el capellán fue asesinado por alguna especie de bestia, doctor Mallard.

Ducky observa con simpatía a su pupilo, a veces le parece que se trata de un niño que ha llenado el cuerpo de un hombre, sin embargo, también conoce sus capacidades y sabe que será muy difícil que alguien ocupe el lugar, que a su modo, ha sabido ganarse dentro del equipo.

-Señor Palmer, déjeme decirle que muchas veces las criaturas de ficción son producto de leyendas que se han ido transmitiendo generación tras generación, como es el caso del infame conde Drácula, cuyos crímenes llegaron a ser tan injustos y cruentos que incluso hoy, su sólo nombre logra aterrorizar a los niños. Sin embargo, poco tienen de sobrenatural sus historias, los más monstruosos  asesinos cuando  los llegamos a conocer, son tan humanos como usted o como yo.

-Tienes algo Duck.

-Jethro, me alegra que hayas decidido bajar, como le decía a nuestro querido señor Palmer, las heridas que llevaron a la muerte a nuestra  víctima, fueron infringidas con algún tipo de arma punzo cortante hecha de algún tipo  de madera, siguiendo un patrón que imita los ataques de ciertos animales salvajes, nuestro asesino pretendió hacernos creer que algún tipo de bestia había cometido el asesinato.

-Es una lástima que no haya sido una bestia, estaba pensando en que sería una conversación interesante para sostener con Briana.

Gibbs observa con detenimiento a Palmer, a veces le parece casi imposible que Ducky le haya podido tomar tanto cariño.

-En este caso me atrevería a decir que las heridas que parecen ser producto de arañazos y mordidas, fueron hechos con algún tipo de arma creada para lograr crear esa ilusión, hasta ahora no he conocido a ningún animal, aparte de los propios seres humanos,  capaz de matar sólo por el simple hecho de matar. La señorita Sciuto deberá poder decir algo más cuando haya terminado con los exámenes de tejidos.

El sonido de una puerta al cerrarse de golpe, alerta a Ziva y a Tony, mientras una extraña sombra cruza la escalera que lleva a la segunda planta, sin embargo aquel nivel de la casa se halla completamente desierto; las habitaciones permanecen cerradas y no hay señal alguna de que alguien haya traspasado los precintos de seguridad colocadas con anterioridad en ellas.

El único sonido que parece acompañar el tic tac del reloj es un extraño golpeteo proveniente  de las paredes del pasillo donde se encuentran, cuando el tic tac del reloj se detiene de pronto, el extraño sonido también lo hace.

Ninguno de los dos cree en fantasmas o figuras sobrenaturales, sin embargo pueden sentir como se erizan los pequeños cabellos de detrás de la nuca y de pronto la extraña sensación de sentirse vigilados retorna  con más fuerza aún.

-Creo que en lugar de armas lo que deberíamos haber traído seria una goma de borrar.

Ziva observa algo extrañada a su compañero, si no estuviera acostumbrada a sus comentarios sin sentido, de seguro pensaría que algo extraño sucede en aquella casa.

-Y me podrías decir, cómo demonios nos podría servir una goma de borrar más que un arma.

-Además de estar convencido de que encontrarías la manera de usarla como arma letal, recuerdo haber visto una película donde destruían a un gollem borrando la E de su frente, si fue un clásico de 1915, efectos visuales muy buenos para la época, un clásico de terror del cine mudo.

-Y porque estas tan seguro de que se trataría de un gollem, acaso no podría ser otro de tus típicos monstruos cinematográficos o quizá solo sea alguna de tus ex, tratando de acercarse a ti.

- Ya… ¿Celosa Ziva?

-Claro que si Tony, después de todo que mujer no moriría por estar  con alguien con el ego del tamaño del Everest y el coeficiente intelectual de una criatura mitológica como el gollem.

La discusión continúa mientras descienden palmo a palmo las escaleras, ambos compañeros presienten la presencia de alguien más pero ninguno dice nada, a veces es mejor esperar el momento oportuno de decir las cosas.

-Ja ja ja, hoy estamos muy graciosos, ya veremos si cuando aparece una mano cadavérica y ensangrentada que decida tomarte por el cuello, sigues pensando lo mismo.

-Créeme Tony, sigo pensando lo mismo…Miras demasiadas películas de terror para tu salud mental.

Un golpe seco y el grito de su compañera, le dicen a Tony que las cosas han empezado a complicarse, cuando gira y fija la vista en su compañera sabe que algo está definitivamente mal.

Ziva se encuentra tirada en el descanso de la escalera y su brazo derecho forma un extraño ángulo, la maldición que escucha en hebreo y el sonido gutural que la acompaña le dicen que sin duda ella esta más que adolorida, sin duda tiene el brazo roto.

-¿Estás bien Ziva?

Ella no responde, lo mira con los ojos llenos de rabia contenida, mientras su rostro dibuja una mueca de dolor cuando se lleva la mano izquierda al brazo herido.

-Hay alguien más en la casa Tony.

No es necesario que ella se lo diga, los pasos que se alejan con rapidez en la planta superior confirman por fin su sospecha, lo importante por ahora es descubrir quién es y donde se esconde.

-¡Gibbs, Gibbs, Gibbs!, por quien apuestas.

Gibbs, se limita a sonreír con disimulo, mientras le entrega su dosis diaria de Caf- Pow, y acerca el frasco que contiene las pequeñas astillas de madera  suponía que el caso alborotaría a su técnica forense; después de todo, una gótica no siempre tiene la oportunidad de indagar un homicidio que parece haya sido cometido por alguna especie de bestia sobrenatural, aunque él  está seguro que la criatura que cometió dicho acto es tan humana como él mismo.

-Definitivamente apostaría por un vampiro, pero ningún vampiro que se respete sería capaz de atacar a alguien sin antes ver su historial  médico, al menos eso haría yo si fuese un vampiro… Sin embargo tampoco descartaría a los licántropos, después de todo, las heridas se asemejan a las que dejan los lobos cuando desgarran una presa con sus garras y dientes…

-Abbs,  el análisis toxicológico.

-Perdón Gibbs, encontré rastros de haloperidol y de una planta llamada Melisa en la sangre del capellán Mathews, la cantidad sería suficiente para dejar a un hombre de su tamaño inconsciente. Supongo que eso deja fuera a los licántropos  ¿verdad?

Abby arruga el rostro de manera graciosa, mientras se dispone a seguir con los análisis a los pequeños trozos de madera llevados por Gibbs, ahora ella también está segura de que el crimen tiene poco de sobrenatural.

Las puertas de la segunda planta continúan cerradas y precintadas, las letras de color rojo intenso en una de las paredes del corredor es lo único que ha cambiado; la frase “lárguense de una vez o morirán” es la única prueba de que desde hace largo tiempo alguien está jugando con ellos.

Sin embargo una fría corriente de aire le da a Tony una pista, no le gusta la idea de dejar sola a su compañera herida, pero sabe que será capaz de defenderse y si sus sospechas son ciertas, no habrá nadie más con ella en aquella casa.

Tony abre con sumo cuidado la pequeña ventana que lleva al techo del garaje, da gracias a Dios de que su jefe no esté con él en aquel preciso instante de lo contrario se hubiera llevado una buena colleja por no pensar antes en aquella posibilidad, mentalmente se da él mismo la colleja, mientras desciende despacio hasta lograr alcanzar el pequeño tejado, puede ver a lo lejos alejarse a la misma sombra misteriosa que viera atravesar las escaleras momentos antes.

Desenfunda su arma y la persecución empieza, sin duda Ziva ya abra llamado al 911.

La figura que corre frente a él no debe medir más de un metro setenta, su constitución es delgada y el se maldice a sí mismo por haber empezado aquella tonta discusión, de no haberlo hecho quizá ambos hubieses estado mas alertas y su compañera no hubiera resultado herida.

El claxon de un auto lo pone en alerta, el sospechoso ha caído y el coche lo ha esquivado por poco el momento de obtener respuestas se acerca.

Escucha un par de palabrotas y la voz conocida de su compañera maldiciendo en hebreo, mientras toma al sospechoso por el cuello de la sudadera. Se merece otra colleja, Ziva jamás lo hubiera dejado solo para llamar al 911, Ziva lucharía con uñas y dientes hasta atrapar a su atacante.

-Lo siento, lo siento…de verdad, lo único que quería era asustarlos, él me dijo que nadie resultaría herido, no quise lastimarla señora, fue sólo un accidente.

Tony se acerca de prisa, sabe que el sospechoso corre peligro, no es bueno golpear a la ex Mossad, pero aun peor es llamarla señora.

McGee observa con impotencia y resignación el monitor frente a él, si no se le ocurre algo y pronto el humor de Gibbs no hará más que empeorar, ha verificado cada uno de los códigos de seguridad y al parecer todos están bien, ha revisado uno a uno cada fotograma de las cámaras y no hay nada que demuestre que hayan sido alterados.

-¿Tienes algo McGee?

-Lo siento jefe. Sé que hay algo extraño con el sistema de seguridad, pero  aun no he podido descubrir que es.

-¡Necesito saber  qué demonios pasó en esa  casa McGee!

-Llevare las imágenes a Abby, jefe.

Abby sonríe orgullosa mientras va mostrando a McGee sus hallazgos, por fin han  hallado algo que muestra que las imágenes han sido alteradas.

-Hay algo extraño con los códigos de seguridad McGee, es como si hubieran sido reescritos para alterar no solo los códigos de tiempo si no también las imágenes, además reescribieron los códigos para que la ventana lateral no active la alarma de seguridad.

El jefe aparece justo cuando el misterio del sistema de seguridad ha sido revelado, su rostro demuestra su impaciencia, el caso está demorando más de lo que esperaba.

-Lo tenemos jefe, alteraron los códigos del sistema de seguridad para que las imágenes de las cámaras se muestren en bucle durante una hora, las imágenes que hemos estado viendo han sido grabadas y borradas cada cinco minutos, por eso no hemos sido capaces de ver que sucedió en realidad en la casa.

-Gracias Abbs.- Responde Gibbs, mientras le da un beso en la mejilla, sin casi fijarse en McGee, sabe quién de los dos ha logrado descubrir la alteración en el sistema de seguridad.

Abby observa  con una sonrisa de suficiencia a McGee mientras se mueve de lado a lado, es una especie de competencia infantil que tienen entre ellos y esta vez ella a ganado, es el momento de que McGee haga lo suyo.

-Te duele mucho el brazo.

-Tú qué crees Tony

La mirada de su compañera le dice que la conversación ha terminado, ella guarda silencio y se limita a mirar por el espejo retrovisor al muchacho que va detrás, no debe tener más de dieciséis años y sin duda parece arrepentido y asustado.

-Lo estará más cuando Gibbs lo interrogue.

Ziva sonríe a pesar del dolor, de algún modo trabajar codo a codo tantos años ha logrado crear alguna especie de telepatía entre ellos.

-Alguna novedad McGee.

Su momento ha llegado, señala el monitor del bullpen y una serie de documentos se muestran en la pantalla.

-El capellán Mathews tenía un seguro de vida de un cuarto de millón, según su testamento  los únicos beneficiarios serian su ex esposa y su hijastro, sin embargo, había pedido una cita con su abogado para la próxima semana, al parecer había decidido cambiar su testamento.

La sala de interrogatorios  está más oscura de lo habitual, no son fotos precisamente agradables las que Gibbs tiene que mostrar a Sara Mathews, sin embargo hay cosas que son necesarias para lograr cerrar un circulo y en este caso, la reacción de la ex señora Mathews será quien dirija el rumbo de la investigación.

Gibbs ha conocido a gente, que ha asesinado por mucho menos que un cuarto de millón de dólares.

La ex señora Mathews  está sentada con el rostro desencajado, se nota que ha estado llorado pues aun tiene rojos los ojos, se ve pálida y su rostro demacrado da la sensación de haber envejecido unos cinco años  a pesar de que solo han pasado unas horas, desde que McGee le diera la noticia y Gibbs empezara con las indagaciones. Sin embargo el puede reconocer la falsedad en algunas lágrimas.

La voz de Gibbs la sobresalta y el interrogatorio oficial da inicio.

-Fue un divorcio duro, verdad.

El tono de Gibbs es más de afirmación que de interrogación, ya ha leído cada expediente relacionado con el capellán y conoce cada detalle de su vida,  tanto profesional como personal,  ya no quedan secretos.

-Fue muy duro, especialmente para mi hijo Luc,  él quería a Simon como a un padre y cuando regreso de Irak todo cambio, Samuel no era el mismo de antes, se había vuelto más duro, menos accesible. Al principio lo intentamos, pero no lo logramos, hace un año decidimos de mutuo acuerdo que lo mejor sería darnos un tiempo.

-Al parecer su hijo no tomó nada bien lo de la ruptura.

-Luc es un chico demasiado sensible, al principio trato de complacer a Simon en todo, sus notas mejoraron y hasta  decidió enlistarse en la marina cuando terminara el colegio, sin embargo cuando vio que las cosas no funcionaban opto por tornarse rebelde y hasta  amenazó a su padrastro un par de veces. Pero sólo fueron caprichos de un adolescente, James no le haría daño a nadie.

-Ni siquiera por un cuarto de millón de dólares.

-No sé de qué me está hablando agente Gibbs.

Si de algo de jactaría Gibbs es de conocer la esencia de las personas, sabe que el rostro de sorpresa y las lágrimas de la ex esposa del capellán con sinceras, puede leer en sus ojos el dolor causado por la muerte de su ex marido, pero ahora hay algo más que lo inquieta, su principal sospechoso esta libre y  hay algo, que lo hace mucho más peligroso de lo que imaginaba en un principio, fue capaz de matar a sangre fría a un hombre que lo crió como a un hijo por un puñado de billetes.

Las fotografías se encuentran diseminadas por todas la mesa, cada una es más sangrienta que otra, la mirada fría del capellán parece acusar a su hijo, sin embargo el adolescente no parece inmutarse, mira una a una las fotografías y un rictus cruel se dibuja en sus labios.

-Yo no lo hice, no pude hacerlo estaba con Michael a la hora del asesinato.

-Debo reconocer que fue un muy buen truco el de manipular el sistema de seguridad y toda aquella parafernalia de la sangre y  las armas de madera que imitaban garras y colmillos.

-Le digo que yo no lo hice, pregunte a quien sea, no conozco nada de sistemas de seguridad.

-Quizá no, pero tu amigo Michael si, en estos momentos se encuentra con el agente Dinozzo en la sala de al lado y le está contando de como lo convenciste de hacerle una simple broma a tu padrastro. Es increíble cómo saber que puedes ser juzgado como adulto por ser cómplice de asesinato, puede más, que el simple ofrecimiento de veinticinco mil dólares.

-Diré que no lo hice, será su palabra contra la mía, Michael no es más que un simple empollón.

-Te diré cual es la ironía en todo este asunto Luc, encontramos el nuevo testamento de tu padrastro, él no los iba a sacar de él, todo lo contrario les iba a dejar todo lo que tenia, había decidido volver a Irak.

Gibbs niega con la cabeza antes de salir de la sala de interrogatorios, sabe que cuando ingrese de nuevo por esa puerta, una confesión completa está esperando.

El departamento está a oscuras, hace mucho que la película ha terminado, una caja de pizza descansa vacía sobre la mesa de centro, mientras Tony intenta recostarse lo mejor posible en el pequeño sillón, toma la manta y logra arroparlos sin despertarla.

-Lo siento mucho Ziva.

La respuesta es un simple murmullo, apaga el televisor con la mano que tiene libre y deposita un beso en el cabello de su compañera, después de todo no fue un día tan malo.

fandom:ncis, pareja: ziva/tony, fanfic

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