Chicago's only professional wizard is definitely NOT interested in being anyone's pet.

Aug 16, 2010 02:11

Título: Intercambio de información.
Fandoms: Katekyo Hitman Reborn!/The Dresden Files.
Claim: Gokudera, Fran y Squalo (Con una aparición de Tsuna al inicio).
Advertencias: Spoilers del Arco del Futuro de KHR, pero ubicado años antes de ese arco. Nada de DF. OoC, sosedad al extremo y eso.
Notas: CHICOS, SON TODOS GAYS, QUIERO QUE LO SEPAN. DEJEN DE DESTILAR HINTS TAN FÁCILMENTE. Coff 8DU. Me quedó muy soso esto (-w- odio el final), y lo peor es que... es viñeta transitiva, va a tener continuación *gota*. Ah, sí, continúa a Ayudante de superhéroe.

Tsuna esperó a que todos los demás se hubieran marchado de la habitación, luego de una sorprendentemente corta reunión, antes de dirigirle una mirada significativa a la única persona que quedaba allí además de él.

-Gokudera-kun, ¿por qué te ofreciste para este trabajo? -preguntó finalmente el joven castaño, sospechando de las intenciones de su Guardián.

Gokudera esquivó la mirada de su Jefe, algo avergonzado, antes de decidirse a contestar:

-Sabe que haría cualquier cosa por usted, Décimo.

Tsuna arqueó las cejas y se cruzó de brazos. El italiano era muy malo mintiendo, y era demasiado obvio que había algo que no estaba diciéndole. El “trabajo” que le tocaba hacer era entregarle una cierta información a los Varia, algo que nadie excepto Yamamoto y Ryohei, se ofrecía a hacer voluntariamente. Pero en aquella oportunidad, Gokudera prácticamente había saltado de la silla para aceptar la tarea apenas había terminado de oírla, y él era el que más detestaba tener que ver a los Varia.

-¿Qué hay en Chicago, Gokudera-kun?

Sólo le bastó ver la cara del Guardián para saber que había dado en el blanco. Descubierto. Esa había sido la clave.

-…Bueno, a decir verdad allí vive un mago bastante conocido que quería ver alguna vez…

Tsuna entrecerró los ojos.

-¿Un “mago”? -interrogó. Algo le decía que Gokudera no estaba hablando de los magos que hacían simple trucos, sino…

-Un mago de verdad, Décimo -contestó el joven, con los ojos brillándole-. Trabaja como un investigador privado y consultante, usando su magia para resolver los casos. ¡De hecho hay varios rumores sobre él! Dicen que empezó una…

-De acuerdo, esto es lo que debes entregarles a los Varia -le interrumpió Tsuna rápidamente mientras le daba un sobre que contenía importante información dentro. No quería saber más acerca de los extraños gustos del italiano, a decir verdad.

“Para colmo la estafa es tan obvia. ¿No había una serie con una trama similar a lo que estaba diciendo? Por Dios, no cambió nada en estos años…” pensó el castaño.

-¡No lo defraudaré, Décimo!

Gokudera se sentó en el sillón de la pequeña sala donde debía esperar, y se cruzó de brazos, irritado. Odiaba los retrasos. Siempre, siempre que iba a ver a esos idiotas se tardaban horas en atenderlo. Y él no tenía horas. Quería irse de allí ya, ya, ya, para visitar la oficina de cierto Mago que trabajaba en Chicago. La perspectiva lo emocionaba demasiado, y tener que esperar simplemente lo ponía de muy malhumor.

Cerró los ojos irritado, mientras por su mente pasaban todos los insultos existentes en japonés, italiano e inglés dirigidos hacia el grupo de asesinos. Fue entonces cuando las voces de dos detestables miembros de los Varia (aunque, ¿había siquiera uno de ellos que no fuera detestable?) llegaron a sus oídos.

-¡…que no me importa si es Merlín mismo, no puedes traer a un civil cualquiera para que sea tu “ayudante”! ¡No, de hecho eres muy joven para tener ayudantes! ¡Debes trabajar duro por tu cuenta! -decía una de las voces, hablando demasiado alto para los tímpanos de cualquier persona normal-. ¡¿Y para quiere un ilusionista a un mago?!

-Esa no es la pregunta correcta, Capitán. Cualquier superhéroe querría a un mago sabio de ayudante -contestó la otra voz, con un tono mucho más calmo-. Especialmente si es capaz de prender fuego a Bel-senpai y evitar que me asesine.

-¡Ustedes los jóvenes son cada vez más violentos! ¡Dejen de intentar matarse o los cortaré a todos en pedazos!

-Capitán, no sabía que fuera un anciano, aunque eso explicaría el color de su cabello -habló nuevamente Fran-. Además, es usted quien siempre intenta matar a Bel-senpai.

Para cuando los dos Varia aparecieron en la habitación donde Gokudera había estado esperando, Squalo parecía estar usando toda su fuerza de voluntad para no sacar su espada en aquel instante y descuartizar al joven ilusionista.

Pero al Guardián de la Tormenta le había llamado la atención algo muy distinto, y ahora miraba fijamente a Fran.

Gokudera sacó de su bolso el sobre con la información que debía entregar, y prácticamente se lo arrojó a Squalo.

-Ahí tienes la información que habían pedido -dijo bruscamente.

Squalo lo miró asesinamente, como si aquella hubiera sido la gota que había rebalsado el vaso, y necesitara matar a alguien en aquel momento. Pero no hizo nada, a pesar de la muy notable vena que palpitaba en su frente.

-¡Vooi! ¡Tú! ¿Por qué no vino el idiota de Yamamoto?

Gokudera volvió a cruzarse de brazos y le devolvió la mirada al Varia con la misma intensidad.

-No es problema tuyo. Si tanto quieres verlo, ¿por qué mierda no lo llamas a él y me evitas tener que verles la cara a todos ustedes? Estoy seguro de que el imbécil del baseball estará feliz de venir.

Fran miró a los dos hombres con su típica cara de desinterés, como si estuviera viendo un programa de televisión muy aburrido. Luego, de repente, chasqueó los dedos recordando algo.

-¡Aaah! Habías sido tú.

Los otros dos lo miraron, arqueando las cejas. El ilusionista señaló a Gokudera antes de aclarar de lo que hablaba.

-Tú me dijiste sobre el mago.

El Guardián parpadeó sorprendido al inicio, aunque luego sonrió internamente. “¡Ja! ¡Lo sabía! Estaban hablando de él antes”.

-¡No me digas que viniste aquí para ver a ese mago también! -exclamó Squalo-. ¡Voooi! ¿Qué tiene ese tipo de especial?

-Es un mago, Capitán. La magia es especial.

Gokudera sonrió socarronamente al escuchar la respuesta que había dado Fran. Aunque detestaba al chico, debía admitir que disfrutaba mucho cuando molestaba al resto de los Varia.

-¡Creó una llamarada de fuego de la nada! ¿Y qué? ¡Nosotros también podemos hacer eso!

-Tengo la leve impresión de que no me escuchó cuando le conté sobre el escudo mágico, o el ataque de fuerza cinética que también “creó de la nada”, Capitán.

Los ojos del Guardián de la Tormenta brillaron con excitación al escuchar aquellas palabras. Así que fuego, fuerzas invisibles y escudos mágicos, ¿eh? Entonces eso sólo podía significar una cosa…

-¿Visitaste al mago, rana idiota?

Fran comenzó a asentir y a dar una de sus respuestas impertinentes, pero al ver la afirmativa Gokudera no se quedó a esperarlo. Rápidamente se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta de salida.

-Tienen su información, ya no me necesitan para nada más, ¿cierto? -Y, como si aquello hubiese sido una despedida adecuada, se retiró del cuartel temporal de los Varia sin agregar otra palabra.

Definitivamente tenía que conocer a Harry Dresden en aquel preciso instante.

Mientras Squalo miraba la puerta como si fuera a volverla añicos, Fran se llevó una mano a su mentón, en un gesto pensativo. Finalmente murmuró con su típica voz monótona:

-No puedo dejar que el señor Gokudera me robe a mi futuro ayudante.

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