ODIO olvidarme los apellidos de mis personajes ._.
Título: Desde que te conocí,
Original: SSN
Dimensión: Agujeros negros y diamantes.
Claim: Aiden.
Tabla: Matutina.
Prompt: A.M.
La vida es más difícil de lo que uno cree, más difícil de lo que dicen. Para ti no están solamente los problemas diarios -ni siquiera tus alumnos son tan complica-vidas-, sino también los “defectos de nacimiento”, esos que han marcado toda tu historia.
No te quejas de lo que eres, ni siquiera le echas la culpa a esa parte ineludible de ti, sino más bien a ti mismo y tus errores. Nunca te sentirías capaz de recargar tus problemas sobre el azar o el destino (cualquiera sea el que exista), pues uno tiene lo que tiene, y debe saber manejarlo.
Tal vez te permitas culpar un poquito a la sociedad por aquella necesidad constante de huir, de dejar todo lo que conseguiste y sabes apreciar sólo porque eres tú. De la misma forma en que no te permites culpar al azar o al destino, los demás tampoco deberían hacerlo. Después de todo ¿y qué si naciste así? Todos nacemos humanos, y no por eso tenemos que matar, ¿no es cierto?
Pero finalmente da igual cuestionar todo eso. Da igual ver los números cambiar, notar como las horas dejan de ser Post Meridiem en el reloj y pasan a ser Ante Meridiem, ver por la ventana como la noche se ilumina lentamente, mientras en tu mente intentas maquinar el plan perfecto. Mas aquella vocecita en tu cabeza sigue diciéndote que, si te quedas, lo perderás todo sólo por negarte a dejarla.
Son las 6 A. M. y la solución sigue siendo la misma. Ningún plan es perfecto, ningún desvelo te ayudará a pensar en una mejor opción. No importa cuánto lo intentes, es casi definitivo: finalmente tendrás que irte.
Y en eso sí te permitirás culpar un poquito a la sociedad, una vez más.
Original: SSN
Dimensión: Agujeros negros y diamantes.
Claim: Aiden.
Tabla: Matutina.
Prompt: A.M.
La vida es más difícil de lo que uno cree, más difícil de lo que dicen. Para ti no están solamente los problemas diarios -ni siquiera tus alumnos son tan complica-vidas-, sino también los “defectos de nacimiento”, esos que han marcado toda tu historia.
No te quejas de lo que eres, ni siquiera le echas la culpa a esa parte ineludible de ti, sino más bien a ti mismo y tus errores. Nunca te sentirías capaz de recargar tus problemas sobre el azar o el destino (cualquiera sea el que exista), pues uno tiene lo que tiene, y debe saber manejarlo.
Tal vez te permitas culpar un poquito a la sociedad por aquella necesidad constante de huir, de dejar todo lo que conseguiste y sabes apreciar sólo porque eres tú. De la misma forma en que no te permites culpar al azar o al destino, los demás tampoco deberían hacerlo. Después de todo ¿y qué si naciste así? Todos nacemos humanos, y no por eso tenemos que matar, ¿no es cierto?
Pero finalmente da igual cuestionar todo eso. Da igual ver los números cambiar, notar como las horas dejan de ser Post Meridiem en el reloj y pasan a ser Ante Meridiem, ver por la ventana como la noche se ilumina lentamente, mientras en tu mente intentas maquinar el plan perfecto. Mas aquella vocecita en tu cabeza sigue diciéndote que, si te quedas, lo perderás todo sólo por negarte a dejarla.
Son las 6 A. M. y la solución sigue siendo la misma. Ningún plan es perfecto, ningún desvelo te ayudará a pensar en una mejor opción. No importa cuánto lo intentes, es casi definitivo: finalmente tendrás que irte.
Y en eso sí te permitirás culpar un poquito a la sociedad, una vez más.