Título: Aventura en algún lugar [3/3].
Fandom: LMF!R!OP.
Claim: La tripulación del Manicomio Lamb.
Notas: Final de
esto.
-No me arrepiento de esto -gritó Lluvia mientras corría hacia el barco, con una sonrisa resplandeciente en su rostro.
-Para nada -respondió Kmiya, con la misma expresión.
-¡Claro que no te arrepientes! ¡Todo es tu culpa, Kmi, y lo sabes! -exclamó Hawk, entre angustiado y divertido, mientras cargaba a Richelle en su espalda.
Para estar huyendo de la furia de varias autoridades, los cuatro se veían muy felices. Sospechosamente felices…
Todo comenzó cuando se habían reunido en aquel mercado para comprar los alimentos. Estaban pasando un buen tiempo, divirtiéndose entre todos y eligiendo que comprar, mientras Kmiya controlaba los gastos. La conversación era amena, y todo parecía tranquilo para tratarse de ellos, no se veía peligro alguno.
Pero estaban malditos, y eso no es algo que puedes evadir fácilmente. Aquella grave voz con tono arrogante que escucharon mientras revisaban unos precios, fue la prueba de eso. Las palabras llegaron a sus oídos altas y claras, y se repitieron en sus cabezas como un eco eterno e insoportable que acababa con cualquier rastro de tranquilidad y alegría.
-¿Oíste de aquel ataque South Blue? El de aquella Armada Revolucionaria. Yo tenía una casa de vacaciones en la isla que destrozaron, y acabaron con ella también -comenzó a relatar aquella voz arrogante a otro hombre que le acompañaba-. Ciertamente, estoy cansado de ellos. ¿Qué pretenden hacer? Como si fueran a cambiar el mundo con simples sueños estúpidos. No son más que niños caprichosos que patalean y destruyen cosas para probar un punto que no tienen.
Normalmente se habrían alejado en silencio, dejando pasar la estupidez de aquella persona. Pero no pudieron, porque no eran las palabras en sí las que les molestaban, sino quien las pronunciaba: un hombre que, se notaba a la legua, era un noble. No uno de aquellos “intocables”, pero sí alguien de clase alta, alguien que apoyaba a sus enemigos materialmente.
Entonces en sus rostros aparecieron sonrisas maliciosas, y sus miradas se veían cargadas de complicidad. Las capitanas ya tenían sus cuadernos abiertos, y Hawk le había pedido a la sirena que se agarrara fuerte, para tener las manos libres.
-Tsk, estamos muy lejos del agua…
-Está bien, Rich. Tendrás otras oportunidades para demostrar lo genial que eres. Hoy no es necesario.
Los tres gritaron, de repente, nombres extraños que hicieron que todos en el lugar se voltearan verlos. En aquel instante, objetos inidentificables salieron disparados, directo hacia el hombre que, sin saberlo, los había insultado. El mismo logró esquivar por poco aquellos proyectiles (¿Qué eran? ¿Cuernos?), pero no salió completamente ileso.
Mas aquello fue sólo el comienzo, y lo supo cuando, al dirigir la mirada hacia los culpables, vio que una de las muchachas cargaba en sus brazos una enorme y extraña arma de fuego, mientras que otra persona de aspecto peligroso había aparecido de la nada cerca del grupo, y supo enseguida que estaba con ellos.
A lo lejos, desde el barco, D pudo observar minutos más tarde cómo explotaba el mercado, y una mezcla de ataques delataban a los causantes de aquel desastre. También vio, preocupado y molesto al mismo tiempo, como las autoridades del lugar se juntaban para empezar a perseguir a los cuatro estúpidos atrevidos, y como, finalmente, todos comenzaron una carrera hacia el Weeping Lamb, destrozando todo a su paso en un intento de defenderse.