[EXO-fic / TRAD] Revolution - Capítulo 4

Feb 14, 2013 22:48

Luhan no comprende lo que sus ojos le muestran.

Al principio piensa que la luz lo está engañando, pero cuanto más se miran, más y más fría se vuelve la expresión del chico. Como si no se conociesen de nada, como si nunca antes se hubiesen visto, como si no hubieran dormido juntos, como si no hubieran compartido lo que más apreciaba Luhan durante esta horrible experiencia dentro del laboratorio experimental: compañía.

Luhan sabe que es él porque lo ha abrazado y ha tocado su rostro en innumerables ocasiones. Sabe que es él por la suavidad de su piel y por lo delgado y pequeño que es. Sabe que es él porque ha contemplado su cara infinidad de veces mientras dormía, e incluso solía trazar con las yemas de los dedos el puente de su nariz y la forma de sus labios.

Ahora no comprende por qué lo mira así.

Nota cómo el chico lo ayuda a incorporarse y lo suelta casi inmediatamente, como si no quisiera tocarlo. Luhan siente una ligera punzada en el pecho cuando sus manos se alejan de él.

- 4-2-0 -dice la voz de Kris a su espalda, y Luhan se gira para mirarlo.

- ¿Seguimos?

Luhan se queda mirándolo, preguntándose a qué se refiere, hasta alguien le entrega un orbe. Entonces recuerda lo que debe hacer, pero no entiende el porqué de la presencia del chico. Luhan mira a Kris y después a él, confundido.

-Ah... -dice el doctor-. Lo había olvidado. 4-2-0, él es 4-1-2.

Kris señala al chico.

-Él te servirá de... -Kris agita la mano en el aire, intentando encontrar la palabra adecuada para describirlo-. Bueno, digamos simplemente que él es el empujoncito que necesitas.

-Yo creo que no.

Luhan se gira y ve a Suho entrando en la habitación; Kris cruza los brazos sobre su pecho.

- ¿Qué haces aquí? Creía que tenías otras cosas de las que ocuparte -replica Kris.

-Bueno, pero ya he terminado -dice Suho, mirando al chico y después a Luhan.

Luhan observa la dulce sonrisa que le dedica. A continuación, Suho se gira hacia Kris y le sonríe a él también.

- Estoy aquí para asegurarme de que no intentas estrangular a mi experimento como la otra vez.

Kris pone los ojos en blanco.

-No iba a matarlo.

-Aun así... -replica Suho, acercándose al experimento número 4-1-2 y levantándole la cabeza, gacha, para que lo mirase-. Él no es ningún juguete.

Luhan siente otra punzada en el pecho al ver cómo el chico mira a Suho con ternura. Hace que sienta celos. ¿Por qué a él no lo había mirado así? ¿Por qué a él lo evitaba? ¿Acaso no lo recordaba?

Suho ahueca la mano para acariciar su rostro, mirándolo, y Luhan desea que lo suelte. Este chico, ¿qué significa para Suho? Luhan se descubre pensando en que no quiere que nadie lo toque así.

Kris suspira mirando el reloj.

-Está bien, lo haremos la próxima vez. De todas formas ahora tengo una reunión pendiente.

Luhan no se queda mirando cuando Suho se lleva al chico. Le duele ver que se va así y deja que se lo lleven a él también, moviéndose aturdido cuando lo sacan de allí y lo conducen de vuelta a su habitación. Pero antes de salir del área, escucha el mensaje de Kris:

-La próxima vez quiero avances... si no, habrá consecuencias.

* * *

Luhan regresa a su habitación y lo primero que ve es a Lay y a Xiumin agotados. Preocupado, se acerca a ellos y les pregunta si se encuentran bien. Lay agita la mano y le sonríe.

-Estamos bien -dice, y Luhan se sienta frente a ellos cruzando las piernas. Xiumin se frota los hombros y Lay se gira hacia él, ofreciéndole la mano. Xiumin declina su oferta y Luhan se pregunta qué le estaba ofreciendo exactamente.

- ¿Pruebas? -pregunta con curiosidad, queriendo saber qué los había dejado tan exhaustos. Lay asiente.

Luhan está a punto de preguntarles qué hacen en el área de pruebas, para comprobar si a él le mandan hacer cosas diferentes, cuando de pronto se abre la puerta que conduce a la otra habitación, la que está separada por una pared de cristal, y meten dentro a un chico de un empujón.

Escuchan sus gritos y Luhan, Lay y Xiumin observan cómo el chico se levanta rápidamente del suelo y empieza a golpear la puerta.

- ¡Baekhyun! -grita, aporreando la puerta con los puños cerrados-. ¡Baekhyun!

El chico es alto y tiene el pelo largo, medio atado en una coleta. Al igual que Luhan y el resto, va completamente vestido de blanco y parece delgado y frágil.

Los tres se quedan inmóviles, viendo cómo golpea la puerta con todas sus fuerzas, y sienten lástima por él porque saben que nadie vendrá. No funciona así.

El chico parece que se da por vencido y mira a su alrededor. Sus ojos se clavan en ellos tres desde la otra habitación.

En un instante, su mirada se ensombrece y se gira hacia ellos con las manos a ambos lados de su cuerpo. Luhan observa con los ojos abiertos como platos cómo produce una pequeña bola de fuego en la palma de cada mano y las hace flotar.

Xiumin se pone de pie inmediatamente, protegiendo a Lay y a sí mismo. Luhan no sabe qué le sucede y, mientras piensa en lo loco que está por considerar siquiera enfrentarse al chico con fuego en las manos, las propias manos de Xiumin empiezan a endurecerse como si se estuviesen congelando, como si llevase guantes de acero, y la temperatura de la habitación desciende.

-Detente.

Luhan observa cómo Lay se levanta y retiene a Xiumin. Pero él no se mueve, y sus ojos siguen clavados en el chico de la habitación contigua.

-Para -repite Lay-. El cristal que nos separa es muy fuerte, ninguno de nosotros puede penetrarlo con lo que tenemos.

Xiumin parece bajar la guardia, pero aun así no se mueve.

-No puedes romper las paredes, Xiumin... -dice Lay suavemente, y Xiumin se relaja poco a poco.

Luhan ve que el chico de la otra habitación parece haber escuchado las palabras de Lay y apaga las bolas de fuego. Después lanza una mirada amenazadora desde la esquina más alejada de la otra habitación, se sienta en el suelo y se rodea las rodillas con los brazos, apretándolas contra su pecho.

Lay se acerca a Xiumin, y Luhan lo nota cansado. Xiumin se sienta con las piernas cruzadas en el suelo y Lay hace lo mismo frente a él. Sosteniendo sus manos, Lay las rodea con las suyas y desliza sus propias palmas por donde las manos de Xiumin están congeladas.

Luhan ve atónito cómo las manos de Xiumin comienzan lentamente a... descongelarse. El joven parece aliviado y comienza a flexionar los brazos y a mover los dedos.

-Gracias -murmura, y Lay asiente con la cabeza, permitiéndole descansar. Mientras tanto, Luhan los observa y se da cuenta de que todos ellos poseen... habilidades.

-Vosotros... -comienza a decir, mirando a uno y después a otro. Ellos le devuelven la mirada con cautela.

-Todos aquí somos iguales -le dice Lay tranquilamente, y Luhan agita la cabeza.

-No. No lo somos -le dice-. Yo no soy capaz de hacer lo que tú acabas de hacerle a Xiumin.

Éste se frota los brazos como si los tuviera doloridos.

-Yo tampoco sé hacer lo que ha hecho Xiumin. Ni tampoco lo que ha hecho ese chico con las manos.

Todo este tiempo, Luhan había pensado que todos eran iguales, que a todos se les forzaba a mover orbes sin tocarlos. Pero esto... esto era diferente.

Lay asiente con calma.

-No, no somos iguales en ese aspecto, pero sí que tenemos... algo.

La curiosidad se despierta en Luhan.

-Cuéntame... -comienza Lay-. ¿Qué sabes hacer tú?

Luhan duda que sea una buena idea decírselo. Acaba de conocerlos y no sabe si pensarán que es un bicho raro, pero se da cuenta de que todos ellos podrían serlo también, a juzgar por lo que ha visto antes, así que decide contárselo.

-Yo... -Luhan los mira detenidamente-. Soy capaz mover cosas sin tocarlas.

Luhan se percata de que Xiumin se incorpora para escucharlo con atención. Lay lo mira durante un buen rato antes de echar un vistazo a la otra esquina, donde están sus esterillas y almohadas.

- ¿Puedes pasarme una almohada? -pregunta, y él asiente. Mirando hacia la esquina donde están apiladas, Luhan estira los brazos y una de las almohadas vuela lentamente hacia él. Lay la coge y después lo mira, impresionado.

-Es genial -dice, y Luhan sonríe. Comprende entonces que debe dejar de pensar en ellos como «bichos raros».

-Es mejor que tengas cuidado.

Luhan dirige su mirada hacia Xiumin, quien lo mira con cautela.

- ¿Qué? -pregunta.

-Ten cuidado -repite, y a Luhan no le gusta el tono de su voz -. He escuchado que lo que buscan son precisamente poderes como el tuyo.

* * *

Luhan descubre que Lay posee el poder de la curación y que Xiumin es capaz de congelar cosas aunque, de los tres, el que más experiencia tiene es Lay. Los poderes de Xiumin no están muy desarrollados y todavía está practicando cómo congelar objetos en vez de su propia mano.

Lay y Xiumin se quedan dormidos poco después, demasiado cansados como para revelarle más información acerca de sus poderes; pero Luhan es incapaz de dormir a pesar del cansancio. Demasiados pensamientos se agolpan en su mente y no sabe en qué pensar primero.

Poderes. No puede creer que haya empezado a llamar «poderes» a su habilidad. ¿Qué le han hecho?, se pregunta. ¿Qué les están haciendo en este laboratorio experimental?

Lay parece conforme con su habilidad, como si estuviera acostumbrado ya. Xiumin, por su parte, parece que se encuentra entre la lucha y la reconciliación con ella.

Y Luhan... Luhan no sabe qué pensar de tales poderes. Hacen que se sienta como un loco, como un bicho raro. ¿Quién mueve objetos sin tocarlos? ¿Quién?

Luhan capta por el rabillo del ojo unos destellos de luz naranja y mira en su dirección, sólo para ver al chico de la habitación contigua jugueteando con las manos, como si estuviera jugando con un mechero. No deja de abrir la palma de la mano para provocar una pequeña llama de fuego, y luego la cierra de nuevo para extinguirla. Repite la acción durante un buen rato y él permanece sentado, mirándolo, fascinado por lo que puede hacer.

El chico se da cuenta de que lo están observando. Levanta la cabeza y se encuentra con la mirada de Luhan. Éste se sonroja al verse descubierto, pero no aparta la vista. El chico, sin embargo, le lanza una mirada huraña antes de volver a bajar la cabeza para jugar de nuevo con sus poderes.

Luhan lo observa y se da cuenta de que se parece a cómo era él cuando había llegado allí. Enfadado. Solo. Confundido. Se aproxima a él con cuidado, se detiene al lado de la pared de cristal que los separa y se sienta junto a ella. El chico observa los movimientos de Luhan con cautela, como si fuese a atacarlo en cualquier momento.

-Hola -le dice. Aunque una pared los separa y está lejos, sabe que puede escucharlo.

El chico se lo queda mirando con las manos cerradas en dos puños.

-Soy Luhan -le ofrece una dulce sonrisa, pero el muchacho sigue mirándolo fijamente-. ¿Te encuentras... bien?

Sabe que la pregunta es estúpida, ninguno de ellos se encuentra bien dentro de ese laboratorio experimental, pero quiere saber si puede hacer algo para ayudarle. Luhan es consciente de lo solo que debe de sentirse, aunque no está completamente seguro de si ha tenido que pasar por lo mismo que él tras despertarse por primera vez allí dentro.

-Perdón por asustarnos antes -explica-. Es que nos alarmamos por el fuego que producían tus manos.

El chico alza la mirada y Luhan se arrepiente de haberlo dicho en voz alta. Sabe que probablemente ya se sentía bastante mal y confundido.

-Perdón -dice una vez más mientras él escucha-. No quise decir eso. Es sólo que no vemos cosas así todos los días.

Luhan se percata de que parece interesado, así que continúa hablando.

-Xiumin no está tranquilo todo el tiempo, Lay es todo lo contrario. Yo... -medita sobre sí mismo-. Bueno, yo simplemente me siento confundido por todo esto así que no sé cómo actuar o qué sentir aquí dentro.

Suspira y clava la mirada en el suelo.

-Todo es tan... confuso.

De pronto se siente agotado y sabe que se debe a las pruebas que Kris le ha obligado a hacer. El orbe que había tenido que hacer flotar pesaba mucho más que los anteriores, así que le dolían los hombros de tanto centrar toda su energía en lanzarlo al otro extremo de la habitación.

Pero, al mismo tiempo, sabe que no es eso. No del todo.

Son las emociones que está sintiendo. No echa de menos su hogar. Desde que se había ido de China para estudiar en Seúl, nunca había extrañado su casa. Pero echa de menos a sus padres, lo siente en su interior. También echa de menos el mundo exterior: el sol, el aire fresco, la hierba… Le parece curioso echar de menos esas cosas, pero al estar encerrado tanto tiempo en habitaciones sin puertas ni ventanas, extrañar el sol o la hierba no le parece tan descabellado.

Y el chico.

Luhan suspira. Pensar en él hace que el dolor se acumule en su pecho otra vez. Lo echa de menos. Echa de menos su compañía aunque no hayan pasado mucho tiempo juntos. ¡Ni siquiera sabe su nombre!, piensa con frustración. Pero aquí está, deseando estar con él.

¿Cómo podía ser eso posible, si él parecía odiarlo?

Luhan levanta la mirada y ve al muchacho al otro lado de la habitación, mirándolo como si supiera lo que está sintiendo. En ese momento, aunque sabe que no es correcto sentirse así, Luhan agradece no ser el único que parece estar sufriendo.

-Puedes hablar con nosotros siempre que quieras -le dice-. A Lay no le importa, y en cuanto conozcas a Xiumin te darás cuenta de que no es un mal chico. Yo...

Las puertas se abren en el lado de la habitación de Luhan y tanto él como el muchacho se levantan y se mantienen a la espera. Lay y Xiumin siguen dormidos, demasiado cansados como para darse cuenta de que Luhan ve entrar a los ayudantes de Kris.

Lo sujetan por los brazos y se lo llevan mientras lanza una mirada de socorro al chico, pero ambos saben que no hay nada que puedan hacer, así que Luhan le hace una reverencia y deja que lo saquen de la habitación.

Sabe de sobra a dónde lo llevan, y eso le produce curiosidad y miedo. Avanzan por los pasillos que conducen a su vieja habitación, donde permanecía solo todo el tiempo. Luhan no quiere regresar allí, quiere volver junto a Lay y Xiumin, junto al chico que produce fuego con las manos.

Las puertas de su habitación se abren y lo empujan hacia el interior. Una vez recuperado el equilibrio, Luhan espera a que sus ojos se adapten a la poca iluminación de la habitación y es entonces cuando ve que alguien más lo acompaña.

Las puertas se cierran tras él y da un paso hacia adelante, acercándose con cuidado a la figura del desconocido. Cuando por fin ve quién es, se detiene; se siente aliviado por poder verlo, pero al mismo tiempo intenta entender por qué está ahí otra vez.

El chico.

El experimento 4-1-2.

El chico permanece de rodillas en el suelo con la cabeza gacha, y Luhan no puede verle la cara, pero nota casi de inmediato que tiene las manos atadas cuando ve que las tiene en la espalda.

Luhan avanza raudo hacia él y se olvida por un momento de que la última vez que se habían visto, el chico no quería estar cerca de él.

Le levanta la cabeza con cuidado para comprobar si está herido y, cuando sus miradas se cruzan, Luhan ve que sus ojos parecen oscuros y cansados.

- ¿Qué te han hecho? -pregunta con dulzura, sosteniendo su cara entre sus manos. El chico no responde, demasiado débil como para hacerlo, y Luhan se coloca tras él para desatarle las manos.

Es entonces cuando descubre que está esposado, pero no con esposas normales. Parecen de fabricación especial, muy pesadas y, aunque intenta sacárselas, no es capaz.

-Experimento 4-2-0 -resuena una voz en la habitación. Es Kris, y Luhan se gira para ver de dónde proviene.

-No terminé contigo esta mañana cuando nos encontramos, pero ahora que te he concedido casi todo un día de descanso, ¿podemos seguir con nuestra prueba?

Luhan sigue sin ver a Kris y decide ignorarlo; centra toda su atención en el chico una vez más y trata de liberarlo de las esposas.

-No podrás ayudarlo -dice Kris; Luhan detecta que la voz procede de los altavoces colocados en el techo de la habitación.

- ¡¿Por qué no me usas a mí y lo dejas a él en paz?! -grita, sin cesar en su torpe intento de liberar las manos del chico.

-Ya te lo he dicho... -responde Kris-. Él es el empujoncito que necesitas.

Luhan suelta las esposas y mira hacia el techo.

- ¡¿Qué quieres que haga?!

De pronto, un orbe rueda hacia él y Luhan cierra los ojos con frustración.

-Lánzalo al otro extremo de la habitación -le ordena.

- ¡Ya te lo he dicho! ¡No puedo! -grita-. ¡No tengo la fuerza suficiente para hacerlo!

Nada más pronunciar las últimas palabras, el chico se derrumba en el suelo retorciéndose de dolor.

- ¡¿Qué haces?! -Luhan sujeta al chico por los hombros. - ¡Detente! ¡Sea lo que sea que estés haciendo, haz que pare!

El chico parece calmarse, y Luhan observa cómo respira con dificultad e intenta recuperar la poca fuerza que le queda.

-Entonces lanza el orbe al otro extremo de la habitación -repite Kris, como si fuese lo más fácil del mundo-. Lánzalo; si no, 4-1-2 sufrirá.

Luhan desvía la mirada hacia al chico, que permanece tirado en el suelo con los ojos cerrados.

-Te dije que habría consecuencias -dice.

Sin pensárselo dos veces, Luhan coge el orbe y lo fija en el suelo; entonces comienza a hacer que se eleve y lo hace flotar sobre las palmas de sus manos.

Luhan se encoge al sentir el peso del objeto, pero intenta elevarlo más. Cuando lo lanza, éste cae y rueda por el suelo a través de la habitación.

- ¡Espera! -grita. Pero es demasiado tarde, y el chico gime en el suelo como si algo le estuviera provocando un inmenso dolor.

- ¡Para! -ahora Luhan está desesperado y estira los brazos; el orbe vuela hacia él tan rápido que casi lo golpea.

- ¡Haz que pare! -grita de nuevo, pero el chico parece estar sufriendo mucho más que antes. Luhan parpadea para deshacerse de las lágrimas de frustración que se forman en sus ojos y enfoca toda su energía y concentración en elevar el orbe y lanzarlo hasta el otro extremo de la habitación.

Esta vez lo logra, y lo lanza con tanta fuerza que el objeto se estampa contra la pared y cae al suelo hecho añicos.

Sin esperar más instrucciones, Luhan corre hacia el chico y se arrodilla a su lado. El dolor parece haber remitido y Luhan respira aliviado, pero la sensación de alivio dura poco, ya que se percata de que el chico no se mueve.

-Despiértate -Luhan le da unas palmadas en las mejillas para despertarlo-. ¡Despierta!

El chico no se mueve y Luhan empieza a entrar en pánico.

- ¡Despierta! -grita de nuevo, y las puertas de la habitación se abren.

Luhan espera que sea Kris quien entre. O sus ayudantes. Pero los segundos pasan y nadie hace acto de presencia. Negándose a esperar más, Luhan coge en brazos al chico y lo saca de la habitación.

No pesa mucho y eso es lo que más le asusta, ya que le resulta mucho más ligero que la última vez que lo había cargado. ¿Lo han alimentado? ¿Lo han cuidado? Luhan se distrae pensando en eso mientras lleva al chico sobre su espalda hacia la habitación que comparte con Lay y Xiumin.

La puerta está abierta y Luhan lo recuesta sobre su esterilla, pasando de largo al muchacho que produce fuego, quien los mira confundido. Le aparta el pelo de la cara y lo zarandea, pero aun así, no reacciona.

-Lay -piensa de pronto-. Lay.

Luhan se incorpora y corre hacia él. Quizá Lay podría ayudarle. Luhan había visto lo que le hizo a Xiumin, parecía ser capaz de ayudarle a reponerse del dolor y a aliviar el problema de sus manos. Quizá también podría ayudar al chico.

-Lay -Luhan lo coge de los hombros y lo sacude con fuerza. El joven hace un mohín y se despierta; todavía atontado, mira a su nuevo compañero.

- ¿Luhan? -pregunta. Xiumin se revuelve a su lado, todavía dormido.

-Lay, necesito tu ayuda. ¡Te lo suplico!

Lay se incorpora lentamente, frotándose los ojos para desperezarse. Xiumin, al percibir sus movimientos, se despierta también.

- ¿Qué sucede? -pregunta el primero, pero se calla cuando ve al chico tumbado en el suelo a tan solo unos pasos de ellos-. ¿Qué le pasa?

-Ayúdale -suplica Luhan-. Por favor. No sé qué le pasa.

Se aproximan al chico y Luhan lo sujeta mientras Lay le toca la frente.

-No respira -gimotea Luhan-. Ayúdale, por favor.

Luhan observa cómo Lay le pasa las manos por la cara y el pecho con el ceño fruncido. Xiumin se levanta y se sienta a su lado mientras observa la escena con detenimiento.

- ¿Qué le pasa? -pregunta Luhan.

-No lo sé -responde Lay pasando ambas manos por encima de su pecho-. Su corazón está débil, y sus pulmones también. Debe de haber algo que lo hace estar así, pero no sé qué es.

- ¿Puedes ayudarle?

Lay levanta la cabeza y mira a Luhan con ojos tristes.

- Mis poderes curativos no están tan desarrollados, sólo puedo curar cortes y heridas.

Los labios de Luhan comienzan a temblar, y levanta al chico, envolviéndolo en sus diminutos brazos.

-Espera -Luhan mira a Lay, que está señalando la espalda del chico-. ¿Qué es eso?

Luhan mira por encima de su hombro y ve las esposas, que todavía aprisionan sus manos.

-Las he visto antes -Luhan dirige su mirada hacia Xiumin, quien apunta al objeto.

-Solían ponérselas a Lay cuando me obligaban a intentar congelar agua -la mirada de Xiumin se llena de odio mientras lo dice.

- ¿A mí? -pregunta Lay.

Xiumin asiente.

-Tú no lo recuerdas porque te desmayabas de dolor. Producen descargas eléctricas que recorren todo tu cuerpo y afectan al corazón y a los pulmones.

Luhan se gira para observar de nuevo el objeto.

-Podría llegar a morirse si no se las quitas pronto.

Luhan busca a tientas las esposas.

- ¡Ayúdame!

-No sé cómo -se disculpa Lay-. Lo siento.

Luhan se vuelve hacia Xiumin, y éste sacude la cabeza en respuesta.

-No puedo hacerlo. Me temo que podría congelarle las manos.

Enfadado, y sintiéndose impotente por lo que le están haciendo, Luhan gira al chico con cuidado y comienza a forzar él mismo las esposas. Se concentra en el objeto y se imagina rompiéndolas en mil pedazos, destrozando cada partícula de lo que hace que el chico se sienta tan débil.

Comienza a sentir un fuerte dolor de cabeza, pero no se detiene y obliga a su mente a abrir las esposas. Obliga a los tornillos interiores a que se abran. Luhan siente que es su propia cabeza la que se está rompiendo en pedazos, pero aun así no se detiene. Cuando cree que ya no puede más, las esposas se rompen ligeramente y Luhan cae de rodillas junto a él mientras Lay y Xiumin le sueltan las manos.

Luhan levanta débilmente la mano y pasa un dedo por la mejilla del chico, acariciando su rostro suavemente. Ahora lo siente calmado y respirando con normalidad. Se encuentra bien, piensa al ver que ya no aprieta los ojos de dolor mientras estos permanecen cerrados.

Te recuperarás.

De pronto, se abre la puerta de su habitación y Luhan no se gira para ver de quién se trata. De todas formas, sabe que probablemente sea Kris.

Pero es Suho quien se cruza en su línea de visión; se arrodilla junto al chico y comienza a revisar su pulso.

-Buen trabajo, experimento 4-2-0. O, como te había prometido, Luhan -Luhan escucha la voz de Kris tras él y lo ignora, demasiado absorto en lo que Suho le hace.

Luhan ve como éste exhala un suspiro de alivio y, posteriormente, coge al chico en brazos.

-No -gimotea Luhan con voz débil, aferrándose a él. Suho se detiene y le dedica una sonrisa dulce, pero aparta sus manos del cuerpo del chico.

Luhan se siente demasiado débil como para pelear y observa cómo se lo llevan lejos una vez más.

<<< Capítulo 3 - Capítulo 5 >>>

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