¡Por fin! Aquí está el segundo y último capítulo de Subversión (con invitado especial incluido, que ya veréis al final~) :D He tenido que dividirlo en dos partes (bueno, más bien ha sido Carmen la que se ha encargado de hacerlo. Gracias bb <3) porque livejournal es así de mierdoso. Espero que os guste mucho y me comentéis qué os ha parecido *O*
Por cierto, aunque no soy muy devota de la música de Justin Bieber, si escucháis la canción "Love me like you do" quizá os ayude a entrar en ambiente para este capítulo ;)
Y ahora, como siempre... ¡a leer!
SUBVERSIÓN
Capítulo 2 - Perfecto
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Perfecto
adj.
1. Acabado, terminado, completo.
2. Sin defecto.
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Durante una semana entera, Luhan fue ignorado.
El bonifrate sabía que los dueños del apartamento en el que los tres convivían probablemente estarían enfadados con él después de lo que había ocurrido en la sala de estar. Luhan sabía que al mostrar su desobediencia y jugar con Jongin y Sehun de aquella forma, manipulándolos para satisfacer sus deseos y hacer que ambos acabasen entregándose el uno al otro, tendría como resultado, cuanto menos, algún tipo de respuesta negativa.
A decir verdad, Luhan creía que lo devolverían a la empresa de títeres.
Creía que al mostrar todos sus defectos, al mostrar que nunca obedecería a sus dueños, lo devolverían a la organización que decidió, sin su consentimiento, que sería un humano-objeto en vez de una persona. Pero claro, la empresa que cría y entrena títeres jamás acepta devoluciones de títeres defectuosos, como era el caso de Luhan, así que cuando los jóvenes que lo habían comprado intentasen devolverlo, Luhan huiría.
Al menos, ése era el plan.
Pero lo que ocurrió en realidad fue que Jongin y Sehun pasaron a ignorar a Luhan completamente. Durante la semana salían de mañana temprano para el trabajo y volvían de noche por culpa de las clases nocturnas; apenas dirigían la palabra al bonifrate, y éste empezaba a sentirse invisible en aquel lugar. Luhan estaba aburrido y molesto... y empezaba a creer que era peor que lo ignorasen que que le diesen órdenes.
Incluso de noche, cuando Luhan intentaba entrar en la habitación de Sehun para acostarse con él, se encontraba con la puerta cerrada con llave. La puerta nunca, jamás, había estado cerrada para Luhan. Incluso la habitación de Jongin permanecía cerrada, y Luhan se maldecía por querer entrar en el cuarto en el que dormía aquel al que tanto provocaba, pero del que siempre se apartaba.
Lo que más molestaba al bonifrate era que cuando ambos compañeros salían del apartamento cada mañana, dejaban la puerta de entrada sin el cerrojo echado, como si no les importase que Luhan pudiese intentar huir. Eso era, definitivamente, lo que más intrigaba al muchacho. Al fin y al cabo, Sehun y Jongin parecían encantados con él desde el primer segundo en que lo vieron.
-¿Por qué habéis perdido el interés en mí? -murmuró para sus adentros, acostado en el sofá, con los ojos entrecerrados y recordando lo que había ocurrido entre los tres en aquel acolchado.
El defecto de Luhan le resultaba muy útil, pero ahora estaba molesto. Claro que, si quisiera, podría obedecer las órdenes que le dieran, pero lo que había hecho (manipular a sus dueños aquella tarde), era casi un juego. Luhan creía que no era motivo para que ambos se enfadasen tanto.
Esa misma noche hablaría con Sehun y haría que se arrastrase de nuevo a sus pies, como nunca debió haber dejado de hacer.
***
-¿Hunnie? -llamó Luhan, adentrándose en el cuarto mientras el más alto se vestía para dormir.
-¿Qué haces aquí? -preguntó Sehun sin dirigirle la mirada-. Vete a tu cuarto, Luhan.
El bonifrate no se movió. Se quedó de pie junto a la puerta mientras observaba cómo el joven alto de cabello de un color similar al del caramelo acababa de ponerse una camisa blanca holgada.
-¿Aún sigues aquí? -preguntó Sehun, mirando a Luhan sin expresión alguna-. Ah, es verdad... -murmuró en tono irónico-. Olvidaba que eres defectuoso y no obedeces órdenes.
El rubio abrió los ojos, ofendido por el tono en el que Sehun le había hablado. Era la primera vez que el más alto le dirigía palabras tan sarcásticas y lo ofendía de tal manera.
-Hunnie... -llamó Luhan, acercándose al más alto-. Sehun, ¿estás enfadado conmigo?
-¿Y tú qué crees? -replicó Sehun, molesto-. Nos usaste, Luhan... Simplemente para demostrarnos tu defecto, ése del que tanto te vanaglorias. Pues bien, has ganado. No tienes por qué obedecernos. Tampoco tienes por qué quedarte aquí si no quieres.
Luhan tragó saliva e ignoró el hecho de que Sehun lo hubiera echado.
-Según tú os usé, pero Sehun... ¡fuisteis vosotros quienes me comprasteis como si fuera un objeto! -dijo Luhan en voz alta, tratando de defenderse, dividido entre la rabia por ser considerado una «cosa» en vez de una persona, y la gratitud después de que lo hubieran sacado del campo de entrenamiento-. ¡Fuisteis vosotros quienes me quisisteis usar desde un principio!
-¡Claro que no! -replicó Sehun, nervioso, mientras se pasaba la mano por el cabello-. Vale, quizá al principio sí. Antes de que llegases queríamos usarte porque pensábamos que serías como un robot que obedecería todas nuestras órdenes. Pero Luhan, cuando llegaste... ¿no te dije que esperaba que te sintieras como en familia? -El bonifrate recordaba las palabras del más alto y empezó a sentirse culpable-. Queríamos tratarte como a un miembro de la familia. Parecías tan delicado e inocente... Si pasó algo más entre nosotros fue porque tú me buscaste. ¿Lo recuerdas?
Luhan lo recordaba. Durante la primera semana de convivencia en aquel apartamento, invadió el cuarto del más joven en la madrugada y se metió debajo de las sábanas con la excusa de que tenía miedo. Pero, en realidad, Luhan no tenía miedo. Simplemente se sentía solo.
Y ya fuese con Sehun en su cuarto, intercambiando besos, o con Kai en la sala, simplemente sentados lado a lado viendo la televisión... Luhan ya no se sentía solo. Y, en cierto modo, pretendía seguir así.
-Vete, Luhan -pidió Sehun mientras le daba la espalda y comenzaba a caminar en dirección a la cama.
-No -respondió Luhan en tono caprichoso. El bonifrate aprovechó la distracción del más alto y corrió hacia la cama para tirarse sobre ella y esconderse bajo las sábanas-. ¡Esta noche me perdonarás, Sehun-ah!
Sehun lo observó con una ceja alzada.
Al final, no lo perdonó. A Luhan no le dio tiempo ni a defenderse cuando el más alto lo agarró por la cintura y lo colocó sobre sus hombros con cierta dificultad. Sehun parecía no escuchar mientras Luhan le pedía que parase, que le permitiese quedarse con él. Y, en unos segundos, Luhan estaba fuera de la habitación con la puerta cerrada desde dentro con llave, lo que le impedía entrar de nuevo.
-¡Sehun-ah! -llamó Luhan golpeando la puerta unas cuantas veces-. ¡Perdóname!
-Él no es ningún títere, por lo tanto no tiene la obligación de obedecer, ¿sabes? -La voz ronca de Jongin sonó a espaldas del rubio y éste se giró para mirarlo-. Puedes pedirle que te perdone todo lo que quieras, pero no lo hará.
-¡Jongin! -llamó Luhan, acercándose a él-. ¡Qué milagro que me dirijas la palabra...!
Jongin no respondió. Simplemente alzó una ceja y esbozó una media sonrisa.
-¿Estás arrepentido?
-¿Por qué? -preguntó Luhan con sarcasmo-. ¿Por regalaros el mejor polvo de vuestras vidas? No me hagas reír, Jongin... Sólo estáis molestos porque fui yo quien dio las órdenes y no vosotros.
-Eres un manipulador, Luhan -dijo Jongin sin perder la sonrisa-. Pensábamos que habíamos comprado un ángel, por tu rostro angelical, pero eres más bien un demonio.
-¿Te arrepientes de haberme comprado? -preguntó Luhan, con ironía, a pesar de que un nudo se formó en su garganta por el temor ante la respuesta que recibiría.
-No -dijo Jongin, encogiéndose de hombros-. Sigo creyendo que algún día me obedecerás.
Luhan se echó a reír, burlándose.
-Sigue soñando, Jongin...
El rubio ya caminaba hacia su cuarto cuando el otro comenzó a hablar en tono sarcástico.
-¿Crees que no sé que casi todas las noches intentas entrar en mi dormitorio cuando ves que la puerta de Sehun está cerrada? Puedes negarlo todo lo que quieras, Luhan, pero te gustamos. Te gusta el hecho de que te hayamos comprado y en el fondo, muy en el fondo, sabes que acabarás cediendo y obedeciendo nuestras órdenes.
Las mejillas del bonifrate se ruborizaron intensamente y dirigió una rápida mirada al moreno, pero éste ya se había adentrado en su propia habitación y había pasado el pestillo a la puerta. Luhan tragó saliva, suspirando pesadamente.
Se negaba a obedecer. Se negaba a que lo tratasen como a un títere más.
Aunque eso lo alejase cada vez más de Jongin y, consecuentemente, de Sehun.
̽ ̽ ̽
Transcurrieron dos días más y Luhan empezó a agobiarse.
No aguantaba más que lo ignorasen. Apenas recordaba cómo era su propia voz, ya que escasamente hablaba. Los únicos sonidos que escuchaba saliendo de su boca eran los gemidos sofocados que se le escapaban cuando se aliviaba a sí mismo a la hora de la ducha.
Lo habían entrenado para proporcionar placer y, queriendo o no, le gustaba eso y sentía la necesidad de tocar y de ser tocado.
Necesitaba la piel cálida de Sehun rozándose contra la suya propia. Luhan tenía que admitir que necesitaba incluso observar el cuerpo moreno de Jongin. Ah… la imagen de Sehun y Jongin besándose invadía la mente de Luhan cada noche. ¿Por qué tenían que ser los dos tan guapos y tentadores?
Un suspiro se escapó de sus labios mientras el joven observaba la puerta del dormitorio de Sehun. Era sábado y la noche apenas había comenzado. La puerta debería estar abierta, así que Luhan no pudo contenerse y extendió la mano hasta el picaporte. Sus dedos temblaban y su respiración era pesada, ansiosa...
Vaya, la puerta se abrió.
Luhan la empujó sin fuerza y el cuarto, todavía iluminado, quedó expuesto ante sus ojos. La luz del techo estaba apagada, pero a través de la ventana, con las cortinas descorridas, la claridad de la calle se filtraba hacia dentro y llenaba la estancia. Sehun estaba sentado encima de la cama, tecleando en el móvil, y sólo se percató de la presencia no deseada cuando escuchó el sonido del pestillo en la puerta.
-Ah, eres tú... -murmuró Sehun, mirando de reojo al rubio que acababa de entrar en su dormitorio-. ¿Qué quieres?
Luhan no respondió. Tras dar unos cuantos pasos rápidos, el joven se acercó a la cama de matrimonio y se subió a ella, gateando por el colchón que se hundía bajo su peso, hasta llegar junto a Sehun. Éste lo observó sin mostrar reacción alguna, con los ojos muy abiertos.
Luhan sabía que Sehun no lo escucharía... a menos que lo hiciese gemir.
-¿Qué haces, Luhan? -preguntó Sehun cuando el rubio lo obligó a abrirse de piernas, gateando para acercarse más a él hasta que sus cuerpos quedaron casi pegados-. Lu...
-Shhh -pidió Luhan mientras sellaba los labios del más alto con el pulgar derecho y con la otra mano arrancaba le arrancaba el móvil para depositarlo sobre la mesita de noche-. No quiero que sigas enfadado conmigo, Hunnie. Te echo mucho de menos… -Luhan deslizó los dedos sobre el rostro del más joven, aproximándose a su mejilla y rozando sus labios rosados por la piel pálida y tibia-. Te extraño dentro de mí, Hunnie... ¿No echas de menos mi voz llamándote?
Sehun tragó saliva y se mordió con fuerza el labio inferior mientras Luhan se abrazaba a él y comenzaba a besarlo en el cuello.
-Tal vez... -respondió Sehun, dubitativo, clavando la mirada en un punto fijo del colchón.
-Sehun-ah... -murmuró Luhan. El joven depositó besos en el cuello pálido y sintió al menor temblando bajo su cuerpo con cada chasquido que producían sus labios en contacto con la tez-. ¿No echas en falta mi cuerpo junto al tuyo? Mis caricias... -un beso más, esta vez en la mandíbula-. Mis dedos deslizándose sobre tu piel y mis gemidos en voz alta... ¿Cómo solías decirme?
-Más bajo, Luhan... -murmuró Sehun, imitando su propia voz en las muchas ocasiones en las que había dicho eso al bonifrate.
-Sí. Siempre me pedías que gimiera más bajo para que Jongin no nos escuchase... -susurró Luhan mientras besaba el mentón de Sehun y se aproximaba más a sus labios-. Me pedías que guardara silencio, ¿pero cómo podría quedarme callado mientras te hundías dentro de mí? Mientras me tocabas de una forma tan exquisita... ¿Cómo podría, Hunnie?
Sehun tragó saliva una vez más mientras Luhan deslizaba la lengua sobre sus labios, incitándolo a que lo besase.
-Bésame, Sehun -pidió Luhan en susurros, abriendo los labios vagarosamente mientras Sehun suspiraba, tratando de evitar caer en la tentación.
Sehun no quería obedecer la petición que el rubio había hecho. No quería ser débil y caer en sus palabras de nuevo, pero no había forma de resistirse a Luhan y a su dulce voz. Las manos de Sehun se aproximaron como si tuvieran voluntad propia hasta la nuca de Luhan y tiraron de él sin fuerza para acercarlo más. Sus labios se chocaron con intensidad, abriéndose, revelando las lenguas que se deslizaban hacia fuera, encontrándose la una a la otra en un beso.
Luhan prácticamente gimió, en voz baja, cuando Sehun lo empujó y lo obligó a acostarse debajo de él. El rubio respiraba con dificultad mientras el peso del más joven lo aplastaba bajo su cuerpo. Sus labios no dejaron de tocarse en ningún momento mientras el beso se mantenía impetuoso, provocando chasquidos provocativos, ambas lenguas deslizándose la una sobre la otra, uno sintiendo el embriagante sabor del otro.
-¿Cómo haces para que acabe obedeciéndote siempre? -susurró Sehun contra los labios del rubio, y recibió una risitia a modo de respuesta.
-¿Mi encanto, tal vez? -preguntó Luhan retóricamente y vio como Sehun ponía los ojos en blanco, disgustado.
Luhan todavía se reía cuando retomaron el beso. El más alto movía su cuerpo sobre él, frotando la ropa, que ya les resultaba incómoda, sobre la piel que exigía más contacto. El bonifrate tenía calor y su piel parecía vibrar cada vez que el más alto deslizaba las yemas de los dedos sobre ella.
Sehun, ansioso, se deshizo de la camisa de Luhan con prisa. En su rostro se dibujó una media sonrisa mientras sus manos recorrían el tronco pálido y jugaban con los rosados pezones. Sehun vio cómo Luhan se mordía el labio inferior y contenía un gemido mientras sus cejas se tensionaban y hacían que su expresión se volviese casi inocente.
-¿No puedes quitarte el collar? -preguntó Sehun mientras deslizaba la mano sobre él y la pantalla táctil se activaba para que seleccionase la opción que quería ordenar a su bonifrate.
-No... Es imposible -murmuró Luhan con expresión triste mientras Sehun depositaba pequeños besos en el tatuaje de su hombro, donde estaba localizado su número de serie.
El más alto deslizó las manos por el cuello del rubio hasta alcanzar su rostro y entonces le agarró las mejillas y se las presionó suavemente hasta que Luhan se quedó con un pequeño mohín en los labios. Sehun sonrió al volver a besar a Luhan, mordiendo ligeramente sus labios e invadiéndolo con la lengua, hasta que le hizo olvidar brevemente que el resto de la sociedad lo consideraba un objeto.
Porque, quisiera o no, para Sehun... Luhan era mucho más que eso.
-Sehun-ah... Ah, Hunnie... -murmuró Luhan mientras cerraba los ojos con fuerza y dejaba caer la cabeza hacia atrás para apoyarla sobre el hombro de Sehun, mientras éste le masajeaba el miembro lentamente.
Luhan apenas se había dado cuenta de que el más joven los había desnudado y había empezado a tocarlo. Mantuvo los ojos cerrados mientras Sehun tocaba su cuerpo sin pudor y lo obligaba a sentarse con besos sobre su piel y jugando con sus puntos sensibles. Los gemidos se escapaban de los labios de Luhan mientras el más alto seguía sentado detrás de él. La espalda del bonifrate permanecía pegada al torso de su dueño y la respiración de Sehun le hacía cosquillas en el cuello. Sehun lo sujetaba con fuerza para mantenerlo cerca de él mientras con una de sus manos jugueteaba con la erección de Luhan, latente y pulsante entre sus finos dedos.
-Estás tan excitado, Lu, que me estás mojando los dedos mientras te masturbo -susurró Sehun contra el oído del más pequeño mientras lo sentía temblando entre sus brazos-. ¿Tan necesitado estabas de que te tocase?
-¡Ah! -jadeó Luhan mientras cerraba los ojos y sentía un escalofrío atravesando su columna vertebral.
-Todavía no, Lu. Todavía no hemos acabado... -susurró Sehun con ironía antes de deslizar su lengua por la parte del cuello del bonifrate que el collar plateado no cubría. El joven apretó con fuerza la extremidad del miembro de Luhan y lo sintió contraerse ligeramente.
-En realidad, ni siquiera hemos empezado... -se escuchó una tercera voz y Luhan abrió los ojos, asustado, y se encontró con Jongin de pie en frente de la cama, mirándolo con una media sonrisa.
El rubio cerró las piernas rápidamente y sintió escalofríos en todo el cuerpo al darse cuenta de que Jongin apoyaba las manos en el colchón y lo miraba más de cerca.
-¿Sorprendido, Luhan? -preguntó Jongin con ironía, alzando una ceja.
El rubio iba a ordenar a Jongin que se fuera, con los labios ya separados para gritar, cuando Sehun le sujetó con fuerza las muñecas y se las apretó contra la espalda.
-¡Se... Sehun! ¡Ah! -gimió Luhan al notar los músculos de sus brazos ligeramente torcidos por la fuerza con la que el más alto lo agarraba-. ¿Qué haces? ¡Para!
Luhan se revolvió en la cama, tratando de librarse de la sujeción de Sehun, pero sus brazos, completamente inmovilizados a su espalda, le dolían por la fuerza con la que el más alto lo agarraba.
-Shhh... -susurró Sehun contra su oído, tras lo cual depositó un beso en su sien-. No pasa nada, Lu. Te cuidaremos muy bien.
Luhan echó su cuerpo más hacia atrás para intentar acercarse a Sehun y alejarse de Jongin, que se aproximaba cada vez más, gateando sobre la cama. Al llegar junto a él Jongin le separó a la fuerza las piernas, que antes permanecían unidas, con una sonrisa.
-¿Sabes cuál es tu defecto, Luhan? -preguntó Jongin retóricamente mientras se acercaba todavía más al rubio, que jadeaba con las mejillas coloradas al ver que el moreno ya estaba excitado-. Eres desobediente, sí, pero también demasiado orgulloso como para pensar que Sehun y yo podríamos tramar algo para vengarnos de ti... ¿De verdad creías que nos íbamos a quedar dolidos, en silencio e ignorándote, así sin más? ¿De verdad creías que Sehun te iba a aceptar de nuevo con tanta facilidad?
-Se... Sehun, Hunnie... Me estás haciendo daño -gimió Luhan mientras trataba de ignorar lo que le decía el moreno que tenía frente a él. El joven sentía que las mejillas le ardían mientras trataba de soltarse del agarre de Sehun, que aún le sujetaba las muñecas a la espalda.
-Te enseñaremos que obedecer puede ser muy bueno, Luhan -murmuró Jongin mientras se aproximaba al rostro del rubio-. Nosotros te obedecimos la última vez, pero esta vez serás tú quien nos obedezca a nosotros.
-Te gustará, Lu -murmuró Sehun contra el oído del bonifrate-. Te lo prometo. Verás que Jongin es genial.
-Y fíjate en que él lo dice por experiencia propia -dijo Jongin, sonriendo, mientras deslizaba sus dedos por el rostro del rubio-. ¿Por qué no te gusto? ¿Por qué te encanta provocarme si no quieres que te toque?
Luhan no respondió y dirigió su mirada hacia el moreno que tenía delante, estrechando los ojos e intentando ignorar los escalofríos que recorrían todo su cuerpo por estar entre los dos amigos de nuevo... Exactamente como había soñado en secreto varias noches, días atrás.
Jongin permanecía entre las piernas de Luhan y de pronto se acercó a él para pegar su cuerpo al suyo. El rubio cerró los ojos con fuerza y giró la cara, creyendo que Jongin lo iba a besar, pero en realidad el bonifrate escuchó cerca de su oído el sonido característico de un beso. Luhan abrió los ojos y volvió a girar la cara. Su respiración se hizo más pesada al observar de cerca, muy de cerca, los labios de Sehun encontrándose con los de Jongin. Los músculos de Luhan temblaban mientras el joven seguía apresado entre los cuerpos de los más altos, a quienes no les parecía importar su presencia mientras jugueteaban con sus lenguas.
-Te gusta observarnos, ¿verdad, Luhan? -preguntó Jongin entre susurros, con sus labios todavía muy cerca de los de Sehun.
El rubio tragó saliva y negó con la cabeza, desviando la mirada hacia su propia excitación y temblando al sentir las lenguas de los más altos rozando contra su mandíbula y su cuello.
-Claro que te gusta... -susurró Sehun-. Por eso nos pediste que nos tocáramos delante de ti... Te excita, ¿verdad, Lu?
Luhan se mordió el labio inferior para reprimir un gemido cuando Jongin lo besó en la clavícula y acercó una de las manos hasta su erección para acariciarla lentamente. Sehun depositó besos en el cuello del bonifrate y éste giró la cara cuanto pudo al detectar la mirada maliciosa del más joven mientras jugueteaba con el lóbulo de su oreja.
Luhan quería suplicar a ambos que parasen, pero antes de que las palabras se formasen en su garganta un gemido se escapó de ella cuando Jongin le apretó el miembro con un poco de fuerza. Eso hizo que el rubio desviase la mirada hacia abajo, con el rostro colorado en un tono casi rojizo por la acumulación de sangre en las venas bajo su pálida piel.
El bonifrate dirigió su mirada hacia la mano de Jongin y vio en su dedo un accesorio que parecía un anillo, de color plata, aunque demasiado grande como para colocarse en el dedo de una mano. El objeto le quedaba demasiado grande en el dedo corazón.
-Ah, ¿te interesa esto, Luhan? -preguntó Jongin mientras se quitaba el objeto elástico del dedo-. Explícale para qué es, Sehun.
Luhan abrió los ojos e intentó cerrarse de piernas para esconder su intimidad, pero fue en vano porque Jongin estaba demasiado cerca. Al ver que el moreno deslizaba los dedos nuevamente a lo largo de su erección, su cuerpo se estremeció.
-Lu, ¿sabes qué es eso que Jongin te va poner? -Luhan negó con la cabeza, jadeando, al ver que el joven de piel más oscura estiraba ligeramente el objeto con los dedos para mostrarle su elasticidad-. Es un anillo que te pondremos para que puedas estar duro más tiempo, Lu. Además, sólo podrás correrte cuando te lo permitamos y te lo retiremos. ¿Entendido?
El bonifrate se estremeció. Había mentido cuando dijo que no sabía lo que era, ya que en su período de entrenamiento le habían enseñado de todo, pero el oír la explicación de Sehun contra su oído mientras Jongin le deslizaba el anillo sobre el miembro hacía que le dejase de funcionar el cerebro.
Luhan entrecerró los ojos, con su falo pulsando, mientras Jongin le deslizaba el anillo hasta la base del miembro, lo que le causó una sensación que no recordaba haber sentido nunca
-Saca la lengua, Luhan -pidió Jongin mientras lo torturaba con los dedos y masajeaba la extremidad del cuerpo ajeno con cierta fuerza.
-N... no -murmuró Luhan, y sintió cómo el primer espasmo atravesó su cuerpo mientras Jongin lo masturbaba. Su abdomen se contrajo involuntariamente y su respiración se volvió irregular. Su piel temblaba cada vez que Sehun le mordisqueaba o lamía el cuello o los hombros.
-Obedece a Jongin, Lu -pidió Sehun-. Sé que quieres y por mí no hay problema. Aquí todos somos de todos. Obedece, Luhan... -el rubio tragó saliva y sus ojos se encontraron con los de Jongin, muy cerca de los suyos-. Cierra los ojos y piensa que soy yo quien va a abusar de ti, si así lo prefieres... Venga, echa la lengua fuera y espera a que Jongin tome la iniciativa. Así es como a él le gusta.
Luhan sintió que su corazón latía a toda velocidad contra sus costillas cuando cerró los ojos, en cierto modo avergonzado por haber caído en la trampa de aquellos a quienes pocos días atrás él había engañado para su propia diversión.
-La lengua, Luhan... -susurró Jongin mientras sujetaba el mentón del rubio con delicadeza. Luhan entreabrió los labios lentamente y momentos después su lengua pequeña y rosada surgió, deslizándose poco a poco, sin saberlo, al encuentro de los labios del más alto.
Un escalofrío atravesó el cuerpo de Luhan cuando su lengua fue absorbida en un beso que él no estaba preparado para recibir. Lo cierto era que Jongin lo turbaba demasiado y eso irritaba al bonifrate, que si ya no quería tener un dueño, mucho menos tener dos.
Todos sus pensamientos se desvanecieron cuando Jongin le mordisqueó los labios e intensificó el beso, intercambiando saliva y produciendo un sonido bajo pero, aun así, audible. Su miembro ya palpitaba y comenzaba a incomodarlo, dolorido, como si suplicase que lo tocaran.
-Mastúrbalo, Jongin. Está tan inquieto que sólo puede significar que quiere que lo toquemos. ¿No es así, Lu? -susurró Sehun contra el oído de Luhan, mientras observaba el beso que se desarrollaba ante sus ojos, con los labios chocando atropelladamente y las lenguas surgiendo en el aire, rozándose la una contra la otra.
Luhan jadeó y se separó del beso al sentir algo presionando contra su falo. Al desviar la mirada hacia abajo, el rubio gimió en voz baja al ver que Jongin masturbaba su propio miembro y el de Luhan al mismo tiempo, manteniéndolos juntos mientras su mano subía y descendía por ellos.
-Puedes gemir en voz alta, Luhan. Hoy puedes gemir todo lo que quieras -susurró Sehun y Luhan se mordió el labio para evitar que se le escapase algún sonido-. Puedes incluso gritar, si quieres.
Aunque el cuerpo entero de Luhan quisiera obedecer cada mínima orden que Sehun le daba en aquel momento, su cerebro insistía en recordarle que no tenía la obligación de hacerlo, ya que era defectuoso. Aquello le producía sentimientos encontrados, de si debería o no acatar las peticiones.
-Chupa a Jongin, Luhan -pidió Sehun, aflojando la sujeción sobre los brazos del rubio-. Siempre me la chupas con tantas ansias que se lo conté a Jongin y empezó a envidiarme, mira tú....
-Es verdad -murmuró Jongin mientras apretaba el miembro de Luhan entre sus dedos-. Quiero probar tu boca, Luhan. Quiero saber si es mejor que la de Sehun porque, como ya sabrás, él es muy bueno con la lengua. ¿O no?
-No quiero -dijo Luhan con el ceño fruncido e irritado. Sus piernas se abrían más cada vez que Jongin se aproximaba y sus músculos se relajaban más a medida que él lo tocaba. Sin embargo, obedecer una orden así sería demasiado-. No voy a obedecerte. Ni siquiera eres mi dueño, Jong...
Una sonora bofetada en su mejilla derecha lo interrumpió de golpe. Luhan abrió los ojos como platos y sus labios permanecieron separados mientras le hormigueaba la piel donde había recibido el golpe.
-Sí soy tu dueño, Luhan... Tanto yo como Sehun -dijo Jongin, entrecerrando los ojos mientras hablaba-. Te compramos y queremos que te quedes con nosotros porque nos gustas. Pero para que eso ocurra, tienes que dejar de comportarte así, ¿entendido?.
-Me... me has pegado… -balbuceó Luhan con los ojos humedecidos, más por la humillación que por el dolor en sí-. Hunnie... Jongin me ha pegado... -murmuró girando la cara para dirigir la mirada al más joven, que permanecía detrás de él.
-No volverá a hacerte daño -murmuró Sehun mientras soltaba las muñecas de Luhan y lo abrazaba, depositando besos en su cabello rubio-. Si nos obedeces.
Luhan abrió más los ojos cuando se dio cuenta de que el moreno estaba de pie sobre la cama y lo agarró de los pelos sin mucha fuerza.
-Chúpalo como me viste hacer la última vez, Lu -pidió Sehun mientras sus manos se deslizaban por el cuerpo delgado del rubio, rozando sus puntos sensibles hasta alcanzar su miembro y comenzar a acariciarlo.
El bonifrate tragó saliva. Su cuerpo se contrajo en el abrazo de Sehun, quien muy lentamente comenzó a acariciar su intimidad con ambas manos. Luhan no sabía qué debía hacer. Su collar le decía que obedeciese, su cerebro le pedía que parase y su cuerpo se dejaba arrastrar por los pequeños espasmos que sufría con cada roce.
Luhan alzó la mirada, ruborizado porque las caderas de Jongin estaban demasiado cerca de su rostro, y observó al moreno mirándolo con ojos entrecerrados y labios carnosos abiertos, susurrando su nombre lentamente.
-Abre la boca, Lu... -murmuró Sehun mientras apretaba su miembro.
En ese momento, el bonifrate ignoró su defecto, su orgullo y su terquedad... Y obedeció.
La boca de Luhan se abrió para recibir el miembro de Jongin, que gimió cuando la húmeda lengua del bonifrate lo rozó. Los ojos del rubio permanecieron abiertos, observando al más alto, que lo miraba y le sonreía, mientras acariciaba su mejilla colorada.
Luhan interpretó aquello como una forma de pedirle disculpas y chupó con voluntad el miembro, envolviéndolo con su lengua y rozando ligeramente sus dientes contra él. Jongin se estremeció entre sus labios y movió las caderas lentamente, penetrando la cavidad húmeda con menos fuerza de la que le gustaría.
Sehun comenzó a mordisquear los hombros de Luhan mientras aún lo masturbaba con lentitud, deseando torturarlo poco a poco y sentirlo sufrir espasmos de placer. Los brazos del rubio ya habían quedado libres, así que Luhan aprovechó para agarrar las piernas de Jongin, sujetándolo con firmeza mientras le proporcionaba placer.
-Lo cierto, Sehun-ah, es que Luhan tiene una lengua más hábil que la tuya -murmuró Jongin con una media sonrisa, y no pudo evitar que se le escapase una risotada cuando Sehun le hizo el corte de manga, para no insultarlo con palabras.
Luhan circundó la lengua sobre el miembro de Jongin, sintiendo sus venas latiendo ligeramente contra el paladar de su boca, pero no evitó esbozar una pequeña sonrisa al escuchar el halago. Una de las manos del bonifrate, que antes sujetaba con firmeza la cadera de Jongin, sujetó el falo del moreno para que Luhan tuviese un mayor control sobre la forma en la que su lengua se movía sobre el glande rosáceo, del cual ya manaba el líquido preseminal.
Jongin dejó caer la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Notó cómo los músculos se contraían contra su voluntad mientras el más bajo lo chupaba vehementemente, jugando con el miembro ajeno con crueldad usando la lengua. Al notar la extremidad de su falo tocando fondo en la garganta del rubio, para en seguida alejarse y chocar contra la parte interna de su mejilla, Jongin gimió.
-Espera, Luhan... -pidió el moreno mientras se retiraba de la boca de Luhan; entonces se escuchó un chasquido fuerte cuando la saliva entró en contacto con la punta de su miembro-. Vamos a jugar... -dijo Jongin en tono divertido.
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