[EXO-fic] Flip the Script (2/2)

Jul 22, 2013 17:22


ii/ii

Era el día de Chuseok, el festivo más importante del año en Corea del Sur. El día en que todo el mundo se reúne con sus familias, ataviadas con el traje tradicional coreano, para pasar una plácida velada en la intimidad de sus hogares. No obstante, para Luhan y Sehun era diferente.
Era el día en que ninguno de los dos tenía ninguna actividad programada en sus agendas y en el que los padres de ambos acudían a los hospitales para dar falsos ánimos a los enfermos y así favorecer su imagen política.
Por segundo año consecutivo, Luhan y Sehun habían logrado convencer a sus prometidas de que acompañasen a sus futuros suegros en su rutinaria labor social. Asimismo, habían obtenido su beneplácito para, en sus propias palabras, «evadirse de los problemas» y hacer una escapada a Jejudo, lugar en el que ambos se reunirían.
Era, en definitiva, el día que ambos habían estado esperando y en el que podían estar juntos sin que nada ni nadie perturbase su tranquilidad.

Marcaban las 11 h. de la mañana en el reloj de pulsera de Luhan cuando el taxi que lo traía desde el aeropuerto se detuvo frente al hotel. El joven pagó al taxista y se dirigió con su maleta hacia el vestíbulo, dispuesto a recoger las llaves de su suite en recepción. Se suponía que Sehun ya estaba en Jejudo desde la noche anterior, alojado en la suite contigua a la suya. Ambos habían decidido alojarse en habitaciones diferentes para ser lo más discretos posible y evitarse disgustos innecesarios.
-¿Luhan? -escuchó una voz dubitativa llamándolo.
Luhan se giró y divisó, para su sorpresa, a un hombre joven y risueño que se acercaba a él.
Lee Soo Hyun era un conocido y respetado director de cine que había logrado hacerse con el título de «líder de la futura generación de directores de cine coreano» a pesar de su juventud y de su reconocida homosexualidad. Pero lo que de verdad sorprendió a Luhan fue que estuviese acompañado, ni más ni menos, que de Sehun.
-Soo Hyun… -dijo atónito, intentando por todos los medios no mirar a Sehun. Para ninguno de los tres presentes era un secreto que Soo Hyun estaba interesado en Luhan-. ¿Qué haces aquí?
-Lo mismo pregunto yo. ¿Qué haces aquí? -preguntó el hombre con ojos relucientes-. Pensé que tendrías que acompañar a tu padre en Seúl…
-Allí debería estar… -respondió Luhan mientras lanzaba una mirada furtiva a Sehun, quien, a su vez, le dedicó un travieso guiño de ojo-. Pero a última hora decidí abandonarle y venir a pasar el Chuseok a Jejudo.
Las miradas de Luhan y Sehun se cruzaron de nuevo y una chispa invisible pareció prenderse entre ellos.
-Vaya, qué desconsideración por mi parte… -se apresuró a decir Soo Hyun cuando percibió la mirada entre ambos-. Me había olvidado completamente de presentaros. Aunque es posible que ya os conozcáis, puesto que vuestros padres pertenecen al mismo partido político.
-Sí, nos habían presentado anteriormente y ya habíamos tenido la oportunidad de tratarnos -respondió Luhan-. Aunque no tanto como hubiera deseado…
Sehun detectó el mensaje oculto tras sus palabras y extendió la mano con una sonrisa que sólo Luhan supo descifrar.
-Es un placer volver a verte… -dijo con un tono grave de voz.
Luhan estrechó su mano, para recibir el cálido y sensual apretón de su amante.
-El placer es mío, Sehun-sshi… -dijo sin apartar la mirada de sus ojos, tratando de contener la sonrisa.
Sehun deslizó el dedo índice hasta el interior de la muñeca de Luhan y lo frotó contra su piel con picardía.
-No sabía que conocías a Oh Sehun… -dijo Luhan, soltándose rápidamente antes de que la risa nerviosa se apoderara de él.
Era mentira; precisamente había sido Sehun quien lo había puesto sobre aviso sobre el interés de Soo Hyun hacia él.
-Un amigo que tenemos en común nos presentó y nos hemos caído muy bien… -dijo mirando con aprobación a Sehun, que seguía sin apartar la mirada de Luhan-. Me encontré con él en el vestíbulo del hotel y no pude dejar pasar la oportunidad de saludarlo.
-Entiendo… -dijo Luhan esbozando una sonrisa-. Me encantaría quedarme a disfrutar más tiempo de vuestra compañía, pero el vuelo me ha dejado agotado.
-No te preocupes, yo tampoco puedo quedarme más tiempo porque ya me voy a Seúl -tomó la mano de Luhan y le dio un cálido apretón con ambas manos-. Espero poder verte de nuevo; siempre es un placer disfrutar de tu adorable compañía…
Luhan sonrió y Sehun carraspeó, visiblemente incómodo.
-Soo Hyun, vas a llegar tarde… -dijo con seriedad.
-Es verdad, me espera un taxi para llevarme al aeropuerto.  Encantado de volver a verte, Luhan…
-Igualmente… -a continuación posó los ojos en Sehun, que le lanzaba una mirada posesiva-. Ha sido un placer. Espero que podamos volver a vernos muy pronto y charlar con más tranquilidad.
-No lo dudes… -dijo Sehun, atravesándolo con la mirada.
Luhan trató de disimular una sonrisa y se despidió de ellos, para dirigirse a recepción a recoger la llave de su suite. Habían pasado diez días desde la última vez que se había reunido con su amante y había planeado un reencuentro inolvidable para ambos. Lo que nunca se habría imaginado era que al verse tendrían que fingir ser meros conocidos. ¿Cómo era posible que hubieran estado tan cerca y tan lejos al mismo tiempo?
Perdido en sus propios pensamientos, Luhan llegó a la puerta de su suite e introdujo la llave en la cerradura. De pronto sintió unos brazos rodeándolo por la cintura y el peso de un cálido y fuerte cuerpo estampándose contra su espalda. Luhan no se sobresaltó; su aroma y los besos que el «desconocido» depositaba en su cuello eran inconfundibles.
-¿No te da vergüenza asaltar a un extraño en plena puerta de su habitación?-preguntó con una sonrisa mientras hacía girar la llave en la cerradura.
-No… -fue la simple respuesta de él antes de darle un coqueto mordisco en el lóbulo de la oreja-. Ya sabes que soy un desvergonzado.
Luhan soltó una risita y giró sobre sus talones para mirarlo. Pero, antes incluso de que pudiera distinguir las facciones de su rostro, su boca se posó sobre la suya con avidez.
No sin dificultad, Luhan logró hacer girar el picaporte de la puerta para introducirse en la intimidad de la habitación. La diplomacia de Sehun volvió a él en cuanto hubieron cerrado la puerta a sus espaldas y la luz se encendió automáticamente.
Se separó de su amante, todavía rodeándole la cintura con las manos, para clavar la mirada en sus labios enrojecidos por la intensidad de sus besos.
-Te he echado mucho de menos… -dijo Luhan con los ojos resplandecientes.
-Y yo a ti… -murmuró Sehun-. Creo que diez días sin verte es demasiado tiempo.
Luhan sonrió. Aunque no pudieran verse todos los días, hablaban por teléfono todas las noches. El día anterior había sido la excepción.
-Perdón por no haber respondido tu llamada ayer, pero Min Ah…
-No quiero que hables de ella… -cortó Sehun rápidamente besándolo con urgencia-. Sólo dime qué hiciste anoche cuando no estaba contigo.
-Nada especial. Pensar mucho, supongo.
-¿En qué pensaste…? -preguntó Sehun mientras depositaba un sensual beso en su cuello.
-En ti… -dijo cerrando los ojos.
-¿Y qué pasó mientras pensabas en mí?
-Traté de no pensar…
-Pero no pudiste… -ciñó la cintura de Luhan con posesividad y acercó su cuerpo todavía más al suyo, frotando su entrepierna contra la de él.
-No, no pude.
-¿Qué pasó después?
-Después pensé en tus manos… -dijo rodeando el cuello de Sehun con sus brazos.
-¿Qué hacían mis manos? -preguntó con ojos chispeantes.
-Imaginé que me tocaban…
-¿Dónde? -Sehun le dio un sensual lametón en el lóbulo de la oreja y Luhan se estremeció.
-En el cuello, y luego… -cogió una mano de Sehun y la posó sobre su miembro.
-¿Y después? -preguntó él con la voz ronca mientras frotaba su hombría por encima del pantalón.
-Después me hacías el amor lenta y deliciosamente…
-¿Quieres que lo haga? -preguntó dándole un travieso lametón en los labios.
-Me muero porque lo hagas… -suplicó Luhan mientras le acariciaba el pelo de la nuca.
Apagar los teléfonos podía esperar. Pedir a recepción que no molestasen podía esperar también.  Sumidos en una pasión desesperada, ambos se dejaron arrastrar por un deseo que no dejó lugar a más palabras.
Sehun sintió la calidez del cuerpo de Luhan a través de la ropa y mientras éste se quitaba la corbata, su amante le arrancó la camisa, desgarrando los botones. Apenas unos minutos más tarde, ambos estaban completamente desnudos.
Sehun buscó con torpeza el sobre de lubricante que tenía convenientemente guardado en el bolsillo del pantalón, hecho un ovillo en el suelo, y, tras romper el envoltorio con los dientes, se aplicó un poco de producto en los dedos.
Luhan le dedicó una sonrisa y abrió los brazos en una súplica callada para que se acercara a él. Sehun obedeció y lo levantó en brazos mientras lo besaba frenéticamente en el cuello.
Sehun posó una mano en la redondez de sus nalgas y con los dedos de la otra mano comenzó a masajear con suavidad su perineo y los bordes de su entrada. Los jadeos de Luhan eran cada vez más intensos y, una vez que Sehun hubo notado a su amante relajado por completo, ya excitado, introdujo lentamente los dos dedos lubricados en el interior de su ano, presionando poco a poco para que Luhan se acostumbrase a la nueva sensación.
Luhan se echó hacia atrás en busca de un equilibrio que se le resistía y lo besó en la barbilla, en la mandíbula, en la boca. Sehun respondió con ansia, abriéndole los labios, introduciendo su lengua con destreza, succionando. A pesar de la postura en la que se encontraban, Luhan sintió la poderosa erección de su amante contra su palpitante miembro.
Sus caderas se contoneaban siguiendo un ritmo cada vez más acelerado que coincidía con los movimientos de los dedos de Sehun en su interior. Luhan dejó escapar un quejido, sintiendo crecer el placer en abrasadoras oleadas y, consciente de lo que iba a ocurrir, intentó liberar su boca, pero ya era demasiado tarde; la suave convulsión ya lo había invadido. Jadeando, Luhan se abrazó a Sehun y siguió el frenético compás de sus caderas. Cuando el último espasmo abandonó su cuerpo, Sehun lo depositó en el suelo.
Luhan deslizo las manos por la nuca de Sehun y lo acarició mientras lo besaba tan intensamente que éste no habría podido emitir ni una sola queja si hubiera querido. Pero no se quejaba lo más mínimo. De hecho, Luhan no sabía cuál de los dos estaba más encendido de deseo.
La falta de control de Sehun le resultaba increíblemente erótica. Luhan se apresuró a acariciar el miembro de su amante mientras Sehun lo conducía hacia la cama, haciéndolo retroceder muy despacio. Al llegar al borde, Sehun lo tumbó sobre la cama que presidía la enorme suite y hundió la cabeza en su cuello para llenarlo de besos. Después fue descendiendo hasta llegar a su pecho y le chupó y mordisqueó un pezón hasta que Luhan le suplicó clemencia.
Sin dejar de besarlo y saborearlo, Sehun recorrió su piel con su ardiente boca y  se detuvo de nuevo en el cuello. Entonces se le acercó al oído y susurró con voz ronca:
-Tócame. Me encanta cuando me tocas…
Sehun se puso boca arriba y lo sentó sobre sus muslos para facilitarle la tarea. Las manos de Luhan se movieron sobre su torso, arañando su piel con las uñas, acariciando su pecho, pellizcando sus pezones suavemente. Sehun gimió cuando Luhan se inclinó para lamerle uno y se excitó tanto que estuvo a punto de hacerlo caer. Tras deslizar las manos por sus caderas, le sujetó el trasero, presionándole la pelvis contra su erección.
Pero eso a Luhan no le bastaba, no era más que una provocación. Quería sentirlo dentro, duro, caliente y bien hundido. Ni podía ni quería esperar más. La necesidad que tenía de él era más grande de lo que jamás creyó humanamente posible, y así lo manifestaba la palpitación de su miembro.
Sehun lo asió del pelo con una mano y acercó la boca hacia la suya mientras se colocaba encima de él. Luhan padeció la exquisita agonía a la que lo sometió su amante con sus besos, lametones y mordiscos antes de introducirle una mano entre los muslos. Luhan los separó ansioso y Sehun comenzó a repetir el ritual anterior: primero acariciándole el perineo y luego rozando la entrada a su cuerpo. Finalmente Luhan tuvo que exhalar entrecortadamente para dar la bienvenida a los dedos invasores de su amante e, inclinándose sobre él, Sehun lo besó para sofocar sus gemidos.
Con un suave ronroneo, Luhan descendió la mano por su sólida espalda hasta las caderas y las nalgas de Sehun, dejando la marca de sus uñas. Éste gruñó ligeramente, se colocó encima de Luhan y lo montó, inmovilizándolo con el peso de su propio cuerpo.
-Sehun… -jadeó Luhan-. Por favor…
Sehun le agarró las muñecas y se las subió por encima de la cabeza. Se inclinó sobre él y besó y lamió su cuello hasta que Luhan comenzó a gemir.
-Tu piel… me vuelve loco, ¿sabes?
Descendió con su boca hasta su nariz.
-Y tu nariz me hipnotiza.
Prosiguió hacia sus labios.
-Y… estos… son deliciosos… Quiero cubrirlos de besos… Y esta parte de ti… es solo mía…
Sólo entonces lo penetró con una suave embestida, abriéndose paso entre los fibrosos tejidos hasta casi alcanzar su próstata. Respirando ásperamente, Sehun se retiró unos centímetros y después volvió a penetrarlo hasta que alcanzó su punto más sensible, con el rostro tenso y los dedos enredados entre los mechones de pelo de color miel de Luhan.
-A veces… -logró decir entre jadeos- estoy tan dentro de ti… que casi puedo sentir que somos uno… y aun así… no estoy lo suficientemente… cerca de ti. Quiero… compartir cada aliento… cada latido de tu corazón…
Luhan se convulsionó de placer, humedeciendo la cama con su propia esencia, y sintió cómo su amante volvía a entrar en su interior sin piedad, con una estocada que casi le hizo perder el sentido.
-A veces… -murmuró contra su oído- quiero hacerte sufrir y castigarte…
-¿Por qué? -preguntó Luhan, tratando de sostenerle la mirada.
El resplandor inequívoco de sus ojos, que tanto hechizaba a Sehun, casi lo hizo suspirar embelesado. Sehun entrelazó sus dedos con los de Luhan y presionó con fuerza sus manos contra la cama mientras empujaba contra el centro de su cuerpo.
-Por hacerme desearte hasta que me duele… -la expresión de su cara era intensa y apasionada; sus ojos oscuros brillantes de pasión. Se inclinó más sobre él y apoyó la frente contra la de su amante-. Cada vez que estoy contigo… te deseo más. Es una sensación… que no me deja en paz. No puedo estar lejos de ti sin preguntarme dónde estás, cuándo podré volver a estar contigo, tenerte entre mis brazos, besarte y amarte hasta que pierda el sentido…
Sus labios lo poseyeron en un beso salvaje y tierno a la vez cuya orden silenciosa Luhan supo interpretar. No quería que le respondiese, no con palabras.
Resuelto a hacerlo con su cuerpo, Luhan colaboró en cada embestida, levantando la espalda y clavando los talones en el colchón. Segundos más tarde rodeó sus caderas con las piernas, aferrándose a él por completo. Sehun, poseído por la lujuria, no pudo contener durante mucho más tiempo el estallido de su placer y soltó un gemido que ahogó en el hombro de Luhan mientras se derramaba en su interior.
Sin lugar a dudas, aquel había sido el orgasmo más intenso de toda su vida. No era la primera vez que experimentaban una espera de varios días para tener sexo, así que no se debía a eso. No. Era él. Era Luhan. Por alguna razón, él le afectaba como nadie antes lo había hecho; mucho menos su prometida. Y no sólo en las relaciones sexuales. Ese anhelo de estar con él en cada momento del día, cuando sabía demasiado bien que  no podía hacerlo, le causaba una frustración tan grande que no sabía cómo calmar. Sin embargo aquellos eran unos sentimientos que guardaba para él, al fin y al cabo ambos estaban prometidos y ambos eran hombres; nada se podía hacer al respecto en un país como el suyo. Por no hablar del escándalo que destruiría las carreras de sus padres si se llegase a saber que sus hijos no sólo eran homosexuales sino que también mantenían una relación oculta.
Cuando logró volver a moverse, Sehun se tumbó de espaldas y Luhan se colocó encima sin darle posibilidad de protestar. Sehun le apartó un mechón de pelo que le tapaba la cara y lo miró a los ojos, casi sin fuerzas. Quería decirle mil cosas diferentes, pero fue incapaz de abrir la boca.
Luhan lo miró con intensidad, sentado a horcajadas sobre él.
-No tienes ni idea de lo mucho que significas para mí… -murmuró-. Ni tampoco tienes idea de lo mucho que me haces desearte…-y quererte, hubiera querido decir.
Luhan se inclinó sobre él y aplastó su boca en los labios de Sehun. Labios perfectos, creados para besar.
-Quisiera poder olvidar por unos días todo aquello que no nos permite estar juntos…
De pronto Luhan se separó de él y se levantó de la cama ante la mirada confusa de Sehun. Pero, en cuanto se dio cuenta de que el joven buscaba el sobre de lubricante, sonrió.
-Tal vez no pueda hacerte olvidarlo durante días, pero al menos intentaré que lo olvides durante unos minutos -dijo Luhan mientras se colocaba frente a su amante y le abría las piernas con delicadeza, con los dedos ya húmedos.
-Quiero que me hagas olvidar mi futuro matrimonio y la mierda de vida que tengo cuando no estoy contigo…
Luhan no esperó más tiempo e introdujo con cuidado los dedos índice y corazón en el ano de Sehun, presionando lentamente hasta que éste se hubo acostumbrado a la invasión mientras que, con la otra mano, guiaba la mano de su amante para masturbar juntos su propio miembro, ya erecto.
Al cabo de unos minutos de deliciosa caricias, Luhan sujetó por las caderas a su amante y ambos rodaron en la cama para cambiar de posición. Sehun, sentado a horcajadas sobre Luhan, guio el rígido miembro de su compañero hacia su entrada con las manos y ambos dejaron de respirar cuando lo recibió por completo en su interior.
-Sehun…. Sehun… Dios, Sehun-ah… -susurró su nombre una y otra vez.
Sehun entrecerró los ojos y empezó a cabalgar sobre él, subiendo y bajando, siguiendo un ritmo irresistible que no tardó en conducirlos a un nuevo clímax.
Sehun se relajó y apoyó la cabeza en su pecho. Después ambos rodaron sobre la cama y Sehun se colocó detrás de Luhan para abrazarlo por la cintura y apoyar el mentón en la curva de su cuello.
-Sehun-ah… ¿qué va a ser de nosotros? -preguntó sin darse la vuelta para mirarlo.
-Shhh, pequeño… -susurró contra su oído-. No vamos a hablar de eso ahora. Tú eres mío y yo soy tuyo. Todo lo demás da igual.
-No debería amarte… -dijo, y a continuación se giró para sostenerle la cara entre las manos-. En ningún momento quise enamorarme de ti…
-Lo sé -Sehun lo abrazó con fuerza y desesperación-. Lo sé.
De repente Luhan se sintió exhausto y cerró los ojos.
-No te vayas.
-No, mi amor… -lo besó en la frente y lo abrazó hasta que cayó en los brazos de Morfeo-. Mi lugar está aquí, contigo.

***
Pasaron escasamente tres horas cuando Luhan comenzó a desperezarse. Percibió una sólida presencia detrás de él y cómo el colchón se hundía ligeramente. Sehun, pensó todavía soñoliento, bostezando mientras se volvía hacia él. La familiar calidez de sus manos presionaba su espalda y una mano descansaba con suavidad en el centro de su pecho… y luego le puso las muñecas por encima de la cabeza.
Luhan murmuró sorprendido, despertándose del todo mientras notaba que Sehun le ataba algo en las muñecas. Antes de que se diera cuenta de qué estaba ocurriendo, los nudos quedaron bien atados en el cabezal. Luhan dejó de respirar, perplejo, y Sehun se movió sobre él, agachándose como un gato y respirando agitadamente. Tocó el cuerpo desnudo de Luhan, deslizando los dedos por su torso, la estrecha cintura, el montículo de la cadera y el fibroso muslo. Sehun desplazó todo su peso y con la boca buscó su pecho, humedeciendo su piel, lamiendo el erecto pezón. Estaba desnudo, envolviéndolo con el calor de su piel y el aroma a jabón.
-¿Qué se supone que estás haciendo? -preguntó Luhan, entre nervioso y excitado.
-¿No es obvio? -Preguntó mordisqueándole la piel-. No podremos vernos durante una semana y media; sólo quiero que me tengas muy presente durante mi ausencia.
Luhan se rió.
-Entonces no hace falta que me hagas esto… -dijo-. Siempre te tengo muy presente, perverso…
Como respuesta, Sehun pasó la lengua por su pezón, excitó más la dura punta con largas lamidas y sorbió con fuerza hasta que Luhan gimió.
La boca de Sehun se trasladó hasta su vientre y su respiración quemaba contra su piel. Le mordisqueó el cuerpo con abúlicas caricias y acaricio los bordes de su entrada sin llegar a penetrar en ella. Luhan se estiró hacia él, abriendo y cerrando los dedos con desesperación, hincando los talones en el colchón con el cuerpo todavía dolorido del sexo anterior.
Sehun jugueteó con él a placer, y luego volvió a ascender para torturar sus pezones otra vez, besándolos y mordiéndolos hasta que Luhan pensó que se volvería loco si no lo poseía ya.
-Sehun… hazme el amor… -suplicó.
Sehun lo volvió de espaldas, recorriéndole los brazos con las manos para comprobar la tensión de ambos. Luego apoyó el cuerpo contra el suyo, acariciándole la nuca con la lengua. Luhan reculó y presionó las nalgas contra su hinchada erección.
Quería tocarlo, girarse, acariciar su pecho, besarlo, apreciar su duro sexo y dejar que la gruesa punta latiese contra sus dedos. Pero estaba maniatado y su única opción era esperar el placer que le proporcionase Sehun cuándo y cómo él quisiera.
Sehun deslizó un brazo por debajo de una de las piernas y se la levantó ligeramente. Luhan sintió la punta hinchada de su sexo, para su sorpresa ya lubricado, abriéndose paso en su interior. Sólo lo penetró un centímetro, jugando con él, haciéndole protestar de anhelo. Luhan tembló, suplicando con gemidos mientras él le besaba la nuca. Con el glande alojado justo en la entrada, Sehun le pasó la mano por todo el cuerpo… hasta acabar hurgando con delicadeza en su ano.
-Hoy eres mi prisionero y mi esclavo… sexual -dijo Sehun con un deje de voz malévolo.
Sudando y gimiendo, Luhan se retorcía contra los provocadores y largos dedos de Sehun, esos dedos perfectamente creados para hacerlo enfebrecer de placer cuando se lo proponía.
-Soy lo que tú quieras que sea… -masculló Luhan-. Estoy a su disposición, mi señor.
De pronto la regia longitud se deslizó por todo su interior, llenándolo por completo, y soltó un gritito agudo mientras se sacudía entre espasmos.
Sehun esperó hasta que Luhan calló y entonces empezó a embestirlo sin piedad, con movimientos sólidos y deliberados. Luhan respiró suspirando con la boca abierta, y sus muñecas tensaron los nudos que la aprisionaban cuando llegó al clímax con un largo y estremecedor gemido. Entonces Sehun empujó más fuerte, su escroto golpeando contra las nalgas de Luhan en deliciosos impactos, mientras respiraba agitadamente, apretando los dientes. La cama se sacudía con los movimientos  y Sehun lo embistió hasta el fondo, hasta que se quedó inmóvil, jadeando contra el cuello de su amante tras derramarse en su interior.
Durante un buen rato Luhan permaneció tumbado bajo su cuerpo, con su olor a hombre invadiéndole los sentidos, hasta que Sehun le liberó las muñecas, se las frotó con suavidad y lo giró para mirarlo a los ojos. El solo pensamiento de que esa noche podrían dormir juntos, abrazados, acunado en sus brazos, hacía feliz a Luhan. De repente, no había nada más deseable en el mundo que tenerlo en la cama una noche entera, y estar junto a él.
Tras besarlo en los labios, Sehun abandonó la cama para meterse en el jacuzzi que había en el otro extremo de la suite, lleno de agua y pétalos de rosas rojas.
Luhan se incorporó con una sonrisa en los labios.
-Veo que lo has preparado todo a conciencia… -dijo.
-Sólo por si pretendieses huir de mí… -respondió Sehun.
-Claro, por si decidiese irme con Soo Hyun… -replicó Luhan con una sonrisa.
Sehun frunció el ceño.
-¿A qué viene eso ahora…?
Luhan se incorporó en la cama.
-No creas que no detecté tus celos…
-¡Celos! -exclamó Sehun indignado-. No he estado celoso en toda mi vida…
-¿Entonces por qué interrumpiste su conversación conmigo de esa forma, ¿eh?
-Ah, eso… -dijo Sehun encogiéndose de hombros-. Eso era…, bueno, era…, hum…, no sé qué diablos era eso pero desde luego que no eran…
-Sí que lo eran… -sentenció Luhan levantándose de la cama y acercándose al jacuzzi-. Y debo admitir que aunque me gustó verte celoso, no tenías ningún motivo para sentir celos. Ni siquiera por mi prometida. Sabes que eres el único, hombre o mujer, que existe para mí.
Luhan vió que Sehun se sintió complacido. Sus ojos oscuros brillaron, mirándolo de arriba abajo.
-El agua todavía está caliente… -dijo dibujando en ella unos sugerentes remolinos.
Luhan sonrió y sacudió la cabeza.
-No.
Sehun lo miró fijamente, deslizando los dedos por entre sus cabellos, seductoramente.
-Necesito ayuda para asearme. Hay un sitio al que no llego…
-¿A cuál? -preguntó Luhan con una sonrisa divertida.
-Métete aquí conmigo y te lo enseñaré…
Luhan cedió, incapaz de resistirse a aquella pícara invitación.
Excitado al notar la intensa mirada de él sobre su cuerpo desnudo, Luhan se introdujo con cuidado en el jacuzzi.  Sehun alargó las manos y lo ayudó con suavidad a introducirse en el agua. Luhan se estremeció al sentir su cuerpo bajo el suyo, resbaladizo y fuerte, rodeándolo entre sus brazos y sus piernas.
Casi de inmediato pudo sentir sus labios, depositando tiernos besos en su cuello y sus hombros.
-Eres insaciable, ¿sabes…? -preguntó Luhan con una sonrisa, girándose para besarlo en los labios-. Me duele todo y tú estás más fresco que una lechuga…
-Eres tú quien me hace ser insaciable -murmuró contra su cuello-. Hoy no pienso dejarte salir de esta suite. Te demostraré lo fresco que puedo llegar a estar.
Luhan se echó a reír.
-¿Dónde está el jabón? -preguntó sacándole un poco de espuma seca de la mejilla.
-Se me ha caído -respondió él, hundiendo la mano de Luhan en el agua-. Tendrás que ayudarme a encontrarlo…
Luhan se rió de nuevo y lo salpicó, mientras el agua formaba pequeños charcos en las baldosas de la suite. Le rodeó el cuello con los brazos mojados y le estampó un húmedo beso en los labios.
-Me temo que no encuentro el jabón… -susurró, apretándose contra él.
-Creo que está por ahí cerca. Sigue buscando… -le animó Sehun con voz ronca, y buscó sus labios para besarlo.

FIN

<<-PARTE 1/2

hunhan, flip the script, !fanfic: exo

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