RETO #4: fanfiction
Proteger a Sammy.
-¡Dean!-le gritó su hermano desde el otro lado. Luchaba por liberarse de los brazos del tipo robusto que no le dejaba ir.
-Así que, ¿Ahora vas a aceptar mi pelea? O ¿Es que tu hermanito no te motiva lo suficiente?-rió maliciosamente un hombre delgado y de barba, no podía tener uno o dos mas años que Dean. Lo reconoció al instante.
Hace unos días que había llegado a San Antonio, el típico caso donde su padre se desaparecía unas semanas y los dejaba a él y a su hermano en el motel. Aunque claro esta vez su padre decidió que fueran a la escuela por el tiempo que estuvieran allí. Dean protestó tenía diecisiete años, no es que considerara la educación como algo inútil solo que no era su “fuerte ¿Para que estar sentado con un libro sobre cosas que sabía jamás iba a usar? Además ¿Para qué? Estaba a meses de ser mayor de edad.
Sam por el otro lado estaba emocionado ¿Cuándo no?
-Irás Dean y asegúrate de cuidar bien de tu hermano, no dejes que se meta en problemas.-le ordenó Jhon aquella noche, cuando Sam ya estaba durmiendo.-Y tu tampoco.-
-Si, señor.-fue lo que respondió.
Y ahora estaban metidos en este problema, no sabía muy bien como Sam termino involucrado en el proceso pero lo que si sabía es que era totalmente su culpa.
-Deja ir a mi hermano y lo haré, suéltalo.-gruñó con enojo al hombre inmenso y gordo que tenía atrapado a Sam.-No quiero tener que partirte la cara, ahora suéltalo.-
El mas delgado, él que parecía ser el líder carraspeo con la lengua y sacudió su cabeza levemente.-Oh claro que no, así no es como funcionan las cosas.-le respondió maliciosamente.-¡No vas simplemente follandote a las novias de otros como si nada hijo de puta! ¡Así que decídete de una vez! O arreglamos esto como caballeros, cuatro tequilas a la boca y a pelear o el cuello de tu hermanito terminará en alguna parte de la carretera.-
Dean miró de reojo a Sam, su hermano tenía miedo, lo sabía porque había dejado de protestar. No quería hacerlo, joder que no quería hacerlo porque no quería que Sam le viera como un puto borracho peleando frente a un motel.
Pero era su deber, proteger a Sammy.
-Vale, lo haré pero incluso si pierdo tienes que soltarlo y dejarle ir.-respondió con voz ronca, el otro rió entre dientes.
-Oh claro que no, si pierdes te matamos y luego nos lo follamos. Tómalo como una venganza por follarte a mi novia.-le sonrió.
Y eso basto para que Dean simplemente aceptara, no iba a dejar ganar al muy bastardo.
Primero fueron los tragos, cuatro tequilas. El primero que en acabar tenía derecho al primer puñetazo. De todas formas Dean no entendía el porqué de los tragos, no era necesario.
-Así se hace en San Antonio imbécil.-fue lo que le respondió.
Y empezaron.
Dean no espero y se los echó todos de golpe, el otro hombre apenas se tomo uno.
-¡Hijo de puta!-exclamó antes de estallar todo su puño contra la mandíbula del otro, estampándolo contra el piso. Enseguida se lanzó contra su oponente y siguió disparando golpes contra su rostro sin darle chances de contratacar.
El otro parecía no presentar resistencia, como si los golpes fueran cosquillas. Su rostro sin embargo, decía otra cosa.
Fue entonces cuando un dolor punzante, como si fuera una abeja picándole en el cerebro lo detuvo en seco.
-¡Joder!-exclamó con violencia Dean.
-Eso cabrón, ahógate en el alcohol por imbécil.-le dijo el otro mientras comenzaba a patearle en el estomago con la punta de sus botas.
-¡Dean!-escuchó gritar a Sam desde el fondo, estaba llorando. Sammy estaba llorando.
Tenía que levantarse, tenía que alejar el puto dolor de cabeza y seguir peleando, pero el dolor no lo dejaba. Ni hablar de las ganas que tenía de vomitar sangre en ese momento.
Su contrincante siguió pateándolo para luego agacharse y estamparle un golpe por debajo de la mandíbula, haciendo que Dean gruñera de dolor y un hilo de sangre se le escapara por la boca.
-¡Dean! ¡Levántate!-le gritó Sam.
Fue claro como el agua, Sammy estaba llorando. Su hermanito que apenas le hablaba a otras personas además de él y su padre, amante de los libros y la escuela estaba llorando.
Una rabia comenzó a recorrer toda su sangre, una rabia mucho mayor que cuando vio a Sam entre los brazos de ese gorila con una cara de angustia.
-¡Uno mas cabrón! ¡Un mas!-fue lo que gritó el otro hombre, con toda la intención de darle otro golpe directo a la mandíbula pero Dean logró pararlo en seco, justo a centímetros de él. El otro con evidente asombro no supo como responder, Dean aprovechó y le lanzó un golpe a la mejilla, lo cual dejó al otro en el piso nuevamente.
-Tu maldito hijo de puta, Sammy está llorando por tu culpa ¡Hijo de puta!-se lanzó contra el cuerpo del otro, dándole un golpe mas en la otra mejilla, entonces tomó la cabeza des u oponente en sus manos, apretándole y comenzó a estamparla contra el asfalto, haciendo que diminutos “cracks” sonarán en el proceso.
Estuvo unos minutos así, sin dejar de estampar la cabeza del otro ni por un segundo. Estaba como en un trance, su cuerpo ardía, sus ojos también y el dolor era parecido a miles de picaduras de abejas. Sin embargo eso no lo detuvo.
-¡Joder!-fue lo que soltó el gorila antes de soltar a Sam y salir corriendo de ahí. Dean no lo escuchó.
Sam lentamente comenzó a caminar hacía su hermano, quien seguía golpeando la cabeza del otro hombre contra el piso. Tenía miedo, miedo de ese hombre y esa mirada en su rostro. Sin embargo eso no detuvo que siguiera caminando hacía él.
-Dean.-le llamó a solo metros de él pero este no le escucho.
-¡Muérete hijo de puta! ¡Muérete!-
-¡Dean!-le llamó una vez mas, esta vez Dean le escuchó y le miró, deteniendo por fin de golpear la cabeza del hombre contra el piso.
Sam miró el rostro de hombre, estaba muerto. O al menos eso presentía, no dijo nada y se acercó a su hermano, sobándole el hombro.
-Vámonos al motel Dean, vámonos.-le dijo con voz cansada
El rostro de Dean se descompuso, sus manos estaban llenas de sangre, su cabeza le dolía y sus ojos no dejaban de lagrimear, lentamente se incorporó sin siquiera echarle una mirada al hombre muerto a su lado.
Atrajo a Sam contra su pecho. Y entonces sintió, que eso era todo lo que necesitaba. Solo a Sam y a nadie mas.
-¡Dean!-le gritó su hermano desde el otro lado. Luchaba por liberarse de los brazos del tipo robusto que no le dejaba ir.
-Así que, ¿Ahora vas a aceptar mi pelea? O ¿Es que tu hermanito no te motiva lo suficiente?-rió maliciosamente un hombre delgado y de barba, no podía tener uno o dos mas años que Dean. Lo reconoció al instante.
Hace unos días que había llegado a San Antonio, el típico caso donde su padre se desaparecía unas semanas y los dejaba a él y a su hermano en el motel. Aunque claro esta vez su padre decidió que fueran a la escuela por el tiempo que estuvieran allí. Dean protestó tenía diecisiete años, no es que considerara la educación como algo inútil solo que no era su “fuerte ¿Para que estar sentado con un libro sobre cosas que sabía jamás iba a usar? Además ¿Para qué? Estaba a meses de ser mayor de edad.
Sam por el otro lado estaba emocionado ¿Cuándo no?
-Irás Dean y asegúrate de cuidar bien de tu hermano, no dejes que se meta en problemas.-le ordenó Jhon aquella noche, cuando Sam ya estaba durmiendo.-Y tu tampoco.-
-Si, señor.-fue lo que respondió.
Y ahora estaban metidos en este problema, no sabía muy bien como Sam termino involucrado en el proceso pero lo que si sabía es que era totalmente su culpa.
-Deja ir a mi hermano y lo haré, suéltalo.-gruñó con enojo al hombre inmenso y gordo que tenía atrapado a Sam.-No quiero tener que partirte la cara, ahora suéltalo.-
El mas delgado, él que parecía ser el líder carraspeo con la lengua y sacudió su cabeza levemente.-Oh claro que no, así no es como funcionan las cosas.-le respondió maliciosamente.-¡No vas simplemente follandote a las novias de otros como si nada hijo de puta! ¡Así que decídete de una vez! O arreglamos esto como caballeros, cuatro tequilas a la boca y a pelear o el cuello de tu hermanito terminará en alguna parte de la carretera.-
Dean miró de reojo a Sam, su hermano tenía miedo, lo sabía porque había dejado de protestar. No quería hacerlo, joder que no quería hacerlo porque no quería que Sam le viera como un puto borracho peleando frente a un motel.
Pero era su deber, proteger a Sammy.
-Vale, lo haré pero incluso si pierdo tienes que soltarlo y dejarle ir.-respondió con voz ronca, el otro rió entre dientes.
-Oh claro que no, si pierdes te matamos y luego nos lo follamos. Tómalo como una venganza por follarte a mi novia.-le sonrió.
Y eso basto para que Dean simplemente aceptara, no iba a dejar ganar al muy bastardo.
Primero fueron los tragos, cuatro tequilas. El primero que en acabar tenía derecho al primer puñetazo. De todas formas Dean no entendía el porqué de los tragos, no era necesario.
-Así se hace en San Antonio imbécil.-fue lo que le respondió.
Y empezaron.
Dean no espero y se los echó todos de golpe, el otro hombre apenas se tomo uno.
-¡Hijo de puta!-exclamó antes de estallar todo su puño contra la mandíbula del otro, estampándolo contra el piso. Enseguida se lanzó contra su oponente y siguió disparando golpes contra su rostro sin darle chances de contratacar.
El otro parecía no presentar resistencia, como si los golpes fueran cosquillas. Su rostro sin embargo, decía otra cosa.
Fue entonces cuando un dolor punzante, como si fuera una abeja picándole en el cerebro lo detuvo en seco.
-¡Joder!-exclamó con violencia Dean.
-Eso cabrón, ahógate en el alcohol por imbécil.-le dijo el otro mientras comenzaba a patearle en el estomago con la punta de sus botas.
-¡Dean!-escuchó gritar a Sam desde el fondo, estaba llorando. Sammy estaba llorando.
Tenía que levantarse, tenía que alejar el puto dolor de cabeza y seguir peleando, pero el dolor no lo dejaba. Ni hablar de las ganas que tenía de vomitar sangre en ese momento.
Su contrincante siguió pateándolo para luego agacharse y estamparle un golpe por debajo de la mandíbula, haciendo que Dean gruñera de dolor y un hilo de sangre se le escapara por la boca.
-¡Dean! ¡Levántate!-le gritó Sam.
Fue claro como el agua, Sammy estaba llorando. Su hermanito que apenas le hablaba a otras personas además de él y su padre, amante de los libros y la escuela estaba llorando.
Una rabia comenzó a recorrer toda su sangre, una rabia mucho mayor que cuando vio a Sam entre los brazos de ese gorila con una cara de angustia.
-¡Uno mas cabrón! ¡Un mas!-fue lo que gritó el otro hombre, con toda la intención de darle otro golpe directo a la mandíbula pero Dean logró pararlo en seco, justo a centímetros de él. El otro con evidente asombro no supo como responder, Dean aprovechó y le lanzó un golpe a la mejilla, lo cual dejó al otro en el piso nuevamente.
-Tu maldito hijo de puta, Sammy está llorando por tu culpa ¡Hijo de puta!-se lanzó contra el cuerpo del otro, dándole un golpe mas en la otra mejilla, entonces tomó la cabeza des u oponente en sus manos, apretándole y comenzó a estamparla contra el asfalto, haciendo que diminutos “cracks” sonarán en el proceso.
Estuvo unos minutos así, sin dejar de estampar la cabeza del otro ni por un segundo. Estaba como en un trance, su cuerpo ardía, sus ojos también y el dolor era parecido a miles de picaduras de abejas. Sin embargo eso no lo detuvo.
-¡Joder!-fue lo que soltó el gorila antes de soltar a Sam y salir corriendo de ahí. Dean no lo escuchó.
Sam lentamente comenzó a caminar hacía su hermano, quien seguía golpeando la cabeza del otro hombre contra el piso. Tenía miedo, miedo de ese hombre y esa mirada en su rostro. Sin embargo eso no detuvo que siguiera caminando hacía él.
-Dean.-le llamó a solo metros de él pero este no le escucho.
-¡Muérete hijo de puta! ¡Muérete!-
-¡Dean!-le llamó una vez mas, esta vez Dean le escuchó y le miró, deteniendo por fin de golpear la cabeza del hombre contra el piso.
Sam miró el rostro de hombre, estaba muerto. O al menos eso presentía, no dijo nada y se acercó a su hermano, sobándole el hombro.
-Vámonos al motel Dean, vámonos.-le dijo con voz cansada
El rostro de Dean se descompuso, sus manos estaban llenas de sangre, su cabeza le dolía y sus ojos no dejaban de lagrimear, lentamente se incorporó sin siquiera echarle una mirada al hombre muerto a su lado.
Atrajo a Sam contra su pecho. Y entonces sintió, que eso era todo lo que necesitaba. Solo a Sam y a nadie mas.