Supongo que ha habido pocas épocas en las que seguir adelante no tenga sentido, ya que si eres una persona alegre te lo tomas de otra manera. Te lo tomas todo del lado bueno y piensas 'mañana será otro día' y te arropas, y afectivamente, mañana será otro día, como el anterior, en el que todo sigue igual, en el que nada tiene más sentido que una mirada suya.
Y te tragas las lágrimas tres veces al día, retienes un abrazo para él dos veces en el recreo, y otras tres veces en el camino a casa, te guardas siete sonrisas y dos carcajas para él, no se vaya a pensar que le tienes como idolatrado (aunque, en el fondo, así sea) y te miras las puntas de las zapatillas otras mil veces cuando no sabes que decirle, o simplemente, te da miedo a mirarle a los ojos.
(..que alguien me aclare la cabeza, porque yo ya no puedo.)