Powerlessness y pensamientos opuestos
El gobierno Iraní bloqueó la mayoría de los canales de información así que los iranís decidieron comunicarle al mundo lo que estaba pasando a través de Twitter, Facebook y Youtube. Miles y miles de videos han sido subidos a Youtube y además “Irán” se ha vuelto un trending topic en Twitter durante mucho tiempo. Muchos de nosotros hemos puesto nuestros avatars de Twitter color verde en apoyo a un pueblo que lucha por una elección justa en donde los votos se cuenten honestamente.
Mi molestia es que hay un pueblo que se revela, que se atreve a ser víctima de brutalidad policiaca, que muere luchando y nosotros sólo podemos mostrar apoyo usando verde acá al otro lado del mundo. ¿Verdaderamente estamos haciendo mella? ¿Hacemos un cambio en las comodidades de nuestros hogares, con la tecnología frente a nosotros con sólo hacer retweets, firmando peticiones, contribuyendo a los trending topics mientras tomamos la bebida de nuestra predilección…?
Podemos argüir que estamos “creando conciencia”, que somos parte de la revolución informática y que por medios tecnológicos propagamos la semilla de la disidencia e instamos al respeto de los derechos humanos. Sin embargo… hoy me sentí enferma. Hoy me sentí hipócrita porque mientras miles marchan, arriesgan sus vidas por lo que creen correcto yo estoy sentada en mi cama, con el aire acondicionado prendido escribiendo un blog. ¿Pero, acaso hay algo que pueda hacer? Esta no es ni siquera mi batalla, sólo se me pide que vea, que escuche, que lea, que blogee y tweetee.
Voy a pensar que soy una cyber activista, una cyber revolucionaría y que propago una semilla… que verdaderamente hago algo, aún cuando ni siquiera sudo…
Aparentemente mi/nuestro único poder reside en la tecnología y en las palabras, pero últimamente pienso que ninguna de las dos es suficiente.
La Web se revela… el único problema es que igual, casi nadie escucha.
Por el momento seguiremos con los colores de rebelión pues es lo único que podemos hacer, gritar en 0 y 1 que los apoyamos, que nos molesta, que nos entristecen sus muertos.
Me pregunto qué pasará con nosotros cuando algo así nos pase… Seguiremos felizmente ocultos en nuestros hogares blogeando y twitteando o verdaderamente saldremos a la calle a reclamar con igual o mayor pasión las peticiones de justicia.
¿?
Mi molestia es que hay un pueblo que se revela, que se atreve a ser víctima de brutalidad policiaca, que muere luchando y nosotros sólo podemos mostrar apoyo usando verde acá al otro lado del mundo. ¿Verdaderamente estamos haciendo mella? ¿Hacemos un cambio en las comodidades de nuestros hogares, con la tecnología frente a nosotros con sólo hacer retweets, firmando peticiones, contribuyendo a los trending topics mientras tomamos la bebida de nuestra predilección…?
Podemos argüir que estamos “creando conciencia”, que somos parte de la revolución informática y que por medios tecnológicos propagamos la semilla de la disidencia e instamos al respeto de los derechos humanos. Sin embargo… hoy me sentí enferma. Hoy me sentí hipócrita porque mientras miles marchan, arriesgan sus vidas por lo que creen correcto yo estoy sentada en mi cama, con el aire acondicionado prendido escribiendo un blog. ¿Pero, acaso hay algo que pueda hacer? Esta no es ni siquera mi batalla, sólo se me pide que vea, que escuche, que lea, que blogee y tweetee.
Voy a pensar que soy una cyber activista, una cyber revolucionaría y que propago una semilla… que verdaderamente hago algo, aún cuando ni siquiera sudo…
Aparentemente mi/nuestro único poder reside en la tecnología y en las palabras, pero últimamente pienso que ninguna de las dos es suficiente.
La Web se revela… el único problema es que igual, casi nadie escucha.
Por el momento seguiremos con los colores de rebelión pues es lo único que podemos hacer, gritar en 0 y 1 que los apoyamos, que nos molesta, que nos entristecen sus muertos.
Me pregunto qué pasará con nosotros cuando algo así nos pase… Seguiremos felizmente ocultos en nuestros hogares blogeando y twitteando o verdaderamente saldremos a la calle a reclamar con igual o mayor pasión las peticiones de justicia.
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