Pascua en Castell de l'Areny
Allí hacia frío. Frío, no como cualquier otro, de ese que te hace sentir vivo. Me gustó sentirme y sentirnos allí arriba. Fue bonito pasar tres o cuatro días sin cobertura, con los pájaros cantando sobre cada una de las reuniones del grupo. A veces no sabes que eres feliz hasta que alguien te lo recuerda. Estabas solo pero no te sentías solo. Caricias de Dios son las que llenan tu vida y acabas por olvidarlo, pero ahora cargas las pilas y tienes toda la vida por delante. Estás dispuesto a comerte el mundo entero.