FIC. Cuando el infierno te pide un bis..

Sep 03, 2008 21:07

Título: Cuando el infierno te pide un bis...
Autor: darthlady
Fandom: Crossover Sw/BtVS
Personaje/Pairing: Spike/Dean
Rating: PG
Resumen: Segunda parte del fic "Sex, Spike y Rock´n´Roll", que encontrareis en mis memorias. Si no quereis leerlo (el anterior digo) basta con que sepais que Spike y Dean pasaron una gran noche a rimo de Metallica.
Advertencias: Es puro crack, no os voy a decir yo que no. Y lo publico con reticencias porque aun es WIP (aunque lleve una cantidad bastante ingente escrita que me sorprende a mi misma). Lo publico como regalo de cumple atrasado para Palo.
Total Palabras:1900
Ni Supernatural es mio, ni BtVS tampoco (por desgracia).


Oh. No. Había sido un buen desayuno. Las salchichas estaban ricas, el café merecía ser elevado a un altar y había posibilidades con la camarera de la barra. Pero tenía que llegar Sam con el periódico y su “Nos vamos a Sunnydale” para joderlo todo. Muchas gracias hermanito.
Baja la vista al periódico rezando para que no sea ese Sunnydale, pero ¡Sorpresa! Sí que lo es. Y parece que realmente necesitan que vayan porque al menos 4 personas han sido encontradas desolladas en su propia casa  sin que nadie haya visto nada, ni encontrado su sangre. Eso es muy raro. Y más considerando que se supone que tienen su propia Cazadora con súper-poderes incluidos.  Pero está claro que hay alguien ahí arriba que le odia. Mucho. Porque se juró alejarse de ese rub… pueblo. De. Ese. PUEBLO. Todo lo posible. Gracias por preguntar.
Durante todo el trayecto, Dean conduce muy deprisa, mirando al frente, casi sin hablar. Metallica vuelve a estar desterrada del Impala.
Cuando llegan al Sunnydale hay un tipo que se ha pasado con el agua oxigenada en el pelo y una larga cazadora de cuero esperando en la puerta del motel. Lo más raro de todo es que Dean parece reconocerle y traga saliva mientras levanta una ceja interrogante en dirección al rubio. Éste sonríe de lado mientras apaga el cigarrillo aplastándolo con la bota.
-Tienes un apellido célebre pequeño. Y las noticias vuelan si sabes dónde preguntar. Sube al coche y sígueme.
Sam se queda esperando una réplica socarrona que deje claro que su hermano no hace caso de las órdenes de desconocidos de los que no tiene por qué fiarse. Y sigue esperándola de hecho, porque lo único que Dean hace es asentir y volver a meterse en el coche y hacerle una seña a Sam para que haga lo mismo. Y Sam lo hace. Claro que lo hace. Y luego le mira fijamente frunciendo el ceño hasta que su hermano no puede más:
-Spike. Se llama Spike, y nos ayudó en el caso anterior.
-¿Te vas a fiar de un vampiro que se llama Spike, con el que sólo has hablado una vez en tu vida y que claramente piensa que aún vivimos en los 80?
La mirada que le dirige Dean, más que una mirada es una sentencia “Sabes que precisamente eso es lo que voy a hacer, y no hay más que hablar”. Y Dean puede ver que Sammy no está muy satisfecho con la idea, pero por una vez le da lo mismo. Sabe que está haciendo lo correcto.
Spike frena delante de una casa y ellos hacen lo mismo. Cuando bajan del coche y se reúnen con él vuelve a sonreír como si toda la situación le hiciese mucha gracia.
-¿Recuerdas que te dije que aquí ya teníamos una cazadora?
Dean asiente y Sam mira a ese rubio oxigenado con el nombre más horrible del mundo (en serio, ¿Spike? Como nombre de perro es pasable, pero ¿Para un vampiro? Es bastante ridículo) como preguntándose “¿De qué coño conoces tú tanto a mi hermano?” No sabe exactamente por qué pero le da en la nariz que ese tío con complejo de Billy Idol tiene algo que ver con que su hermano esté tan raro últimamente. Pero Dean y Spike continúan su conversación sin hacerle ni caso.
-Claro que lo recuerdo.
-Pues olvídalo, ya no solo tenemos una, se han multiplicado, como los hongos. Ahora tenemos montón de adolescentes que no saben cómo sobrevivir a sus propias responsabilidades, y una cazadora experimentada al borde de una crisis de nervios… 
-Vamos, que te alegras de vernos.
-Algo así.
Una palmada en la espalda y Sam nunca hubiera pensado que su hermano pudiese confiar tanto y tan rápido en una persona de fuera de la familia. Generalmente no pondría objeciones al criterio de Dean juzgando a las personas, era bastante listo y si decía que no se podía confiar en alguien, muy contundentes tenían que ser las pruebas para que Sam le llevase la contraria. Pero bueno, si Dean bajaba la guardia alguien tenía que desconfiar, ¿no? Solo por si acaso.
-Llegan los refuerzos, pet.
Una cabeza rubia asoma la cabeza desde la cocina y sonríe de oreja a oreja y es como si el vampiro se hubiese iluminado por dentro de satisfacción. Detrás de la minúscula dueña de la sonrisa y hoyuelos que sale de la cocina aparecen cuatro o cinco adolescentes. En cuanto ven a su hermano comienzan a darse golpecitos unas a otras y a soltar risitas. Dean se da cuenta y no puede evitar sonreír en su dirección. Sammy está convencido de que tres de ellas se han vuelto gelatina, las restantes directamente se han licuado y son un charquito babeante en el suelo. Típico.
-¡Por fin! Dijiste que iban a llegar antes…. Perdón, soy una maleducada: Buffy Summers
-¿La Cazadora?
-Esa soy yo.
Se dan la mano, y el mayor de los Winchester puede sentir el poder y la determinación palpitando en el apretón de manos de Buffy. Definitivamente esta chica le gusta. Sam piensa que Sunnydale debe ser el pueblo de los nombres ridículos, pero la chica parece simpática, por lo que sonríe y saluda. Entre las adolescentes se oye un pequeño suspiro.
El resto es un remolino de adolescentes intentando presentarse, una de ellas de nombre Dawn con un pijama de ositos muy ofendida discute con su hermana “¡Si me lo hubieras dicho me hubiera puesto algo menos ridículo!” hasta que Dean pasa a su lado y guiña un ojo sonriendo de lado ¿ositos? ¿Qué es eso?
 Poco a poco la calma va volviendo, Spike sale de casa “los vampiros no se cazan solos”, Buffy amenaza de muerte a los Winchesters si no descansan esa noche “no necesito gente cansada, os necesito con todas las fuerzas”. Y por fin, las luces se apagan y la casa duerme.
Vale. La situación es la siguiente. Son las ocho de la mañana y Xander se ha levantado muy temprano para ayudar con el entrenamiento de todas esas jovencitas que se han “activado” o lo que sea que hagan las cazadoras para ponerse en marcha. Nunca ha entendido ese mundo del todo y tampoco lo necesita. Muchas gracias. Pero para que él pueda llevar a cabo el entrenamiento necesita desayunar. Y él desayuna cereales. Así que está en esa cocina, con todas esas adolescentes y sólo pide una cosa: sus cereales. Tampoco es mucho pedir ¿no? Ahora es cuando el listo de turno dice: Pues si quieres cereales, cógelos de la mesa, tarado. Es esa caja cuadrada con un león rockero dibujado encima. Ya. Sí. Claro. Como si esas mocosas se lo fueran a poner tan fácil. Están ahí todas, cuchicheando “¿Pero has visto que ojos tiene?” “¿Ojos? Tía, ¿Tú has visto ese culo?” “Y además es taaaan divertido”. Están ahí con todas sus risitas y sus grititos. Y pasan sus cereales. De un lado a otro de la mesa. Sin parar. Y por más que intenta meter baza no le dejan, porque están hablando de Dean-estoy-tan-bueno-que-las-vuelvo-tontas-y-dejo-a-Xander-sin-desayunar…
-Buenos días …
Hablando del rey de Roma. Entra rascándose el estómago con cara de sueño y Xander puede jurar que ha visto como tres infartos. Murmura algo que suena como “¿Hay cereales?” Y hay que joderse. Le dan los putos cereales. “Gracias preciosa”, sonríe y ¡Uy! ¿Eso que salta por ahí es una hormona de Dawn? Y el cretino encima le mira como diciendo ¿Quieres? ¡Claro que quiere imbécil! Y Por fin. Haz de luz, coros de ángeles cantores y (ya era hora) consigue alcanzar la caja de cereales…que está vacía. Xander desearía tener algún tipo de súper-poder para poder partirle a ese tipo esos carrillos tan llenos de SUS cereales.
-Supongo que tú eres Dean, ¿no?
Ugh, y encima habla mientras come a dos carrillos.
-El mismo... ¿Tú eres?
-Xander, Buffy me ha dicho que me acompañes otro cuerpo ha aparecido y quiere que lo veáis.
Una tal Gwen anuncia que ella avisará a Sam de que tiene que salir de la ducha mientras sale corriendo y unos ocho pares de ojos la matan con la mirada. Media hora después siguen al flamante (pero claramente hortera) coche de Xander por el centro del pueblo.
                                                                              *******
Sam no es una persona sucia. Al contrario, no es capaz de desayunar si no se ha duchado, su bote de pasta de dientes no está doblado y con el orificio de salida taponado porque la pasta se secó porque se dejó el tapón abierto como la de Dean. Procura dejar la cama hecha cuando sale del motel, porque una cosa es que no sean hoteles de cinco estrellas y otra cosa que le den trabajo de más a las pobres señoras de la limpieza. Es decir, no se puede decir que Sam sea un guarro ni nada de eso, más bien es una persona bastante pulcra, considerando que viven en un coche. Pero lo de esa casa es demasiado.
El salón está limpio y ordenado a tales niveles que es imposible no darse cuenta de que ahí hay algo mal. Incluso si no hubieran sabido que ahí había muerto una persona (desangrada, con la piel arrancada de cuajo y de golpe), incluso sin saber ese detalle, ese salón pone los pelos de punta. Incluso a Bree Van de Camp le parecería excesivamente limpio. Los libros perfectamente alineados, los periódicos encima de las mesas, las esquinas de las páginas coinciden con las esquinas de la mesa. Las figuras de adorno mirando todas hacia el mismo lado con sus ojos inexpresivos. Oye la voz de Dean en la cocina:
-¡Oh, joder! este tío era muy raro… Mira esto. ¿Cómo se le puede hacer esto a una pobre comida indefensa?
La cocina. La comida. Los botes de conserva organizados por orden alfabético y por tamaño. La comida del frigorífico etiquetada, con su fecha de caducidad…
-Dean, que tú disfrutes viviendo en una porqueriza no significa que todo el mundo sea igual.
Pero frunce el ceño, una línea entre las cejas que grita alto y claro: Tienes razón, Dean.
-Todas las casas estaban igual, la comida ordenada igual, todo alineado y muy, muy, muy limpio. No creo que fuesen ellos los raros, chicos…
Vale, después de oír la explicación de Buffy el ceño de Sam grita alto y claro: No estoy entendiendo nada, pero dame un minuto que soy un chico listo y ahora diré algo totalmente inteligente…
-¿Huh?
O no…
-¿Me estás intentando decir que un demonio viene aquí, arranca la piel a la gente vete tú a saber para qué siniestro plan y luego limpia y ordena la casa?
La rubia asiente, y ahora la línea entre las cejas de Sam se hace más profunda para decir: A esta chica el estrés de ser cazadora le está afectando al cerebro, Dean, pobrecita.
Y Dean no podría estar más de acuerdo… si no fuese porque hay algo que le dice que la rubia puede tener razón. Vamos, es decir, no es muy normal que haya tanta gente excesivamente ordenada en Sunnydale, son un pueblo de raros, pero más del tipo “¡Ey! hoy tengo una posesión infernal y te intento matar, pero si quieres mañana vamos a tomar un café.” Lo que insinuaba Buffy era muy, pero que muy raro… pero oye, habían visto cosas mucho más raras. En este trabajo había que mantener la mente abierta, por si acaso.
 Continuará en cuanto me sea posible.
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