Titulo: Invasión
Autor: Darlin43
Fandom: Supernatural; Torchwood
Pairing/Personajes: Dean, Sam y Cass van a Cardiff siguiendo a un demonio en busca de un objeto sagrado religioso, pronto descubren que no están solos ahí.
Clasificacion: +15
Conteo de palabras: 13.111
Disclaimer: Ni Sobrenatural o Torchwood, junto con sus personajes o tramas me pertenecen, cada uno pertenece a su respectivo autor, yo solo tomo prestado el nombre de alguno de sus personajes para mi entretenimiento y el de los que lo quieran leer.
Resumen: Dean, Sam y Cass van a Cardiff siguiendo a un demonio en busca de un objeto sagrado religioso, pronto descubren que no están solos ahí.
Notas de Autor: (Los alienígenas Si me pertenecen ¬¬)
Capitulo 4
-¿Me abrazó a ti?-
-No es necesario- Cass miró de reojo a Dean, y acarició el flequillo del capitán antes ambos desaparecieran con el sonido de batir de alas que tan acostumbrado era para Dean.
-Muy bien, haremos juntos este trabajo, pero yo conduzco- La voz de Dean demostraba cierto resquemor, pero aun así, siguió a Gwen hacia la puerta de la entrada.
En unos segundos Sam y Ianto se quedaron solos, se miraron el uno al otro sin saber que decir, y Ianto se encaminó hacia la puerta. Rápidamente tecleó un número en el panel de la consola, y la puerta, ante la estupefacta mirada de Sam, rodó hacia un lado en vez de desplazarse lateralmente como él había supuesto.
Ianto le explicó a Sam que era un recuerdo de su antiguo trabajo, pero no se detuvo y empezó a descender antes las escaleras que habían aparecido ante él.
-¿Es cierto que el rubio es tu hermano?-
La pregunta le pillo a Sam por sorpresa mientras ambos esperaban ante otra compuerta a lo que parecía el final de las escaleras.
-Si, ¿Tan poco nos parecemos?-
La nueva puerta se abrió hacia arriba, dejando al descubierto aun más tramos de escaleras, sea lo que sea lo que guardaran allí estaba bien protegido.
Al terminar de bajar llegaron a una pequeña habitación sin nada, solo paredes metálicas.
-Ianto Jones, y Sam Winchester.- La voz de Ianto sonó fuerte y con confianza, luego se dirigió contra la pared del fondo, y la atravesó como si fuera una ilusión.
Sam dudó un poco al principio, y luego le siguió con cautela. Al segundo se encontró en otra sala, una igual de pequeña, llena de cajas de cartón apiladas contra las paredes, casi costaba moverse sin chocar contra nada.
-Ten cuidado, hay que revisar todas las cajas, pero intenta tocar lo menos posible, hay cosas que se activan solo con tocarlas.
Sam abrió con cuidado una caja, y estaba llena de papeles y una especie de pistola de plástico, parecía de juguete, pero prefirió no arriesgarse a nada.
A cada caja que Sam abría el contenido parecía más y más raros, piedras que brillaban, otras que parecían ojos, trozos de metales desconocidos, trozos de pieles metidos en botellas amarillas. Hasta que en la última encontró algo normal, un pequeño frasco de colonia de cristal, pero con un líquido transparente en su interior…
La sensación era difícil de explicar, Jack había sentido muchísimas cosas, como viajes en el tiempo y el espacio a través de su muñequera, dejarse caer de gran altura y sentir el viento silbar contra tu cuerpo, sentir la presión de la tierra al ser enterrado vivo durante mucho más tiempo del que le gustaría reconocer… Pero nada como lo que Castiel le estaba haciendo sentir, es como si cada parte, cada célula de su cuerpo fuera navegando en un río de viento, agua y luz, pura luz a su alrededor. El sentimiento era fantástico, hasta que, algo no le dejaba pasar, el camino se terminó de golpe, y es como si una sombra oscura le impidiese el paso, algo extraño, algo ajena chocaba contra él una y otra vez. Y de pronto, recuperó de golpe toda la consistencia y consciencia.
Estaba otra sobre suelo firme, y el ángel, se sentó en una silla como derrotado nada más abrir los ojos.
-No puedo pasar, tienen algo muy poderoso hay arriba, es como tu prisión holográfica, pero mucho mayor.- Unas gotas de sudor se desprendían de la frente de Cass, había intentado atravesar la barrera con todos sus fuerzas, y ahora estaba agotado.
-No te preocupes, tu descansa, encontraremos otra forma.- Jack contempló las escaleras hacia el sótano, Ianto y Sam debían de estar buscando aun el colgante.
-Voy a ayudar a estos dos, se ve que no conocen mi orden-
Jack se encaminó escaleras abajo, Ianto y Sam habían dejado las puertas abiertas, seguramente había sido cosa del nuevo, pero Ianto debía de haberse asegurado. ¿Y si esa mujer aprovechaba los huecos de las puertas?
Jack se encolerizó, no le solía pasar, pero ese descuido era demasiado importante, ¿Para que sé había tomado tantas molestias en instalar un gran sistema de seguridad si lo pensaban dejar abierto?
Al llegar abajo vio al gigantón sosteniendo el con curiosidad el un frasco pequeño transparente, intentando ver algo al tras luz, y Ianto miraba una caja de espaldas a él, realmente descuidado.
-¡IANTO!- El gritó del capitán los pillo desprevenidos, Ianto metió un salto y se giró a tiempo de escuchar el característico sonido del cristal rompiéndose.
-Lo siento mucho- Sam miraba rápidamente de uno a otro sin saber que hacer, pequeño frasco salió volando de sus manos debido al susto.
-Dios, Ianto, debes tener cuidado, has dejado todo abierto y estabas completamente distraído. ¿Qué había en ese frasco?
Ianto dirigió su mirada entre las cajas, y cuando por fin encontró el sitio donde había caído el frasco se dirigió corriendo hacia Jack y cerró rápidamente la puerta de la habitación.
-¿Recuerdas al Kuleano?
-¿El que organizó todas esas “fiestas”?- Los recuerdos empezaron a abrirse caminó en la mente de Jack. -¿Estas insinuando que era el frasco que Owen se llevó para ligar en un bar.?
Alzó la vista para ver a Sam sonreír tontamente. Mientras los miraba, se levantó la camiseta, enseñando unos perfectos abdominales y unos enormes pectorales.
-Chicos, venid, se sienten solos- Dijo señalando con su cabeza ambos pectorales mientras ponía cara de pena.
Jack iba a responderle, pero un olor, mezcla de cítricos y frutales, como fresa, naranja y un toque de limón, todo a la vez en perfecta armonía le inundó por dentro, y todas las preocupaciones se disiparon en una sola inhalación.
-Que bien que hayas cerrado la puerta- Rápidamente Jack se quitó el abrigo y se soltó los botones de la camiseta mientras ponía una de sus manos en uno de los pectorales de Sam.
Ianto se quitó el chaleco que llevaba y besó pasionalmente a Jack, su capitán, mientras ponía su mano en el otro pectoral, duro y tensó.
Sam cerró los ojos, y se hundió en un triple beso…